Artículo de Olegario González de Cardedal sobre lo de Jon Sobrino
Lo suscribo totalmente salvo en la confianza que tiene don Olegario de que Sobrino acepte lo que se le ha dicho que acepte. Parece ya obvio que no es el caso. Ojalá me equivoque.
Resilencia o resistencia por Olegario González de Cardedal
El autor destaca que la Notificación del Vaticano a Jon Sobrino sólo se refiere a aspectos de dos obras del jesuita, y no invalida su conjunto.
15/3/07
Ayer, 14 de marzo, la Congregación romana para la doctrina de la fe publicó una Notificación sobre dos obras de Jon Sobrino, jesuita bilbaíno que vive en aquellas tierras americanas, en las que sociedades todavía civilmente no tejidas, regímenes de pobreza e injusticia hacen difícil la proposición del evangelio como una palabra de vida y de libertad. J. Sobrino es superviviente de la horrible matanza organizada en la capital del Salvador en la que perecieron otros compañeros jesuitas, entre los cuales el nombre más significativo era el del padre Ellacuría, que regresaba al Salvador después de haber impartido la semana anterior un curso en la Universidad de Salamanca.
Sobrino ha elaborado su teología desde los pobres, considerando que deben ser guía de ella
Este documento se define a sí mismo como una Notificación, dirigida primero al autor, luego a la Iglesia y a quienes quieran conocer la concordancia o discordancia de las ideas del J. Sobrino con la totalidad de la doctrina normativa en la Iglesia católica. Se le reconoce su buena intención y su voluntad de expresarlas en un contexto donde la pobreza es una lacra de las masas humanas en medio de las que sé que vive. Su empeño ha sido proponer la fe católica como palabra de Dios iluminadora y redentora de la vida humana, sobre todo a aquellos que viven en sus situaciones de pobreza y marginación.
Notificación no es una declaración de herejía, ni una condena personal, ni la prohibición de ejercer el ministerio apostólico, celebrar la eucaristía, predicar o enseñar la doctrina católica. No es un juicio sobre su tarea sacerdotal y apostólica, sino exclusivamente sobre dos de sus obras, y no en todas sus partes sino en aquellas que explícitamente se señalan. Sería error o mala intención poner bajo sospecha todo lo dicho o todo lo escrito por él. Por otro lado, es necesario recordar explícitamente que en él se afirma literalmente: "La Congregación no pretende juzgar las intenciones subjetivas del autor, pero tiene el deber de llamar la atención acerca de proposiciones que no están en conformidad con la doctrina de la Iglesia".
¿Cuál ha sido la gestación de este documento desde 2001 hasta hoy que se publica? Una de las dos obras incriminadas aparece en 1991 y la otra en 1999. A partir de ese momento, los teólogos han apreciado sus valores a la vez que detectado imprecisiones y errores. Como resultado de ese eco y dada la influencia que el autor ha ejercido en el mundo latinoamericano, la Congregación emprendió un estudio más profundo de ellas en 2001. A partir de esa fecha ha habido un proceso de comunicación con el autor y de explicaciones por parte de éste, interviniendo también como cauce de comunicación evidente su superior general el P. Kolvenvach, en orden a que todo el proceso tuviera la claridad y transparencia que algo tan serio exige.
¿Cuáles son las afirmaciones fundamentales del documento? Hay una primera parte que en un cierto sentido es secundaria y en otro termina siendo decisiva. ¿Desde dónde se hace teología y a quién deben dirigirse primariamente sus palabras y de dónde se toman sus criterios? La respuesta de J. Sobrino es: desde los pobres y para los pobres. Semejantes afirmaciones han sido recogidas por el magisterio contemporáneo de la Iglesia al hablar de la opción preferencial por los pobres y como el lugar donde la Iglesia debe mostrar que no es un poder más para apoyar a los que ya lo son en este mundo, sino la reveladora del Dios que, siendo rico, se hizo pobre para subvenirnos con su amor, su debilidad y su riqueza.
La cuestión real es esta otra: lo que la Iglesia tiene sobre todo que hacer es responder y ayudar a los pobres, realizando su misión específica: anunciar el evangelio de Jesucristo tal como él ha sido transmitido por la tradición apostólica e interpretado bajo la luz del Espíritu Santo en los concilios. Su misión es colaborar pero no suplantar las soluciones políticas, sociales, culturales y económicas propias de otras instancias e instituciones. El evangelio se predica desde los pobres y para los pobres, pero ni ellos ni los ricos son señores ni intérpretes últimos. ¿Cuáles son las reales pobrezas? Por supuesto la carencia de pan y salud, de vestido y cobijo, de paz y libertad, de esperanza y de justicia, de cultura y de participación, pero también lo son el desconocimiento del Dios, la ignorancia del evangelio, el no haber oído hablar de Jesucristo, el rechazo de la vida eterna como una dimensión a la vez inherente y trascendente a ésta.
J. Sobrino ha elaborado su teología desde los pobres, considerando que sus necesidades y esperanzas deben ser los criterios guía de ella. Eso le ha inclinado a presentar una figura de Jesús en que se ofrecen los rasgos que el evangelio presenta, inclinándose a ver en él sobre todo un ejemplo de fe, un sujeto supremamente solidario. Una vida y una muerte expuestas y exponentes de fidelidad hasta el final, una relación privilegiada con Dios. Siendo esto verdadero, sin embargo, no siempre aparecen con toda nitidez otras dimensiones que la Iglesia le ha conferido desde el Nuevo Testamento hasta los concilios: ser el Hijo eterno y consubstancial con Dios, que con su persona le introduce en la historia humana, le hace solidario de ella, iluminándola así y recreándola. Todo esto lo es Cristo porque es el Hijo eterno con el Padre, encarnado, muerto por nosotros y resucitado para nuestra justificación. A esa novedad divina que Cristo ha insertado en el mundo, los cristianos la han designado salvación.
Hay tres comprensiones fundamentalmente diversas de Jesús: la humanista que le interpreta cómo una de las figuras que han dado la talla máxima de humanidad (Jaspers); judaica como el exponente supremo del profetismo de Israel (Klausner) y la cristiana, que asumiendo las dos anteriores, las prolonga y completa. La Notificación a Sobrino afirma que hay aspectos esenciales de la comprensión cristiana de Jesús que en su obra o no están claramente expuestas o son erróneas (la divinidad de Jesucristo, la encarnación, la relación del Reino de Dios con la persona de Jesús, su autoconciencia, el valor salvífico de su muerte). Éstos son aspectos irrenunciables en la confesión cristiana de Jesucristo y por otro lado poco tienen que ver con la teología de la liberación, sino que son los motivos esenciales de toda teología católica.
Para un teólogo equivocarse es humano y la palabra de la Iglesia es una llamada de atención, que, como la de todo el que objetiva y generosamente nos corrige, hay que agradecer para poder con su ayuda repensar nuestro camino, rehacer la obra, corregir posibles errores o matizar expresiones. A esa capacidad de volver sobre sí reflexionando hasta hacer girar la propia posición, de retracción en recuperación, de flexibilidad y ensanchamiento, es a lo que los ingleses desde 1824 y los franceses desde 1911 llaman resiliencia. Nosotros necesitamos una palabra castellana para designar esa actitud. El término proviene de la física y se refiere a la capacidad que tiene un material para recuperar su mejor forma anterior después de haber sido sometido a circunstancias que lo doblegan, estiran o hacen crujir.
Para cualquier teólogo católico es momento doloroso el no ser reconocido por la Iglesia como expresión plena de su verdad. Bien seguro que Sobrino será sin duda capaz de esta resiliencia, en lugar de sucumbir a la tentación de la disidencia o resistencia empecinadas. Aquella le hará madurar su pensamiento haciendo objetivamente posible una recepción mejor de su teología. La mera resistencia le condenaría a empobrecimiento y soledad; finalmente a una infecundidad cristiana y humana. Todos, comenzando por los pobres, esperamos y le agradecemos de antemano que aprovechará esta oportunidad espiritual para repensar, profundizar, ensanchar y catolizar más su teología.
Olegario González de Cardedal es académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales.
(Fuente: Diario EL PAIS)
39 comentarios
La virtud necesaria para aceptar la notificación corregirse es nada más y nada menos que la humildad. Esta es una magnífica oportunidad para el P. Sobrino de crecer en humildad. Seguro que así colaborará más profundamente en la obra de la Iglesia.
La jerarquía está construyendo una búrbuja de riqueza y boato y en ella no casan pensamientos compromotidos como los de Sobrino.
¿Cómo sentar en el mismo banquete místico a Camino (p.e.) con Ellacuría?
Vasco de Quiroga, los jesuitas de las reducciones de Paraguay, la Madre Teresa de Calcuta.... eso sí es aproximarse a la realidad de los pobres.
Si D. Olegario ha utilizado la palabra "incriminadas" (no lo sé, pues por higiene mental no leo cierta prensa), creo que se ha equivocado, por las connotaciones negativas de la palabra. No debería cargar las tintas y debería ser consciente del poder manipulador de las palabras.
Si lo ha hecho deliberadamente, pésima señal, aunque la continuidad de su colaboración con el "diario independiente de la mañana" quedaría garantizada, por no desentonar de la línea oficial.
¿por qué han publicado ahora esta medio condena de >Sobrino en visperas de empezar muy pronto la Conferencia Episcopal Latiniamericana?...
¿será para amedrentar a los Obispos para nos busquen nuevas maneras de presentar a Jesús verdadero Dios PERO TAMBIEN VERDADERO HOMBRE?
Se tenía que hacer pública porque la obra de Sobrino ha tenido una gran. Así, los centro teológicos saben cómo tratar su obra, qué partes se pueden tomar por católicas y cuales no. Algo similar pasó con Marciano Vidal.
Me dirá que eso es una exageración, que los americanos mienten, y bla, bla, bla.
¿Por cierto a cuántos pobres atiende en este bendito oficio de difamar al prójimo?
Para distinguir a los que aman a la Iglesia d elos que no, en todo este asunto de la teología de la Liberación, véase quién emplea el término "los pobres" como un concepto de clase, que justifique una revolución (los marxistas) y quién ve al "pobre", como persona, humana, hija de Dios, individual y diferente, que tiene unos talentos y unas necesidades.
Y algo para terminar: cuántos teólogos como tú si necesitan ese barbarismo de la resiliencia... para no doblegar el espinazo ante la introyectada presión de sus señoritos.
Bona nit!
¡Buen domingo! a quien por aquí se asome.
Pero dña. Irene ¡qué nivel intelectual el de esa disyuntiva! Y en el supuesto de que no pudiera haber "civilizados masacrados" habrá que estar con ambos. En fin, lo que Salamanca no da... explíqueselo don Olegario
Quizás Olegario G de Cardedal sólo pretende dar un buen consejo realista: que intente matizar algunas expresiones, que examine si hay cosas que puede expresar de otra manera... (o al menos que no mueva ficha, diría yo) el caso es que no se separe, que no reaccione alejándose más, en bien de todos, porque se necesita su teología en la Iglesia, y porque alejarse hasta llegar a estar fuera de la Iglesia, tampoco va a ser bueno para él.
Comprendo que puedas no estar de acuerdo, pero yo creo que es cuestión de sentido común bienintencionado. Yo le deseo también a Sobrino resiliencia, no resistencia.
Lo mires por donde lo mires están dando la estocada final, con la típica diplomacia sibilina. No condenamos, rogamos, etc...sino hay humildad, sometimiento etc...pues saldrá la condena. Es cuestión de tiempo.
Contra tibieza, claridad y el café, bien caliente.
Pues sí parece que Roma ha acertado. Ahora lo entiendo.
Ni papista ni no papista. A mí, personalmente, me da igual este asunto. Ni he leído a Sobrino ni le pienso leer. Si Roma ha creído necesario advertir de que esos dos libros suyos contienen errores o inexactitudes teológicos, pues muy bien. Si además consideran que la cosa no es tan grave como para retirarle la licencia de enseñar teología católica, pues muy bien. Y si lo que se ha conseguido es que queden claros cuáles son sus errores pero sin convertirle en un nuevo mártir de la heterodoxia, pues miel sobre hojuelas.
El tema ya no da más de sí, a menos que haya pronunciamientos o notas posteriores.
Ni noción de la divinidad de Jesucristo y el sentido redentor de su Pasión y muerte en lo teológico, ni concepto de comunidad, de apóstoles y discípulos en lo pastoral. Todo ello adobado de una insuperable soberbia: Nosotros Tenemos la Razón. Y si el Vaticano nos sigue la corriente es que reocnoce que tenemos la razón, y si nos contradice es que es un siervo de los poderosos, bla, bla...
Recordemos una vez más que lo que distingue a los católicos del resto de confesiones cristianas es en nuestro reconocimento a la autoridad del magisterio de la Iglesia, del papa y de los concilios.
Algunos se han salido de la Iglesia sin darse cuenta.
¿Se han salido o algunos quieren que se salgan? No lo entiendo. Miro la historia de la Iglesia y veo cómo fue cambiando en montones de cosas a lo largo del tiempo. Permanece el Evangelio, la fe en Jesús. No veo la necesidad de que todo el mundo piense exactamente igual en todo. Si nada hubiera evolucionado nunca, seguiríamos practicando la religión judía. Lo que valga seguirá existiendo y lo que no, no. No hay necesidad de echar a nadie de la Iglesia. También hay mucho aprendiz de lefrevrista que pone verde a los obispos que no le gustan. Deberíamos sentirnos todos unidos por la fe en Jesucristo.
Desde entonces hasta ahora, todo lo que no se explicita en la Palabra de Cristo sobre las creencias y el modo de vida de un cristiano, se halla en el magisterio de la Iglesia, cuya fuente son las cartas de Pablo y las cartas católica,s y textos de la más primitiva patrística, como san Ignacio de Antioquía, san Clemente o la Didajé, redactados por personas que conocieron a los apóstoles.
Ese magisterio dura hasta la actualidad, y no ha variado en sus fundamentos un ápice, hasta el punto que la liturgia de nuestra misa es básicamente similar en sus partes a la de los primeros cristianos (incluyendo varias oraciones literales), y que el Credo que confesamos tiene 1700 años.
Insisto, nadie echa a nadie, pero los irenistas se salen sólos al rechazar el Magisterio basado en las enseñanzas de Cristo que nuestros padres respetaron. El porqué quieren seguir lla...
1- soy un conservador
2- quiero echar de la Iglesia a todos los que no piensen como yo
Y yo te repito mis argumentos
1- los católicos tenemos un magisterio que tiene autoridad por encima de nuestras (respetables) ideas personales
2- quién no admite la autoridad del magisterio se sale fuera de la Iglesia católica, y se convierte en un protestante. No es que lo diga yo, es que lo dice el diccionario de la Real Academia de la Langua y la propia definición de católico. Si no admites la autoridad del magisterio, puede que seas cristiano, pero no católico. Algunos son como los difuntos de "el sexto sentido", que aun no se han enterado de que están muertos. El que les diga que lo están no les está matando, les está informando.
Tengo que irme, pero antes quiero aclarar que yo no he dicho ni que seas conservador, ni que quieras echar a nadie. Yo no he señalado a nadie en concreto, digo que hay personas que desean que el magisterio deje fuera de la Iglesia a los que no son conservadores; en vez de admitir una diversidad razonable dentro de la Iglesia, y una capacidad de "discernir los signos de los tiempos".
El padre Olegario lo unico que hace es aclarar que Sobrino no es hereje y pedirle que sea claro en su ortodoxia.
Sobrino incultura para Latinoamerica, para iluminar su problematica, para mover a superarla, la Cristologia contemporanea del Vaticano II (Vg.Karl Rahneriana).
Sobrino siempre ha sido fiel a la Ortodoxia, desviarse de la misma es heejia causa de heteropraxia y de opresion, por lo mismo ni monofisismo, ni arrianismo.Ni complicidad neo-liberal, ni totalitaria.
El padre Olegario lo unico que hace es aclarar que Sobrino no es hereje y pedirle que sea claro en su ortodoxia.
Sobrino incultura para Latinoamerica, para iluminar su problematica, para mover a superarla, la Cristologia contemporanea del Vaticano II (Vg.Karl Rahneriana).
Sobrino siempre ha sido fiel a la Ortodoxia, desviarse de la misma es heejia causa de heteropraxia y de opresion, por lo mismo ni monofisismo, ni arrianismo.Ni complicidad neo-liberal, ni totalitaria.
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