A los judíos italianos hay que decirles las cosas bien claras
Y no sólo a ellos. A todos los judíos habidos y por haber en la faz de la tierra. La libertad religiosa consiste, entre otras cosas, en poder predicar la fe propia al resto de la humanidad. Y aunque tal libertad no estuviera reconocida en la famosa declaración de la ONU, da lo mismo. La Iglesia de Cristo, si en verdad es Iglesia, no puede dejar de intentar hacer discípulos a hombres y mujeres de toda clase, raza, nación o cualquier condición. Entre ellos, por supuesto, a los hijos de Abraham en la carne y seguidores de los preceptos de la Torah y el Talmud.
San Pablo dijo de sí mismo “Ay de mí si no predicara el evangelio” (1ª Cor 9,16). Y aunque su ministerio estaba dedicado especialmente a los gentiles, lo primero que hacía cuando llegaba a una nueva población era predicar el evangelio a los judíos. Tanto quería la salvación de su pueblo que llegó a decir “…pues desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne, los israelitas, de los cuales es la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas, y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén” (Rom 9,3-5). Y es que, tanto si lo entienden como si no, el amor por el pueblo de Israel se manifiesta por encima de todo predicándole a su Mesías y Salvador.
Los judíos italianos se sienten molestos porque el Papa ha introducido un cambio en la liturgia del rito extraordinario, por el que se invoca a Dios para que “ilumine” los corazones de los judíos y “reconozcan a Jesucristo salvador de todos los hombres". Pues miren señores, tanto si les gusta como si no, vamos a rezar porque ustedes se conviertan a Cristo. Porque si rechazan a Cristo como lo rechazaron buena parte de los judíos que vivieron en su época, su salvación está ciertamente en peligro, y eso diciéndolo de forma suave. Si lo decimos en palabras del propio Jesucristo, su condenación es segura si le rechazan como su Mesías (Jn 3,18).
La Iglesia Católica cree que al final de los tiempos todo Israel será salvo. Dicha enseñanza está en San Pablo (Rom 11,26) y por tanto es recogida en el Catecismo. No sabemos cómo llegará a ocurrir tal hecho, pero sabemos que ocurrirá. Pero mientras llegamos a ese feliz momento, podemos y debemos rezar por la conversión de los judíos. Y de los musulmanes. Y de los budistas. Y de todo el mundo, pero de los judíos también y con más razón si cabe, porque como dijo Cristo a la samaritana “porque la salvación viene de los judíos” (Jn 4,22). Si de ellos viene, ¿cómo no ofrecérsela?
La relación entre judíos y cristianos ha sido tormentosa durante muchos siglos. La mejora en las últimas décadas es evidente, pero los cristianos no podemos renunciar a nosotros mismos ni a nuestra obligación de predicar el evangelio para que los judíos no se molesten. Tendrán que aceptar que oremos por ellos y por su conversión. Si eso les lleva a levantarse de una mesa de diálogo, pues qué se le va a hacer. Servimos antes a Dios, precisamente al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que al “buen rollito".
Luis Fernando Pérez Bustamante
23 comentarios
Reconoceran de momento a un falso Mesias que posiblemente sea el anticristo y a la hora de la derrota de este, reconoceran a Cristo. Hay que orar por ellos.
Nostra Aetate marcó un hito, y otros textos y gestos importantes, como pedir perdón a Dios por los crímenes y las ofensas cometidas en nombre de la Iglesia, así lo hizo Juan Pablo II en el Muro occidental del Templo de Jerusalén, también.
Esto de Italia es una anécdota en el largo camino andado y por andar.
A nuestros hermanos mayores en la fe les queremos y les respetamos, digámoslo y repitámoslo cuantas veces sean necesarias.
Recordemos también que el Judaismo es muy diverso, casi tanto como la infinidad de grupos y sectas "cristianas" que pululan por Jerusalén (no me refiero, claro está, a la Iglesia de Roma), dando de Cristo una imagen desastrosa entre quienes no comparten nuestra fe. Evitemos generalizaciones.
En cuanto al "ay de mí si no predicara el Evangelio", hay muchas maneras de hacerlo y de decirlo, y no sobra observar lo que hace nuestra Iglesia en Israel, país donde vivo varias meses al año : dar testimonio de su fe, ciertamente, por su presencia milenaria en Tierra Santa, y por sus obras espirituales y sociales, pero jamás pretendiendo convertir a los Judíos.
Prudencia pues, ahorrémonos indignaciones excesivas y estemos en harmonía con la férrea voluntad de nuestra Iglesia de proseguir el diálogo, con humildad.
"Oh, Yavé, ilumina a la herética secta cristiana para que deje el politeísmo y vuelvan al monoteísmo verdadero."
Por lo demás, en Talmúd si que dicen de todo a los cristianos, pero seguimos amando, diciendo la verdad, ... y esperando.
Era ya un agnóstico cuando me pasé al judaísmo y estoy a gusto en una religión, llamémosla así, para agnósticos. No soy un judío piadoso.
Pos vale...
El sistema lo tengo puesto para que tenga que ser yo quien valide todos los comentarios antes de que aparezcan. Por eso tardan un tiempo en salir.
Yo sólo creo que eso será posible porque lo dice la Escritura. Humanamente hablando me parece muy difícil, por no decir imposible.
"Pilato continuó: "¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?". Todos respondieron: "¡Que sea crucificado!". Él insistió: "¿Qué mal ha hecho?". Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: "¡Que sea crucificado!".Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: "Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes". Y todo el pueblo respondió: "Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos"."
Dicho esto, creo que está bien no hacer alusión al deicidio en aras a mejorar las relaciones con ellos. Pero lo que es totalmente inadmisible es que nos digan cómo tenemos que conducirnos y cómo hemos de avanzar en el camino de la fe. Es más: deberían estar agradecidos de que pidamos a Dios por su conversión pues, como les recordó Jeremías "verdaderamente, teniendo ojos, no veis"
674 La Venida del Mesías glorioso, en un momento determinad o de la historia se vincula al reconocimiento del Mesías por "todo Israel" (Rm 11, 26; Mt 23, 39) del que "una parte está endurecida" (Rm 11, 25) en "la incredulidad" respecto a Jesús (Rm 11, 20). San Pedro dice a los judíos de Jerusalén después de Pentecostés: "Arrepentíos, pues, y convertíos para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os había sido destinado, a Jesús, a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus profetas" (Hch 3, 19-21). Y San Pablo le hace eco: "si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?" (Rm 11, 5). La entrada de "la plenitud de los judíos" (Rm 11, 12) en la salvación mesiánica, a continuación de "la plenitud de los gentiles (Rm 11, 25; cf. Lc 21, 24), hará al Pueblo de Dios "llegar a la plenitud de Cristo" (Ef 4, 13) en la cual "Dios será todo en nosotros" (1 Co 15, 28).
De alguna manera tiene que producirse un reconocimiento del Mesías por parte de los judíos. Si todos o no todos, pues sinceramente no lo sé, pero es obvio que algo de eso pasará. Si te parece, se lo preguntamos a Joan Antoni Mateo.
Sería de agradecer un mínimo de discernimiento por vuestra parte. No he oído a judío alguno imputar a los católicos las bofetadas que se propinaron hace un par de semanas cistianos ortodoxos y armenios en el Santo Sepulcro. Así que creo que un esfuerzo recíproco por distinguir entre judíos, aunque sean todos italianos, no estaría de más.
Y vigiláos el complejillo antijudío, que a algunos se os nota demasiado. No me molesta que me llamen "loco", pero me pregunto si esa es la forma de ejercitar la caridad con los "hermanos mayores en la fe"que ahora está de moda entre vosotros. Porque, en ese caso, mejor que os dediquéis al proselitismo con los chipirones. Un saludo a toda la afición.
Lo del "conpelle intrare", basado en una interpretación "peculiar" de Lucas 14,23, es historia pasada.
En fin, algo anda mal en este diálogo, intracatólico, ecuménico e interreligoso. No sé si habrán seguido la polémica entre el Dr. Caponnetto y el P. Torres Pardo en Argentina, con motivo de un encuentro interreligioso presidido por el card. Bergoglio. Algo anda mal.
Me alegra mucho de que Jon Juaristi se alegre de que los católicos recemos por los judíos. Es cosa buena.
Sobre la oración recíproca de F.X.Sanuy, no está nada mal, un poco más elaborada nos podría servir para rezar por los de Som Esglesia y Redes and cia.
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