Si el Señor no hubiera estado a favor nuestro

Salmo del lunes de la decimoquinta semana del Tiempo Ordinario:

Si el Señor no hubiera estado a favor nuestro -que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado a favor nuestro cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
seguro que nos habrían tragado vivos en el ardor de su ira.
Seguro que nos habrían arrastrado las aguas, el torrente nos habría sumergido;
seguro que nos habrían sumergido las aguas impetuosas.
Bendito sea el Señor que no nos entregó en presa de sus dientes.
Nuestra alma, como un pájaro, se escapó del lazo de los cazadores. el lazo se rompió y nosotros escapamos.
Nuestro auxilio es el Nombre del Señor, el que hizo cielo y tierra.
Salmo 124

Como bien dice San Pablo “si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom 8,31) y “ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las cosas presentes, ni las futuras, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rom 8,38-39).

Sin Cristo, como dice Él mismo, nada. En Cristo, todo lo que Él disponga.

El rey David habla de la protección del Señor a lo largo de su vida. De muerte le salvó en no pocas ocasiones. Pero, ¿y nosotros? ¿no nos salva Dios de la segunda muerte, de la condenación, cada vez que nos concede la gracia del arrepentimiento y el perdón? ¿no es Él quien evita que seamos arrastrados por las aguas sucias de nuestros pecados? ¿no es Él quien obra en nosotros cuando hacemos algo ciertamente meritorio?

Si el Señor no estuviera a favor nuestro, ¿qué seríamos sino los más miserables de entre los hombres? ¿o quizás creemos que tenemos algo que no sea don suyo?

Demos gracias a Dios por estar de nuestro lado, por regalarnos el don de la fe, por santificarnos por su Palabra y su sacramentos.

Señor, no te apartes de nosotros ni aunque nos apartemos de ti por el pecado. Acude en nuestro rescate. Sálvanos, que sin ti perecemos.

Luis Fernando