Las universidades jesuitas españolas y le regeneración democrática
Las universidades jesuitas de España (unijes) han hecho público un comunicado titulado “Por la regeneración democrática de la vida pública en España”. Lo primero que hacen es explicar la razón de la publicación de dicho comunicado:
UNIJES, que agrupa todos los centros universitarios de la Compañía de Jesús en España, quiere ofrecer una reflexión y expresar unas palabras sobre la necesaria y urgente regeneración de nuestra vida política. Nos han movido a ello dos razones: la situación de crisis económica y de deterioro político por la que atraviesa nuestro país, y nuestra propia responsabilidad como centros universitarios.
La idea, desde luego, es buena. Se trata de ofrecer el parecer de una parte importante de la Iglesia acerca de la realidad que vivimos en España. Y es loable que inmediatamente hagan autocrítica:
Como centros vinculados a la Compañía de Jesús e inspirados en un humanismo cristiano pero abierto a otras sensibilidades distintas a la nuestra, queremos comenzar reconociendo que no siempre hemos estado a la altura de las circunstancias, aunque solo fuese por omisión o por descuido, lo cual nos exige una revisión autocrítica compartida con todo el sector universitario.
Lo de estar abierto a otras sensibilidades puede interpretarse de diversas maneras, pero no pienso dedicar tiempo a sacarle punta a todo lo que aparece en este texto. Recomiendo la lectura de los puntos 3 al 10 para comprender cuál es el análisis de la situación que hacen los universitarios jesuitas. Prefiero centrarme en sus propuestas, que aparecen a partir del punto 12. Iré punto por punto:
12. Urge una separación de los poderes públicos más efectiva y real. La independencia del poder judicial es un asunto de la mayor importancia, por lo que se debe evitar la politización partidista o corporativa de los órganos de gobierno de la judicatura, renunciar al sistema de cuotas, establecer procedimientos que garanticen la profesionalidad y la pluralidad, y dotar el estamento judicial de los recursos necesarios y de los propios sistemas de accountability.
Cien por cien de acuerdo. La politización de la justicia en España, que se da sobre todo en las instancias superiores del poder judicial y no tanto en los tribunales ordinarios, es un lastre absoluto para la calidad de la democracia en este país. Si a eso se une un funcionamiento muy lento de los procesos judiciales, provocado por la falta de recursos o de la optimización de los existentes, el panorama no es precisamente alentador.
13. El compromiso para una mayor transparencia de todos los actores es fundamental para la regeneración de la vida pública. Si las instituciones, los partidos políticos y todos los poderes públicos se someten a una regulación clara y exigente de la transparencia, con buenas prácticas de control y rendición pública de cuentas y evaluación, toda la sociedad habrá ganado en un área especialmente sensible para la regeneración democrática. De este modo, se avanzará significativamente en la vivencia de unos valores sociales compartidos.
Está de moda la palabra transparencia. Pero el problema no está tanto en la regulación como en la honestidad de los que deben rendir cuentas. Si la mentira, si la ocultación o la manipulación tuvieran consecuencias penales, lo mismo esos “actores” se pensaban dos veces las cosas antes que contarnos milongas o esconder la realidad. Pero ya hemos visto lo poco que gusta a determinados “actores” (p.e, sindicatos) que se les exija claridad en sus cuentas. Lo cual es intolerable. Cuando se recibe dinero público, tiene que quedar muy claro a qué se dedica.
14. Los partidos políticos −expresión constitucionalizada de nuestro pluralismo político, pero tan solo un medio al servicio de ese pluralismo− son actores esenciales de la vida política y han hecho posible gran parte del desarrollo social y político que hoy disfrutamos. Es necesario que actúen no subordinando el bien común a los intereses de partido. También es urgente que imperen los criterios de claridad y transparencia en la forma y en el control de su financiación. El excesivo peso de la partitocracia debe ser reequilibrado; a ello ayudaría una reforma electoral que reforzara la participación ciudadana, redujera el poder de los aparatos de los partidos y confiriera mayor protagonismo a la vida parlamentaria.
Es quizás el punto que más me gusta, aunque adolece del mismo problema que observo en el resto del documento. A saber, que generaliza mucho sin hacer proposiciones concretas. Efectivamente, la democracia en España está afectada del cáncer de la partitocracia. El poder de los aparatos es sencilla y llanamente asfixiante y poco compatible con la democracia interna de los partidos. Con esto no digo que deba imperar la anarquía en el funcionamiento interno de los mismos. Pero un sistema electoral de listas abiertas ayudaría mucho a liberarnos de ese cáncer. Y creo que la ley debería obligar a los partidos a realizar primarias en la elección de sus dirigentes e incluso a la hora de preparar las listas electorales.
15. Para unos y para otros, la ordenación territorial del Estado es fuente de decepción continua y de tensión. Desde la afirmación serena, pero consistente, de una realidad plural de España y de una Constitución abierta a las reformas necesarias, hemos de recuperar los consensos prácticos –también el consenso constitucional– que hagan viable un sistema que, sin llegar a ser perfecto, obtenga un mayor grado de aceptación que el actual y que garantice los grados deseables de cohesión y de solidaridad. Para ello, si queremos ser una sociedad democráticamente avanzada y respetuosa de los derechos humanos de todos, el diálogo es necesario y ha de ser responsablemente promovido y cuidado por todos los actores sociales y políticos.
Aquí entramos en terreno pantanoso. Es difícil buscar el consenso cuando una de las partes anda amenazando con la secesión. Y no son pocos los españoles que piensan que una reforma constitucional debe ir en la línea de retirar competencias a las autonomías, para garantizar que el estado tenga un poder real y efectivo a la hora cohesionar la nación. En otras palabras, muchos creemos que el estado autonómico ha sido fallido.
Es bueno que los jesuitas pidan un grado deseable de cohesión y solidaridad. Una nación que no tenga esas característica está en claro peligro de desaparición. La cuestión es como reformar la situación para garantizar esas cualidades. El consenso, repito, parece utópico en estos momentos.
16. Los países se vertebran con una administración pública de calidad y transparente. La regeneración de la vida pública no será posible sin el fortalecimiento y la profesionalización de la administración. Hay que garantizar la aplicación de los principios constitucionales de mérito y capacidad en la gestión del empleo público, así como la evaluación del trabajo, la integridad de los comportamientos, la justa retribución y el refuerzo de la consideración social de los servidores públicos. La condición de servidor público requiere ser especialmente exigentes en el control y en la eventual sanción de los comportamientos injustos y éticamente reprobables. Todas estas medidas deberían armonizarse con una reforma de las administraciones públicas orientada a ganar eficacia y eficiencia en el quehacer público.
Hablando en plata, fin al enchufismo. Fin a colocar a los amigotes, familiares y camaradas de partido allá donde debe primar la calidad del servicio que se ofrece a los ciudadanos. Y si de paso se controla que el servidor público haga bien su trabajo, tanto mejor.
17. En la normativa reguladora de la contratación del sector público, son imprescindibles la estabilidad y la transparencia. Cuando se producen supuestos de corrupción relacionados con la contratación pública, estos no son principalmente el resultado de una regulación deficiente de la misma, sino de debilidades en su aplicación. La objetividad y la transparencia solo pueden garantizarse con una adecuada función inspectora e interventora a cargo de poderes públicos independientes.
Volvemos a la cuestión de la transparencia. Gran parte de la corrupción en España viene dada por las comisiones que se llevan los particulares y los partidos de las empresas que realizan obra pública. Dada la condición humana, es imposible que no haya algún grado de corrupción. Se pueden hacer mejores leyes para controlar las adjudicaciones, pero como bien dice el texto, el problema no es tanto la regulación como que la misma no se ponga en práctica por quienes tienen encomendada esa función. Si el mecanismo es bueno y no se usa, es como si no existiera.
18. Por sus repetidas y evidentes conexiones con gran parte de los escándalos de corrupción política, la llamada “economía sumergida” debe salir a la luz, aunque la problemática sea más amplia. Esta es una condición necesaria y urgente para prevenir y combatir efectivamente la corrupción, y para promover la justicia fiscal y la financiación equitativa de las cargas públicas.
La economía sumergida es la tabla de salvación de un número muy importante de personas en este país. Pero supone un fraude para quienes se ajustan a las leyes a la hora de llevar a cabo una actividad económica. Entre las causas de que exista ese tipo de economía figura una presión fiscal excesiva, pero no podemos ser tan ingenuos como para creer que eso lo explica todo. Incluso en tiempos de bonanza econónima, los niveles de economía sumergida en España eran muy altos. Hay gente que, simple y llanamente, trabaja en “negro” por razones de competitividad fraudulenta o para tener un margen de beneficios mayor. Y eso ha de acabar.
19. Debe reformarse el sistema fiscal para que esté efectivamente al servicio de todos, con equidad en el reparto de las cargas mediante una progresividad adecuada, y evitando las posibilidades o los incentivos a la evasión, a la opacidad o al descontrol. El fraude fiscal no solo daña la vida común, sino que además incentiva la corrupción política. La existencia de paraísos fiscales, sin intercambio automático de información, resulta inadmisible. Todo ello ayudaría a encarar también la financiación irregular de los partidos políticos. Necesitamos un mayor consenso cívico para combatir el fraude y para fomentar los valores del comportamiento cívico y de la solidaridad.
En un país donde a partir de determinado sueldo el Estado se lleva más de la mitad de los ingresos del dinero que se ganan, conviene tener mucho cuidado a la hora de hablar de progresividad fiscal adecuada. Que hay que reformar la fiscalidad en España es evidente. Tanto como que hay que redefinir la cuestión del gasto público. El estado -gobierno central, autonomías, diputaciones, ayuntamientos, etc- gasta mucho en partidas que no son para nada necesarias. Antes que pensar en la regulación de los impuestos hay que abordar la cuestión de en qué se gasta el dinero. O mejor dicho, en qué no se debe gastar. El actual estado de bienestar va camino de ser inviable. Y eso no va a cambiar subiendo impuestos. Hemos de salvar partidas dedicadas al gasto social, pero tenemos que tener bien claro que suponen el trozo mayor del pastel. Así que habrá que ir pensando en sistemas nuevos que garanticen prestaciones tan elementales como un nivel decente de pensiones.
20. La libertad de expresión y la libertad de información han de ejercerse responsablemente. Los propios medios han de impulsar un sistema de autocontrol que responda a buenas prácticas aceptadas y a comités de ética informativa, encargados de proteger y vigilar tanto la libertad de expresión como la veracidad de las informaciones y la debida utilización de las mismas, y que evite su uso oportunista o partidista, como sucede tantas veces hoy en día. Los medios de comunicación públicos y privados son instrumentos clave para la democracia y para la tutela del valor de la auténtica política, y han de recuperar de manera nítida su función de servicio social. Es deseable, además, una transparencia en su gestión, financiación y control.
A estas alturas de la película me parece un brindis al sol pedir autorregulación a los medios de comunicación. Y no digamos nada el reclamarles que no hagan un uso oportunista y partidista de la información. Los medios tienen una línea editorial que marca, lo queramos o no, el uso de la información. La opinión forma parte de la libertad de expresión. Una misma noticia es presentada de forma muy diferente dependiendo del medio que la dé. Ciertamente debe combatirse la mentira y la manipulación vergonzante, sobre todo cuando hace daño a personas e instituciones, pero para eso están los tribunales y, no lo olvidemos, el “consumidor", que debería tener la honestidad intelectual y ética suficiente como para dejar de leer determinados periódicos, ciertas emisoras de radio y algunas televisiones, si se da cuenta de que le están manipulando o tomando el pelo.
El documento acaba con una serie de consideraciones sobre el papel de la universidad en la formación de ciudadanos responsables. Y finaliza convocando a un pacto cívico-social:
Si, como presumimos, muchos otros actores sociales están en sintonía con esta declaración, cabe impulsar un gran pacto cívico que nos reanime y nos vincule a todos en un proyecto de alcance para mejorar nuestra vida política y nuestra convivencia.
Creo que hay elementos positivos en esta declaración que pueden ser asumidos por amplias capas de la sociedad española. Ahora bien, no puedo por menos que hacer una crítica de fondo a una gran ausencia en el documento de las universidades jesuitas. No puede ser que unas universidades católicas obvien totalmente la situación creada en España por una serie de leyes infames que llevan a que en este país no puedan nacer más de cien mil seres humano cada año y que están destruyendo la institución familiar.
Es penoso, lamentable e incluso imperdonable que a la hora de hablar de la regeneración democrática en este país, las universidades jesuitas ignoren por completo los principios irrenunciables marcados por el magisterio pontificio a la hora de regular la acción política de cualquier católico. En un país donde algo tan elemental como el derecho a la vida es pisoteado, cualquier pronunciamiento católico debe tener como elemento esencial la exigencia de que dicho derecho vuelva a estar garantizado.
Luis Fernando Pérez Bustamante
31 comentarios
Que yo sepa, dijo Nuestro Señor "al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios". Es decir, que en todo aquéllo que no sea materia regulada por la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, los cristianos tenemos plena libertad. Formas de gobierno, desde luego, incluidas.
Imprescindible a este respecto la encíclica "Notre Charge Apostolique" de San Pío X.
Es alucinante comprobar los estragos que el liberalismo y el modernismo han producido en la praxis docente de la Iglesia y de sus entidades dependientes.
Por una parte, ingentes declaraciones en temas discutibles y opinables, y en los que por tanto los cristianos tenemos una LEGÍTIMA LIBERTAD: política migratoria, intensidad de la presión fiscal, mayor o menor rigor de las penas incluida la de muerte, sistemas electorales, soluciones para salir de la crisis económica ...
Todos estos son temas en los que, por supuesto dentro de un orden, no hay una "postura católica". Podemos pensar lo que queramos, y es nuestro derecho. Quizá el más sangrante sea el de la democracia, que es una forma de gobierno. Lícita, pero no más que otras como la monarquía. Tampoco menos. Pero que se presenta, en una línea totalmente revolucionaria, día sí y día también, como una especie de valor moral no discutible. Y para el recto pensamiento cristiano jamás ha sido así ni lo será.
No ya las relativas al acatamiento por el poder temporal de la verdadera religión, deber siempre exigible, mas -lamentablemente- en este momento impracticable. Aunque convendría recordarlo de vez en cuando, a menos que estemos dispuestos a tirar a la basura siglos de doctrina política de la Iglesia.
Me refiero al más mínimo respeto a la ley natural como base de cualquier legislación positiva. Lo cual, dicho sea de paso, es prácticamente imposible sin la religión.
Para mí ese documento que comentas no vale nada. Toda regeneración de España y de Occidente pasa por el Cristianismo, es decir, por la Verdad y la práctica de las virtudes. A partir de ahí, la familia, la propiedad, el patriotismo y los demás pilares del orden político y social.
Pensar que puede haber "regeneración" en una sociedad descristianizada y embrutecida como la actual, groseramente materialista y absolutamente incivilizada, sin lealtad, sin honor, sin raíces, sin siquiera sentido cívico, está entre lo utópico y lo risible.
Y, en cuanto a los aspectos valiosos del documento en temas accidentales, nada que "los extraparlamentarios" no llevemos décadas diciendo.
Un saludo.
Muy bonito lo del humanismo cristiano, pero ¿cómo se materializa?
Sobre las leyes de aborto, ayuntamiento carnal entre personas del mismo sexo, etc, ¿no tienen opinión en las "unis" de la Compañía?
Lamentable. Que san Ignacio y san Francisco Javier, les iluminen. Ambos si fueron universitarios de calidad y ¡nada menos que en la Sorbona!
Otra preguntita: ¿esto es lo que piensan los alumnos o los jesuitas titulares de esas universidades?
Pues el punto que más te gusta a ti, es el que menos me gusta a mí. ¿Desarrollo social y político? pero de qué hablan.
Con Javier López estoy totalmente de acuerdo, pero especialmente cuando dice:"Pensar que puede haber "regeneración" en una sociedad descristianizada y embrutecida como la actual, groseramente materialista y absolutamente incivilizada, sin lealtad, sin honor, sin raíces, sin siquiera sentido cívico, está entre lo utópico y lo risible".
Esto que dice don Javier sí ir a la raíz del problema; explica más en una frase que todo el fárrago jesuítico anterior.
Una: En Argentina pasa exactamente lo mismo, y las listas abiertas (elecciones primarias) no parecen haber cambiado la esencia liberal (léase corruptible/corruptora) del sistema.
Dos: Suscribo hasta las comas lo que tan bien ha descripto Javier López.
Como dice Javier López en su comentario, se meten en cuestiones muy discutibles y opinables: listas electorales abiertas, renunciar al sistema de cuotas, reforma electoral, ordenación territorial del Estado, sistema de autocontrol de medios de comunicación, etc.
Y sin embargo, como resalta muy bien Luis Fernando, no dicen palabra sobre “la situación creada en España por una serie de leyes infames” e ignoran “por completo los principios irrenunciables marcados por el magisterio pontificio”
En efecto, comunicado con buenas palabras, poco sentido trascendente, sobrevaloración de los consensos relativistas, piropos a partidos políticos responsables de graves y continuadas agresiones a los derechos fundamentales, superficialidad plana cuando no unidimensional e incapaz de poner luz visible sobre la degradadísima situación sociopolítica española, sobre nuestra indigencia moral andante. Conviene desde luego saber sumar números naturales antes de ponerse a resolver integrales.
Sin embargo, el comunicado también arroja cierta luz invisible que merece la pena destacar sobre todo en un lugar como Infocatólica. Las universidades católicas españolas necesitan una renovación profundísima, no menor que las reformas medievales o del "siglo de oro"; conversión que debe extenderse a los medios de comunicación eclesiales que están en sintonía burocrática con la capitulación que invisible pero tozudamente y sin querer, confiesa el comunicado en cuestión.
Con la festividad de san Benito tan cerca, podemos sentirnos más inspirados para desear universidades con profesores-monjes, seglares o no, rogar profesionales alimentados con la Palabra de Dios, buscar periodistas que conozcan al Señor y que puedan informar con una luz compactificada la razón con la Fe abriendo acceso al conocimiento multidimensional. Ora et labora.
Detengamos con oración la desesperanza que pueda causarnos el descontrol evidente al que han llegado estas universidades y medios debido a nuestras muchedumbres de pecados y a la contaminación y mecanismos de captura, adhesión y arrastre inercial pagano expresados con frecuencia en este sitio libre. Basta de católicos virtuales de linda cháchara estéril semilla de tibios "superinformados" a distancia e ignorantes de la realidad próxima. ¿Cómo vamos a mejorar impidiendo el conocimiento a las nuevas generaciones?
Renovando la universidad y los medios renovaremos el futuro. Ya se ha hecho otras veces. Poco podrán catequesis de telediario, funcionarios, economicistas, infiltrados, cierta prensa con proxenetas de tertulia frente a la Fe de unos pocos pecadores que sepan de la Palabra y de la Cruz.
Ahora veo que el comunicado puede ayudar a la regeneración. Precisamente hoy la lectura del Génesis muestra cómo Dios aprovechándose de la cuerda iniciada en la traición y venta de José por sus hermanos, obtuvo un beneficio mucho mayor: salvar de la muerte a Jacob y los suyos. ¿Ayudaremos a la Providencia, y de paso al conocimiento?
Jesús, María, Sara.
Los supuestos efectos benéficos de las listas abiertas y desbloqueadas no son tales. Las listas abiertas solo sirven para complicar el recuento electoral. Podrían ser útiles en circunscripciones pequeñas que eligieran pocos diputados (pero, si se optase por esa vía, más sentido tendría implantar un sistema electoral mayoritario a la anglosajona de circunscripciones uninominales -que tampoco sería solución, porque eso permitiría que los secesionistas estuviesen más representados que los terceros y cuartos partidos de índole nacional-).
Por el contrario, en circunscripciones que elijan muchos diputados las listas abiertas son peores que inútiles (imaginad si se implantase una circunscripción nacional única). ¿Por qué? Pues porque para que la gente elija entre los políticos y pueda dejar de votar a los corruptos y a los que no le gusten debería estar muy informada de temas políticos y conocer bien a los candidatos que se presentan. Probablemente, eso no pasaría (y es que incluso los que nos informamos constantemente sobre la marcha de las cuestiones políticas no sabemos dar el nombre de casi ninguno de nuestros representantes; así que imaginad el resto...). En definitiva, que al final casi todos acabaríamos votando la lista prefabricada de cada partido sin hacerle modificaciones, aunque solo sea por no volvernos locos investigando sobre los candidatos.
No solo eso. También sucede que, según como se articule un sistema de listas abiertas, pueden salir unos resultados electorales realmente tronchantes. Sería posible articular la cosa de tal manera que, con una victoria mínima en votos, el partido vencedor se llevase fácilmente la totalidad -o casi- de los diputados. Lo que, además de injusto, tendría efectos desastrosos, porque el vencedor tendría una mayoría tan arrolladora como para cambiar a su antojo la Constitución sin tener por qué buscar consenso ninguno.
En definitiva, mi conclusión es que un sistema de listas abiertas solo serviría para seguir igual, con la desventaja añadida de que nuestros políticos andarían encima fardando de lo grandes reformadores y amantes de la transparencia que están hechos. Y aun me estoy guardando alguna crítica a ese sistema que por desgracia el pensamiento de moda ha elevado a los altares de la "excelencia" democrática.
No es que sean esenciales, es que son los únicos actores de la vida política. Y así nos va, claro.
"En Argentina pasa exactamente lo mismo, y las listas abiertas (elecciones primarias) no parecen haber cambiado la esencia liberal (léase corruptible/corruptora) del sistema."
Recordemos que en España el congreso tiene listas cerradas y el senado abiertas; y a la hora de la verdad, los resultados electorales de ambas cámaras son practicamente los mismos.
Dice el texto "Es necesario que [los partidos] actúen no subordinando el bien común a los intereses de partido." Sale la pregunta, ¿De qué bien común estamos hablando? La existencia de los Partidos Políticos se basa en una hipotética diversidad de perspectivas en lo que se entiende por 'Bien Común'. Unos dirán que el bien común estará en la libertad de empresa, otros que en la igualdad material. Pero la verdad es que el Liberalismo, y todo sus hijos, reducen el Bien al interés subjetivo, y en ello niegan la existencia misma del 'Bien Común'.
Prueba de que esa mentalidad liberal soporta el texto, se ve cuando dice "hemos de recuperar los consensos prácticos –también el consenso constitucional– que hagan viable un sistema que, sin llegar a ser perfecto, obtenga un mayor grado de aceptación que el actual y que garantice los grados deseables de cohesión y de solidaridad". El consenso, la negociación de los intereses subjetivos, se ha vuelto hoy la expresión de moda para encubrir la carencia de legitimidad de la democracia actual. Si se lee a Habermas, se verá que el consenso va mucho más allá de la expresión democrática a través del voto, sustituyéndola por el diálogo autístico entre los partidos políticos, los "intelectuales" y los medios de comunicación.
Estos elementos dejan ver la ausencia total y absoluta de ese "Humanismo Cristiano", pues implícitamente niega los fundamentos de la Doctrina Social y Política de la Iglesia. Por esa razón es que pretende que la solución a la crisis actual está en una 'cirugía plástica' al sistema, manteniendo las maldades de fondo. Y por esa razón es que puedo afirmar con total certeza la inutilidad de tales propuestas, pues muchas de ellas han sido implementadas en países latinoamericanos y el resultado ha sido nulo, o peor.
Que los jesuitas no hagan ni siquiera esto, y no aprovechen para lanzar alguna "semilla" evangelizadora explícita, me parece absolutamente reprobable. Para eso no hacen falta jesuitas. Basta una ONG más o menos decente.
¿Por qué nadie recuerda que en España ya existen las listas abiertas? Se aplican en el Senado, Cámara que, precisamente, muchos de los que propugnan las listas abiertas quieren suprimir.
Y, en línea con lo que dice Iconodulo, ¿cuántos recuerdan algún nombre de los senadores que, voluntariamente, decidió elegir en esas listas abiertas?
Sobre todo lo demás, suscribo la práctica totalidad de lo que se ha dicho anteriormente.
Un saludo.
–"Sin mí (hombres y naciones) no podéis hacer nada".
–Juan XXIII, en la encíclica Mater et magistra, de 1961:
«La insensatez más caracterizada de nuestra época consiste en el intento de establecer un orden temporal sólido y provechoso sin apoyarlo en su fundamento indispensable o, lo que es lo mismo, prescindiendo de Dios, y querer exaltar la grandeza del hombre, cegando la fuente de la que brota y se alimenta, esto es, obstaculizando y, si fuera posible, aniquilando la tendencia innata del alma hacia Dios» (217).
–El Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, de 1965, después de afirmar el sentido verdadero de «la autonomía de la realidad terrena», añade:
«pero si autonomía de lo temporal quiere decir que la realidad creada es independiente de Dios y que los hombres pueden usarla sin referencia al Creador, no hay creyente alguno a quien se le escape la falsedad envuelta en tales palabras. La criatura sin el Creador desaparece» (36).
+Por el contrario, los pelagianos, negando los efectos devastadores que el pecado original (y la serie interminable de pecados que le siguieron) causa en la naturaleza humana (en el hombre, en las naciones, en la humanidad) hablan de salvar una sociedad en profunda crisis de corrupción cultural, legal, moral, espiritual, sin referencia a la gracia de Dios, del Salvador del mundo, nuestro Señor Jesucristo.
Sin Evangelización y sin Unidad indisoluble de la Patria, sin el respeto máximo a la vida desde su concepción que es el derecho básico y fundamento de todos los demás, sin todo eso, ESPAÑA no levantará cabeza jamás, al contrario, seguirá hundiéndose. DIOS, PATRIA Y JUSTICIA, eso es lo que necesitamos, la regeneración nacional empieza por una sola senda: que España vuelva a sus raíces cristianas. Sin Cristo no podemos nada.
Y se ve clarísima no solamente desde el punto de vista teológico (que también, por supuesto), sino fáctico: todos los intentos del homo democraticus por "regenerar" la sociedad mediante voluntariosos planes y campañas fracasan estrepitosamente y más aún, como quien cae en arenas movedizas, cuanto más intenta salir del pantano más se hunde. Y esto en todos los aspectos: peculado, soborno, droga, inseguridad, violencia, paro, pobreza, etc., etc.
¿No se nota en esto el "castigo" de Dios a la necia soberbia de una civilización que se cree autosuficiente?
Yo creo que sí.
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LF:
Ea, que viva la dictadura, la monarquía absoluta o cualquier otro régimen en el que los ciudadanos no tengan la opción de elegir a sus gobernantes, ¿a que sí?
No es bueno imponer la religión a nadie, sino que diferenciaría a un Cristiano de un talibán?
Yo viví en dictadura mi juventud y eso no lo quiero para mi hijo
Alternativas a la democracia que no son ni la tiranía ni el absolutismo, por supuesto.
Incluso hay sistemas no democráticos adonde los partidos políticos funcionan sin monopolizar ni digitar a la opinión pública. Y el pueblo tiene muchísimas más posibilidades de influir en las autoridades que en el actual, en el cual la representación es más nominal que real, al punto que es frecuente constatar que las autoridades toman medidas que son contrarias al sentir de la inmensa mayoría de los ciudadanos que los han votado.
Pero reinando la Masonería como ahora reina, la cual es la creadora e impulsora de este sistema, es impensable y ocioso plantearse una alternativa en el corto plazo.
En el mediano plazo veremos, Dios dirá.
En Comillas había jesuítas santos y humildes que se mezclaban con el pueblo, como el Padre Páramo. Nieto, Domínguez, ect..., lo instruían en la fe, como el concurso de Evangelios (antes del Concilio), la predicación, y el servicio.
En Comillas había silencio, no el ruído de las corrientes heréticas que luego surgieron en ese Hollywood jesuítico.
El prestigio de la Universidad Pontificia de Comillas lo perdieron para pasarlo a la Universidad de Navarra. Que nadie se ofenda, pero eso han conseguido los taciturnos de turno.
VEN SEÑOR JESUS
"Jesús quiere misericordia y no sacrificios. ¡No hay que andar condenando a todos!"
Escucha al Papa...
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LF:
¿Y a qué viene eso ahora?
Es una vergüenza lo del ICADE. Así, literal. Quien quiera seguir engañándose con una realidad que no ha cambiado, allá ellos.
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