Religiosos en España. Cada vez menos, cada vez más mayores
El descenso del número de religiosos en España sigue un proceso lento pero firme. En el último año, dicho número ha caído un 3,5%. Y aunque no se da el dato, es probable que la edad media haya aumentado.
También ha bajado el número de novicios y novicias aunque se mantiene más o menos igual que en años recientes.
Varias órdenes y congregaciones religiosas están enfrentando esa situación reorganizándose territorialmente. Pasan de tener varias provincias en España a una sola. Es también incesante el número de poblaciones españoles que se quedan sin religiosos que llevaban allá presentes desde hace siglos.
No todas las congregaciones sufren el mismo problema. De hecho hay algunas, como es el caso de las monjas de Lerma/Vergara o de la congregación presente en Sigena, cuyo bendito “problema” es que no tienen a dónde meter a tantas novicias y postulantes. Y hace bien poco vimos el peculiar caso de los camaldulenses de Montecorona, que vieron como el monje que iba a enterrar a los ancianos se ha tenido que volver a su país, Colombia, porque ha llegado savia nueva.
Analizar las razones de esta crisis es cosa harto complicada. El descenso brutal de la natalidad en este país no ayuda nada. A menos jóvenes, menos vocaciones. Pero es claro que la crisis entre los consagrados es mayor que la que se da, por ejemplo, entre los aspirantes al sacerdocio diocesano.
En mi opinión, la secularización postconciliar se ha cebado especialmente con esta parte tan importante de la Iglesia. Hay órdenes y congregaciones que son hoy una pálida y mortecina sombra de lo que eran hace siglos e incluso hace décadas. La heterodoxia ha campado a sus anchas sin que casi nadie hiciera nada por evitarlo. Es más, dado que quienes están al frente de esas congregaciones son hijos e hijas de dicha secularización, cabe preguntarse si existe la más mínima posiblidad de que abandonen ese camino de muerte.
Recurrir a la “importación” de vocaciones de fuera es como intentar tapar y curar la gangrena con vendas. Si quienes vienen del resto del mundo acaban en comunidades donde la secularización ha sido el pan nuestro de cada día, ¿cómo esperar que no se vean igualmente contaminados?
Existe también el peligro, y así lo ha advertido el Papa, de aceptar al noviciado a candidatos que no tienen una verdadera vocación a la vida consagrada. Por ese camino no solo no se arregla el problema sino que empeora.
Como bien dice Fernández de la Cigoña en uno de sus posts, hoy termina el Año de la Vida Consagrada sin que la mayor parte de los fieles se haya interesado en el mismo. Seamos claros. O se ataja el mal desde su raíz, o por más iniciativas que se tomen, todo seguirá igual o peor.
Si algo me lleva a ser pesimista es precisamente la casi absoluta falta de autocrítica. Hay congregaciones que parece que prefieren desaparecer antes que reconocer que lo han hecho muy mal en las últimas décadas. Parecen querer morir antes que reformarse según el carisma de sus fundadores. Pues bien, morirán sin remedio y su carisma desaparecerá, a la espera de que el Señor lo rehabilite en futuras generaciones, si es que quiere rehabilitarlo.
Si algo me lleva a ser optimista es que el Señor va a seguir llamando a sus hijos e hijas a la vida religiosa. Procurará salvar lo que sea salvable y proveerá de nuevos fundadores o reformadores de órdenes antiguas. Lo que la Iglesia, investida de autoridad, no ha querido o no ha sabido hacer, lo hará Él mismo por medio de su Espíritu Santo. Bien sabemos que Dios no necesita de muchos para hacer grandes cosas. Lo grave no es que haya menos religiosos, sino que los que hay no anden conforme a la voluntad divina. Eso tiene que acabar. Y si no acaba por las buenas, el Señor lo acabará por las malas.
¿Qué podemos hacer los fieles? Mucho. Para empezar, rezar para que Dios provea vocaciones que puedan desarrollarse en un ambiente de fidelidad a Cristo y su Iglesia. Pero también debemos rezar para que quienes han provocado, siquiera en parte, esta crisis, se conviertan o al menos dejen paso a quienes, por gracia, puedan resucitar al moribundo o al Lázaro que yace en la tumba y ya hiede.
Necesitamos a los consagrados. Amemos a los consagrados. Ayudemos a los consagrados. Desde la verdad y la caridad. E imploremos la misericordia de Dios para con ellos. Redundará en beneficio nuestro y de toda la Iglesia.
Luis Fernando Pérez Bustamante
36 comentarios
Por eso los carismas modernizados languidecen
Además los abuelos acudían con nosotros un día según su deseo y todas aquellas personas que querían visitarnos, venían a merendar, una familia amplia que hoy sigue unida por aquellos lazos, aunque la casa duró 15 años y el arzobispado la sacó a subasta.
Si esta forma de convivencia se ve adecuada los matrimonios jóvenes lo pueden intentar, pero si no sale de ellos ,las Diócesis lo pueden proponer.
Rehicimos la casa ,arreglamos el tejado, hicimos capilla ,abrimos espacios para jugar los niños que siempre un día subían al monte, habilitamos literas,había al inicio 6 cunas, del pajar hicimos cocina, comedor ,sala de reunión, pusimos chimenea casera todo con poco dinero.
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LF:
Eso es una iniciativa interesante para seglares. No es para fieles consagrados en la vida religiosa.
Desde finales de los años 60 del siglo pasado se ha dado un proceso de transformación social, política, cultural y religiosa que ha removido muchos cimientos que parecían monolíticos y estables.
Actualmente vivimos tiempos recios y complejos, la crisis de la vida religiosa es la crisis de la misma Iglesia, menos matrimonios, menos fieles, menos pastores.............¿mirar al pasado con nostalgia es la solución? ¿hacer lo que siempre se ha hecho? Creo que no. ¿Admitir todo lo novedoso sin discernir solo porque sea nuevo? ¿o experimentar sin límite? Creo que tampoco.
Habrá que estar muy atentos para ver por donde sopla el Espíritu, buscando caminos nuevos en todo, pero discerniendo con sinceridad si eso es lo que realmente quiere Dios en estos momentos para la Iglesia y no son tinglados que nos inventamos al albur de modas o tendencias.
Un tiempo apasionante pero muy difícil también donde habrá que hacer una labor de auténtico orfebre para combinar tradición con fidelidad y con frescura y apertura a los signos de los tiempos que tenemos.
Y en esa dinámica y tesitura tendrá que estar la vida religiosa, como toda la Iglesia.
¿Estaremos preparados para estos nuevos retos? Tengo mis dudas.
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LF:
La Biblia da algunas pistas sobre lo que conviene hacer. El montanismo no es la solución a nada.
Es típico entre las congregaciones religiosas que andan muriendo por falta de vocaciones eso de apelar al Espíritu, a una supuesta condición profética que les llevaba a romper con el pasado y bla, bla, bla. Llevan haciéndolo desde hace cosa de 50 años. Parece que el Espíritu va por otro lado. Y no se enteran. Siguen con la misma cantinela.
Que, por ejemplo, en la Diócesis leridana se caigan de maduras las torres de los campanarios no es caso fortuito o fuerza mayor (ha sido el hazmereír de internet), es consecuencia de una sucesión de pastores dedicados a otros menesteres que no les incumben haciendo dejación de sus obligaciones primordiales y más básicas (y lo que nos espera con el patrimonio eclesiástico...). Algunos te espetan que primero es el hambre en el mundo que los edificios y patrimonio arquitectónico de la Iglesia, y les contesto que primero son las parroquias antes que el politiqueo episcopal maldito de COPE y 13TV.
Así que si a algún joven se plantea por una vida consagrada no optará por esos tetimonios. De ahí que las sociedades de vida contemplativa sean más atractivas para ellos.
Las congregaciones actuales no se van a reformar, ni nadie las reformará. No hay lo que hay que tener porque conservan mucho poder, no en Europa, pero sí, por ejemplo en América, donde controlan casi países enteros y casi toda la enseñanza teológica y seminarística. La única solución es dejar pudrir a los decadentes y centrarse en impulsar y apostar por las pequeñas comunidades emergentes que ponen el centro en Dios. Pero por desgracia, aunque hace unos años parecía que se empezaba a hacer algo en ese sentido, ahora, no se está haciendo. Con el Papa Francisco, como religioso que es, sería el momento ideal. Pero al Papa parece que no le preocupa el tema.
Hace unos años también pensaba que el hecho de que hubiera religiosos que se unieran a movimientos apostólicos, tales como carismáticos o focolares, podrían ayudar a renovar por dentro sus comunidades, pero eso también se ha intentado frenar.
Yo la he pedido varias veces en mi parroquia, y en la parroquia del lugar donde descanso. No hay manera. Solo la celebra regularmente mi director espiritual, discípulo del P. Rivera. Por algo será...
Gracias
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LF:
¿Falta de vocaciones en la segunda mitad del siglo XIX?
Pues comparado con la situación actual...
A mí las ONG no me atraen como cristiana, son un bien social y está bien apoyarlas, pero los curas y monjas "como los de antes" son de admirar y envidiar, eran una maravilla de Dios esos monasterios y conventos que hoy se están convirtiendo en hoteles
Afortunadamente esta última, pulmón de la Iglesia, está recuperándose poco a poco en algunos lugares.
La vida activa quizás pierda mucho peso y se reduzca significativamente en favor de los laicos. Pero creo que siempre habrá almas consagradas aunque sean pocas.
1) Crisis del catolicismo en general. Cada vez menos gente se declara eso de "practicante".
2) La gran mayoria de personas que yo conozca y que han tenido algún tipo de vocación se han decantado por intentar el sacerdocio. Por lo que conozco piensan que salvando ciertos puntos especiales (su dia a dia, celibato...etc) un sacerdote lleva una vida "normal" (por ejemplo ver la tele, ir al cine, tomarse una caña. ..) frente a las "rarezas" de la vida comunitaria.
3) Para decantarse por algún tipo de orden religiosa es necesario haberla conocido antes. Que su carisma nos llame. Esto hoy es muy difícil. En los colegios religiosos por ejemplo uno apenas trata ya con hermanos de esa orden. Y además hoy muchas de ellas dan la imagen de una especie de ong más que de otra cosa. Y eso... te puede llamar a ayudar pero no a consagrarte.
4) Cada época genera sus grupos u órdenes para su tiempo. Unos prosperan y otros decaen. Lo que no entiendo es esa manía de las órdenes "clásicas" de mirar por encima del hombro y con recelo a todo lo que suena a nuevo. Yo pienso que la Iglesia es una. Diferentes carismas pero una. Creo que deberá dejarles la oportunidad de demostrar que frutos dan.
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LF:
El tema de la calidad, mejor lo dejamos correr.
Sin regla no hay orden religiosa, el vivir como laicos, vestir como ciudadanos, rezar poco, viajar mucho, y manejar dinero y buena vida aún manifestando que son partidarios de la opción preferencial por los pobres en lo que m,ás que hacer por los pobres todo se resume en barbaridades litúrgicas, buenismo a raudales, y a veces enredando en la política.
No hace mucho, al reunificar una Orden o Congregación sus provincias en una sola -¡no recuerdo cuál!- un fraile explicaba todo con el típico rollo de la unidad, eficacia, etc. Pero me dolió que añadiera que, comparado con el número alto de frailes y vocaciones de antes, diga que "ahora hemos ganado en autenticidad". ¿Desautorizaba así a todas las generaciones anteriores a él? ¡Me parece una osadía! Me parece una desfachatez absoluta defenderse diciendo que ahora son menos pero mejores. Una barbaridad.
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LF:
No es que sea una barbaridad. Es que es mentira.
De todas formas, si siguen así, dentro de otras cuatro o cinco décadas no habrá problema. Sencillamente habrán desaparecido. Y entonces no habrá discusión sobre su autenticidad.
Pero también comparto tu optimismo ( "Si algo me lleva a ser optimista es que el Señor va a seguir llamando a sus hijos e hijas a la vida religiosa.") y el remedio (rezar para que Dios provea vocaciones que puedan desarrollarse en un ambiente de fidelidad a Cristo y su Iglesia. Rezar para que quienes han provocado, siquiera en parte, esta crisis, se conviertan o al menos dejen paso a quienes, por gracia, puedan resucitar al moribundo o al Lázaro que yace en la tumba y ya hiede").
Bendiciones y que el Espíritu Santo te siga iluminando.
En cuanto a lo del año de la vida consagrada, coincido. No recuerdo haber oído de una sola actividad en mi diócesis referida a este acontecimiento. Nada.
Creo que hay motivos para cierto optimismo. Dios está interviniendo aquí y allá. En muchos sitios se ven señales de cambio. Basta ver también como ejemplo el importante rebrote vocacional que están teniendo los dominicos en EEUU. Y por lo que he visto, muchos de los que entran hoy en día a las congregaciones religiosas lo hacen muy seguros de lo que quieren y no tienen miedo de pedirlo (me refiero a las cosas tradicionales de cada orden o congregación).
Cuanto mas laxos y heterodoxos,mas profundo han caido
Es un fenomeno universal
Y lo de la FERE es un autentico escandalo de inhibicion y/o complicidad con las leyes de educacion mas ideologicas que los gobiernos socialistas impusieron y el actual (en funciones),consintió posteriormente.
Mala cosa el buenismo y dentro de la Iglesia,letal....
a) El discernimiento vocacional que proponen algunas congregaciones suele estar teñido de sentimentalismo y sensiblería. De mi parte, lo más eficaz, profundo y "económico" (no requiere de interminables procesos, viajes, encuentros, jornadas, retiros) que he visto es una buena tanda de Ejercicios espirituales Ignacianos.
b) En Argentina, al menos, la CONFAR (Conferencia Argentina de religiosas y religiosos) ha tenido en los últimos años un nivel de formación filosófica y teológica aterrador. Han asumido todas las tesis del progresismo más burdo y extremista, han llevado a sus jornadas a los más grandes expositores del "pensamiento débil" católico. Coquetean con las espiritualidades orientales (por no decir que adulteran) y con visiones del mundo ya pasadas de moda. Así forman a las cabezas, y luego esto baja a las congregaciones. Algunas envían a sus postulantes y novicias a centros de formación sólidos, pero apenas logran escapar del virus del progresismo.
e) El activismo: he conocido religiosas enormemente serviciales que, por falta de acompañamiento espiritual (dirección o conferencias al menos) se abocan de tal manera al trabajo que olvidan por completo la oración. He presenciado el raro espectáculo de religiosas que dejaron la Misa diaria "porque no tenemos tiempo". Ni que hablar del retiro mensual. Este descuido de lo espiritual las lleva a vivir en una tensión permanente, en una especie de crispación. Como una madre que vive ocupada de los hijos pero nunca tiene tiempo para estar con el esposo: su matrimonio empieza a tambalear. Obviamente, andan de mal humor, se vuelven "raras" de carácter, y así "espantan" a las jóvenes que podrían ser ingresantes.
d) Igualmente creo que la raíz última es -como diría el p. Horacio Bojorge- la ACEDIA. Es como un luciferino rechazo a lo sagrado, y a Dios mismo. Puede parecer raro, pero sé de congregaciones donde una joven postulante es objeto de burla por hacer la genuflexión en la capilla o rezar el santo Rosario. Es brutal, pero en el fondo está ahí la causa última.
Gracias a Dios, también en Argentina, quedan algunas congregaciones que han buscado mejores asesores y que confían en los autores clásicos y en la enseñanza de la Iglesia más que en el eneagrama, el psicoanálisis y el marxismo para "formar" a sus aspirantes. Estas tienen dificultades, pero no dejan de tener vocaciones.
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LF:
Hace 40 años la mayoría de las iglesias tenían también mayoría de personas ancianas. Y dentro de otros cuarenta años, se seguirá diciendo lo mismo. Debe ser que cuando la gente se acerca al final de sus vidas, tiende más a acercarse a Dios.
Ya he dicho que hay crisis de vocaciones en otros ámbitos. Pero seamos claros. La de los religiosos consagrados es mayor, más profunda, más difícil de revertir. Las cifras son claras. No se puede intentar tapar el sol con un dedo.
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LF:
Lo que a usted le parece alienante a esas mujeres entregadas a Dios les parece un don divino. Y ni usted ni nadie va a revisar tal cosa.
A nadie se obliga a vivir enclaustrado, pero da la casualidad de que el Señor sigue llamando a la clausura a hombres y mujeres. Contra eso, punto en boca.
En esto de la calidad de vida ya quisieran las iglesias estar tan abarrotadas de gentes, yendo y volviendo a ir,cuando no suplicando y llorando o exigiendo atención y cura para sus males reales o ficticios como lo están los hospitales.
Ya quisiera la Iglesia que sus fieles fueran tan escrupulosos en el cumplir sus mandamientos como lo son las gentes en sus hipocondríacos temores.
Es mejor, aunque cueste y mate más; se toma más en cuenta el saco de medicinas que te da el médico para acallar el supuesto mal que el consejo gratis del buen quehacer para el espíritu.
Las gentes de hoy día, con o sin asentimiento religioso, no necesita, rechaza todo profeta o Mesías que le diga que para vivir en otro mundo mejor sea el morir a éste.
Y mientras, sin querer entender que todo en este mundo tiene un final: ¡guardemos este planeta como morada, que no hay otra!
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LF:
Es evidente que la secularización de la sociedad ha arrasado la práctica religiosa. Pero se supone que los consagrados deberían haber resistido más esa secularización y no ha sido el caso.
¡¡¡Ojalá viviéramos en el S. XXI como en la Edad Media!!! Te aseguro que todo sería mucho mejor y a nadie le parecería alienante la clausura, porque no ignoraríamos lo que significa ese estado y el valor que tiene.
Que el Señor no te haya llamado para ese estado de vida no te autoriza a denigrar a quienes son fieles al llamado de Dios y que están rezando por nuestra santificación. La sorpresa que nos vamos a llevar cuando sepamos que por las oraciones de intercesión de esas monjas alcanzamos las gracias necesarias para nuestra salvación.
Creo que hablas así por desconocimiento de la dicha que, si eres fiel a las gracias recibidas, se alcanza en ese estado. Que el Espíritu Santo te ilumine para que llegues a comprender lo que ese estado de vida significa, lo sublime que es si se responde con docilidad al auxilio divino.
Bendiciones.
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LF:
Aporto no solo los datos que da la propia CONFER, sino los de mi propia experiencia. Me acuerdo de haberle preguntado a mi madre por qué en Misa había mucha más gente anciana que joven. Y eso ocurrió hace 40 años. ¿Que había más jóvenes que ahora? Sí, y también más ancianos. Había más catolicismo en general.
Los consagrados se suponen que tienen un plus de gracia para resistir mejor la secularización que los laicos. Y no hay más que ver la situación actual del Camino Neocatecumenal, la RCC e incluso el Opus Dei, para constatar que no todos en la Iglesia sufren el mismo problema. Comparemos la cantidad de novicios que tienen todas las órdenes y congregaciones religiosas en este país con los seminaristas en los Redemptoris Mater, o con la situación de seminarios diocesanos como el de Madrid, Tarrasa, Getafe... si usted quiere negar la evidencia, pues vale. Sea feliz así.
Por otra parte, ya digo que hay nuevas congregaciones religiosas que no solo no tienen problemas de vocaciones sino exactamente lo contrario. En EE.UU pasa igual. La mayor organización de religiosas es un nido decrépito de heterodoxia y secularización. Pero la otra organización -la que aquí todavía no existe- es exactamente lo contrario. Monjas jóvenes, novicias de sobra y recuperación de la vida religiosa. Mientras que allá saben cuál es el camino, acá se siguen mirando al ombligo.
Lo de que soy pelagiano me ha hecho reír. Mucho.
Echas la culpa de la perdida de la fe en la sociedad y la iglesia a la falta de fe o heterodoxia dentro de la iglesia.
Es un poco como decir que es el problema el que genera el problema.
De acuerdo que para ti, el comportamiento dentro de la iglesia de muchos de sus miembros no es acorde a la fe, o son heterodoxos, como decis vosotros, pero ellos no son los que generan el problema, si no que son consecuencia del mismo.
El problema de la perdida de la fe de la gente es la ciencia, el desarrollo, el estado de bienestar, las comodidades, en resumen, el progreso.
No hay mas que comparar el numero de creyentes en países desarrollados y en paises pobres para darse cuenta de ello.
También hay que notar que este fenómeno de perdida de fe en estos 100 ultimos años, coincide con la tremenda evolución científica en dicho periodo.
Vosotros, (no se si es correcto definiros como ortodoxos), como miembros de la iglesia, tenéis la misma parte de culpa y responsabilidad de la perdida de fe en la sociedad que la parte que criticais, solo que cada parte esta reaccionando al problema de diferente manera.
Unos van adaptando su fe al progreso, y otros tratan de mantener su fe inalterable.
Si vosotros lo haceis tan bien, ¿por que no estáis salvando la iglesia?
¿Por que el que viene de fuera no contamina al resto, en vez de ser el el contaminado?
Y ahora que propones rezar y predicar el evangelio, ¿no es acaso lo que a hecho la iglesia estos 2000 años?.
Me temo que esta vez esta receta no esta funcionado.
Sinceramente creo, que o se revierte el progreso, o Dios se muestra claramente, o se acaba el mundo, pero si no, creo que esta tendencia es imparable hagais lo que hagais.
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LF:
Cuando la fe está firmemente asentada, la ciencia no solo no es un problema sino exactamente todo lo contrario. Creo que influye más la "riqueza", el llamado estado de bienestar, que hace que la gente viva, crisis económicas aparte, muy comodamente. Y ya sabemos lo que dijo el Señor al respecto de la salvación de los ricos.
La receta de predicar el evangelio ha funcionado muy bien. Lo que no funciona bien es predicarlo poco, incompleto.
Por otra parte, por mucho que se predique el evangelio, la puerta de la salvación sigue siendo estrecha y son pocos los que la cruzan. La de la condenación es ancha, y pasan más por ella. Eso no lo digo yo. Lo dijo Cristo. El drama está en que no pocos de los que cruzaron la puerta estrecha, dieron vuelta atrás y la cruzaron en sentido contrario para luego meterse por la ancha. Pero eso es culpa sobre todo de ellos.
Por cierto, Dios ya se mostró claramente. Jesucristo es Dios. Cuando vuelva a mostrarse abiertamente, lo hará para juzgar a todos.
Lo vuelvo a decir, infocatólica por ejemplo, lo predica completo, accesible a todo el mundo, también hay parte de la iglesia que así lo hace, ¿porque no esta funcionando?, ¿porque estáis perdiendo la batalla?.
Vale que la puerta de la salvación sea estrecha, pero aquí estamos comparando la gran diferencia de creyentes del ultimo siglo y sus causas.
Si Dios se hubiera mostrado claramente, lo que se dice claramente, todos seriamos creyentes.
Podía por ejemplo haber dado datos físicos accesibles solo a su conocimiento e imposibles de saber en aquella epoca, como la velocidad de la luz o simplemente el funcionamiento del sistema solar, sin lugar a dudas seria algo muy dificil se rebatir.
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LF:
Nosotros no estamos perdiendo ninguna batalla, porque la batalla la ganó Cristo en la Cruz. Simplemente estamos cumpliendo aquello para lo que aparecimos en la red. Es claro y notorio que la mayor parte de los hombres rechaza a Dios y se condena. Pero quien pierde esa batalla no es Dios sino los hombres que se van a pasar la eternidad en el infierno. Y eso... dura mucho.
Jesucristo, por cierto, se apareció sólo a sus discípulos una vez resucitó. Pero antes había hecho todo tipo de señales y milagros, sin que eso supusiera que todos los que le vieron se convirtieran. Quien no le había aceptado mientras desarrollaba su ministerio público no tuvo oportunidad de verle ya resucitado. Es decir, es falsa la idea de que si Dios se mostrara como tú dices, todos serían creyentes. De ninguna de las maneras. La mayoría seguiría rechazándole. Es más, hoy siguen produciéndose milagros, y los incrédulos siguen sin creer.
Dicho lo cual, ese no es el tema del post.
Yo sé que Dios es Poderoso y que para El, NADA ES IMPOSIBLE!! Hay que rezar mucho, mucho...!
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