Si yo fuera el Abad de Montserrat, tomaría nota
La diplomacia vaticana suele ser siempre bastante moderada tanto en las formas como en el fondo. Cuando se trata de cuestiones “ad intra” de la Iglesia, también. Por eso es sumamente llamativa la contundencia de la nota que la Nunciatura Apostólica ha publicado hoy, en la que se asegura que las declaraciones del Abad de Montserrat, Dom Josep Maria Soler, osb, acerca de un posible reconocimiento por parte del Vaticano de un futuro estado catalán “son opiniones de su exclusiva responsabilidad personal y no reflejan en absoluto la posición de la Santa Sede”.
En otras palabras, el señor abad puede opinar lo que le venga en gana -ya sabemos lo que opina- sobre la secesión de Cataluña, pero que haga el favor de no meter por medio al resto de la Iglesia, y más concretamente a la Santa Sede.
Es bastante probable que el religioso benedictino estuviera manifestando simplemente su opinión personal acerca de lo que haría el Vaticano si se produce una declaración de independencia unilateral por parte de esa región española. Es decir, no creo que pretendiera presentar el asunto como si él hubiera consultado a Roma sobre cuál sería la postura de la Santa Sede ante una situación así. Pero por si quedaba alguna duda, ahí está el comunicado de Nunciatura.
Es más, como quiera que no es factible que un comunicado así se haya publicado sin consultar previamente con Secretaría de Estado, da la sensación de que la Santa Sede está afirmando que su postura es justo la contraria de lo dicho por el Abad. Ciertamente el texto no dice cuál es la opinión exacta del Vaticano ante una posible secesión de Cataluña. Pero sí dice cuál no es. Y de lo que se afirma que no es, se deduce lo que es.
No está de más recordar que el Vaticano, y más concretamente el mismísimo Juan Pablo II, se opuso con contundencia a la secesión de la Padania del resto de Italia. Y la postura de la Conferencia Episcopal Española acerca de la unidad de España es también conocida. Si el Abad, y con él otros católicos catalanes, pretenden que Roma se ponga de su lado, ya saben la respuesta. La unidad de una nación no es un dogma de fe. Pero atentar contra el bien común es algo condenado por la moral de la Iglesia. Y destruir la unidad de una nación milenaria no puede ser otra cosa que un atentado al bien de la mayoría de los ciudadanos de esa nación.
Luis Fernando Pérez Bustamante
8 comentarios
"Sin mencionar explícitamente ninguna ley en concreto, Soler ha defendido que «a la hora de legislar, el Estado lo tiene que hacer siempre de acuerdo con el bien común, sin privilegiar ni discriminar ninguna opción ideológica, ni filosófica, ni religiosa»".
O sea, el error del indiferentismo político.
Otra:
"«El Estado y la sociedad en general tienen que aceptar el hecho religioso como una realidad positiva, que puede hacer una buena aportación a la convivencia social y a la maduración de las personas y por tanto tiene que acoger con respeto, sin prejuicios y con mente abierta las propuestas éticas que provienen de las instituciones religiosas y valorarlas según las competencias de cada uno», ha explicado el religioso".
¿"Hecho" religioso? Este lenguaje es la inmanentización de la fe. Subrayo: "sin prejuicios y con la mente abierta", palabras vacías. Y todas las religiones a la par. Eso lo dice el Abad. De esto no toma distancia la Santa Sede. ¿Por qué?
Tú dices en este artículo:
"Ciertamente el texto no dice cuál es la opinión exacta del Vaticano ante una posible secesión de Cataluña. Pero sí dice cuál no es. Y de lo que se afirma que no es, se deduce lo que es".
Tú deduces. Y me parece que tienes razón.
Ahora deduzco yo: de la no condena a estos errores del Abad (y de muchos otros errores) se deduce la tácita aprobación de los mismos. Cuando tú deduces, escribes en Infocatólica. Cuando yo deduzco, ejerzo una hermenéutica de la ruptura, fuerzo las palabras de las autoridades de la Iglesia o pretendo "secuestrarlas".
¿No te parece injusto?
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LF:
Nunciatura no está para denunciar errores doctrinales. Para eso hay otros organismos eclesiales. Que, evidentemente, tienen otros "ritmos".
¿Cómo se casa eso con su afirmación ortodoxa de que "a la hora de legislar, el Estado lo tiene que hacer siempre de acuerdo con el bien común"? ¿Y si una legislación particular, basada en "los principios democráticos" (debo entender la consulta a los representantes sociales) va en contra del Bien Común?
¿Qué prevalece?
¿O tal vez el abad de Monserrat expone el concepto de Bien Común pero su definición no es la de el Catecismo, sino más bien lo equipara a "los principios democráticos"? No lo sé, pero si así fuera, estaría dando una definición de Bien Común distinta y diversa a la del Magisterio de la Iglesia.
Más preocupante que sus veleidades nacionalistas (el monasterio de Monserrat ejerce el papel de santuario de la religión catalanista desde hace 50 años, no es novedad), es la forma en que una comunidad benedictina interviene en el ámbito de los temporal... para justificar la secularidad, en vez de fomentar el conocimiento y amor a Cristo.
La leyenda negra y el odio a España en el fondo enmascaran el odio contra la Iglesia. Y si la Iglesia se opone, es porque lo sabe perfectamente.
Podríamos decir que en esta ocasión la conspiración la han planteado al revés, primero hacen desaparecer la Iglesia en Cataluña, y luego sobre esa base, la segregación.
Un país con 400 millones de católicos,todos votando lo mismo, sería un país muy peligroso.
Obviamente tengo que salir, así que cierro comentarios.
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