Has de ver cosas mayores
Evangelio del jueves de la vigésima semana del Tiempo Ordinario:
Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?».
Felipe le contestó: «Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?».
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
Juan 1,45-51
“Has de ver cosas mayores", dijo Cristo a Natanael. Y nos dice San Pablo:
Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.
1ª Cor 2,9
Y leemos en la primera lectura de hoy:
Entonces vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas finales y habló conmigo: -Ven, te mostraré a la novia, la esposa del Cordero. Me llevó en espíritu a un monte de gran altura y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de parte de Dios..
Ap 21,9-10
En medio de la tormenta que amenaza con volcar la barca de la Iglesia, ¿cómo no clamar, “Señor, ven pronto"?
Pero es necesario que antes se cumpla enteramente la profecía de la apostasía final:
Primero tiene que llegar la apostasía y manifestarse el hombre de la impiedad, el hijo de la perdición, el que se enfrenta y se pone por encima de todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, hasta instalarse en el templo de Dios, proclamándose él mismo Dios.
2 Tes 2,3-4
Es necesario que caiga la gran Babilonia:
Y gritó con fuerte voz: «Cayó, cayó la gran Babilonia. Y se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo, en guarida de todo pájaro inmundo y abominable; porque del vino del furor de su prostitución han bebido todas las naciones, los reyes de la tierra fornicaron con ella, y los mercaderes de la tierra se enriquecieron con el poder de su opulencia».
Y oí otra voz del cielo que decía: «Pueblo mío, salid de ella, para que no os hagáis cómplices de sus pecados y para que no os alcancen sus plagas; porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus crímenes».
Apoc 18, 2-5Y:
En proporción a su fasto y a su lujo, dadle tormento y duelo. Porque ella decía en su corazón: “Estoy sentada como una reina, no soy viuda y no veré duelo nunca”; por eso, en un solo día vendrán todas sus plagas, muerte, duelo y hambre, y será consumida por el fuego, porque es poderoso el Señor Dios que la condena. Llorarán y harán duelo por ella los reyes de la tierra que con ella fornicaron y se dieron al lujo, cuando vean el humo de su incendio; y desde lejos, por miedo a su tormento, dirán: “¡Ay, ay de la gran ciudad, Babilonia, la ciudad poderosa! ¡Porque en una hora ha llegado tu castigo!”
Ap 18,7-10
Será necesario ir tras la Madre:
Y le fueron dadas a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volara al desierto, a su lugar, donde es alimentada un tiempo, y dos tiempos y medio tiempo, lejos de la presencia de la serpiente… Y vomitó la serpiente de su boca, detrás de la mujer, agua como un río para hacer que el río la arrastrara. Y la tierra ayudó a la mujer, y abrió la tierra su boca y se tragó el río que había arrojado el dragón de su boca. Y se llenó de ira el dragón contra la mujer, y se fue a hacer la guerra al resto de su descendencia, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús.
Ap 12,14-17
Mientras tanto, es hora de:
Que el injusto siga cometiendo injusticias y el manchado siga manchándose; que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose.
Ap 22,11
El que quiera o pueda entender, que entienda.
Cuéntanos, Señor, entre tus elegidos, y concédenos el don de la perserverancia final. Ven pronto, Señor.
Luis Fernando
4 comentarios
Respecto a la parte apocalíptica, parece que se van acelerando los acontecimientos.
gracias por todo seguiremos rezando por tí también.
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