El milagro del perdón

Mons. José Ignacio Munilla ha sido hoy el buen pastor de las víctimas del terrorismo durante la Misa que ha oficiado en la catedral de San Sebastián. Y lo ha sido no solo por ofrecer a Dios el sacrificio eucarístico por el alma de los asesinados y por el sufrimiento de los que no llegaron a morir y por todas sus familias, sino por las palabras dirigidas precisamente a aquellos que hoy lloran por el daño que les causaron los asesinos.

El camino mostrado hoy por el obispo de San Sebastián no es otro que el de la cruz. La misericordia divina alcanza en el Calvario su mayor expresión. Allí llega el Cordero de Dios, inocente de todo pecado, para cargar con nuestras faltas y ofrecernos, desde su sufrimiento, el perdón. El sacrificio de Cristo abre la puerta de la justicia divina que toma como alma la misericordia, dejando a un lado la justicia, igualmente divina, sin dañarla, que tiene como alma la retribución por el mal causado.

Desde el temor de quien sabe muy bien lo que está pidiendo, el obispo ruega a las víctimas que recen por la conversión de sus verdugos. Es lo que hizo Cristo en la cruz, cuando exclamó “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Luc 23,24). Es ese perdón que se ofrece sin que siquiera lo pidan aquellos que son objeto del mismo.

De la misma manera que muchos se burlaban ante la cruz de Cristo, hoy vemos a muchos de los terroristas y quienes les apoyan mantener una actitud chulesca, burlona, soberbia y ofensiva hacia las víctimas. No es fácil perdonar en esas circunstancias. Sólo aquel que se dejó crucificar por nosotros puede darnos las fuerzas para que nos ofrezcamos como víctimas propiciatorias que ruegan por el perdón de quienes nos ofenden. No en vano Monseñor Munilla habla de oración heroica” la que se ofrece por la conversión de los asesinos. Pero quien logra dar el paso de rezar de esa manera, experimenta en su alma la práctica sanación de todas sus heridas. Quien como Dios perdona, por Dios ha sido santificado, sanado y perdonado.

Es probable que muchos de los terroristas no dejen que sus corazones sean inundados de la gracia de Dios. Muchos están orgullosos de sus crímenes y solo esperan que una serie de pactos políticos obtengan para ellos una especie de amnistía encubierta, por la cual saldrán a la calle sin haber cumplido con sus penas de cárcel. Pero en el tribunal de Dios no caben corrupciones humanas. No puede aceptar el perdón quien no reconoce que tiene algo de qué ser perdonado. Y quien no acepta el perdón de Dios, quien no acepta el perdón de las víctimas inocentes, no puede esperar otra cosa que la condenación eterna. La cadena perpetua del infierno no tiene revisión. Mayor razón para rezar intensamente por la conversión de todos. Si Dios no quiere la muerte del que muere (Ez 18,32), nosotros tampoco, aunque el que muera nos haya causado un grave mal.

Es bella, a la vez que impresionante, la imagen de una víctima del terrorismo convirtiéndose en instrumento para abrir la puerta de la justicia impregnada de misericordia divina. Partiendo de esa imagen, se puede cumplir verdaderamente la petición de Monseñor Munilla a Dios: ¡Que su sangre sea semilla de paz y de libertad!. La paz y la libertad que solo puede darnos el Señor.

Luis Fernando Pérez Bustamante

Homilía completa de Mons. Munilla

10 comentarios

  
Eduardo
Una pena que no hubiera habido un obispo como Munilla hace años en San Sebastián, aunque bien es cierto que con esa actitud, los gloriosos hijos de la democracia y el ateísmo muy probablemente lo habrían matado. Recemos por la conversión de toda España, porque hay cosas que están aún en peor estado que la economía.
15/04/12 4:43 PM
  
María de las Nieves
Gracias y perdónanos Señor.
15/04/12 4:47 PM
  
Asclepio
Una preciosa y santa homilia llena de amor y misericordia. Monseñor Munilla es un Obispo ejemplar.

Estas palabras, nos hacen nacer de nuevo y recobrar la felicidad. Verdaderamente perdonar es cosa de Dioses.

El mal siempre se vence con sobreabundancia de bien.

¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Misericordia divina! ( Beato Juan Pablo II ). Inefables palabras dignas de eterna recordación.



15/04/12 5:04 PM
  
Luis López
Un hijo me ha planteado un curioso dilema. Si debemos perdonar siempre, sin condicionarlo a que el que nos ofende nos pida perdón, ¿por qué Dios, para perdonarnos a nosotros, nos exige el arrepentimiento?

Porque si yo hago una vida de pecado (es decir, ofendiendo a Dios), y me arrepiento al final, sé que Dios me perdona. Pero si hago una vida de pecado y no me arrepiento, Dios, pese a su voluntad de salvarme, no me puede perdonar. Sin embargo ¿hasta qué punto puede exigirnos Dios que "de corazón" podamos perdonar a ese malvado terrorista que no sólo no nos pide perdón sino que se jacta del daño que nos ha hecho?

Insoluble laberinto el del perdón, que desde luego -en temas como el terrorismo o la pederastia- sólo puede ser una verdadera gracia del Cielo o un milagro tan heroico como el del martirio.

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LF:
Dios no nos exige nada que no sea para nuestro bien y que además no nos conceda la gracia de poder hacerlo. Él sabe bien que si perdonamos, sanamos en gran medida de las heridas que nos han causado.
15/04/12 6:37 PM
  
Asclepio
Respetable Luis López:

En la oración que Jesucristo enseñó a sus discipulos y estos nos han transmitido, se dice, " Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden ".

Si queremos y deseamos ( arrepentimiento ) el perdón de nuestro Padre Dios, debemos perdonar a todos los demás 70 veces 7, es decir siempre.

No existe ningún dilema.

Como perdonemos, nos perdonarán.

Atentos saludos.
15/04/12 9:37 PM
  
Ricardo de Argentina
Lo que yo veo e que en nuestra sociedad nadie perdona nada ni a nadie cuando la materia es grave. Con las honrosas excepciones que confirman la regla.
En el mejor de los casos se borra al "culpable" de nuestra vida, en el peor se hilvanan retorcidísimas vanganzas. Por eso quizás los de la ETA decían hace poco que creían que el perdón era una cuestión de religión. Es que en la vida diaria no se estila perdonar, está totalmente fuera de las costumbre ciudadanas. Se interpreta que quien pide perdón es por débil y quien lo ofrece, persigue segundas intenciones.
Lo cual demuestra una vez más el grado de ignorancia religiosa por abandono de la predicación que padecen muchos bautizados.
15/04/12 10:27 PM
  
Itxaropena
Luis López:
Seguro que serviría de ayuda para contestar la pregunta de tu hijo lo que Mn. Munilla ha transmitido en referencia a la Misericordia de Dios en otra charla que ha impartido también hoy a la tarde, aparte de la homilía publicada (Si es que es una bendición que el Señor se haya servido de alguien como Mn. Munilla. Es una fuente inagotable y es necesario dar gracias por ello).

Intentaré decir algo con mis torpes palabras (rogando al resto de lectores corrijan los posibles errores): Dios nos ofrece previamente a todos, sin condiciones, Su infinito Amor y Misericordia (cuya grandeza no alcanzamos a imaginar) desde siempre, a pesar de nuestra condición pecadora. Es decir, nos ofrece con los brazos abiertos su Perdón, aunque nosotros lo despreciemos y nos alejemos de Él con nuestros pecados. El arrepentimiento que Dios nos “exige” supone simplemente reconocer los pecados que nos alejan de Él para poder volver a unirnos y poder recibir todo el Amor que Él quiere darnos. Por eso, siguiendo su ejemplo, nosotros también debemos entregar nuestro amor a todos nuestros semejante, aun a riesgo de no ser aceptados o incluso despreciados.
15/04/12 11:08 PM
  
Ano-nimo
Asclepio:

Disiento, respecto al perdón no se trata de un mercadeo, de perdonar para que después Dios nos perdone a nosotros; además, según de qué se trate a veces no es nada sencillo, por eso estoy con lo que dice LuisFer, pues sí que es una gracia que Dios concede sobre todo si se le pide, si se desea de corazón. Sólo el perdón es la clave de la sanación; no se trata ni siquiera de perdonar al otro por su bien, es que se trata del propio bien, de la propia vida.

Y el que ha herido también debe arrepentirse, y de nuevo es por su propio bien ya que el que hiere también lo hace a sí mismo, aunque no lo sepa.

Un cordial saludo.

15/04/12 11:35 PM
  
Catholicus
Muy bella homilía y muy bello post LF.
15/04/12 11:52 PM
  
MAGuti

Enhorabuena , una vez más a LF, que Dios te bendiga.
Coronilla de la Divina Misericordia :

Este es el pequeño rosario o coronilla que Jesús enseñó a Santa Faustina de Kowalska el 13 de septiembre de 1935:

Padre Nuestro, Ave María y Credo

Luego se reza la oración siguiente, después de cada Padrenuestro :

Eterno Padre , yo te ofrezco el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de tu muy amado hijo y Señor nuestro Jesucristo en expiación de mis pecados y de los del mundo entero

Sigue 10 veces esta invocación, después de cada avemaría :
Por tu dolorosa Pasión , Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Se concluye diciendo:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal ,Ten Misericordia de nosotros y del Mundo entero.

Jaculatoria (3 veces ) :

Jesús, en Ti confío.
16/04/12 8:34 PM

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