Perfectos como el Padre que está en el cielo
Evangelio del Sábado de la Primera semana de Cuaresma
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Mat 5,43-48
Pocas cosas tan “difíciles” pide el Señor como amar a quien nos odia, a quien podemos tener por enemigo.Y sin embargo, ¿no éramos enemigos de Dios por nuestros pecados y a pesar de ello nos amó?Así lo explica San Pablo:
Vosotros, en otro tiempo, estabais también alejados y erais enemigos por vuestros pensamientos y malas acciones; ahora en cambio, por la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, habéis sido reconciliados para ser admitidos a su presencia santos, sin mancha y sin reproche, a condición de que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que habéis escuchado: el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.
Col 1,21-23
Y
Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvados por su vida!
Rom 5,10
Si Dios pudo amarnos cuando éramos enemigos suyos, y a su vez nos pide que amemos a nuestros enemigos, es porque por su gracia nos concede poder hacer tal cosa. Cristo nos ama entregándose en la Cruz para que podamos amar sobrellevando nuestras propias cruces.
Son ingentes los testimonios de mártires que murieron perdonando a sus ejecutores. Ello demuestra que camino del amor a los enemigos pasa por el perdón.
Si vamos a odiar algo, que sea todo aquello que nos aleja de Dios. Odiemos nuestros pecados.
Concédenos, Padre, la dicha de amar a todos en todo tiempo, lugar y circunstancia. Haznos perfectos a imagen de Cristo.
Luis Fernando
3 comentarios
....
No hacen falta más comentarios.
Dejar un comentario