Temblad y dejad de pecar
Salm 4,5
Temblad y dejad de pecar, reflexionad en vuestros corazones, sobre vuestros lechos, en silencio.
Ez 18,32
Yo no quiero la muerte del que muere, oráculo de Yavé el Señor. Convertíos y vivid.
1ª Cor 10,13
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla.
Jn 14,23-24
El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras.
1ª Jn 2,4
Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
1ª Jn 2,17
El mundo pasa, y su concupiscencia. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Santidad o muerte.
Luis Fernando Pérez
11 comentarios
Summa Theologiae I-II, a. 109, a. 7, ad. 1.
---
LF:
Sin el impulso de la moción divina, nada puede hacer el hombre. Pero debe hacerlo. O sea, no es un mero burro muerto, como diría Lutero.
"Temblad y dejad de pecar", pues como dice el Salmo debemos "servir al Señor con temor y temblor y rendirle homenaje temblando" pues si el justo a duras penas se salva, ¿que será del impío que le importa un comino y se descuida de cumplir los mandatos de Dios? Por muchas tribulaciones hay que pasar para entrar en el Reino de los Cielos. Tenemos que tener mucho cuidado los católicos tibios, pues porque eres tibio serás arrojado de mi boca, dijo Cristo. Reforma o apostasía. Santidad o muerte.
----
LF:
Un ruego a todos. No digan de mí "nuestro director". Sé que aparezco como tal en la sección "Quiénes somos" -alguien tenía que ser-, pero no dirijo a nadie. Ni siquiera a los blogueros del portal. Soy uno más entre ellos.
- Qui autem permanserit usque in finem, hic salvus erit. (Mateo 24, 13).
¡Saludos!
---
LF:
Sí, pero la perseverancia final es un don de Dios que Él administra según su voluntad:
“Porque, si me preguntas en singular por qué Dios da a este y no al otro el don de la perseverancia, no hay otra razón que la divina voluntad” (In 2 Tim 2, lect.3)
Por eso debemos pedir dicho don
¡Saludos!
---
LF:
Bueno, en cierto modo lo pedimos al final de cada Padrenuestro.
¡Saludos!
----
LF:
Trento:
CAN. XXXII. Si alguno dijere, que las buenas obras del hombre justificado de tal modo son dones de Dios, que no son también méritos buenos del mismo justo; o que este mismo justificado por las buenas obras que hace con la gracia de Dios, y méritos de Jesucristo, de quien es miembro vivo, no merece en realidad aumento de gracia, la vida eterna, ni la consecución de la gloria si muere en gracia, como ni tampoco el aumento de la gloria; sea excomulgado.
Dejar un comentario