¿Quién puede salvarse?
Evangelio del martes de la vigésima semana del Tiempo Ordinario
Jesús les dijo entonces a sus discípulos: -En verdad os digo: difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos. Es más, os digo que es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.
Cuando oyeron esto sus discípulos, se quedaron muy asombrados y decían: -Entonces, ¿quién puede salvarse?
Jesús, con la mirada fija en ellos, les dijo: -Para el hombre esto es imposible; para Dios, sin embargo, todo es posible.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo: -Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué recompensa tendremos?
Jesús les respondió: -En verdad os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en su trono de gloria, vosotros, los que me habéis seguido, también os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que haya dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, o hijos, o campos, por causa de mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna.
Porque muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.
Mt 19,23-30
No le den ustedes más vueltas. Para el hombre es imposible salvarse. Porque de la misma manera que quien ama las riquezas más que a Dios no puede entrar en el Reino de Dios, tampoco puede quien ama a su familia, a sus amigos, o a cualquier cosa bajo el cielo más que a Dios. El hombre caído no puede amar a Dios más que a todo lo demás.
¿Cómo pues podemos amarle más que a nada?
Para Dios todo es posible. Incluso conseguir que le amemos sobre todas las cosas.
Escribió San Juan:
Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero.
1 Jn 4,19
Dijo Cristo:
No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca…
Jn 15,16
Y, como tantas veces he citado y citaré, sabemos por San Pablo que:
Dios es quien obra en vosotros el querer y el actuar conforme a su beneplácito.
Fil 2,13
De manera que:
no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Rom 9,16
¿Comprendemos, pues, qué significa “por gracia habéis sido salvados mediante la fe; y esto no procede de vosotros, puesto que es un don de Dios” (Ef 2,5)?
Más recordemos también que “la fe, si no va acompañada de obras, está realmente muerta” (Stg 2,17).
Don de Dios es la fe, don de Dios es que podamos obrar conforme a su voluntad. El hombre, por sí solo, no puede salvarse. Dios puede.
Señor, concédenos el don de la fe y la capacidad de cumplir tus mandamientos y de amarte sobre todas las cosas. Sálvanos, Señor, que sin ti perecemos.
Luis Fernando
3 comentarios
Maranathá
Gracias.
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LF:
Es que ya lo he hecho en muchos otros posts anteriores.
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LF:
De ser así, los apóstoles no habrían reaccionado como lo hicieron.
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