Una carta necesaria a la que le falta una firma
Los obispos de Alcalá de Henares y Getafe han firmado una carta sobre la “Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad Autónoma de Madrid” aprobada recientemente en el parlamento autónomo madrileño.
El texto episcopal está firmemente fundado sobre el magisterio de la Iglesia, con alusiones a la reciente encíclica Laudato Si del papa Francisco. Los obispos recuerdan el deber de todo católico de alzar la voz contra leyes inicuas:
Como en otras ocasiones, los católicos, además de nuestro testimonio, hemos de emerger y hacernos presentes en todos los ámbitos de la vida social. Para ello os animamos a profundizar en la formación humana y cristiana y, de manera especial, os urgimos al conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia.
Es por ello que resulta muy chocante, por no utilizar un término más contundente, la no adhesión de Mons. Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, a este texto. Damos por hecho que esa ausencia es voluntaria. No cabe pensar que los dos obispos sufragáneos de la archidiócesis de la capital de España no han ofrecido a su arzobispo sumarse a la redacción y la firma texto. Dado que el mismo es impecable desde el punto de vista de la fe católica, ¿qué ha movido a Mons. Osoro a mirar para otro lado?
De hecho, creo que uno de los problemas mediáticos que puede darse con el documento de los obispos de Alcalá (Rei Pla) y Getafe (López de Andújar y su auxiliar Rico Pavés), es que muchos se fijen más en el hecho histórico de que unos obispos sufragáneos firman algo conjuntamente sin que el arzobispo lo haga, que en el contenido de lo que han firmado.
Ahora bien, tal posibilidad, que sin duda se habrá tenido en cuenta, no implica que el fallo esté en los obispos firmantes. Ellos, como pastores de sus fieles, han sentido la necesidad de salir al paso de una ley infame, que presentándose como favorable a los derechos de, entre otros, los transexuales, en realidad está condenando a muchos, especialmente a los menores que sufren esa circunstancia, a dar como bueno algo que va en contra de la ley natural y del más elemental sentido común.
Por tanto, quien tiene que dar explicaciones no son los obispos que cumplen con su cometido pastoral, sino quien calla ante el avance de una ingeniería social lamentable que atenta contra el bien común de la sociedad. Ni que decir tiene que no cabe atribuir tal ausencia al obispo auxiliar de Madrid, Mons. Martínez Camino, que no puede ir contra el criterio de su ordinario.
Den ustedes por hecho que gran parte de los medios de comunicación atacarán con saña a los obispos de Getafe y Alcalá de Henares. Y den por hecho que un servidor está y estará agradecido a ellos por habernos regalado un texto necesario y oportuno.
Luis Fernando Pérez Bustamante