La obediencia a los pastores
A cuento del último documento de la Conferencia Episcopal Española sobre la relación entre los obispos y las órdenes y congregaciones religiosas, determinados sectores del progresismo eclesial están poniendo el grito en el cielo por el hecho de que los pastores hayan pedido a los religiosos que se sometan a ellos. Un sometimiento que está lejos de ser obediencia ciega, tal y como esos sectores quieren vendernos.
En el texto de la CEE vemos que se pide diálogo entre las partes. Es decir, no se trata de “yo mando lo que me da la gana y tú obedeces". Y mucho menos en aquello que es propio de los religiosos, que tienen reconocida canónicamente una autonomía en lo referente a la vida interna de las Congregaciones.
Hay quien llega a decir que es intolerable plantear “la fe en términos de obediencia en lugar de hacerlo como un gesto de libertad, de vida, de alegría, de presencia profética” y reclamar “adhesión de mente y corazón".
Pues bien, me temo que andan muy desnortados los que así opinan. El autor de Hebreos nos dice:
Obedeced a vuestros pastores y estadles sujetos, que ellos velan sobre vuestras almas, como quien ha de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con alegría y sin gemidos, que esto sería para vosotros poco venturoso (Heb 13,17).
La obediencia y sujeción al pastor no es carta blanca para éste. Como bien enseña el Concilio Vaticano II:
Los laicos, al igual que todos los fieles cristianos, tienen el derecho de recibir con abundancia de los sagrados Pastores los auxilios de los bienes espirituales de la Iglesia, en particular la palabra de Dios y les sacramentos. Y manifiéstenles sus necesidades y sus deseos con aquella libertad y confianza que conviene a los hijos de Dios y a los hermanos en Cristo. Conforme a la ciencia, la competencia y el prestigio que poseen, tienen la facultad, más aún, a veces el deber, de exponer su parecer acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia.
Lumen Gentium 37
Si eso se dice de los laicos, tanto más de los consagrados. Pero el mismo concilio indica inmediatamente que:
Los laicos, como los demás fieles, siguiendo el ejemplo de Cristo, que con su obediencia hasta la muerte abrió a todos los hombres el dichoso camino de la libertad de los hijos de Dios, acepten con prontitud de obediencia cristiana aquello que los Pastores sagrados, en cuanto representantes de Cristo, establecen en la Iglesia en su calidad de maestros y gobernantes.
Lumen Gentium 37
Según san Pablo, el apostolado sirve, entre otras cosas para promover la obediencia a la fe (Rom 1,5). El apóstol la reclama de los fieles (2ª Cor 2,9) y se alegra cuando se produce (2ª Cor 7,5). Incluso va un paso más allá y explica:
Porque aunque con exceso me gloríe yo de la autoridad que me dio el Señor para edificación y no para destrucción vuestra, no por eso me avergonzaré. Y que nadie crea que pretendo amedrentaros con las cartas. Porque hay quien dice que las cartas son duras y fuertes, pero la presencia corporal es poca cosa y la palabra menospreciable.
2ª Cor 10-8-10
Tal enseñanza aparece claramente en los escritos de los primeros cristianos en la era post-apostólica. Así leemos a San Ignacio de Antioquía:
Es por tanto apropiado que vosotros, en todas formas, glorifiquéis a Jesucristo que os ha glorificado; para que estando perfectamente unidos en una sumisión, sometiéndoos a vuestro obispo y presbítero, podáis ser santificados en todas las cosas….
…Congregaos en común, cada uno de vosotros por su parte, hombre por hombre, en gracia, en una fe y en Jesucristo, el cual según la carne fue del linaje de David, que es el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios, con miras a que podáis obedecer al obispo y al presbiterio sin distracción de mente
Ep. a los efesios
Y
Por cuanto, pues, me fue permitido el veros en la persona de Damas vuestro piadoso obispo y vuestros dignos presbíteros Bassus y Apolonio y mi consiervo el diácono Socio, en quien de buena gana me gozo, porque está sometido al obispo como a la gracia de Dios y al presbiterio como a la ley de Jesucristo.
Ep. a los Magnesianos
Y
Pasadlo bien en Jesucristo, sometiéndoos al obispo como al mandamiento, y del mismo modo al presbiterio
Ep a los trallianos
Incluso en su carta a San Policarpo, obispo de Esmirna, afirma:
Prestad atención al obispo, para que Dios también os ténga en cuenta. Yo soy afecto a los que están sometidos al obispo, a los presbíteros y a los diáconos
En esa misma época, cuando San Clemente de Roma, Papa, se dirige a los rebeldes en Corinto, les hace una advertencia seria sobre la desobediencia a su autoridad:
Pero si algunas personas son desobedientes a las palabras dichas por Él por medio de nosotros, que entiendan bien que se están implicando en una transgresión y peligro serios;
Ep. a loc corintios
Poco antes les ha dicho:
Así pues, vosotros, los que sois la causa de la sedición, someteos a los presbíteros y recibid disciplina para arrepentimiento, doblando las rodillas de vuestro corazón. Aprended a someteros, deponiendo la obstinación arrogante y orgullosa de vuestra lengua. Pues es mejor que seáis hallados siendo poco en el rebaño de Cristo y tener el nombre en el libro de Dios, que ser tenidos en gran honor y, con todo, ser expulsados de la esperanza de Él.
Como he dicho en otros artículos, el primer ejemplo de sumisión y obediencia lo dio Cristo, que siendo la segunda persona de la Trinidad, no duda en someterse a la voluntad del Padre para nuestra salvación:
Y aunque era Hijo, aprendió por sus padecimientos la obediencia, y, perfeccionado, vino a ser para todos los que le obedecen causa de salud eterna (Heb 5,8-9).
¿Cómo hemos de considerar a quienes plantean la obediencia y sumisión piadosa a nuestros obispos como algo contrario al evangelio? ¿no son más bien discípulos de aquél que dijo “Non serviam"?
¿Y si el obispo de turno, preguntará alguno, se comporta como un tirano? ¿también hay que obedecerle? Creo que en los pocos casos que así ocurra, el fiel -sea seglar, presbítero o religoso- puede apelar a Roma para que la Santa Sede conozca las circunstancias y actúe en consecuencia. Pero salvo que el pastor ordene algo que va evidentemente en contra del evangelio y de la propia conciencia -siendo esta bien formada-, hay que obedecer. Y si la obediencia supone un sacrificio, ofrézcase al Señor como cruz propia para la salvación de otros, incluida la del propio obispo. Dios sabe recompensar a los que permanecen fieles incluso en medio de circunstancias injustas e inexplicables.
Luis Fernando Pérez Bustamante
PD: Podría poner bastantes ejemplos de fundadores de órdenes y congregaciones religiosas que abordan este tema. Creo que con San Francisco de Asís es suficiente:
Regla II de los Frailes menores: cp. IX, De los predicadores:
“Los hermanos no prediquen en la diócesis de un Obispo cuando éste se lo haya prohibido”.
S. Buenaventura, Leyenda de San Francisco, cp. VI, 8 (leyenda significaba “vida de")
Llegó Francisco a Imola, “se presentó al Obispo y humildemente le pidió su beneplático y licencia para poder convocar al pueblo y anunciarle la palabra divina". El Obispo le respondió con dureza: “Me basto yo, hermano, me basto yo para predicar al pueblo, cuando lo juzque conveniente". Se inclinó humildemente el siervo de Dios y salió de palacio”. Pero luego volvió, y el Obispo, conmovido por su humildad le dió a él y a sus religiosos “licencia general para predicar en todo mi obispado".
Y
Espejo de perfección, 50:
Algunos frailes estaba enfadados porque a veces había Obispos que no les autorizaban predicar, y propusieron al Santo: “Mejor sería que alcanzaras del señor Papa algún privilegio sobre esto, y redundaría en bien y salvación de las almas". Francisco les respondió, reprendiéndolos ásperamente: “Vosotros, hermanos menores, no comprendéis la voluntad de Dios, ni permitís que yo convierta al mundo entero, como Dios lo quiere. Yo quiero, primeramente, convertir a los prelados mediante la santa humildad y la reverencia; y cuando éstos vean nuestra vida santa y nuestra humilde reverencia para con ellos, os rogarán que prediquéis y convirtáis al pueblo. Ellos os llamarán a predicar mejor que vuestros privilegios, que os llevarían a ensoberbeceros".