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31.05.12

Entrevistado en el programa "Verdad en Libertad"

Post corto en palabras escritas, no tanto en palabras habladas. Concretamente las que pronuncié ayer en la entrevista que me hicieron desde el programa “Verdad en Libertad”, de una radio local argentina. Aquí tenéis el enlace:
http://horadeverdad.blogspot.com.ar/2012/05/sobre-la-labor-de-la-iglesia-en-los.html

La entrevista me la realizó el P. Arturo Saiz, del Instituto Secular Servi Trinitatis, párroco de Nuestra Señora de Itatí de Banfield, diócesis de Lomas de Zamora (Buenos Aires). La calidad del audio no es perfecta, dado que usamos el Skype, pero sí lo suficiente como para que se entienda bien.

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27.05.12

España, historia de una traición consentida

El pasado viernes, en la final de fútbol la Copa del Rey, asistimos a la constatación de que hay dos regiones españolas en las que el sentimiento anti-español y separatista es mayoritario, al menos a la hora de hacerse notar. Es decir, puede que todavía haya más vascos y más catalanes que prefieran no separarse de España, pero los que sí lo quieren son mucho más activos y están más comprometidos con su causa.

Aunque en esas regiones siempre ha habido independentistas, lo cierto es que hace 30 años eran claramente minoritarios. Pero una vez que los partidos nacionales mayoritarios aceptaron entregar gran parte de la soberanía de la nación -competencia de educación incluída- a las autoridades autonómicas, se pusieron las bases para que las siguientes generaciones fueran formadas en un espíritu de desprecio, cuando no de odio, hacia la idea misma de España. Y todo esto se hizo con la anuencia, por no decir, complicidad, de la Corona.

Hoy recogemos lo que se sembró en la Transición y, sobre todo, en los diversos gobiernos del PSOE y del PP, que siempre han preferido llevarse bien con los enemigos de la unidad de España antes que llegar a un pacto de estado para fortalecer y garantizar esa unidad.

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26.05.12

Una pregunta políticamente incorrecta sobre el Congreso Mundial de las Familias

Por lo que llevamos visto hasta ahora, el VII Congreso Mundial de las Familias que se está celebrando en Madrid es todo un éxito. Las ponencias son la mar de interesantes y ayer se vio además como el personal está especialmente entusiasmado con Mons. Reig Pla, que fue recibido con una ovación de las que hacen época. Es bueno que arropemos a los nuestros y que los enemigos de la Iglesia vean que no dejamos tirados a los pastores que dan la cara.

Ahora bien, en este congreso participan no solo católicos sino también protestantes evangélicos y ortodoxos. Todos los cristianos -los protestantes liberales y sus fotocopias pseudo-católicas no lo son- coincidimos en que el matrimonio está formado por un hombre y una mujer. Pero hasta ahí llegan nuestras coincidencias. Los católicos creemos, porque así lo dijo el Señor Jesucristo, que el matrimonio es indisoluble. Y también creemos que debe estar siempre abierto a la vida, de manera que rechazamos el uso de anticonceptivos. Pero parte de los protestantes y los ortodoxos aceptan el divorcio y recasamiento. Y en relación a la anticoncepción, no tengo ni idea de cuál es la postura de las iglesias ortodoxas pero sí sé que el 95% de los evangélicos no se oponen a la misma.

Por eso, yo pregunto: ¿hasta qué punto se puede ir de la mano en relación a la institución familiar con aquellos que creen que la misma puede saltar hecha pedazos por voluntad humana, debido a una interpretación errada de la Revelación de Dios? Entiéndaseme bien. No digo que iniciativas como las de este congreso no sean necesarias. Es bueno que los cristianos defendamos conjuntamente aquello en lo que sí estamos de acuerdo. Pero no vayamos a olvidar de dar testimonio de cuál es la verdad en relación al matrimonio y su función de transmisor de vida. Y esa verdad solo la predica la Iglesia Católica.

Ojalá alguien pueda recordar tal cosa en este Congreso.

Luis Fernando Pérez Bustamante

25.04.12

Ser fiel a Dios para ser auténticamente feliz

Surfeando por la web, me he encontrado hoy con un post realmente interesante. No diré que dicho encuentro ha sido casual, porque ese blog lo leo con mucha frecuencia, pero hacía un par de días que no lo visitaba. Aunque no me sumo a la crítica que hace a un medio de comunicación religioso ideológicamente cercano al nuestro, sí que asumo el fondo de lo que plantea.

Es falsa la idea de que el cristianismo es un estado de felicidad mundana constante, en el que la vida es maravillosa y sin problemas. Las familias cristianas no son idílicas según el modelo de los dibujos de las revistas de los Testigos de Jehová. Al contrario, sufrimos enfermedades, conflictos familiares y laborales como todo hijo de vecino. Es más, si nos empeñamos en vivir como se nos manda, como se nos da por gracia lo más seguro es que suframos algún tipo de persecución (2ª Tim 3,12).

La fe cristiana no es como los manuales de pensamiento positivo por los que supuestamente se consigue que la gente nos vea, más altos, más esbeltos, más guapos. El cristiano no ha de buscar la felicidad mundana sino la fidelidad a Dios. Ahora bien, quien llevado de la gracia es capaz de alcanzar la comunión con el Señor, alcanza un tipo de felicidad que no hay nada en el mundo que pueda dar.

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17.04.12

Amicus Plato sed magis amica veritas

La frase que da título a mi post, y que significa “Platón es amigo, pero la verdad es más amiga", aparece en la obra La vida de Aristóteles de Ammonio. Parece ser que Aristóteles, discípulo de Platón, admiraba a su maestro, la profundidad de sus pensamientos y de sus razonamientos filosóficos, la corrección moral de su vida y de sus sentimientos, pero juzgaba más importante la búsqueda de la verdad en sus múltiples formas.

Por pura gracia de Dios, los que hemos recibido el don de la fe no necesitamos buscar la verdad. La misma se nos presenta en la persona de Cristo y de sus enseñanzas. Se nos concede el privilegio de ser libres para amar a Dios y obrar el bien, huyendo de la esclavitud del pecado. Ni Aristóteles ni Platón tuvieron la ocasión de alcanzar tal merced. Al menos no en el grado máximo que es ofrecido a los que aceptan el señorío del Salvador.

Ahora bien, Cristo no dejó tras de sí una mera serie de enseñanzas que sirvieran de guía para quienes se dejan abrazar por sus brazos salvadores. Cierto que lo más importante de sus palabras y de sus obras quedaron por escrito en los evangelios, pero el gran regalo del Señor al mundo, aparte de su sacrificio redentor, es la Iglesia, columna y baluarte de la verdad. Ella es su cuerpo, su plenitud.

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