El absurdo de impartir sacramentos sin fe
Mons. Xavier Novell, obispo de Solsona que se caracteriza, entre otras cosas, por aparecer prácticamente todas las semanas en los medios de comunicación, acaba de asegurar que antes que el aumento de bodas civiles, le preocupa más el hecho de que se celebren bodas religiosas sin que haya fe entre los contrayentes. Y tiene toda la razón pero yo iría más allá. Gran parte de esas bodas religiosas son nulas, porque precisamente en el sacramento del matrimonio los ministros son los contrayentes, siendo que el sacerdote o el diácono ejercen de testigos cualificados de la Iglesia. Si quien se casa no tiene fe y, por tanto, no tiene razón para creer en la indisolubilidad del matrimonio, que solo puede alcanzarse por medio de la gracia de Dios, ¿cómo va a haber realmente sacramento?
Dice el Código de Derecho Canónico que el obispo “no debe conceder licencia para asistir al matrimonio de quien haya abandonado notoriamente la fe católica” (CDC 1071,2). A mí me parece obvio que quienes no asoman por la Iglesia ni domingos ni fiestas de precepto, quienes no frecuentan la Eucaristía ni la confesión, quienes, en definitiva, no demuestran tener fe podrían incluirse en un futuro dentro de esa definición. Es decir, que no sea necesario hacer una manifestación pública de apostasía para quedar incapacitado para contraer matrimonio eclesiástico.
Es más, hace décadas podría presuponerse que incluso los católicos no practicantes accedían al matrimonio sabiendo bien en qué consistía dicho sacramento. Pero hoy, cuando el mismísimo Papa Benedicto XVI habla del “analfabetismo religioso que se difunde en medio de nuestra sociedad tan inteligente. Los elementos fundamentales de la fe, que antes sabía cualquier niño, son cada vez menos conocidos“, cabe descartar esa circunstancia. Y no parece que los cursos preamatrimoniales, que duran apenas cinco-seis sesiones, sirvan para acabar con ese desconocimiento. Es tanto como pretender que un niño de 5 años aprenda a leer perfectamente en cinco clases. Si no hay un poso de fe, un interés real -y no obligado- por aprender lo que es un matrimonio cristiano, los conceptos que se imparten en esos cursos pueden ser como agua que resbala sobre piedra sin poros. Al rato, la piedra está igual de seca que antes.
No es el matrimonio el único sacramento afectado por el sinsentido de la falta de fe verdadera. Cuántos bautizos no se celebrarán sin que la fe cuente algo en la vida de los padres y de los padrinos. Cuántas primeras comuniones no se darán sabiendo que puede que no solo sea la primera sino también la última en muchos años, ante la falta de práctica religiosa de los padres de los que comulgan. Y, lo que en mi opinión es peor, cuántas confirmaciones no se dan a jóvenes que ni siquiera son practicantes.
Esto último lo he visto con mis propios ojos en repetidas ocasiones. Se imparte catequesis de confirmación a adolescentes que no asoman por la Iglesia ni por equivocación. Por ejemplo, cuando se confirmó el segundo de mis hijos, él era el único que asistía, y asiste, a Misa todos los domingos. ¿Me puede decir alguien qué fe estaba siendo confirmada en el resto? ¿alguien me puede explicar una sola razón para que yo no crea que aquello fue una gran farsa? Es más, si yo fuera catequista de confirmación y no “consiguiera” que los muchachos tuvieran ganas de celebrar su fe, consideraría un fracaso mi catequesis. he puesto entre comillas el verbo conseguir porque es obvio que esa obra es del Espíritu Santo y no del catequista. Ahora bien, el Espíritu Santo nunca fracasa. Es más bien el hombre, sea joven o anciano, quien fracasa al no dejarse guiar por Dios.
El catequista es buen instrumento en la medida en que su fe se convierte en contagiosa. No basta con transmitir conocimientos, cosa que muchas veces ni siquiera se hace. Hay que “despertar” la fe en quienes la tienen dormida. Sin fe auténtica, lo más que queda en el catecúmeno es un buenismo pelagianista que desaparece a la más mínima racha de viento secularizante. Y vivimos en una sociedad donde la secularización es un huracán que arrasa todo.
Ahora que la Iglesia habla de nueva evangelización, no estaría de más que empezara por una evangelización real de quienes, por las razones que sean, se acercan ocasionalmente a sus sacramentos. En bodas, bautizos, comuniones, confirmaciones y funerales aparecen fieles que difícilmente asoman por un templo en otros momentos de sus vidas. Es ahí donde debe hacerse un esfuerzo evangelizador de primer orden. Los sacerdotes deben mimar sus predicaciones en esas celebraciones. Y los seglares que colaboren en la catequesis, deben ser conscientes de que tienen entre sus manos almas que Dios quiere que se salven y no que se pierdan en medio de la apostasía reinante.
Luis Fernando Pérez Bustamante
68 comentarios
El asunto es claro, el clero no ha evangelizado, y sí ha sacramentalizado, ¿la prueba?, los requisitos para la recepción de los sacramentos no se cumplen, ni se hacen cumplir, ni siquiera se mencionan exigiéndolos.
El miedo, sí, razones del tipo "... sí, tienes razón, pero como lo llevemos a la práctica nos quedamos solos"... ¿y qué?.
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LF:
Yo vengo diciendo esto desde hace tiempo y ningún cura me ha tachado de nada. Es más, me he encontrado a curas que estarían dispuestos a ser mucho más estrictos en este tema, pero siempre que no se conviertan en la excepción que confirma la regla de lo contrario. Es decir, si un cura decide no bautizar a tal niño, no casar a tal pareja o negar la confirmación de tal o cual joven y todos se van a la parroquia de al lado para conseguir que les den esos sacramentos, pues hacemos el ridículo.
Meterse en el sentimiento religioso de las personas es muy arriesgado y temerario. Hay que dar libertad a las personas para que se acerquen sinceramente a la Iglesia de forma ortodoxa.
En cuanto a la ignorancia de la doctrina católica, la culpa es de la propia Iglesia española (no conozco otros países), hace más de 30 años que ha desaparecido la enseñanza de la doctrina católica de la sociedad en general como se impartía antaño, que expliquen los Obispos por qué (yo no lo sé: si usted, L.F. lo sabe, le agradecería lo comentase).
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LF:
No es cuestión de opiniones. El Código de Derecho Canónico dice:
868 § 1. Para bautizar lícitamente a un niño, se requiere:
1 que den su consentimiento los padres, o al menos uno de los dos, o quienes legítimamente hacen sus veces;
2 que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica; si falta por completo esa esperanza debe diferirse el bautismo, según las disposiciones del derecho particular, haciendo saber la razón a sus padres.
Si el punto 2 no se cumple, no tiene sentido bautizar a un niño.
La culpa del analfabetismo religioso es principalmente de las familias, no de los obispos. Son los padres los primeros que deben trasnmitir la fe a sus hijos. Otra cosa es que los obispos tengan responsabilidades a la hora de exhortar a que tal cosa se haga o de asegurarse que la catequesis que se da en sus diócesis sea la adecuada. Pero, vuelvo a decir, el fracaso es de la familia cristiana, no de los obispos.
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LF:
Lo cierto es que en los primeros siglos, la Iglesia era bastante exigente a la hora de admitir a los catecúmenos en los sacramentos. Sobre todo en los de iniciación. Es decir, preferían menos cristianos, pero auténticos, que muchos, pero "solo de nombre". Va siendo hora de volver a esa práctica pastoral.
Gracias a Dios, aprendí pronto de un sacerdote ejemplar, que fue mi primer párroco y el mejor sacerdote que he conocido, que la fe no se puede medir, ni pesar. Y que, quizá, con demasiada facilidad, arbitramos sobre la fe del Pueblo de Dios. Yo, cada día tengo más prudencia a la hora de decir si alguien tiene o no tiene fe, si tiene más o menos fe. Pienso que nuestra labor está en sembrar y ayudar, comenzando nosotros a vivir la fe con radicalidad, exigencia y buscando seriamente la santidad.
Ya lo enseñó S. Agustín hace siglos, las palabras mueven, los ejemplos arrastran. Y, hoy, como ayer y siempre, hacen falta más ejemplos y menos palabras.
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LF:
La fe no se mide. Solo Dios discierne perfectamente los corazones. Pero de la fe que no tiene una repercusión pública, cabe preguntar si es fe. Es decir, quien no practica su fe, ¿de qué fe habla?
Por supuesto puede darse el caso de la hipocresía, de aquellos que actuan como los fariseos que se daban golpes en el pecho para que se viera cuánto creían. Pero, ¿acaso no es hipocresía querer casarse por la Iglesia si no se tiene fe? ¿o bautizar a tus hijos si no tienes la menor intención de educarlos en la fe?
Cierto que no se debe dar un sacramento a quien no tiene Fe. Pero salvo el mmatrimonio. Porque el matrimonio es un derecho de la persona. Y para los bautizados, no existe matrimonio si no se pone la forma canónica (salvo para los 3 casos en que está dispensada por derecho). Por eso, un bautizado tiene derecho a la forma canónica, si se comprueba que va a celebrar verdadero matrimonio (con uno/a; con intención indisoluble; abierto a la vida)Esto es lo único que tiene que comprobar el párroco. Comprobado eso, no puede exigir más (aunque como es lógico trate de acercar a la Fe antes y después de celebrarlo) Esto que estoy diciendo es elemental. No se comprenden posicviones como la de Novell o la de Pérez Bustamente. Jaime
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LF:
EL CDC dice que el obispo "no debe conceder licencia para asistir al matrimonio de quien haya abandonado notoriamente la fe católica" (CDC 1071,2). Bastaría con que se considerara la falta absoluta de práctica religiosa como "abandono notorio de la fe" para que no se admita el matrimonio. A día de hoy, el abandono notorio no parece bien definido.
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LF:
Ya he dicho en otro comentario quién creo que es el principal responsable de la situación. Y no son los obispos.
En el post no he entrado en esa materia, porque daría para otro artículo.
El problema, empero, en los tiempos que corren es otro, entiendo. Y "ése", el problema, no es otro que el hecho de que los propios obispos, curas, religiosos, religiosas y hasta responsables laicos -no todos, obviamente- han ido rebajando muchísimo el listón del ideal cristiano. Dicho con otras palabras: han preferido muy a menudo promocionar burocracias, que no militancias.
Los resultados están a la vista. De verdad verdad, ¿cuántos matrimonios entre bautizados católicos podríamos decir con justicia que viven auténticamente los valores de la familia cristiana, según la entiende la Iglesia católica? Se contaran con los dedos de la mano y aun así sobrarían dedos.
Incluso entre los fieles católicos que tienen la enorme dicha de contar con un trabajito gracias a la Iglesia católica (escuela católica, profesorado de Religión católica en la escuela pública, facultades de Teología, técnicos de acción social o sanitaria, etcétera), verdadero tesoro en los tiempos de crisis que corren, es muy difícil encontrar verdaderos testimonios entusiasmantes de vida matrimonial; habría que buscarlos con lupa...
De las generaciones católicas más jóvenes, ¿cuántos fieles bautizados se plantean la apertura generosa a la vida (tener hijos, abiertos a acogerla como un don de Dios), la solidaridad, la espiritualidad conyugal? Estas, según la doctrina de la Iglesia católica, son las tres patas del edificio de la familia cristiana. No hay que ser ningún lince para percatarse de que al menos en España, en la sociedad española, hasta una mayoría de bautizados que dicen ir de católicos por la vida pasan olímpicamente de la doctrina de la Iglesia católica sobre el matrimonio y la familia cristianos. Repito: incluso los que tienen la enorme dicha de contar con un trabajito gracias a la Iglesia católica -tesoro impagable en los tiempos de dramática crisis que asolan España-, en su inmensa mayoría pasan, según sus obras, los hechos de sus vidas -no entro a juzgar sus conciencias ni sus voluntades-, de tomarse en serio la exigente doctrina de la Iglesia católica sobre la familia cristiana.
Sería de circo la cosa, de risa, si no produjera sobre todo consternación y pena.
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LF:
Entiendo su comentario pero no es este el lugar para dirigirse a Mons. Novell.
Ante la duda, siempre bautizar, se salva un alma porque la eficacia del sacramento no está en duda (me refiero a bebés).
Con el matrimonio no ocurre así, porque no hay eficacia alguna al ser nulo de origen.
Mucho me temo que el problema mayor está en las mismas catequesis y esos vergonzantes "libros de religión", donde lo que predomina es el buenismo y punto.
Insisto, las catequistas que he conocido, las unas viven con sus novios, las otras son sexualmente liberadas etc, etc. y las ortodoxas se llevan regaños de parte del sacerdote, asustaditos de que les regañen los padres por oir que se les enseña la doctrina en toda su pureza.
Los responsables de que durante decenios legiones de sacerdotes progres, jesuitas amasiados, revistas infectas, y todo tipo de tibieza y buenismo sustituyese a lo impreso por los anteriores Obispos , -oh ! preconciliares- son los Obispos casi-actuales.
De ahí que el REBAÑO reciba nada (o porquería) en las mismas catequesis, en los mismos colegios de órdenes religiosas disolutas y hasta en las mismas familias.
Porque las familias comunes acaban dando la importancia a la fe que intuyen se les da desde los Pastores.
Claro que los responsables son los Obispos, faltaba más.
Lo que sí es cierto es que muchos de ahora tienen un trabajo titánico por delante que es heredado de la generación anterior.
Por eso hay que apoyarles sin meter demasiado el dedo en la llaga de la generación pasada. Un poco sí, para saber por qué estamos como estamos y que no se repita.
Dios bendiga a nuestros pastores, verdaderos Sucesores de los Santos Apóstoles.
"Medir el grado de fe", no es el problema, porque se trata de un absurdo, no existe ni existirá el "fidelómetro".
Sin embargo hay requisitos para la recepción de los sacramentos y evidencias evidentes de su cumplimiento, salvando limitaciones, y nuestro pecado personal.
Esos requisitos son los que no se cumplen ni hacen cumplir, no es cuestión de "medición" sino de acreditación, simplemente.
Hablan tres sacerdotes rurales:
Sacerdote1: Pues yo tengo un problema tremendo con los murciélagos.
Sacerdote2: ¡Yo también! He probado con distintos tipos de venenos y no funciona ninguno.
Sacerdote1: Una vez me harté agarré la escopeta y...
Sacerdote2: ¿Y?
Sacerdote1: Pues que llené el techo de goteras y a la media hora estaban todos de vuelta.
Sacerdote3: Yo me libré de ellos hace un par de años.
Sacerdotes1 y 2: Pero, ¿cómo lo lograste?
Sacerdote3: Muy fácil, les bauticé, les dí catequesis de comunión, les dí la primera comunión... ¡y no les volví a ver el pelo!
Yo salí del parking con mis padres y hermano (que se confirmó también aquel día) y en cuanto nos vió se quedó cuajado. No sabía dónde meterse ni dónde esconderse. Pero allí estaba él, cargándose un columpio de mi plaza y tan feliz. Lo más gracioso es que seguía vestido con el mismo traje con el que hace una hora estaba en la catedral delante de toda la Iglesia de Málaga. ¡Ni le dió tiempo a cambiarse! ¡Tal eran sus ganas de destruir el mundo!
¿Qué clase de Espíritu recibió ese niño? La verdad es que desconozco qué piensa la Iglesia sobre este asunto y me gustaría saberlo. Por mi parte, por el momento creo, que dónde está Satanás (un alma sin gracia), el Espíritu Santo no tiene sitio. Y supongo que si se confesase, la Confirmación se haría efectiva. ¿Me equivoco?
¡En fin! El caso es... ¿Qué formación recibió? ¿Sirvió para cambiarle? ¿O quizás es que el formador no tenía nada que hacer o no sabía cómo? (Me consta que después de aquello el catequista cogió una depresión de caballo al ver que ninguno de los que había formado durante años salvo mi hermano seguía en Misa).
¡En fin!
1°) Que el derecho canónico imponga explicitamente un catecumenado para los que quieren casarse y para los padres que quieren bautizar a sus hijos. Catecumenado sin calendarios predefinidos, como una oportunidad de formar y observar a los candidatos.
2°) Que la Conferencia Episcopal imponga esta norma de forma universal (para que la gente no pueda "irse a la parroquia de al lado que da más facilidades").
3°) Que la aplicación de esta normativa esté apoyada por sínodos, documentos magisteriales, etc.
Desgraciadamente la mentalidad de "somos la Iglesia mayoritaria" pesa demasiado y hay miedo de perder fieles y de que bajen los números en las estadísticas. Habrá que tocar fondo...
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LF:
Estoy de acuerdo salvo en los casos en que tanto los padres como los novios son reconocidos por la comunidad eclesial como católicos practicantes. En ese caso no es tan necesario ese catecumenado y vale con lo que se hace actualmente.
Pero no olvidemos que la vida es maduración en la fe en Jesucristo el Dios vivo y verdadero,creo que hay muy buena intención, pero poca exigencia,los jóvenes de Confirmación tienen que comprometerse a asistir a la Eucarístia y a un compromiso de vida y a ser testigos del Señor, cada uno en el medio social que se encuentre, pero hay un mínimo en común al celebrar los sacramentos, que a la vez es máximo,Jesucristo,dándonos su vida.
La IGLESIA tiene que estar abierta a todos los hombres pero debe exigir conversión y guiar claramente el camino de la verdad,y el que quiera estar en comunión visible debe respetar y hacer vida en su vida de lo ya dado,lo demás es otra realidad social, cultural, religiosa es posible
Pero Jesucristo llama a la unidad de los fieles" que todos sean uno como tu Padre y yo somos uno".Esto exige mayor conocimiento biblico del Señor y compromiso con la Palabra y con nuestra vida que es la de El.Son los Sucesores de los Apóstoles los que deben hacer esta exigencia a los fieles.Otras confesiones ej protestantes estudian mucha más biblia que los católicos y las SE son fundamentales en las clases de Religión y en Catequesis junto a a pautas morales.
A mí se me ocurre una sola cosa:
QUE A ESTO LO LEAN LA MAYOR CANTIDAD DE OBISPOS Y SACERDOTES POSIBLE.
Y que inspirados por el Espíritu Santo, tomen URGENTEMENTE las medidas correctivas que estimen oportunas.
A.M.D.G.
La Iglesia exige 1) Que el ministro tenga la intención subjetiva de hacer lo que hace la Iglesia, aún cuando él mismo no tenga una Fe actual. 2) Que administre el sacramento seriamente, según la forma eclesiástica que expresa objetivamente esa intención de la Iglesia.
Los ministros del Matrimonio carecen en su mayoría no sólo de la intención subjetiva necesaria para la validez del matrimonio sacramental, sino también de la intención que validaría un contrato meramente natural, porque los esposos, o directamente desconocen lo que implica ese contrato natural base del sacramento, o conociéndolo lo rechazan, por efecto de esa ideología igualitarista y feminista que hoy todo lo invade y censura.
Lo cierto es que en los primeros siglos, la Iglesia era bastante exigente a la hora de admitir a los catecúmenos en los sacramentos. Sobre todo en los de iniciación. Es decir, preferían menos cristianos, pero auténticos, que muchos, pero "solo de nombre". Va siendo hora de volver a esa práctica pastoral.
23/04/12 11:13 AM
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Coincido, es lo que siempre anhelé y sostuve. Y me atrevo a suponer que es leit motiv en la acción pastoral del Papa, pues recuerdo bien que el Card. Razinger escribió, una vez al menos ,que "imaginaba una Iglesia numéricamente pequeña" para el futuro.
Contra esto han conspirado las políticas regalistas, que instrumentalizaban a la Iglesia en pos de objetivos políticos. Una nación católica no se consigue con decretos del mandamás, sino abriendo los corazones a la acción del Espíritu Santo. Habilidad que no es propia, reconozcamos, de quienes han sido capaces de imponerse a sus adversarios en la lucha por el poder.
Eso lo lleva diciendo una realidad eclesial aprobada por la Iglesia desde hace unos 40 años.
1) Los Obispos deben poner de acuerdo a las parroquias acerca de las condiciones y los procedimientos en el acceso a los sacramentos. Para que no suceda lo que señalas en un comentario (que es lo usual: todo el mundo va donde lo tenga más fácil, más rápido y más "barato"). Esto les corresponde a ellos en primer lugar.
2) Todos debemos evangelizar muchísimo más. Y revisar seriamente esa catequesis desastrosa, especie de "divertimento", en que no se aprende ni practica casi nada. E involucrar a la familia, que es la primerísima responsable. Y a los padrinos de bautismo, que normalmente brillan por su ausencia.
3) Los sacerdotes debemos evangelizar como unos desesperados, junto con los laicos más conscientes, como en los primeros 3 siglos: sin parar, con la convicción de que nuestras sociedades "cristianas" son absolutamente paganas (el fulano "cristianismo" es una leve pátina, y un pretexto, que se están disipando). Y establecer un mecanismo más claro y caritativo para valorar las actitudes y capacidades con que se accede a cada sacramento. Intentar compensar lo que falte (con una catequesis de emergencia, bien hecha). Postergar hasta el cumplimiento verificable (en la medida de lo posible) que se reúnen las condiciones mínimas, y, en algunos casos, negar con argumentos sólidos la administración de algún sacramento, hasta que la persona se convenza de que no puede acceder. Es una tarea dura, pero muy necesaria.
En el caso del matrimonio, desgraciadamente, no sólo falla en bastantes la fe (aunque hay que reconocer que los que aún hoy solicitan este sacramento, tienen algún referente religioso bastante interesante y positivo. Otros "pasan"). Pero el problema es más graves: no existe el más mínimo propósito de unidad y fidelidad. No digamos de apertura al don de la vida.
El demonio está atacando fuertemente en el punto más importante de la humanidad y de la Iglesia: la familia. Todo se está focalizando allí. Alli hay que trabajar mucho más, en cristiano.
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LF:
Si uno de los dos no es creyente el matrimonio se puede celebrar si se comprometen a que el que sí cree sea quien eduque cristianamente a sus hijos. Pero incluso en ese caso, para que el matrimonio sea válido, el no católico ha de saber bien en qué consiste el matrimonio cristiano. Es decir, indisolube y abierto a la vida.
En América se insiste mucho en la misión, y en que la gente vaya por ahí, como hacen los evangélicos tocando puertas. Pero luego cuando vienen centenares de jóvenes y niños a la parroquia todos los años se les da una catequesis mediocre e inútil para formar la fe.
Me recuerda a aquellos judíos que, según Jesucristo, hacían de todo para conseguir un prosélito y luego...
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LF:
A la Iglesia le preocupa la cantidad y la calidad. Al menos eso es lo que se ve en las palabras del Papa.
Sacrilegio doble, en el que lo administra (si conoce el percal del que lo recibe) y en éste.
http://infocatolica.com/blog/cartadirector.php/1002221127-preparacion-al-matrimonio
y no hubo muchos que dijeran nada al respecto.
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LF:
No es en el mismo blog, sino en el mismo portal. Y este blog se lee mucho más que ese.
Como dice Norberto en el primer comentario, los seglares que han dicho y redicho sus dudas respecto al tema de las bodas, han sido silenciados muchas veces. Buenismo al poder.
Supongo que cuando venga el PSOE de nuevo, y aniquile económicamente a la Iglesia, las discusiones sobre estos temas se acabarán de forma radical.
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LF:
No sé de qué película habla. En amplios sectores de la Iglesia la postura de Mons. Novell nunca ha sido considerada como mala. A mí desde luego nunca me han mandado callar por ese tema.
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LF:
No he dicho que no sean responsables. He dicho que en el patente fracaso de la transmisión de la fe de una generación a otra, no son ellos los máximos responsables.
La policía como si nada por orden del gobierno.
Y ya obispos han sido enjuiciados (Mons Di Monti, arzobispo de Luján, por la comunidad homosexual allá por el año 2003) por predicar una homilía con las enseñanzas de la Iglesia con respecto a los homosexuales cuando las lecturas del día hablaban al respecto.
Esto ha colaborado grandemente para que las pocas clases que había par formar a los catecúmenos se reduzcan a 0 prácticamente y la CEA con el cardenal Bergoglio prefieren sacramentos a rolete sin practicamente formación religiosa.
Yo he escuchado a mucha gente lamentándose que "la Iglesia está en deuda con nosotros" por su gran deseo de profundizar la fe. Pero las puertas se les cierran...
ES MUY TRISTE... y mientras la cultura de la muerte con sus abominables leyes avanzan a pasos agigantadoa en Argentina y porque la gente vive muy desinformada (estrategia del gobierno para avanzar con su "modelo") y viendo la TV argentina que es peor que la de la gran mayoría de países occidentales por su obsesión al sexo y a los vicios, están huérfanos de sana doctrina y sin que les enseñen SU FE.
El Codigo Derecho Canónico c.1071,1,4 dice que "si hay abandono notorio de la fe" el párroco debe pedir licencia al Obispo para asistir al matrimonio. Es decir, no debe negarse a los contrayentes el matrimonio, sino pedir licencia al Obispo, (Luego se verá por qué).
El epígrafe 2º dice que para que el Obispo conceda esa licencia, se debe observar lo establecido en c. 1125 "con las debidas adaptaciones" (Es decir, comprobar que los contrayentes van a contraer verdadero matrimonio; que no excluyen ninguna de las propiedades o contenidos esenciales). Lo que he afirmado, pues, en mi comentario es exacto.
Me remito a los comentarios de estos y otros cánones, de EUNSA y Salamanca, por ejemplo; tan autorizados y científicos.
Por otra parte, hay que entender a qué se refiere la causa básica de "notoriamente haya abandonado la fe católica". Es un fórmula técnica que no se cumple en la simple expresión de que "no se tiene Fe" o "no se cree en nada". Tiene razón el sacerdote que acaba de comentar aquí: la experiencia de ha enseñado que detrás de tales modos de hablar o conducirse no hay verdadero abandono formal de la Fe. Jaime
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LF:
Sé que lo que yo propongo no es fácilmente aplicable partiendo del CDC. Por eso pido que se aclare más la cuestión y que la Iglesia sea más clara, y de paso estricta, a la hora de admitir a los no creyentes a ese sacramento.
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LF:
Quien vive apartado de la fe, vive ya en pecado. No se trata de negar el matrimonio. Se trata de negar una farsa que no es el sacramento del matrimonio. Esas bodas son nulas.
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LF:
Yo de los jesuitas de Japón me creo cualquier barbaridad. Y además, conocida y consentida por los obispos de allá.
En un apartado llamado "Celebración del matrimonio y evangelización de los bautizados no creyentes", dijo:
"La decisión pues del hombre y de la mujer de casarse según este proyecto divino, esto es, la decisión de comprometer en su respectivo consentimiento conyugal toda su vida en un amor indisoluble y en una fidelidad incondicional, implica realmente, aunque no sea de manera plenamente consciente, una actitud de obediencia profunda a la voluntad de Dios, que no puede darse sin su gracia. Ellos quedan ya por tanto inseridos en un verdadero camino de salvación, que la celebración del sacramento y la inmediata preparación a la misma pueden completar y llevar a cabo, dada la rectitud de su intención".
Después recuerda que muchos piden el matrimonio solo por motivos sociales (no enfadar a mamá, la escalinata de la iglesia es más linda que la del ayuntamiento, etc.). Y añade: "no se debe olvidar que estos novios, por razón de su bautismo, están ya realmente inseridos en la Alianza esponsal de Cristo con la Iglesia y que, dada su recta intención, han aceptado el proyecto de Dios sobre el matrimonio y consiguientemente —al menos de manera implicita— acatan lo que la Iglesia tiene intención de hacer cuando celebra el matrimonio. Por tanto, el solo hecho de que en esta petición haya motivos también de carácter social, no justifica un eventual rechazo por parte de los pastores".
"Querer establecer ulteriores criterios de admisión a la celebración eclesial del matrimonio, que debieran tener en cuenta el grado de fe de los que están próximos a contraer matrimonio, comporta además muchos riesgos".
"Cuando por el contrario, a pesar de los esfuerzos hechos, los contrayentes dan muestras de rechazar de manera explícita y formal lo que la Iglesia realiza cuando celebra el matrimonio de bautizados, el pastor de almas no puede admitirlos a la celebración".
Se puede ver en el n. 68 de ese documento, que he resumido, y cuya lectura completa recomiendo.
Lamento un post tan largo, pero pienso que encaja muy bien en el tema de esta discusión.
1 que den su consentimiento los padres, o al menos uno de los dos, o quienes legítimamente hacen sus veces; 2 que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica; si falta por completo esa esperanza debe diferirse el bautismo, según las disposiciones del derecho particular, haciendo saber la razón a sus padres.
Si el punto 2 no se cumple, no tiene sentido bautizar a un niño.”
Pregunto; ¿quién determina el fundamento de la esperanza? Cuando unos padres llevan a un niño ante un cura, tal como están las cosas, es que hay algo que sólo Dios sabe. Acercarse hoy a un cura es mucho, tal es la prensa que tienen.
Joan Antoni dice: “Es un tema delicado el caso del matrimonio. La Iglesia, estrictamente hablando, pide a los bautizados dos condiciones: que quieran casarse "para siempre", es decir, que admitan la indisolubilidad del matrimonio y que no excluyan la prole”.
Eso mismo decían en una charla-coloquio presidida por el Cardenal Carles a la que asistí, hace unos años. Y pregunté; “Entonces, dos personas mayores, ¿no se pueden casar?”. Y el público, vociferando al unísono, como puesto de acuerdo, me abucheó gritando; “Humanae vitae, Humanae vitae…”. Los di por chalados y al acabar la reunión me marché sin entender que había hecho de malo, pero sabiendo que ellos (el público) no eran los buenos.
No hay nada más peligroso que un católico que se cree excelente. Los conozco de diversas organizaciones y cuánto más maravillosos son, mayor es su soberbia y menor su caridad.
No hay sitio para contar mil historias sangrantes. Sólo diré que me confieso con curas por los que esos "católicos sublimes" no darían un duro, pues son heterodoxos en la liturgia y en el vestir – lo que no me parece bien pero me ayuda a humillar mi opinión - y sin embargo encuentro en ellos una dulzura en los consejos y una ortodoxia y humanidad que más la quisieran los que escriben en estos blogs católicos, incluso a veces irrespetuosos públicamente con la jerarquía católica que no les gusta.
Y encuentro más humanidad en un indigente con el que me enrollo una tarde que se me ha dado mal, que en el frío, doctrinal y engreído “católico”, que sentencia y juzga como si fuera alguien.
Por eso me sulfura leer que alguien – con la solvencia que presumo al autor de este blog – pone condiciones a los sacramentos y valora y menosprecia la fe que pueda tener un pobre infeliz.
No soy hombre de fe, pero estuve declarándome católico en un grupo de escudos humanos cuando la guerra de Irak, en el que no había ningún católico más que yo, ningún comunista, ni extremista, ni antiamericano – a mí me gusta el modo de vida americano y me fastidiaba el tirano genocida - y sólo dos profesionales del periodismo que se alistaron por interés económico y el resto, hasta diez que formábamos el grupo, personas no religiosas pero con una humanidad que ya la quisieran para sí los católicos que conozco. ¿Digo personas no religiosas? ¿Qué puede haber sino amor en un matrimonio que dejaba a su hija de dieciséis años sola, para cumplir con una causa humanitaria? ¡Solo podían ser personas religiosas y cristianas!, pues Dios es Amor. Aunque no lo sabían. Su problema es que los “católicos” les habían alejado de la Iglesia.
No creo que un cura se niegue a casar o bautizar a personas “normales”, es decir, insulsas, desorientadas, incluso algo vacías. Porque no sabemos si ese sacramento es el principio de algo y, en el peor de los casos, es injusto impedir que esos infelices saboreen, aunque sea por un instante, el dulce bálsamo de la herencia del buen Jesús. ¿Pueden ser algunos católicos tan soberbios como para pretender dirigir los designios del Espíritu Santo?
Si los católicos tuvieran fe, una mínima fe, se acercarían a recibir al Señor no con aire de suficiencia y muchos poniendo la mano, sino apabullados ante la idea de recibir semejante regalo y no de rodillas, sino postrados en el suelo recibirían ese prodigio.
¡Fe me dices Bustamante! ¡Quién tuviera un poco de fe!
Plantear aquí este tema a sido, a mi modesto modo de ver, inadecuado y su explicación, desafortunada. Claro que suelo equivocarme.
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LF:
Gracias por tu comentario, pero la próxima vez procura que sea más breve.
El purismo que pareces defender es peligroso, y hace recaer un plus en la fe personal de cada uno más propio del protestantismo que del catolicismo.
En el catolicismo el Manto de la Iglesia suple carencias e imperfecciones del pueblo, y de sus individuos.
Si el pueblo se bautiza, hace la primera comunión y comulga, es que los pastores han hecho al menos medio bien su trabajo. No es indispensable (sí mucho mejor) que la supuesta "fe" de cada uno sea ni siquiera la adecuada.
La praxis histórica certifica ese espíritu descrito. Es la Madre que suple tantas y tantas estupideces de sus hijos, y que al rezar por ellos obtiene mucha clemencia y comprensión del Sumo Juez.
No somos protestantes, somos verdadero Pueblo de Dios al ser bautizados.
Obviamente esto no quita para el celo que debemos mantener en ser perfectos y no contentarnos con esos mínimos descritos.
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“No se debe olvidar esta verdad en el momento de delimitar la exclusión de la sacramentalidad (cf.canon 1101, 2) y el error determinante acerca de la dignidad sacramental (cf.canon 1099) como posibles motivos de nulidad. En ambos casos es decisivo tener presente que una actitud de los contrayentes que no tenga en cuenta la dimensión sobrenatural en el matrimonio puede anularlo sólo si niega su validez en el plano natural, en el que se sitúa el mismo signo sacramental.
La Iglesia católica ha reconocido siempre los matrimonios entre no bautizados, que se convierten en sacramento cristiano mediante el bautismo de los esposos, y no tiene dudas sobre la validez del matrimonio de un católico con una persona no bautizada, si se celebra con la debida dispensa”
(Juan Pablo II, “Discurso a la Rota Romana”, 30 de Enero de 2003).
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Conclusión: Acoger, acompañar, ayudar a los que con honradez, que son la mayoría, piden el matrimonio canónico.
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LF:
Tan cierto como que si la Iglesia dedica tiempo, esfuerzo y tribunales para dictaminar la nulidad de un matrimonio, no tendría nada de particular que dedicara algo de ese tiempo y esfuerzo a discernir si lo que se va a celebrar es una boda o una farsa.
No sé si es un síntoma o una realidad que nadie se acuerde ya de que la Conferencia Episcopal Española (que no tiene una Comisión de Familia y Vida, sino una Subcomisión) publicó un Directorio de Pastoral Familiar, que llevó unos 3 años elaborar, que aún no ha cumplido 10 años... y cuya aplicación habría que revisar antes de volver a elaborar otro Directorio, creo. En él se contemplan todas las sugerencias habidas y por haber.
Y posiblemente en cada diócesis haya otras normas y sugerencias y planes. Pero... la cuestión es cumplir las normas y seguir las sugerencias. http://www.conferenciaepiscopal.es/documentos/Conferencia/PastoralFamiliar2.htm
Sobre el asunto de posible "negación del sacramento del matrimonio católico" a los bautizados, coincido con los datos que aportan Jaime y Joan Antoni.
Los familiares y amigos de bautizados "alejados" de los sacramentos estamos llamados a la oración y la penitencia por ellos, para que se acerquen a Cristo y la Iglesia y encuentren la salvación.
Dice Luis Fernando
"Si quien se casa no tiene fe y, por tanto, no tiene razón para creer en la indisolubilidad del matrimonio, que solo puede alcanzarse por medio de la gracia de Dios, ¿cómo va a haber realmente sacramento?"
No es así. La unidad e indisolubilidad están en la esencia del matrimonio natural. Cristo lo eleva, entre bautizados, a la dignidad de sacramento.
Qué es el matrimonio. Varón-mujer. Toda la vida. Fines: el bien de los cónyuges y la generación y educación de la prole.
c.1055
Unidad e indisolubilidad, propiedades.
c.1056
El consentimiento produce el matrimonio. Consentimiento requiere conocimiento y voluntad libre.
c.1057
Conocimiento que la Iglesia verifica: que los cónyuges no ignoren qué es el matrimonio natural.
c.1096
En caso de matrimonio mixto o con disparidad de cultos sólo se pide que ninguna de las dos partes excluya los fines y propiedades esenciales del matrimonio.
c.1125
La confirmacion que la pongan en su sitio es decir antes de la comunion y asunto terminado.
No olvidemos que los sacramentos son cauces por los que recibimos directamente la gracia de Dios.
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LF:
Es que hay que partir del hecho de que no hay sacramento si los ministros del mismo no son verdaderos ministros.
Cuando la Iglesia declara nulo un matrimonio, está reconociendo que no hubo sacramento alguno.
La Fe es algo muy personal y cada persona es un mundo.
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LF:
Es muy fácil saber si alguien es católico practicante o no. Y si no es católico practicante, la duda sobre la existencia de fe en su vida es razonable. En todo caso, es el sacerdote quien tiene que discernir el tema. Y si alguien declara que quiere casarse por la Iglesia por motivos religiosos y demuestra tener algún tipo de fe, pues poco más queda que celebrar esa boda.
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Esta percepción de LF difiere de la del P. Morado y de la de Hermenegildo, me parece.
Lo que es innegable es han aumentado los casos de nulidad matrimonial, mientras disminuyeron en picada los matrimonios que se celebran. Ergo, el porcentaje de nulidades respecto a las celebraciones se ha disparado. Pero mientras tanto el porcentajde de matrimonios denegados sigue rozando el cero absoluto.
Por ello coincido con la percepción de LF, porque es innegable que en cada maatrimonio nulo que ha permitido celebrar, la Iglesia ha dado a entender tanto a los novios como al mundo entero que ese matrimonio existió. Por lo tanto muchas personas han vivido engañadas, y esto a veces durante muchísimos años.
Digámoslo matemáticamente: si la relación "nulidades/matrimonios celebrados" aumenta, la relación "denegaciones / solicitudes" debería hacerlo en la misma O EN MAYOR proporción.
Porque lo que se juega en cada matrimonio es mucho.
No me parece para nada razonable que NINGUN sacerdote pueda detectar a tiempo las condiciones de nulidad que luego habrá de descubrir la Rota.
Bendiciones en los Dos Corazones.
Acabo de leer esto y me he quedado sorprendido. Es que lo que escribes es casi exacto a lo que le dije hace solo unos días al secretario de un Obispo aquí en Perú, es exactamente lo mismo, con jerga peruana, pero lo mismo.
Y esto se lo decía a razón de que la hija de unos hermanos de parroquia me agregó al Facebook, cuando revisé sus fotos, me quedé helado. Esta muchachita se acaba de confirmar en Diciembre pasado, pues en su Facebook, tenía fotos (varias) del año pasado dándose besos en la boca con otra amiga y no solo eso, tenía la foto de la bandera gay con una oda al orgullo gay.
Este artículo, así como lo que habla Mons Novell, me confirman que hay que rogar y actuar por una reforma total en las catequesis pastorales.
Por eso del empeño de ZP en el divorcio express.
Por eso la batalla es global y total. Es una batalla no solo religiosa, sino cultural.
Esto es importante entenderlo para que no nos de igual lo que hagan o piensen los no creyentes.
Los confesionarios vacíos y las filas para recibir la Eucaristía repletas...¿qué se puede esperar?.
Es Dios el que actúa y quien tiene la palabra final.
La Iglesia Católica es la depositaria de la Verdad revelada y como tal,le preocupan las dos cosas, porque las dos son importantes, la calidad y la cantidad, la calidad en la recepción de los sacramentos, y la cantidad de las personas que los reciben.
Y habría que decir que no sólo hay que fijarse en los que reciben los sacramentos sin tener fe, sino el caso contrario, en los que teniendo fe en Cristo y su Iglesia no pueden recibir los sacramentos por la falta de libertad religiosa en sus paises, posiblemente estemos hablando de unoas 250 millones de personas en todo el mundo.
muy bueno el artigo, que he comentado en mi blog
http://missaaosdomingos.blogspot.com.br/2012/04/sacramentos-me-engana-que-eu-gosto.html
Se ha dicho arriba que los obispos no son los principales responsables de que se haya llegado a tal situación, con lo cual estoy de acuerdo.
Pero me parece importante destacar que, como pastores, son los principales responsables en la tarea de diagnosticar el problema, mobilizar a los demás y liderar el combate para reverter la situación
Fidelis
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Para la recepción válida del sacramento del matrimonio se requiere estar bautizado y carecer de cualquier impedimento dirimente. (Doctrina católica)
Es evidente que se requiere el bautismo previo, ya que sin él no puede recibirse válidamente ningún otro sacramento. Y es necesario carecer de impedimentos dirimentes, porque esta clase de impedimentos, por definición, hacen inválido el matrimonio. Cuáles sean esos impedimentos, lo veremos en su lugar correspondiente.
Corolarios. 1º Luego todos los bautizados, aunque sean herejes, cismáticos, apóstatas, etc., pueden recibir válidamente el sacramento del matrimonio. Y ello aunque no sepan o no crean que el matrimonio es sacramento; basta que quieran contraer verdadero matrimonio, sin poner alguna condición expresa que vaya contra la esencia del mismo. Si la pusieran (v.gr., contraerlo para dos o tres años o con derecho al divorcio, etc.), el matrimonio sería completamente nulo e inválido y, por consiguiente, no habría sacramento. Nótese por otra parte, que una cosa es la validez, y otra muy distinta la licitud en la recepción de un sacramento.
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Teología Moral para seglares II
Página 580 (Edición del año 1994)
En cuanto a averiguar la "calidad" de la fe de los que se van a casar es muy fácil. Simplemente hacer un seguimiento de los contrayentes, con tiempo y dedicación. Un par de meses, basta y sobra.
Todos en nuestro ámbito personal, sabemos quien es católico y quien un simple creyente no practicante, y quien ateo. No va a poder observarse en los cursillos... claro que sí. Pero somos muy cobardones, y nos cuesta decir que no a la gente. Pero habrá que hacerlo o nos va a costar caro. Si relativizamos el Sacramento, estamos relativizando a Dios.
Tan fácil, como hacer unas buenas jornadas de retiro, y unas cuantas vigilias. Acaso no se están los contrayentes un año preparando el banquete, pues entonces que dediquen unos cuantos fines de semana al retiro. Tan fácil como eso.
Somos muchos los que apoyamos a nuestros sacerdotes y a nuestros obispos a ser cada vez más valientes. Sólo necesitamos que esto sea un paso de todos. No crean que por separar al trigo de la cizaña, van a quedarse sólos. Más bien al contrario.
Lo curioso del hecho es que tras el rito cristiano, se armó una fiesta con videos de reggaetón y demás ritmos que aluden a temas sexuales con imágenes tomadas de los dibujos animados.
Debo agregar que los padres del niño no van a misa ni por casualidad, con la excepción de extraordinarios compromisos.
¿Qué clase de burla es esta escena, repetida en muchísimos hogares del "continente de la Esperanza"? ¿Qué pasaría si le quitamos a la gente sus cultos sincréticos y borracheras post sacramentales?
Es triste cuando se recibe un sacramento sin fe, pero es peor cuando se convierte en ocasión de pecado. ¿No se llama a eso sacrilegio?
Siempre se pregunta la gente, ¿por qué no hay vocaciones sacerdotales? Y la respuesta es simple: porque es el único sacramento que exige cambio de vida. Y es que debes cambiar de residencia, ropa, hábitos, exige esfuerzo y estudio, etc. Simple indicador del grado de conversión de nuestra gente.
Y aunque es verdad que la fe no puede medirse como el agua o la radiación, sí tiene indicadores mínimos como el Credo, los mandamientos y aquellas cosillas que aprendían antaño los niñitos de primera comunión.
Es un insulto a la inteligencia y a la santidad de la Iglesia pretender que alguien que cree concientemente en la reencarnación, la santería, o que niegue la presencia real, sostenga la fe de la Iglesia Católica. Hay cosas mínimas que deben respetarse.
No es posible rezarle a un cerro, o a un animal como Dios, y ser católico. Tampoco creer en la moral de la revolución sexual de los años 1960s. Ese es un indicador objetivo, y aunque debemos tener misericordia, debemos también ser realistas y pedir a quienes no son católicos que serenamente lo asuman.
Paz y Bien a todos
Lo que sí hay que fomentar es que al menos haya padrinos creyentes, y que esto se le "imponga" suavemente a esos padres. Además aprovechar para tratar de evangelizarlos. Claro que la mies es mucha y pocos los obreros...
Hay que hacer campaña de lo contrario, que los padres alejados no dejen NUNCA de -
-por lo menos- bautizar a los hijos. El bautismo es eficaz por la Fe de la Iglesia y el amor del sacerdote, no por los padres.
Como todo tiene que ver con todo, especialmente el matrimonio con la vida civil y las leyes, esta cuestión trae a otra: si la Iglesia "se pone muy católica", y como el porcentaje de practicantes está en valores ínfimos, sumado a que el poder político no es católico o incluso es anticatólico, entonces se podrían llegar a perder privilegios históricos que actualmente se mantienen por inercia.
Por dar un ejemplo entre muchos : La Iglesia no puede por sí sola hacerse cargo del mantenimiento de todos sus templos. ¿Seguimos dependiendo del poder civil para mantener las Casas de Dios? ¿Los convertimos en destinos turísticos cobrando a tanto por curioso? ¿Nos quedamos con lo que podamos sostener según nuestras reales fuerzas?
A mí me parece que aquí está el quid de la cuestión.
De ésta cuestión y de muchas otras.
Hace poco un comentarista ateo que en este portal publica como "Roi" informó que acababa de ser padre primerizo de una beba. Yo le sugerí que la bautizara.
Me respondió que eso no sería "coherente" y varias otras cosas más, pero bueno, al menos lo intenté. Si Dios lo quiere, esa niña se va a bautizar.
Dicen por ejemplo, "La liturgia manda esto, pero tenéis que decir lo mismo que digo yo, pero que no viene en el cánon de la Misa." Y como esto, es como una invitación para que haya otros que desobedezcan al Papa.
Necesitamos auténticos sacerdotes que complazcan al mundo, porque aquellos que se dejan llevar por los respetos humanos, están haciendo un daño irreparable a sus seguidores, que no son los obedientes al Papa.
Y damos gracias a Dios, por esos sacerdotes que conforme al Corazón de Jesús, son obedientes al Papa, estos como dice Santa Catalina de Siena, tendrá una gran recompensa en el Reino de los cielos, mientras que los que no obedecen, lo van a pasar mal, ya de camino para ser juzgados ante el Tribunal de Cristo. Pero necesitamos orar por todos los sacerdotes, para que se conviertan a tiempo y se salven.
«Diría que es particularmente dolorosa la situación de los que se casaron por la Iglesia, pero no eran realmente creyentes y lo hicieron por tradición, y luego, encontrándose en una nueva boda no válida se convierten, encuentran la fe y se sienten excluidos por el sacramento», explicó.
«Éste realmente es un sufrimiento grande y cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe invité a muchas Conferencias episcopales y especialistas a estudiar este problema: un sacramento celebrado sin fe».
«No me atrevo a decir si realmente se pueda encontrar aquí un motivo de invalidez porque en el sacramento faltó una dimensión fundamental. Personalmente yo lo pensé, pero con las discusiones que hemos tenido he comprendido que el problema es muy difícil y que tiene que todavía hay que profundizar en él», reveló." CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 29 julio 2005 (ZENIT.org).-
Como se lee el Santo Padre pensó alguna vez parecido al autor de la entrada al blog. Pero con su habitual sensatez, - porque Benedicto es sensato más que cualquier otra cualidad que las tiene y muchas - se da cuenta de lo difícil que es el problema.
Bendiciones en los Dos Corazones.
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2013/january/documents/hf_ben-xvi_spe_20130126_rota-romana_sp.html
"Con las presentes consideraciones no pretendo ciertamente sugerir ningún automatismo fácil entre carencia de fe e invalidez de la unión matrimonial, sino más bien evidenciar cómo tal carencia puede, si bien no necesariamente, herir también los bienes del matrimonio, dado que la referencia al orden natural querido por Dios es inherente al pacto conyugal (cf. Gn 2, 24)."
Se puede comparar con las palabras de Juan Pablo II:
"La Iglesia no rechaza la celebración del matrimonio a quien está bien dispuesto, aunque esté imperfectamente preparado desde el punto de vista sobrenatural, con tal de que tenga la recta intención de casarse según la realidad natural del matrimonio. En efecto, no se puede configurar, junto al matrimonio natural, otro modelo de matrimonio cristiano con requisitos sobrenaturales específicos” (Juan Pablo II, “Discurso a la Rota Romana”, 30 de Enero de 2003).
Creo que ambos papas están de acuerdo en que existe un mínimo para su validez, Juan Pablo II pone el énfasis en la componente natural (fidelidad, indisolubilidad, matrimonio fecundo), y sin embargo Benedicto XVI dice (con mucha razón) que sin Fe, ese fundamento natural puede llegar a estar herido.
- Pero seamos realistas, en nuestro mundo:
¿Cuántas personas sin un mínimo de Fe aceptan las características del matrimonio natural? ...
¿Cuántos creyentes defienden y viven el matrimonio (en sus dimensiones naturales, no hablemos de las sobrenaturales) hasta sus últimas consecuencias? ...
Y es que sin Fe, qué rápido se cae en la tentación de lo más fácil, del "me apetece".
Que Dios nos permita vivir el matrimonio conforme a su voluntad: "Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre"
QUISIERA SABER SI UN MATRIMONIO ES VALIDO SIN LA CONFIRMACION Y SIN REGIRTRARLO ANTE UNA NOTARIA.
YO ME CASE POR LA IGLESIA CON MI ANTERIOR PAREJA NINGUNO DE LOS DOS NOS CONFIRMAMOS Y TANPOCO REGISTRAMOS EL MATRIMONIO EL CUAL DURO 1 AÑO FINALIZO POR VIOLENCIA Y INFIDELIDAD POR PARTE DE EL . ACTUALMENTE NO SE NADA DE EL PERO TENGO INCOVENIENTE EN MI EPS DE SALUD POR QUE EL ESTA COMO BENEFICIARIO APROVECHANCHO DE LA SALUD QUE YO PAGO.CUALQUIER AYUDA QUE ME PUEDAN BRINDAR QUEDO AGRADECIDA MIL GRACIAS
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LF:
¿En qué país os casasteis?
El no haber recibido el sacramento de la confirmación no anula el sacramento del matrimonio.
En caso de que la violencia tuviera lugar al poco de la boda, quizás es posible anularla por incapacidad de él para casarse.
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