Breve explicación de la doctrina católica sobre la resurrección que niegan los heterodoxos
En el último artículo del P. Juan Masiá, sacerdote y jesuita, sostiene una tesis que han repetido otros heterodoxos antes que él. En España, concretamente, forma parte de la “teología” del sacerdote Torres Queiruga, quien no tuvo reparo en decir en una entrevista que el día que se encontrara el cuerpo de Cristo sería el más feliz de su vida.
Escribió el P. Masiá:
María murió y la enterraron, como Jesús murió y lo enterraron. La fe en la resurrección no necesita una tumba vacía.
Como los heterodoxos no profesan la fe católica pero no tiene la coherencia suficiente como para abandonar la Iglesia, y no quieren que se les ponga en el lugar que les corresponde -San Pablo no habría dudado un instante en excomulgarles-, intentan tapar sus herejías tomándonos el pelo a los demás. Es decir, ellos no creen en la resurrección, pero afirman que sí creen en la misma, aunque de una manera diferente. Así por ejemplo, la resurrección de Cristo no consistió en que el cuerpo que fue bajado de la Cruz se levantara y abandonara la tumba donde fue depositado. Queiruga lo explica así al negar la historicidad auténtica de las aparición de Cristo una vez resucitado:
.. una piedad que tome en serio la fe en el Resucitado como presente en toda la historia y la geografía humana —“donde están dos o tres, reunidos en mi nombre allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20)—, no puede pensar para él un cuerpo circunscribible y perceptible sensorialmente.
Es decir, para ese hereje, Cristo ha resucitado en el sentido de que allá donde haya dos cristianos reunidos en su nombre, Él está presente. Se trata de una resurrección en la que no existe un ámbito corpóreo, un cuerpo revivido y glorificado. Afirma Queiruga (negritas mías):
… nótese que cuando se intenta afinar, hablando, por ejemplo, de “visiones intelectuales” o “influjos especiales” en el espíritu de los testigos , ya se ha reconocido que no hay apariciones sensibles. Y, una vez reconocido eso, seguir empeñados en mantener que por lo menos vieron “fenómenos luminosos” o “percepciones sonoras”, es entrar en un terreno ambiguo y teológicamente no fructífero, cuando no insano. Esto no niega la veracidad de los testigos —si fueron ellos quienes contaron eso, y no se trata de constructos simbólicos posteriores—, ni tampoco que el exegeta pueda discutir si histórico-críticamente se llega o no a ese dato. Lo que está en cuestión es si lo visto u oído empíricamente por ellos es el Resucitado o son sólo mediaciones psicológicas —semejantes, por ejemplo, a las producidas muchas veces en la experiencia mística o en el duelo por seres queridos— que en esas ocasiones y para ellos sirvieron para vivenciar su presencia trascendente, y tal vez incluso ayudaron a descubrir la verdad de la resurrección. Pero repito eso no es ver u oír al Resucitado; si se dieron, fueron experiencia sensibles en las que descubrieron o vivenciaron su realidad y su presencia
Lo cierto es que hablar así no es, como pretende el teólogo gallego, “repensar” la resurrección, sino simple y llanamente negarla. Vaciar de sentido una palabra no evita el error sino que lo hace aún más grave. Sería mejor que dijeran directamente “yo no creo que hubiera resurrección alguna” a intentar excusar su falta de fe con razonamientos perversos.
Hemos de partir del hecho de que la resurrección de Cristo, y la que tendrá lugar al final de los tiempos, no es meramente una vuelta a la vida del cuerpo muerto. Es decir, Cristo no resucitó como Lázaro, que luego volvió a morir. Y cuando resucitemos antes del juicio final, nuestros cuerpos no pasarán de nuevo por la muerte física, pues estarán glorificados. Pero sin duda serán nuestros actuales cuerpos los que resuciten. Así lo enseña el Denzinger (negritas mías):
429- … Él también sufrió y murió en el madero de la cruz por la salud del género humano, descendió a los infiernos, resucitó de entre los muertos y subió al cielo; pero descendió en el alma y resucitó en la carne, y subió juntamente en una y otra; ha de venir al fin del mundo, ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y ha de dar a cada uno según sus obras, tanto a los réprobos como a los elegidos: todos los cuales resucitarán con sus propios cuerpos que ahora llevan, para recibir según sus obras, ora fueren buenas, ora fueren malas; aquéllos, con el diablo, castigo eterno; y éstos, con Cristo gloria sempiterna.
Y así lo explica el Catecismo:
990 El término “carne” designa al hombre en su condición de debilidad y de mortalidad (cf. Gn 6, 3; Sal 56, 5; Is 40, 6). La “resurrección de la carne” significa que, después de la muerte, no habrá solamente vida del alma inmortal, sino que también nuestros “cuerpos mortales” (Rm 8, 11) volverán a tener vida.
Y
997 ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.
Los que niegan la necesidad de una tumba vacía para la fe en la resurrección -que por cierto forma parte del Credo-, se oponen abiertamente a la enseñanza de la Iglesia. Cito de nuevo el Catecismo:
999 ¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo” (Lc 24, 39); pero Él no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en Él “todos resucitarán con su propio cuerpo, del que ahora están revestidos” (Concilio de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria” (Flp 3, 21), en “cuerpo espiritual” (1 Co 15, 44):
«Pero dirá alguno: ¿cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano…, se siembra corrupción, resucita incorrupción […]; los muertos resucitarán incorruptibles. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad (1 Cor 15,35-37. 42. 53).
Por tanto, una cosa es afirmar, con San Pablo, que en nuestra resurrección nuestros cuerpos no serán como son ahora y otra muy distinta decir que nuestros actuales cuerpos no resucitarán. Tendremos cuerpos glorificados -al menos los que seamos salvos- pero se partirá de nuestra realidad corpórea actual.
San Pablo dio instrucciones claras a Timoteo sobre lo que hay que hacer con los que se separan de la Iglesia en esta doctrina:
Evita las profanas y vanas palabrerías, que fácilmente llevan a la impiedad, y su palabra cunde como gangrena. De ellos son Himeneo y Fileto, que, extraviándose de la verdad, dicen que la resurrección se ha realizado ya, pervirtiendo con esto la fe de algunos. (2ª Tim 2,16-18)
Aunque su alejamiento de la fe de la Iglesia en la resurrección sea diferente, Queiruga y Masiá - y tantos como ellos- son los Himeneo y Fileto de hoy en día. Ahora bien, a diferencia de en tiempos de los apóstoles, a los herejes se les permite permanecer dentro de la Iglesia, difundiendo el veneno del error y pervirtiendo “la fe de algunos”. Y esos algunos hoy son miles, quizás millones.
A Dios gracias, el papa Francisco ha abordado este tema:
Desgraciadamente a menudo se ha intentado ocultar la fe en la resurrección de Jesús, e incluso entre los mismos creyentes se ha insinuado la duda. Ha sido por superficialidad, o a veces, por indiferencia, porque nos ocupan miles de cosas que se consideran más importantes que la fe, o por una visión de la vida puramente horizontal. Pero precisamente es la resurrección la que nos da la esperanza más grande, ya que abre nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte puede ser derrotados. Y esto nos lleva a vivir con más confianza las realidades cotidianas, a hacerles frente con coraje y compromiso. La Resurrección de Cristo ilumina con una nueva luz estas realidades cotidianas. La resurrección de Cristo es nuestra fuerza!
Esperemos que el Papa y los obispos en comunión con él hagan todo lo que está en su mano, que dada su autoridad es mucho, para evitar lo que el Santo Padre considera una desgracia. Porque para muchos fieles, entre los que me encuentro, lo que resulta verdaderamente escandaloso no es que haya personajes que enseñan algo contrario a la fe de la Iglesia, sino que la autoridad eclesial no haga casi nada para impedirlo. Y por más que nos tilden de fundamentalistas, talibanes o “los del retrovisor", no podemos hacer otra cosa que levantar nuestra voz para rogar filialmente a quien corresponde que se cumpla la voluntad de los apóstoles en relación a los falsos maestros que arrasan el rebaño de Cristo. Y si nosotros calláramos, las piedras hablarían.
Luis Fernando Pérez Bustamante
29 comentarios
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LF:
En el Islam les rebanarían el pescuezo a la primera barbaridad contra el Corán que dijeran.
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LF:
La Biblia lo presenta como resurrección. Volvió a la vida tres días después de morir.
Otra cosa es que la resurrección final sea distinta. Pero lo de Lázaro no deja de ser resurrección.
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LF:
Da Pagola ya se encarga el P. Iraburu, :D
P. Nicolás, como no está en la parra, porque de estas cosas se entera, se convierte así en una especie de mamporrero de estas posiciones heréticas.
Su Santidad, Francisco (como su coetaneo Benedicto), dará muchos discursos pero poca mano dura con estos lobos disfrazados de oveja.
La mano dura para otros casos...
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LF:
Hombre, dudo que el Papa conozca lo de Masiá. Veremos que pasa cuando se entere... que se enterará.
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LF:
Japón es desde hace décadas el único país de Asia donde el catolicismo no solo no crece sino que está en retroceso. ¿A alguien le extraña?
Cuando se deja la "evangelización" en manos de una orden religiosa en estado de descomposición y además se rechaza la presencia de quienes sí tienen éxito en la verdadera evangelización, no cabe esperar otra cosa.
Lo peor de todo es que aquello no tiene remedio porque la práctica totalidad de los obispos japoneses, sin llegar a sus extremos, están en la onda de Masiá.
Conclusión: A menos que este Papa haga algo -los anteriores no hicieron nada- Japón es a día de hoy un país perdido para Cristo desde el punto de vista de la Iglesia Católica. Tendrán que ser los evangélicos quienes hagan algo para cristianizar esa nación.
Es una especie de arrianismo larvado que resurge en todas partes: horror a la encarnación de Dios. Y, en este caso, a la manifestación también física del Resucitado.
Parece mentira que el progresismo (que es como Proteo, que se mimetiza en multitud de formas) insista tanto en la encarnación, y luego proponga estas escapatorias espiritualistas a la carne resucitada...
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LF:
Gnosticismo, no arrianismo. Aunque estos herejes también suelen ser arrianos.
Por analogía, cuando vienen "ladrones de la Fe" como estos herejes, ¿qué hace la "policía"?
Esto me hace recordar un terrible pasaje de los escritos de Santa Teresa(cito de memoria), adonde menciona un "empedrado" que conduce al Infierno, hecho con calaveras de frailes, curas y obispos.
Creo que también esta herejía es causa del desconocimiento de nuestro ser total, que es cuerpo y alma. Mi alma sola no soy totalmente yo, y mi cuerpo solo tampoco. Mi yo total es mi cuerpo y mi alma.
Un sacerdote me explicó que cuando nuestra alma esté en el cielo mientras nuestro cuerpo todavía está en la tumba o donde sea, nuestra alma no será totalmente feliz, ya que se añorará del cuerpo. Será totalmente feliz cuando nuestro cuerpo resucite y se una a ella, para ser nuestro ser total.
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LF:
El cristianismo sobrevive a la persecución e incluso a la herejía -caso de orientales no calcedonianos-, pero no a la apostasía.
Lo intenten vender como quieran es signo inequivoco de que caminan, "gloriosamente", hacia su extinción.
En Andalucía abandonan presencias historicas... lo que está mayoritariamente podrido, no da frutos.
La Biblia lo presenta como resurrección. Volvió a la vida tres días después de morir.
Otra cosa es que la resurrección final sea distinta. Pero lo de Lázaro no deja de ser resurrección.
17/08/13 12:58 PM
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-Este pasaje del Evangelio (Jn.11,1-44es) es uno de los más emotivos. Pues hace que Jesús, una vez más y solo tres, llore al no ser comprendido.
-Bien cierto que la resurrección final sea distinta a lo que aconteció con Lázaro.
- Pues Jesús no resucitó a Lázaro como se pretende, sino que paró el proceso natural de la muerte de éste; que como en todo ser normal cuando se entra en esta situación de descomposición, culmina en la desintegración total del cuerpo humano, animal o vegetal.
-Y dijeron que Jesús lloró porque amaba a Lázaro.
-Y siendo cierto que Jesús amaba a Lázaro; Ellos no entendieron el porqué Jesús lloró cuando "resucitó" a Lázaro;
- Ellos creyeron que Jesús lloró porque Lázaro había muerto. Y no entendieron que Jesús lloró, porque si por una parte, no era creído como Él hubiera querido; Por otra, para que estos sus parientes creyeran, Él, sin el permiso de Lázaro. Y con el permiso del Dios Padre, iba a interrumpir el natural curso de Lázaro hacia otra vida mejor...
-De aquí que Jesús sabiendo que lo iba hacer era a contra natura del tiempo en el cuerpo de un ser querido, clama al Padre diciendo:
-"Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sabía que siempre me escuchas, pero lo he dicho por la muchedumbre que está alrededor, para que crean que Tú me enviaste..."
Por lo tanto, citarles los evangelios a esta gente no sirve de nada.
No entienden que están escritos por los testigos oculares de los hechos.
San Mateo y San Juan son testigos directos.
El Evangelio de San Marcos son las Memorias de San Pedro
Y el de San Lucas,que es el Evangelio de San Pablo, es una recopilación de varios testigos, entre ellos la propia Virgen María.
Jesucristo no dejó nada escrito, pero la primera parte de San Lucas es la propia Virgen la que se lo dicta a San Lucas.
Ellos no son heterodoxos. Ni católicos. Son o comunistas (enemigos de la religión), o satánicos (enemigos de Jesús y su Iglesia). La misión de ambos: derribar la Iglesia.
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LF:
Yo sí puedo poner enlace al vídeo. Es este:
http://es.gloria.tv/?media=150209
El mismo San Pablo dice tajantemente: "Si Cristo no resucitó vana es nuestra fe." Efectivamente, si Cristo no resucitó creemos en un mentiroso y ¿porqué entonces creerle en todo lo demás, que es Dios encarnado, salvador, perdonador de pecados, presencia real en el pan y el vino, etc. Por ello negar la resurrección lleva, a mi entender, a negar la fe entera.
Desde luego si San Pablo viviese ahora, seguro que a todos los que niegan la resurrección de Cristo los excomulgaba, ya que negar la resurrección conlleva a la negación o al menos a la puesta en duda de toda la fe.
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LF:
Jesús dio autoridad a San Pablo para pastorear su Iglesia y así librarla de falsos maestros.
Jesús jamás admitiría que un miserable negara su resurrección y llevara a otros a no creer en la misma.
Jesús dijo que al que no escuchara a la Iglesia no se le debía considerar como miembro de ella.
Eso sí, sin duda Jesús no dudaría un instante en perdonarles si se arrepintieran.
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LF:
Sus tesis se repiten por otros. Hay que denunciarlo.
Desde luego que Jesús no dudaría ni un instante en perdonar a los herejes, pero siempre que se arrepientan.
La cuestión es: ¿Se arrepienten estos herejes de sus herejías? Por ahora vemos que no, sino que pertinazmente se mantienen en ellas. Luego Jesús no les perdonaría, ya que donde no hay arrepentimento es imposible el perdón.
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LF:
Necesitamos mucho las oraciones de los demás. Mucho.
Claro, Queiruga y cía. dirán que esos pasajes son solamente una expresión simbólica, y que el Espíritu Santo sabía que dos mil años después iba a aparecer Bultmann para que finalmente pudiésemos entender ese simbolismo tan complicado.
Es cierto que Bultmann sacó lógicamente las mismas consecuencias para el hablar "mitológico" sobre la Divinidad de Jesucristo, sobre la Encarnación del Hijo de Dios, etc. Lo que uno no entiende es porqué ellos no son igualmente lógicos y no niegan la Divinidad de Cristo y la Encarnación del Verbo, reduciéndolas a puros "símbolos" ¿o es que sí lo hacen?
En cuanto al ver, si puede haber un cuerpo en estado sobrenatural, también puede haber un "ver" en estado sobrenatural, de modo que siga siendo un "ver" un cuerpo real y objetivo, pero que los ojos sólo pueden percibir con una ayuda sobrenatural, análogo (solamente) a como con los lentes podemos ver cosas que no podemos ver sin ellos.
En cambio, en el caso de las "mediaciones psicológicas" de que habla Queiruga, allí no hay "ver" alguno, como no es "ver" el "imaginarse", el "soñar" o el "alucinar" que hay un elefante en el living.
Uno se pregunta cómo se podría "vivenciar o descubrir la realidad" del elefante en casos como ése. No alcanzaría, en efecto, que el elefante estuviese realmente en el living.
Ahí resultaría solamente que por casualidad (en latín: "per carambolam":)) nuestros pires psicológicos coincidirían con la realidad, pero eso no nos autorizaría a "descubrir" nada, y no "vivenciaríamos" por ello la realidad del elefante, dado que la conexión entre nuestro raye interno y el elefante real sería puramente coincidental, azarosa.
No hay que despreciar el papel que tiene el carácter burdo de la formación filosófica subyacente en la génesis de estas herejías. Como ya hemos dicho varias veces: "No sin grave daño..." se abandona la escolástica.
En cuanto a Lázaro, Jesús le dice a Marta: "Resucitará tu hermano", y cuando ella lo refiere solamente al último día, Jesús le dice:"Yo soy la resurrección y la vida", como diciendo: Yo, que estoy aquí y ahora.
El verbo que traducimos por "resucitará" (anastesetai) es el mismo que se usa para hablar de la resurrección (anastasis).
Lo que pasa es que el concepto de "resurrección" es un concepto o bien genérico, o bien analógico, que significa "reunión del alma con el cuerpo", implicando la vivificación del cuerpo por el alma, su principio vital.
Ese concepto se realiza en dos casos diferentes, esencialmente distintos entre sí: la vuelta del cuerpo a esta vida mortal, que es lo que sucedió a Lázaro, y el ingreso del cuerpo en la vida gloriosa y eterna, que es lo que le sucedió al cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo.
En el primer caso, el alma vive una vida puramente natural, y ésta es la que le comunica al cuerpo, en el segundo caso, el alma está divinizada por la participación en la naturaleza divina, y comunica esa vida divina y eterna al cuerpo.
Recordemos que en el caso de Nuestro Señor la naturaleza humana como tal, alma y cuerpo, participa de la naturaleza divina por la gracia, mientras que la Persona del Verbo es divina (no participa de la Divinidad, sino que es divina) por su nacimiento eterno del Padre.
Saludos cordiales.
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LF:
Aunque sea a Nestor, no entiendo la pregunta.
(Visto en forosdelavirgen.org/68598/la-virgen-maria-no-fue-asunta-al-cielo-en-cuerpo-y-alma-2013-08-20/)
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LF
Sí, eso, hace usted bien. Cuanto más lejos de nosotros mejor. Para usted y para nosotros. Total, no somos de la misma iglesia porque tenemos una fe diferente, así que para qué disimular.
Agur.
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