El modelo de Iglesia que algunos quieren ya existe, pero no en el catolicismo
Como ya ocurrió cuando murió Juan Pablo II, el progresismo eclesial aprovecha el interim entre un Papa y el siguiente para repetir las consignas que llevan proponiendo para la Iglesia desde el post-concilio. Al mismo tiempo, indican quién o quiénes de entre los cardenales es su favorito para ocupar la Sede Apostólica, la Cátedra de San Pedro. Pero, curiosamente, quieren como Papa a una persona que vaciaría de sentido el papado. En realidad lo que piden es una especie de “papa” a la ortodoxa. Un “primus inter pares” que hiciera de notario de la voluntad democrática del resto de la Iglesia. Y cuando digo del resto de la Iglesia, no me refiero solo al resto de obispos, sino también a la totalidad de los fieles.
Es decir, quieren una Iglesia que sea una especie de copia de los sistemas democráticos liberales, donde prácticamente todo sea votable, discutible, reformable, etc. Por supuesto, los pogre-eclesiales se creen representativos del sentir mayoritario de los fieles. Un ejemplo notable lo tenemos en el director de Religión Digital y columnista habitual de asuntos religiosos de El Mundo, José Manuel Vidal. En su último artículo leemos:
La mujer en la Iglesia
La primera es la ordenación sacerdotal de las mujeres. Este tema encierra toda una problemática tradicionalmente explosiva para la Iglesia: la relación entre moral y sexualidad, el celibato eclesiástico, los medios anticonceptivos o el aborto. La actual situación de la mujer en la Iglesia clama al cielo. Si el nuevo Papa no desbloquea esta situación, la Iglesia perderá definitivamente a la mujer. Y el cisma silencioso de la mayoría de los católicos que no sigue en este ámbito la doctrina de la jerarquía saldrá claramente a la luz pública.
Eso de “amenazar” con un cisma si la Iglesia no cambia una doctrina que ya ha sido definida infaliblemente puede parecer un brindis al sol, pero no creo que sean pocos los que creen que el señor Vidal no hace otra cosa que reflejar el sentir de muchos. No cambiarían de opinión si dicha doctrina alcanzara el rango de dogma de fe, que es el último paso que le queda. De hecho, históricamente es un hecho que la mayor parte de los dogmas se han proclamado para contrarrestar la tesis heterodoxa que se les oponía. No parece que vivamos una época en la que tal cosa pueda ocurrir, pero no es descartable que, antes o después, al juicio defintivo sobre el sacerdocio femenino dado por Juan Pablo II acabe uniéndosele el anatema correspondiente a quienes lo rechacen. Algo parecido podría ocurrir, sin quizás llegar al grado dogmático, con aquellas doctrinas que los lefebvrianos rechazan el Concilio Vaticano II.
También dice:
Democracia eclesial
La segunda puerta es la de la democracia en el seno de la Iglesia: desde los fieles a los obispos. Sólo la libre expresión de las opiniones episcopales impedirá al magisterio de la Iglesia encerrarse en una falsa unanimidad que, a la postre, pervierte la vida de la Iglesia. Es lo que teológicamente se conoce con el nombre de “colegialidad". Por ejemplo, con un Sínodo de obispos deliberativo, como preveía el Concilio Vaticano II, o con unas conferencias episcopales con mayor libertad y autonomía.
La colegialidad episcopal ha sido parte sustancial de la Iglesia desde el siglo I. Tanto como el hecho de que el Obispo de Roma tenía autoridad sobre toda la Iglesia. El primer conflicto interno de una iglesia local, Corinto, fue objeto de una intervención clara y directa del por entonces obispo de Roma, San Clemente. Todavía vivía el apóstol San Juan. Y fue el Papa San León Magno quien dejó en nada las decisiones tomadas por el conocido como Latrocinio de Éfeso, cuando toda la Iglesia en Oriente parecía haber caído en la herejía monofisita. Los padres conciliares de Calcedonia aceptaron la autoridad del Papa con unas expresiones tan contundentes que harían palidecer a los progre-eclesiales de hoy en día.
Con motivo del cisma de Occidente, cuando Europa entera estaba dividida en su apoyo al Papa legítimo y diversos antipapas, la herejía conciliarista -superioridad de un concilio ecuménico sobre el papado- alcanzó una fuerza desconocida previamente en la Iglesia de rito latino. Y sin embargo, ni siquiera entonces pudo imponerse. Señal inequívoca de que el ministerio petrino, tal y como es revelado por la propia Iglesia, es de origen divino y no puede ser abrogado ni desnaturalizado.
Lo mismo ocurre con la autoridad de cada obispo en su diócesis. Los “progres” desean que el obispo sea poco más que el notario de la voluntad del resto. De hecho, ese sistema ha sido adoptado erróneamente en alguna diócesis española, como es el caso de la de Bilbao. Baste leer el último artículo publicado en la web del Foro de curas de Bilbao para comprobar lo que estoy diciendo. Ha bastado que el actual obispo, Mons. Iceta, haya dicho que, según el código de derecho canónico, el consejo pastoral diocesano “es meramente consultivo y así lo voy a considerar yo en mis decisiones. Esto no significa, añadió, que sus aportaciones vayan a ir directamente a la papelera. Yo las tendré en cuenta", para que le acusen de ir contra el evangelio y el Concilio Vaticano II. Es decir, no les vale con que un obispo tenga en cuenta las opiniones de sus sacerdotes e incluso sus fieles. Para ellos el obispo ha de acatar lo que decida el resto. Eso, señores míos, no es catolicismo. Es otra cosa.
Podría dar ejemplos tomados de la Escritura que demuestran que lo que Cristo hizo al fundar su Iglesia no fue crear una monarquía parlamentaria al estilo de la que tenemos en España. Pero de poco valdría hacer tal cosa cuando enfrente se tiene a personas que ya tienen formada su propia opinión sobre esta cuestión. Dejo la cuestión apologética para otro post.
Dejemps las cosas claras. Una cosa es que la autoridad deba estar al servicio de todos y se ejerza en la caridad -y si no es así, se ejerce mal- y otra que no haya una autoridad clara que el resto de fieles debe de acatar. A nivel doctrinal, el Papa no impone la verdad. Es custodio de la misma. Idem de los obispos en comunión con él. Siendo la conciencia el primero de los vicarios de Cristo, nadie puede escudarse en la misma para afirmar que no tiene culpa alguna al no aceptar lo que la Iglesia enseña. Seguir la conciencia es tan imprescindible como conformarla a la verdad revelada de la que la Iglesia es testigo y transmisora. Benedicto XVI, siendo cardenal Prefecto de la Fe, pronunció en febrero de 1991 una magistral conferencia en en el 10º Seminario para Obispos celebrado en Dallas, Texas (EE.UU). Cito:
Me parece significativo que Newman en la jerarquía de las virtudes, subraye el primado de la verdad sobre la bondad, o, para decirlo más claramente, que ponga de relieve el primado de la verdad sobre el consentimiento, sobre la capacidad de acomodación de grupo. Por tanto, diría: cuando hablamos de un hombre de conciencia, pensamos en alguien dotado de tales disposiciones interiores. Un hombre de conciencia es alguien que no compra jamás a costa de renunciar a la verdad, el estar de acuerdo, el bienestar, el éxito, la consideración social y la aprobación por parte de la opinión dominante.
El Papa y los obispos no están para acomodar la verdad al parecer cambiante del mundo. Deben trabajar para que la verdad sea expresada en términos que puedan ser entendida por todos -inculturización-, pero no desfigurarla y manipularla con la intención de que quienes no quieren decir sí a Cristo y su evangelio puedan aceptarlo. Dicho evangelio sería falso. Para tal fin, es necesario que cuenten con la autoridad que Cristo quiso que tuvieran. Los que no aceptan tal cosa, pueden llamarse católicos, pero están más cerca de un modelo eclesial que ya se da entre los protestantes pero que, por su propia naturaleza, es imposible que sea parte del ethos católico.
Luis Fernando Pérez Bustamante
18 comentarios
Ayer en el programa "Cuarto Milenio" se "debatió" sobre Benedicto XVI. Entre los contertulios estaba Enrique de Vicente y un sacerdote y escritor (al que no conozco) llamado Jesús López Sáez, que defendió una Iglesia futura "más ecuménica". Cuando De Vicente dijo “Yo me apunto a esa tesis globalmente porque lo lógico es que se acabe el Vaticano y se acabe la figura del Papado que no fue instituida por Jesús, nunca instituyó una Iglesia, Jesús estuvo en contra del sacerdocio profesional, ¿estás de acuerdo conmigo, no?" interpelando al tal López Sáez, éste contestó: "Ojalá".
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LF:
¿Ese sacerdote es este señor?:
http://www.comayala.es/index.php?option=com_content&view=article&id=201%3Ajesus-lopez-saez&catid=106&Itemid=28
Los Media nos ganaron la batalla por la difusión del CVII, eso es innegable. Pero ahora la cosa parece estar revirtiéndose, al menos en algunos ámbitos. Así por ejemplo, mientras la audiencia de Infocatólica crece, la de RD se reduce a mínimos.
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LF:
Que la audiencia de InfoCatólica crece es un hecho. Que la de RD se reduzca a mínimos, lo dudo mucho.
En Los Estados Unidos muchos miembros de la prensa ya no predicen cambios con el nuevo papa más dicen que son 'clones' de Benedicto XVI.
Aquí dejo el link del programa
http://www.mitele.es/programas-tv/cuarto-milenio/temporada-8/programa-308/
En la hora 1 minuto 23 del scroll empieza el jolgorio raro, tras haber empezado de manera bastante correcta, por cierto.
Ahora bien, para que se diera dicha situación han de una cumplirse una serie de condiciones y una de ellas es la coherencia, de nada sirve ser un fiel que no tiene vida interior, que no practica la vida sacramental, no conoce el Codigo de Derecho Canonico, no esta en alguna asociación...a veces tengo la sensación que hay mucho que pontifica que dice a todo el mundo lo que hay que hacer y el no se aplica el cuento.
Lo reconozco siempre que puedo, yo soy un catolico sui generis, no cumplo con mis obligaciones indicadas en el CIC, me gusta la libertad teológica...pero lo que tengo clarísimo es que yo no tengo la mínima autoridad moral para opinar sobre que rumbo ha de tomar la Iglesia, creo justo que decidan aquellos que cumplen con sus obligaciones del CIC.
No es mas que un asunto de coste de oportunidad. Pensar y vivir coherentemente.
Hay gente que literalmente se deja su vida haciendo Iglesia. Los hay que han renunciado a todo, que sea ellos quienes nos gobiernen, el que quiera mandar en la Iglesia que tome la Cruz y sino que se calle que para hipócritas ya tenemos a los politicos.
Gracias por la claridad de la columna. En río revuelto, ganancia de pescadores.
Me da indignación e ira santa el ver cuanto teólogo aficionado está sentando cátedra de lo que tiene que hacer o dejar de hacer la Iglesia, con la renuncia de Benedicto XVI.
Las revoluciones necesarias que predican tantos aúlicos del progreso, la modernidad, la teología de la liberación y la religión "a mi manera", son una forma rastrera, con cantos de sirena, de buscar el deterioro de la Iglesia.
En la historia las revoluciones solo han dejado caos, muerte, desolación y pobreza (ver. Revolución Francesa, Bolchevique y en nuestros días las de los nuevos dictadores aficionados como Chavez); que quedó de esas sociedades post-revolucionarias, ¿Por qué tuvo que llegar Napoleón, Franco, Gorbachov a tratar de poner orden?
La implementación del Concilio Vaticano II por cuenta de los progres y postmodernos para lo único que ha servido es para desocupar monasterios, disminuir vocaciones, espantar fieles y coadyuvar en la dictadura del relativismo.
Me sigo devanando los sesos, ¿Por qué estos progres que no les gusta la Iglesia Católica, no se van para otra? y nos dejan a los demás en paz.
Al fin y al cabo, somos pecadores y no queremos ser tan perfectos como ellos para estar en sintonía con la modernidad.
Pobres.. no saben lo que dicen.. y lo dicen..
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Pero tambien es verdad que el Cardenal Ratzinger cuando estaba en la doctrina de la fe admitio que la Iglesia despues del Concilio no tiene ningun inconveniente en tomar como propios las conquistas de 1789 de libertad, igualdad, fraternidad. Eso si, todo debidamente "purificado" por el Magisterio.
Las enciclicas de todos los Papas desde Pablo VI son claras sobre este asunto.
La barca de Pedro debe gobernarla Pedro y no un consejo de marineros. Al menos si quieren llegar a su destino.
Un saludo.
Y por cierto, a ver si se enteran de una vez: la No ordenación de mujeres es doctrina de-fi-ni-ti-va.
Este artículo está bien desgranado, y me podría colgar a cualquier tema del mismo, pero me llama la atención lo del Obispo de Bilbao. Aquí, en Cataluña, como otras tantas cosas, en las parroquias los miembros del los consejos parroquiales se agarran allí como garrapatas, y pasan años, y más años y continúan los mismos. Lo bueno del caso es que celebran una asamblea anual o bianual y allí se aprueban las pautas que ellos marcan, muchas veces en convinencia con los párrocos "progres-nacionalistas", o si es "carca", como ellos dicen, pues le hacen la vida imposible al párroco de turno. La mayoría de estos estos miembros son heréticos, admiten todo, y critican al Magisterio de la Iglesia por completo, solamente vale lo que ellos "predican".
De esta manera nos encontramos con catequistas que no van a misa, o que viven en pareja, la liturgia la acomodan a su manera, Pues estos elementos ahí siguen en sus potronas y nadie dice nada, y cuando alguien les contesta más vale que no vuelva por allí.
La Iglesia nunca será una democracia, ya que viene de la Santisima trinidad de lo alto,Jesucristo en su Humanidad glorificada es el camino que nos abre la puerta al Padre, a la Trinidad Santa, de regreso después de RESUCITAR.
Es para pensar detenidamente ¿Qué es ser IGLESIA? es reproducir en nosotros por el Evangelio, los Sacramentos, la gracia que nos llega de lo alto, SER Hijos en el único HIJO.
No es posible ningún cambio desde abajo sin la gracia, ¿que tiene que ver el orden natural con el camino que hacemos a nuestra medida, con lo que nos propone el Señor? Lo que nosotros hagamos en este mundo es vanidad de vanidades.
La Iglesia no discrimina a la mujer por no participar en el Ministerio reservado a varones, tampoco un casado está en el Ministerio ordenado- excepto los diáconos casados- que pertenecen a la Sucesión Apóstolica,tampoco los religiosos/as consagrados, pertenecen a la Sucesión apostólica, todos somos Sacerdotes, Profetas y Reyes por el bautismo, el Sacerdocio de los fieles,y además en la Iglesia hay varios ministerios para fieles, y todos son servicio al mismo Rey y Señor, cada cual para el Ministerio que haya sido llamado, hay Profesores de Religión Catequistas, Agentes de pastoral, Músicos, Lectores Ministros extraordinarios de la Comunión, Cáritas, servicios a enfermos,etc.
No todos valen para enseñar, pero es necesario a cada uno buscar sus talentos y multiplicarlos, los contemplativos, los orantes, los carismáticos, si en algo la IGLESIA se distingue es en los carismas, el mundo entero si hubiera fieles comprometidos a la llamada del Señor, sería un hervidero de vocaciones a todos los niveles, dentro de la sociedad civil, regidos por el amor y el servicio.
Es cuestión de pararnos a ver dónde me llama el Señor dentro de la IGLESIA para servirle a El y a mis hermanos los hombres, en la sociedad civil o en cualquier tarea familiar.
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