El cardenal Eijk, Trento y el sentido común
La secularizada Holanda, la liberal Holanda, la paganizada Holanda, la Holanda del “Catecismo” heterodoxo, ha “parido” un cardenal de esos que no se arrodillan ante el ídolo de lo político y eclesialmente correcto. Se trata de S.E.R Willem Jacobus Eijk, arzobispo de Utrech.
En plena Semana de Oración por la unidad de los cristianos, el prelado ha concedido una entrevista a una revista calvinista de su país. ¿Y qué creen que ha dicho? Pues que Trento, con sus dogmas y anatemas, sigue plenamente vigente. Y que eso de rehabilitar al heresiarca Lutero es implanteable.
Estamos ante unas declaraciones que indican dos cosas:
1- Que hay gente que cree que Trento es una rémora del pasado y conviene que sepan que sigue siendo un concilio ecuménico fundamental para la Iglesia Católica.
2- Que hay gente que opina que lo de Lutero tiene solución. Y como bien dice el arzobispo de Utrech, “él se desvió de la doctrina de la Iglesia. Y esa doctrina permanece tal cual. Por esta razón, las diferencias permanecen sin cambio y la rehabilitación es imposible“.
Yo diría algo más. No tiene el menor sentido pedir rehabilitar a quien se negó a ser rehabilitado porque tenía un concepto de la Revelación y del papel del magisterio de la Iglesia radicalmente opuesto a lo que significa el catolicismo. La rehabilitación de Lutero no sería una concesión simbólica a la galería del ecumenismo, sino la postración idolátrica a un falso irenismo, que implicaría una señal más de que estaríamos en plena apostasía previa a la Parousía.
El protestantismo evangélico es hoy tan solafideísta como Lutero y Calvino. Rechaza los mismos dogmas católicos que ellos y los que llegaron después. Mantiene exactamente las mismas diferencias doctrinales que había en el siglo XVI. Y entre sus principios, especialmente el del “libre examen", sigue anidando el germen de anticatolicidad y división doctrinal y eclesial que lo ha caracterizado en estos cinco siglos de su existencia. Es más, cuando un sector del protestantismo -casi siempre el infectado por la teología liberal- llega a algún tipo de acuerdo doctrinal con la Iglesia Católica, como fue el caso de la declaración conjunta católico-luterana sobre la justificación, recibe el rechazo casi unánime del resto de protestantes. No creo equivocarme si afirmo que los protestantes ecuménicos tienen muy poco de protestantes auténticos, dado que tienen un concepto de su fe muy similar a la de los “católicos” modernistas. Obviamente hay excepciones que confirman la regla.
Aunque pueda parecer lo contrario, se presta un genuino servicio al verdadero ecumenismo cuando se recuerda que la Iglesia Católica no tiene la menor intención de dar marcha atrás en sus dogmas de fe. El bautismo nos hace hermanos de los protestantes. Separados por diferencias doctrinales irreconciliables, pero hermanos. Y el común martirio de sangre, presente en muchos países del mundo donde los cristianos son una minoría perseguida, es un elemento unitivo de primer orden. Podemos ir también juntos de la mano en la defensa de una serie de valores fundamentales, como son el derecho a la vida y la ley natural. Y poco más, aunque eso no es poco.
Aquellos que plantean que puede producirse tal unión que un día podamos todos compartir la misma mesa eucarística, solo demuestran una ignorancia proverbial, por decirlo suavemente. Primero, porque no existe un solo protestante que crea en el carácter de sacrificio de la Misa. Ya me dirán ustedes como van a participar en algo en lo que no creen. Y ya me dirán ustedes como la Iglesia va a renunciar a que la Misa sea lo que siempre ha sido, y que dejaría de ser si se le quitara esa paste cosustancial a la misma.
Trento, como afirma el cardenal Eijk, es la prueba de que la Iglesia no necesita cismáticos y herejes para reformarse bajo la guía del Espíritu Santo. Trento puso fin a estructuras de pecado que se habían enquistado en el seno del catolicismo. Trento abrió las puertas a la mejora ostensible de la preparación de sacerdotes y religiosos, y por tanto, de obispos y Papas. Eso le convirtió en el concilio ecuménico más pastoral -con frutos magníficos- de la historia de la Iglesia hasta entonces. Sin por ello dejar de ser el gran concilio dogmático del segundo milenio. Quien lo dude, que vea la legión de santos coetáneos de aquel magno acontecimiento.
Ni que decir tiene que la Iglesia Católica no empieza ni acaba en Trento. Pero pretender aparcar ese concilio en el desván de la historia o en las hojas de manuales teológicos que solo leen unos cuantos, es robar al pueblo de Dios uno de sus mejores tesoros. Y no estamos como para desaprovechar semejante torrente de gracia. Más bien lo contrario.
Luis Fernando Pérez Bustamante
24 comentarios
¿De este texto se deduce que usted considera a Juan Pablo II y a los firmantes del texto como católicos modernistas?
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LF:
No, se deduce que el concepto del ecumenismo de esos protestantes es el mismo que el que tienen los católicos modernistas, NO LOS PAPAS. ¿O acaso hay algún texto papal que diga que la Iglesia ha de renunciar a sus dogmas?
En el texto sobre la justificación firmado con los luteranos no hay ni una miaja de renuncia a la fe de Trento. Ni una miaja.
Ante eso los luteranos deben haber tomado ánimo para pedir audazmente la reahbilitación de quien hizo tanto daño a la Iglesia y a multitud de almas.
Los errores doctrinales siempren tienen consecuencias morales, sociales. Oremos para que Dios nos conceda Pastores con recta doctrina y profunda piedad,
En todo de acuerdo con el artículo, me place en particular que se recuerde la pléyade de santos vinculados a Trento, en su preparación, desarrollo y posterior envío al mundo, o sea en el antes, durante y después.
Dices: "Primero, porque no existe un solo protestante que crea en el carácter de sacrificio de la Misa". Te puedo citar a no uno, ni dos, ni tres, sino a varios católicos que consideran la misa "como una cena", al estilo católico. Y en eso tiene mucha culpa lo que ya sabemos.
Pequeña puntualización aparte, da gusto escuchar a este Cardenal (del que por cierto nunca había leído nada antes). Parece ser que dejar las cosas claras es malo y ya se le echan todos encima.
Yo siempre he dicho que prefiero 100 auténticos que no millones diciéndose católicos y comportándose como protestantes pata negra.
A mi modo de ver, ciertos "gestos" como actos de oración conjuntos, declaraciones conjuntos... vamos todo conjunto, al final envían señales equívocas. "Extra ecclesia nulla salus", así que todo lo demás no tiene razón de ser.
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LF:
Según ellos la "iglesia" luterana tampoco es la verdadera. No creen que exista una iglesia verdadera visible.
De todas formas, a los luteranos auténticos -los conservadores-, ese es un tema que les importa más bien poco. Y a los liberales les importa porque les va todo lo que sea "buen rollete".
Una de las obras de Jacques Maritain (al principio de su vida que es donde están sus mejores obras) habla de esos dos reformadores que usted cita... Pero añade un tercero, que para mí es clave: Rousseau.
Y establece lo siguiente: Lutero corrompió la Fe, Descartes la Razón... Pero es que Rousseau corrompió la Moral.
Y así seguimos, viviendo en esta locura de mundo que es de todo menos católico.
Pero, por desgracia, esa "gente" es también católica, y no solamente laicos. Y eso se nota en muchas cosas. Esa es nuestra realidad.
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LF:
No, al menos en España, la dirección es hacia la secularización, no hacia el protestantismo.
Porque hay una línea que se presenta como "oficial" cuando en realidad no lo es. Una línea que presenta a CVII como el único concilio de la historia, como el concilio que ha borrado todos los demás. Esto se respira en muchas parroquias y seminarios.
Cuando es una pura y miserable mentira. Un concilio, ningún concilio, tiene sentido sin los demás. A esto dedicó Benedicto XVI su pontificado, hasta que no pudo más.
1- Que el editor de la revista protestante que publicó la entrevista se la dio al cardenal para que la revisara y autorizara su publicación.
2- Que la queja de la portavoz de la archidiócesis de Utrech era por el tratamiento informativo dada a dicha entrevista por un periódico.
3- Que nosotros la noticia que damos la tomamos y la tradujimos, de la web de la revista calvinista, no sin cierta dificultad, dado el hecho conocido de que el holandés no es precisamente nuestra lengua materna.
4- Que la totalidad de los líderes protestantes que han replicado al cardenal han partido del texto original de la entrevista y no de los resúmenes de prensa de la misma. Y han ratificado que el cardenal dice lo que la propia web de la revista dice que ha dicho.
Y a eso añado un quinto punto:
5- En la zona de comentarios de este blog tienen muy poco futuro los que se pasan la vida buscando cosas malas para atizar a la Iglesia, Papa y obispos incluidos, y luego parece que les molesta cuando algún prelado dice algo que merece la pena ser aplaudido, de manera que se dejan la piel para ver la manera de tirar abajo la información y la opinión. Es decir, en vez de buscar el bien, buscan el mal. Gente así sobra en mi blog. Y de paso, en InfoCatólica. Y voy a ser radical. De ahora en adelante no pasaré ni una más.
Desde hace no mucho me he vuelto un tanto escéptico, no creo que lleguemos nunca a congregarnos en una única Iglesia, no pasaremos de hacer alguna oración juntos, conocernos, contarnos las penas, alguna amistad personal....pero no pasaremos de ahí.
Todas las iglesias tienen un peso histórico y de tradiciones, normas disciplinares, costumbres, etc. casi inamovible, aunque no vengan literalmente de Cristo.
Hablamos de juntarnos con los hermanos separados, pero ¿hay diálogo interno dentro de las mismas confesiones? Si está "todo el pescado vendido ya" como se suele decir. Así lo veo yo.
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LF:
Tú y todo el que tenga ojos en la cara.
Totalmente de acuerdo. Que el Papa le levantase la excomunion a Lutero seria una falta de respeto al propio Lutero, a partir de su vision del Papado. Cito de la entrada sobre Lutero en la version en español de la Enciclopedia Catolica, en el sitio de aciprensa, agregando un par de datos adicionales entre parentesis:
"Ya el 10 de julio (de 1520), cuando la bula ("Exsurge Domine") se estaba discutiendo, la desafió desdeñosamente: “Para mi, la suerte está echada: desprecio igualmente el favor que la furia de Roma; no quiero reconciliarme con ella o mantener jamás comunión alguna con ella. Que condene y queme mis libros; yo, a mi vez, a no ser que no encuentre fuego, condenaré y quemaré públicamente toda la ley pontificia, esa ciénaga de herejías” (De Wette, op. cit., 466).
Eso pensaba al principio de su carrera como reformador. Y hacia el final de su carrera (murio en 1546) escribio, y a partir de aqui cito de nuevo la Enciclopedia Católica, “Contra el papado establecido por el Diablo” (1545). Especialmente en éste último, el pensamiento coherente y su expresión son enterrados en un diluvio torrencial de vituperios “para los que no se ha encontrado pluma y menos aún imprenta” (Menzel, op. cit., II, 352).
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