Dolor, sólo dolor
Cada vez que hay un accidente o un atentado que causa un número considerable de víctimas, todo el mundo se conmueve. A pesar de que todos los días muere mucha gente en la carretera o en incidentes laborales o caseros, la acumulación de fallecidos en un solo suceso eleva a la enésima potencia la repercusión mediática y social.
Aun así, salvo aquellos que se dedican a atender a las víctimas, casi todo el mundo contempla lo ocurrido desde su pantalla de televisión o de ordenador. Por desgracia, yo he tenido oportunidad de saber lo que se siente desde la condición de víctima, ya que mi padre iba en el avión que arrasó la ladera del monte Oíz (Vizcaya), el 19 de febrero de 1985. Me acuerdo que tenía la sensación de estar en medio de una película de terror, como si la realidad no fuera la que era.
En el caso de mi padre, no había posibilidad alguna de que alguien hubiera sobrevivido, así que asumí pronto que no volvería a verle. Tras la confusión inicial, llega el dolor. Un dolor que no tiene explicación, que te llega sin que nadie te haya preparado para afrontarlo. En los primeros días, estás tan rodeado de gente que intenta ayudarte, que no te da apenas tiempo a enfrentarte a lo que ha sucedido. Pero pronto llega el silencio. Y entonces quedas tú y la pena. Tú y el dolor. Tú y la cruz. Si tienes la suerte de tener fe, puedes agarrarte a ella, pero ni siquiera la fe te evita la sensación de que tu vida se ha partido en dos y ya nunca será igual.
A quienes hemos pasado por estas circunstancias nos resulta fácil ponernos en el lugar de quienes ayer han perdido un ser querido en el tren que estaba a punto de llegar a Santiago de Compostela procedente de Madrid. Sabemos que ahora viven en una especie de nube, en una pesadilla de la que querrían despertar. Toda muestra de cariño es poca. Toda palabra de consuelo parece irse por el sumidero del alma. Y sin embargo, es necesario que les rodeemos, que les hagamos ver que no están solos, que sus lágrimas son nuestras lágrimas, que su pena es nuestra pena.
Como cristianos sabemos que esta vida no es el final. Es imprescindible que pidamos al Señor por las almas de todos los fallecidos. Sólo Él sabe cuántos estaban en gracia en el momento de su muerte. Pero podemos rogarle que concediera un último instante de lucidez a quienes estaban alejados de la fe para que pudieran arrepentirse y así ser salvos. Dios toma en cuenta con anticipación las oraciones que sabe que le vamos a hacer. No dejemos, pues, de rezar por los que ya han dejado esta vida. Y, por supuesto, debemos rogarle para que se haga presente en aquellos que lloran a sus seres queridos. La Iglesia es hoy la mensajera del consuelo del Señor para ellos.
Acabo con dos últimas reflexiones. Entiendo que los medios de comunicación han de hacer su trabajo. Pero deben saber que la proliferación de las imágenes de estos accidentes no ayuda precisamente a las familias que los sufren. Deberían autolimitarse lo más posible. Ya sabemos todos que los vagones de los trenes han quedado muy mal. Pero no tenemos necesidad alguna de ver los muertos tirados por el suelo.
Y por último, destacar la avalancha de fraternidad del pueblo gallego, que ayer se volcó en masa para ir a donar sangre para los heridos. A veces parece que es necesario que ocurran desgracias para constatar que la luz de Cristo ilumina el corazón de las personas y estas responden con un sí a la llamada del samaritano que está tirado en la cuneta esperando que alguien le eche una mano. Es decir, incluso en medio de la muerte, la vida resplandece. En medio del dolor, el amor triunfa. En medio de la desgracia, surge la esperanza que nos hace pensar que no todo está perdido en esta sociedad.
Luis Fernando Pérez Bustamante
37 comentarios
---
LF:
Supongo que lo hacen lo mejor que saben. Y seguro que también hay sacerdotes que se ofrecen para atender a quienes lo soliciten.
De todas formas, y sin ánimo de minimizar la tragedia compostelana, cada día en España mueren una media de 300 niños inocentes asesinados en el vientre de su madre, y nadie arma ningún revuelo mediático por ello, nos quedamos más anchos que panchos.
Me parece que somos una sociedad bastante hipócrita y que perdemos con facilidad la memoria. Si los medios de comunicación son altavoz de unos muertos por accidente, también deberían serlo, con mayor razón, de los que voluntariamente y al amparo de la Ley matamos todos los días en la sociedad española, a razón de 300 inocentes abortados de media diaria.
Que el Señor Santiago nos conserve la vista y la memoria. Santiago y cierra España a todos nuestros males, accidentes ferroviarios incluídos, pero también a todas las ideologías y partidos políticos que promueven y legalizan el nefando crimen diario del aborto.
Por último, es de vergüenza nacional que el día de nuestro Santo Patrón Santiago no sea considerado festivo.
Lo dicho: !Santiago y cierra España¡
PD: Esto no lo digo en plan de crítica al post de LF, que ya está harto de denunciar el crimen del aborto, sino como crítica a los medios de comunicación española que silencian sistemáticamente el nefando crimen diario del aborto.
Lo que toca es rezar un padrenuestro por sus almas, que Dios les dé el descanso eterno y el consuelo y la resignación cristiana para sus familiares.
Requiem aeternam dona eis Domine
Et lux perpetua luceat eis
Resquiescant in pace
Amen
Por lo tanto creo que quienes han omitido esa medida de precaución comparten un poco la responsabilidad con el conductor, que es el principalísimo responsable.
Seguramente ahora han de implementar el control, pero ¡a qué costo!.
---
LF:
Había limitadores, pero parece que han fallado. De todas formas, el conductor tenía que haber ido mucho más lento.
Interesante reflexión. No estaría mal que alguien profundizara en ella, al hilo de este accidente, en próximos posts de esta web.
Que Dios se apiade de los muertos y los tenga pronto en Su gloria.
"Dije: "Dios, me duele." Y Dios dijo: "Lo sé."
Dije: "Dios, he llorado tanto ..." Y Dios dijo: "Para eso es que te dí lágrimas."
Dije: "Dios, estoy tan deprimida ..." Y Dios dijo: "Por eso es que te dí el brillo del sol."
Dije: "Dios, la vida es dura." Y Dios dijo: "Por eso es que te dí a seres queridos."
Dije: "Dios, mi ser más querido murió ... " Y Dios dijo: "El mío también."
Dije: "Dios, es una pérdida tan grande ... " Y Dios dijo: "Vi al mío clavado en una cruz."
Dije: "Dios, pero tu ser más querido vive ... " Y Dios dijo: "El tuyo también."
Dije: "Dios, ¿dónde están ellos ahora?" Y Dios dijo: "El Mío está a mi mano derecha, el tuyo está en la Luz y en tus recuerdos."
Dije: "Dios, duele." Y Dios dijo: "Lo sé."
Señor y Padre nuestro, te pido por tus amados hijos que hoy se han ido, que lo recibas en tu seno y que por quienes hoy lloran su partida, dale consuelo y seca sus lagrimas, Te lo pido por tu amado hijo Jesus que por nosotros murio en la Cruz, Amen
Sergio de Uruguay
Pareciera ser que el sistema interactivo falló, pero eso podía haber sido subsanado por la supervisión del maquinista, que para eso está.
En cuanto al accidente compostelano, una reflexión. Cada vez que subimos a un autocar, a un tren, a un avión..., sabemos que desde ese momento estamos en manos de quienes lo conducen. Y la inmensa mayoría de las veces vamos confiados, del mismo modo que confiamos en el cirujano que nos opera en un hospital. En numerosas situaciones los seres humanos ponemos nuestras vidas en las manos de otros seres humanos, sabiendo perfectamente que somos imperfectos y que esos otros pueden equivocarse y fallar por mil razones, como de hecho sucede. Y nos fiamos, a pesar de todo. Y, sin embargo, cuántas veces no confiamos en Dios, que es la Suma Perfección. Cómo podemos no confiar en Dios, sabiendo que nos ha creado, y que nos ama tanto que se hizo hombre y murió por nuestra salvación en muerte afrentosa de cruz. Qué vergüenza la nuestra, nos fiamos de otras personas, cuando el mismo Jesús nos advierte que hemos de ser cautos como serpientes y sin embargo no nos fiamos del Señor, no hacemos lo que Él nos dice, no correspondemos a Su Amor.
Rezo por las 79 víctimas del accidente y por sus familias para que mantengan la fe y la esperanza.
---
LF:
80.
Amo mucho al pueblo gallego por que los quiero y he compartido tanto con ellos ,va mi sentir y acompañamiento en el dolor,sigo ofreciendo mis rosarios por ellos y la santa misa de hoy.
Entre los fallecidos hay un párroco de la iglesia de Santa Teresa de Jesús de Colmenar Viejo-Madrid, José María Romeral.
¿cuántos días corresponden por algo más de 280 que mueren diariamente (100.000 al año) en similares condiciones .....?
Con el "agravante por el vínculo", la "·alevosía", y todas esas cosas...
Digo, de curioso que soy nomás...
Porque en una de esas a España le corresponde estar en "estado de Duelo", con bandera a media asta de manera permanente. :-((
Muy buena pregunta la tuya: "Si por 80 personas que mueren por accidente ferroviario corresponden 3 días de duelo nacional, ¿cuántos dias de luto nacional correspondería hacer por unas 280 personas diariamente asesinadas mediante el aborto?"
Pues como tú mismo dices nos faltarían dias al año para hacer duelo, tendría que ser un duelo perpetuo.
Tan ciudadanos españoles dignos de atención son los 80 muertos por el desgraciado accidente ferroviario de Santiago de Compostela como los 280 o más que mueren cada día abortados. Sinembargo los medios de comunicación social, que se vuelcan en informar y deplorar la muerte de los accidentados, no dedica ni una línea a seguir y deplorar el asesinato de los abortados.
Igual que salen por la televisión los cadáveres de los accidentados, debieran salir también los cadáveres horriblemente maltratados, mutilados y quemados de los 280 niños diarios que son matados con la aprobación de la Ley y el concurso de políticos y ciudadanos.
Ni Rajoy, ni el Rey, ni los políticos, que son tan sensibles de la muerte de lo 80 accidentados, se conmueven lo más mínimo por los 280 niños inocentes que mueren diariamente abortados.
Algo huele a podrido en esta tierra de España.
Pero me gustaría añadir un matiz, con todo respeto para los que no piensan lo mismo que yo:
Creo que el minuto de silencio a los que no creen les puede servir para pensar, para enfrentarse con realidades que normalmente se evitan, de las que permanentemente se evaden. En nuestro mundo nadie quiere ser testigo del sufrimiento, de la enfermedad, de la muerte. Por eso un minuto de silencio es mejor que nada.
Los que creemos lo utilizamos para rezar. Podemos hacerlo moviendo en silencio los labios, con un testimonio mudo de que hay con quien hablar de nuestras penas. Pero hacerlo en voz alta, sería contraproducente, pues no tengo la menor duda de que en vez de reflexionar sobre la vida y la muerte, se dedicarían a indignarse por lo que considerarían una "imposición" de los creyentes a los no creyentes.
Por supuesto tenemos otras ocasiones de rezar en voz alta que no sea el minuto de silencio que creo que es positivo, aunque sea muy insuficiente, pues en el silencio se pueden encontrar con su propio vacío.
El silencio es bueno. En el silencio habla Dios, como sólo El sabe, incluso a quienes no lo quieren escuchar.
Y hay un tiempo para cada cosa, como dice la Biblia. También para el silencio.
Nadie sabe la hora de dar cuentas.
Entiendo y te acompaño estimado Luis Fernando en tu dolor por tu padre, pues aunque sé que le tienes siempre presente, momentos como este hacen que se te rasgue el alma de nuevo.
Afortunadamente, no he vivido una situación como la de los familiares, perder un ser querido en un accidente, me imagino que es necesario conocer claramente las causas, que aunque no te devuelve a los familiares, si puedes entender que no tengan que pasar otros por el mismo trance, aunque a veces, puede que queden las causas reales en la mayor oscuridad por otro tipo de intereses.
Lo que si que he vivido, ha sido el fallecimiento de un hermano con 24 años de muerte súbita,(infarto) y cada vez que ha ocurrido algo similar, como lo ocurrido con los futbolistas Dani Jarque y Antonio Puerta, se ha removido mucho más los sentimientos vividos y estoy con Luis Fernando en que hay que arropar a esos familiares y allegados para que se sientan acompañados y queridos en su dolor, o al menos arropados por nuestra oración.
En cuanto a las imágenes, estoy con Luis Fernando que tendría que haber un poco más de autocensura y ética periodística, comentaba un familiar como se enteraron de que su familiar, un niño, estaba bien, por las imágenes en las que estaba siendo rescatado de unos de los coches del tren, como herido, no quiero imaginar lo que puede ser ver a tu ser querido tirado muerto, o simplemente imaginarlo. Se que muchas veces, este dramatismo mete en el dolor y hacen comprender mejor el dolor a los que lo podemos contemplar desde fuera, pero como hacen en otros países se puede hacer igual desde un plano largo, dado que es muy dañino para esos familiares. Y lo digo desde mi profesión de ITOP, como Jefe Coex, he asistido a muchos accidentes mortales y al final tienes que hacerte más duro ante esas terribles imágenes y por eso mismo, entiendes mejor que se debe proteger de esas imágenes a los familiares.
Destacar la solidaridad del pueblo y eso nos debería hacer reflexionar, que el punto de partida es bueno y con un poco más de oración por la sociedad, podrían alcanzar el don de la fe y con otro poco más de oración, más nuestras propias buenas obras, conversión y con un corazón completamente convertido y orientado hacia Dios, una sociedad más justa y con ello unas leyes más justas.
Por último, si la solidaridad del pueblo es muy grande, la misericordia de Dios es infinita y a la altura de las circunstancias, creo que la mejor oración recibida por el Señor, es ver las colas formadas ante los hospitales ante el llamamiento para donara sangre y ver en general esa solidaridad, ese "ser racimo", lo cual no quita que se deba rezar y mucho por las personas fallecidas, ahora y después y también por esas familias y allegados para que el Señor les de fortaleza, no sea que se cumpla la máxima, de el primer día todos horrorizados, el segundo todos consternados, el tercero de luto oficial y el resto de los días a partir de ahí, el dolor sólo para los familiares y allegados.
Por lo visto, en España para que los muertos sean noticia han de serlo por descarrilamento de tren o similares, pero no se dice ni pío de los que diaríamente mueren abortados.
El Sr. Feijoo, Presidente de la Xunta gallega, lloró amargamente por televisión por los muertos del accidente ferroviario. Me parece muy bien. Pero no se le ve derramar ni una lagrimita por los 280 abortados diarios, de los cuales a Galicia le deben de corresponder unos cuantos. !País¡
Por su primera frase, entiendo que es Vd.por lo menos cristiano, es más, puede ser incluso católico.
Entonces, no entiendo el porque de su extrañeza en que debamos rezar a Dios por el alma de una persona fallecida, en lugar de callar un minuto, como podrían ser diez, o los que se terciasen, porque para el caso da igual.
Y no es verdad: el minuto es impuesto. Las diversas instituciones son las que dictan esas normas tan "politicamente correctas" para que la gente se junte en un momento concreto y se posicione laicamente. Un auténtico paripé cuya finalidad es alejarse en todo momento de la religión.
Y los católicos, tan valientes ellos, dejándose llevar como un rebaño al matadero.
Patétíco !!!
Pero es que el minuto de silencio se puede aprovechar para la oración que uno quiera hacer o para escuchar a Dios, desde la fe conscientemente, o desde el ateísmo, indirectamente, porque ¿no creen vds que Dios aprovechará esos momentos para llegar al corazón del que sistemáticamente evita pensar en la muerte y en el sentido de su vida? Yo no pondría límites a la actuación de Dios y si lo único que van a hacer es callar un minuto, de ahí también se puede sacar provecho -no creo que sea un minuto contra nadie.
Entre los que acudieron a dar sangre habría personas que no fueran creyentes, pero sin duda también era Dios el que les movía a la generosidad -aun sin saberlo ellos.
Y si además damos testimonio como creyentes rezando juntos en grupo, pues mejor todavía, pero desde luego hay un momento para cada cosa y muchas personas, aunque no sean creyentes, necesitan poner un minuto de silencio en su vida, y tal vez les sirva para dejar de correr hacia ninguna parte.
No creo que el silencio y la oración sean excluyentes, pero supongo que no van a cambiar de opinión, así que aquí dejo el tema.
Y no debemos desalentarnos ni perder la esperanza, porque ante el horror del aborto suceda en nuestros días justo lo que usted indica: la insensibilidad o pereza incluso de los que no podemos alegar ignorancia sobre tan espeluznante como sistemática matanza de inocentes, así como sobre el abandono casi absoluto de sus madres.
El aborto se legalizó de un plumazo, no poco a poco.
La derogación del aborto ha de ser TAJANTE, no pasito a pasito.
Hay que extirpar de una vez por todas los asesinatos cometidos a los seres más indefensos, y que por lo tanto claman al cielo.
Los que desalientan y hacen perder la esperanza son todos Vdes. que pretendiendo defender la vida no cogen el camino indicado. Ya llevamos muchísimos años matando a inocentes y creo que es hora de actúar en firme.
La justicia de Dios es implacable y la estamos tentando.
Cuando se tata de salvar vidas humanas resulta inmoral e irracional la política del todo o nada; algo así como que siga todo como está, no sea que los pasitos que se den en favor de la vida, grandes o chicos, terminen por consolidar como bueno lo que es a todas luces malo, es decir, que se corra el riesgo de olvidar que ninguna ley puede legitimar la muerte de un inocente. O, dicho de otra forma, que sigan los católicos desorientados votando al PP. Mire usted, los católicos no debemos en ningún caso votar un partido que no defienda de forma incondicional la vida, se trate del PP o de cualquier otro, y ese es un problema de otra naturaleza y en mi opinión muy grave, que tiene que ver con aquel lamento y llanto de San Francisco: el Amor no es amado.
No sé si me explico con suficiente claridad. Cada esfuerzo, cada voluntario, cada donación, cada granito de arena, incluidas las aportaciones de los políticos de turno, por escasas o insignificantes que sean, deben ser bienvenidas, sin que eso implique que los católicos debamos votarles cuando quiera que no defiendan, en su programa y de forma real cuando gobiernan, la vida sin excepciones de los concebidos y apoyen a las madres vulnerables.
Cuando seamos muchos los que de forma perseverante aportemos esos granitos de arena, salvando vidas y apoyando a las madres a tenerlos, le aseguro que lograremos algún día con la ayuda de Dios alcanzar a recuperar el sagrado amor a la vida y la maternidad que la imperante cultura de la muerte ha logrado hacer casi desaparecer de la faz de la tierra.
Son dos cosas distintas pero ambas tienen que ver con la inviolable dignidad del ser humano: ¿hizo mal San Pablo en su carta a Filemón cuando abogó por su esclavo Onésimo? ¿Significó aquello que S. Pablo era partidario de la esclavitud y estaba tentando a Dios? Pues del mismo modo, le aseguro que no se desalienta ni se hace perder la esperanza a nadie, sino todo lo contrario, cuando quiera que pidiendo al gobierno de turno que derogue toda ley que legitime la muerte de un inocente, nos alegramos sin embargo cuando acceden siquiera a dar un paso en esa dirección. En España eso existe en este momento al menos como posibilidad, por primera vez en Europa Occidental, y le aseguro que de darse generará un formidable impulso al movimiento provida español y al de otras muchas partes del mundo.
Por último, no me pida usted que divida al mundo entre buenos y malos, porque eso no es real y en absoluto cristiano. Yo no soy bueno o, al menos, todo lo bueno que debiera, y por tanto le suplico que me trate usted con caridad; pero tampoco soy imbécil y por eso le ruego que me trate con un poquito de consideración y respeto.
Debemos dejar la política para otro post. Hay mucha tela que cortar respecto a la actitud que toman los diversos partidos políticos y medios de comunicación frente a tragedias puntuales, como este accidente ferroviario, y la fría actitud que toman en general frente a la tragedia diaria y no menor de los muertos por aborto. Pero ese es otro tema.
Dejemos, en fín, que los muertos entierren en paz a sus muertos y sigamos a Cristo para que los vivos dejen vivir a esos 280 niños inocentes que trágica y legalmente fallecen diariamente en nuestro país por aborto.
En efecto, y como algún comentarista apunta acertadamente, es mucho más eficaz un minuto de oración conjunta -"Donde dos se reúnan en mi nombre ..."- que el políticamente correcto y laicista "minuto de silencio".
La muerte no es final, otra expresión atea y tergiversada: ¡La muerte no es el final del camino !, eso sí nos consuela con la firme esperanza de que nos encontraremos de nuevo con los que ahora perdemos porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
Y por último, el obligado recuerdo diario a las víctimas inocentes, inmoladas antes de nacer, en España y en el mundo. ¿Qué diferencia existe entre unas y otras; tal vez en sus vidas o en tamaño de sus almas ? Su deliberado olvido desvirtúa todas nuestras oraciones y obras por piadosas y meritorias que sean.
Dejar un comentario