Aunque nosotros mismos...
El apóstol San Pablo lanza una advertencia a los cristianos en Galacia que sin duda sirve para todos los cristianos en todo el mundo y en todas las épocas:
Me maravilla que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio; lo que pasa es que algunos os están turbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo.
Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema!
Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema!
Gal 1,6-9
Que el apóstol insista en su advertencia dos veces seguidas indica la gravedad del asunto. De sus palabras cabe sacar una conclusión evidente. Es posible que incluso un apóstol como él decida predicar un evangelio diferente. Y la reacción de los fieles ante esa coyuntura ha de ser la del rechazo.
Por si no quedara clara la cuestión, en la misma epístola vemos a San Pablo ejerciendo ese “rechazo” ante una mala actitud de San Pedro:
Ahora bien, cuando llegó Cefas a Antioquía, tuve que encararme con él, porque era reprensible. En efecto, antes de que llegaran algunos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero cuando llegaron aquellos, se fue retirando y apartando por miedo a los de la circuncisión. Los demás judíos comenzaron a simular con él, hasta el punto de que incluso Bernabé se vio arrastrado a su simulación.
Pero cuando vi que no se comportaban correctamente, según la verdad del Evangelio, le dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?
Gal 2,11-14
No era la primera vez que Pedro recibía una represión pública delante de toda la Iglesia. Justo después de que Cristo dijera que fundaría la Iglesia sobre él y su confesión pública de fe.
Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderle diciendo: -¡Dios te libre, Señor! De ningún modo te ocurrirá eso. Pero él se volvió hacia Pedro y le dijo: -¡Apártate de mí, Satanás! Eres escándalo para mí, porque no sientes las cosas de Dios sino las de los hombres.
Mat 16,22-23
Ciertamente son muy escasas las ocasiones a lo largo de la historia de la Iglesia en las que esas palabras del Señor y el apóstol han debido ser aplicadas. Pero ejemplos hay. Es el caso de Santa Brígida de Suecia, patrona de Europa, quien no tuvo problema en decir del Papa de su tiempo, sin negar su condición de Pontífice, que era un “asesino de almas, más injusto que Pilato y más cruel que Judas”.
Conocido es el caso del papa Honorio, cuya carta el Patriarca Sergio de Constantinopla sobre la cuestión del monotelitismo, recibió la siguiente calificación del papa León II:
«Declaramos anatema a los inventores del nuevo error, esto es a Teodoro de Faran, Ciro de Alejandría, Sergio, Pirro, Pablo y Pedro de la Iglesia de Constantinopla, así como a Honorio, que no se esforzó por mantener la pureza de nuestra apostólica Iglesia en la doctrina de la tradición de los apóstoles, sino que permitió con execrable traición que se ultrajase a esta Iglesia sin mancha».
Lo que Dios permitió que ocurriera una vez, puede volver a ocurrir. Por ejemplo, si la Escritura dice que:
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla.
1ª Cor 10,13
Si el concilio de Trento enseña:
CAP. XI. De la observancia de los mandamientos, y de cómo es necesario y posible observarlos. Pero nadie, aunque esté justificado, debe persuadirse que está exento de la observancia de los mandamientos, ni valerse tampoco de aquellas voces temerarias, y prohibidas con anatema por los Padres, es a saber: que la observancia de los preceptos divinos es imposible al hombre justificado. Porque Dios no manda imposibles; sino mandando, amonesta a que hagas lo que puedas, y a que pidas lo que no puedas; ayudando al mismo tiempo con sus auxilios para que puedas; pues no son pesados los mandamientos de aquel, cuyo yugo es suave, y su carga ligera.
Y:
Si alguno dijere, que es imposible al hombre aun justificado y constituido en gracia, observar los mandamientos de Dios; sea excomulgado.
Canon XVIII sobre la justificación
Y si el papa Pio XI recuerda que
Ninguna dificultad puede presentarse que valga para derogar la obligación impuesta por los mandamientos de Dios, los cuales prohíben todas las acciones que son malas por su íntima naturaleza; cualesquiera que sean las circunstancias, pueden siempre los esposos, robustecidos por la gracia divina, desempeñar sus deberes con fidelidad y conservar la castidad limpia de mancha tan vergonzosa, pues está firme la verdad de la doctrina cristiana, expresada por el magisterio del Concilio Tridentino: “Nadie debe emplear aquella frase temeraria y por los Padres anatematizada de que los preceptos de Dios son imposibles de cumplir al hombre redimido. Dios no manda imposibles, sino que con sus preceptos te amonesta a que hagas cuanto puedas y pidas lo que no puedas, y Él te dará su ayuda para que puedas”
Encíclica Casti connubii
Entonces, no podemos hacer otra cosa que rechazar en conciencia estas palabras del punto 301 de Amoris Laetitia
Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante. Los límites no tienen que ver solamente con un eventual desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender «los valores inherentes a la norma» o puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa.
Ni, por supuesto, podemos aceptar en conciencia como enseñanza de la Iglesia el punto 6 de los criterios marcados por los obispos de Buenos Aires sobre Amoris Laetitia, que el papa Francisco ha ratificado en forma de carta apostólica publicada en las Actas Apostolicae Sede…:
«Si se llega a reconocer que, en un caso concreto, hay limitaciones que atenúen la responsabilidad y la culpabilidad (cf. 301-302), particularmente cuando una persona considere que caería en una ulterior falta dañando a los hijos de la nueva unión, Amoris laetitia abre la posibilidad del acceso a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía».
Punto que contradice la enseñanza bimilenaria de la Iglesia sobre esa materia, tal como fue expresada por San Juan Pablo II en Familaris consortio:
La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.
La reconciliación en el sacramento de la penitencia —que les abriría el camino al sacramento eucarístico— puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, —como, por ejemplo, la educación de los hijos— no pueden cumplir la obligación de la separación, «asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos».
Si el apóstol nos llama a rechazar otro evangelio, también nos llama a rechazar otro pretendido magisterio que no sea el que se nos ha dado por la Iglesia durante veinte siglos.
El cómo se sustancia a nivel eclesial ese rechazo, no nos corresponde a nosotros, como fieles seglares, determinarlo. Ni somos San Pablo ni somos Santa Brígida de Suecia ni padres conciliares. Basta que, por gracia, nos mantengamos fieles a “la fe que nos ha sido entregada de una vez y para siempre” (Jud 3).
Cuéntanos, Señor, entre tus elegidos.
Luis Fernando Pérez
36 comentarios
Ven Espíritu Santo e Ilumínanos para que vivamos siempre en tu Santa Voluntad.
Lo que es una novedad -con inquietantes resabios protestantes- es lo que señala la A.L., esto es, que "aun conociendo la norma" el sujeto "puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente".
Es decir, conociendo el pecador que su situación es contraria a la ley de Dios, sus circunstancias le impiden obrar conforme a lo que Dios le pide, en cuyo caso habría que concluir que abiertamente se afirma la herejía protestante de la impotencia de la Gracia para operar la conversión del pecador.
Porque la doctrina católica frente a los errores luteranos es muy clara: la Gracia no sólo cubre u oculta el pecado, sino que lo destruye, y a la vez transforma y convierte al pecador.
No siempre el berrinche es la mejor estrategia: a veces es mejor una sonrisa educada, ignorar lo que el otro dice o hace (para no hacerle propaganda) y, lo más importante, hacer lo contrario con tenacidad, perseverancia y espíritu constructivo (en la medida de sus posibilidades). Creo que la prioridad pastoral a seguir es la de un formación-iniciación de los laicos tomada en serio (por ejemplo, ya hace años que trabajo para promover laioos capaces de ser acompañantes espirituales, sobre todo apoyando a movimientos laicales donde ese acompañamiento ya se practica, más o menos).
Sölo añadir que, aparte ya de confrontar la sana doctrina y teología, ¿no nos damos cuenta ya de la falta de concordancia con el Evangelio y el Magisterio de los "famosos" punto 301 de Amoris Laetitia cuando plantean un falso dilema, dando carta de naturaleza a lo que a todas luces es una falacia?. Punto 301: "... no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa". Carta de los obispos argentinos: "...particularmente cuando una persona considere que caería en una ulterior falta dañando a los hijos de la nueva unión, Amoris laetitia abre la posibilidad del acceso a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía".
¿Alguien puede explicar cuando haciendo el bien se incurre en culpa...? A todas luces eso es plantear un falso dilema (como en tantos casos extremos que se presentan para justificar un mal moral, como por ejemplo con el aborto) para, sobre una falsa base, dar carta de naturaleza a un Magisterio en algo distinto. Y, en fin, parece muy poco o nada plausible que quién redacte esto, presuntamente mucho más formado que nosotros, no caiga en la cuenta de ese falso dilema.
Como todos sabéis, somos muchos los que comentamos desde el principio que el Capítulo VIII era incompatible con el magisterio anterior de la Iglesia católica pues permite dar la comunión a quienes vivan en adulterio more uxorio. A estas alturas lo tenemos clarísimo, porque F. ha reafirmado que es ésa la única interpretación posible.
Pero lo que realmente me hiela la sangre es que me muevo por grupos católicos así llamados "fieles" o de "sana doctrina" y todos, con alguna excepción, apoyan en esto a F., y nos llaman retrógrados y fundamentalistas a los que estábamos y estamos advirtiendo de esto en cuanto tenemos ocasión. Todos tuercen el gesto y nos miran con desprecio y desconfianza, y musitan en su interior ¡fariseo! Con esta amarga queja que hago en voz alta, que para mí supone una cruz, quiero hacer ver que la inmensa mayoría de los que se dicen católicos practicantes no nos apoyará en esta denuncia, porque, unos por ceguera, otros por cobardía, otros por ignorancia, están con F. aunque les lleve a la apostasía. ¿En qué triste momento de la historia de la Iglesia los fieles dejaron de pensar por sí mismos para seguir al pontífice, aunque éste proclame abiertamente una herejía? ¿Se debe achacar a una deficitaria formación o a una papolatría que les hace seguir el error por el hecho de venir desde arriba? Desde luego, si esto sigue así y ningún Cardenal o el mismo BXVI hablan, tengo claro que los primeros y más pertinaces persecutores de la Verdad y del resto fiel serán nuestros propios hermanos católicos....
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LF:
A la primera pregunta, la respuesta es fácil: Nunca, porque nunca se ha dado de forma clara esa circunstancia - sólo hay duda seria en el caso Honorio - en la historia. Y eso explica en parte lo que provoca tu segunda pregunta sin que sea necesario hablar de papolatría.
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LF:
La argumentación de AL 301 vale para cualquier mandamiento. Y la manipulación de Santo Tomás que se hace en ese punto, también.
Lo que piense o deje de pensar, no lo sabemos. Sabemos lo que está escrito.
En los ejercicios espirituales que damos a los laicos (de un día y medio) nos centramos en la conversión pasando por el sacramento de la reconciliación. A los que viven en situaciones matrimoniales irregulares les decimos que si no están decididos a cambiar no es el momento de confesarse ni de comulgar, pero que tampoco hay que desanimarse ni decir que lo bueno es malo, ni que lo malo es bueno. Y la gente lo suele aceptar. Punto final. Y al que no le gusta y se va a otra Iglesia... pues adiós, y hasta que vuelva desengañado (como pasa tantas veces).
Queridos hermanos y hermanas de la Iglesia Católica en el primer mundo: aunque estén sumergidos en una tempestad de m...., sepan que no es el fin de la Iglesia Católica, y que los que un día fueron evangelizados se convertirán en evangelizadores, y que a partir de los odres nuevos tendremos vino nuevo... pero mientras tanto, ¡ánimo y que Dios les dé el don de perseverar y luchar en medio de esta desolación colectiva! Que la fidelidad de Jesucristo crucificado nos ilumine y nos consuele.
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LF:
Ya, bueno, y en Occidente no es igual lo que pasa en Alemania que lo que ocurre en la vecina Polonia. Pero eso no es catolicismo. Es anglicanismo. Por tanto, no se puede mantener en el tiempo.
Usted imagínese lo que sería aplicar la tesis de los obispos de BBAA que el Papa pretende que sea Magisterio al caso de los polígamos que se quieren convertir al catolicismo... misma excusa/argumento: los hijos.
Sigamos pidiendo por la conversión de nuestros dirigentes espirituales y seculares.
A los CPCR , de Francia , de España , de Argentina le debo todo . Gracias .
Supongamos que un religioso o un sacerdote han tenido varios hijos, con una o varias mujeres (cosa relativamente corriente en el país donde vivo -R.D.C.-): ahora bien, teniendo en cuenta el bien de los hijos, ¿sería conveniente aprobar que el dicho sacerdote o religioso viviera con una o varias mujeres al mismo tiempo -¡un harén eclesiástico!- y que siguiera comulgando?
Como dice san Ignacio de Loyola: a veces hay que ver la situación en la piel del otro para darse cuenta con objetividad de las cosas (cito ad sensum).
Por ejemplo Juan XXII u Honorio I o un Papa que negase la existencia de actos intrinsecamente malos
Me alegro de que haya usted vuelto recientemente de su "retiro" y vuelva por sus fueros.
Gracias por todo.
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LF:
http://www.mercaba.org/CONCILIOS/Trento.htm
Cuéntanos, Señor, entre tus elegidos. Amén.
Y, aun así la verdad eterna, se dice y se testimonia porque es un camino, un camino que nos comunica una forma de vida concreta y a pesar de la altura del techo haremos un oyó para que vean el poder del Maestro de la verdad.
Gracias Don Luis Fernando.
Lo he mandado por correo a mi familia y amigos.
Gracias por ser tan firme recordándonos la verdad del evangelio
¿Podremos decir que todos los encargados de apacentar las ovejas de Jesús, desde San Pedro hasta Francisco, cuando no sienten las cosas de Dios sino de los hombres son motivo de escándalo para Él?
No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave.
Así, es responsabilidad objetiva del pastor (sacerdote) el admitir o no a la sagrada comunión, a aquellos en situaciones "irregulares".
El numeral 915 dice expresamente "no deben ser admitidos....", y no dice lo que tal vez algunos quisieran que dijera:
"Es posible admitir si...."
Pero si esto último sucediera, el daño a la Iglesia sí sería grave, y tal vez mortal.
Hay que amar a Dios sobre todas las cosas: Más que a los padres, a la esposa, a los hijos, a la patria, e incluso a la propia vida.Ya dijo Cristo claramente que: El que ama a su padre, a su madre, a su mujer o a sus hijos o incluso a su propia vida mas que a Mí, no es digno de Mí.
Nada justifica, ni siquiera hacer un bien o evitar un mal a los hijos o a otras personas, el incumplir un sólo mandamiento de Dios. Antes morir que pecar, decía Santo Dominguito Savio, o como ahora nos dice Luis Fernando: Santidad o muerte.
Esa nueva doctrina modernista de que el adulterio no es pecado si se comete por el bien de los hijos, es otro o nuevo evangelio. Y ya sabemos lo que dice San Pablo sobre los que enseñan un nuevo o diferente Evangelio: Sean anatema.
Gracias LF por ser claro y valiente en este tema tan espinoso.
Y si se quisiera cambiar la doctrina?
Es decir, y si esto consiste en dar pasitos hasta modificarla x completo?
Eso es posible?
Si se hiciera de forma pública, ¿provocaría un cisma?
Gracias!!
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LF:
Bueno, eso quiso hacer Lutero, entre otros, y hubo un cisma. Aunque ese no dio pasitos sino grandes zancadas. El resultado es el mismo.
Si nos adentramos en Isaías 40 : “se agosta la hierba, se marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece por siempre».” La doctrina Católica, moral, pastoral, no es contraria, ni es en ruptura, ni discontinua a la Palabra revelada a su pueblo en el tiempo ni espacio. "Porque me persigues" Hechos 9
La indefectividad sugiere no renunciar a la propia vocación de proponer el camino de salvación "Yo so el camino" (conducta motal concreta), no el camino de lo que deseamos los humanos mediantes votaciones o acuerdos u opiniones ("y soltaron a barrabas" Luc23 /Hechos 3). Ya es publico y notorio la intención y la relación entren ambas, no vamos a tapar el sol con un dedo, pero aunque figuremos como "ovejas extraviadas", sin pastor, vivimos en la esperanza de que vendrán por ese resto que desea ser salvada, que esta en ese camino señalado por otros que nos pide "amaos unos a los otro como yo lo he amado" para siempre...
Es evidente que se habla de un resto que desea ser salvada y otro que (por lo qie plantean frontalmente) no necesita aquella salvación porque tiene su seguridad en lo "subjetivo de su conciencia / dice que les da cierta paz/ dicen que es lo que Dios les pide/ una Logia superior ilumimativa o vision quacibeatifica de estos". No les causa ninguna alegría la salvación que le ofrece Jesús en su iglesia y mediante sus sacramentos.
El hombre de siempre experimenta un cismo cuando no se deja salvar por la propuesta de Jesús en los Sacramentos.
Aun asi, nos espera, llora, pero agotado el tiempo.. no hay regreso.
Esto no se puede deducir de las palabras de San Pablo, ya que también dice "o un ángel del cielo". Es evidente que un ángel del Cielo no puede falsificar el evangelio, sería un falso angel del Cielo (un angel caído, vamos). Así que también podría referirse a un falso apóstol. El concilio Vaticano I dice que "la sede de San Pedro siempre permanece libre de error alguno, según la divina promesa de nuestro Señor"
Un saludo
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LF:
Todos los ángeles, caídos o no, sin excepción tienen su origen en el cielo. Aparte de que no está tan claro que se haya producido ya Ap 12,7-9. Desde luego no cuando San Pablo escribió Gálatas.
Y sí, la sede de San Pedro, acaba siempre por verse libre de error, pero eso es tan cierto como que el papa Honorio "no se esforzó por mantener la pureza de nuestra apostólica Iglesia en la doctrina de la tradición de los apóstoles, sino que permitió con execrable traición que se ultrajase a esta Iglesia sin mancha".
A veces se tarda cierto tiempo en limpiar algunas manchas.
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