La Congregación para la Doctrina de la Fe y el sentido común
La Congregación para la Doctrina de la Fe ha cumplido con su deber al ordenar la retirada de un libro de un pastor metodista, Pablo Manuel Ferrer, de la editorial católica San Pablo. El pastor no es evangélico, como se asegura en muchos medios. Pertenece a lo que se conoce como protestantismo liberal, que no se diferencia gran cosa de los teólogos heterodoxo-modernistas que sufrimos desde hace décadas en la Iglesia. La lástima es que todos “nuestros” liberales no se vayan con el pastor Ferrer a su chiringuito eclesial. Y también es una lástima que John Wesley no levante la cabeza para poner a ese pastor en el lugar que se merece.
El tal Ferrer sostiene los típicos tópicos que la teología liberal, auténtico cáncer y peste negra de la teología cristiana, ha venido defecando desde hace siglo y medio. De la Biblia dice que es una obra social y cultural que además se contradice a sí misma. Niega de forma bastante clara que sea revelación de Dios. En relación a la sexualidad, sostiene exactamente todo lo que es contrario a la fe católica. Y, en definitiva, no está nada claro que merezca el calificativo de cristiano.
A pesar de todo ello, a la editorial “católica” San Pablo en Argentina no se le ocurrió mejor idea que encargarle un libro con motivo de una colección de ecumenismo. Digamos que aceptamos la idea de que una editorial católica publique obras de teólogos no católicos. Es cosa habitual en las últimas décadas. Ahora bien, a mí no me cabe la menor duda de que en ese bendito país deben de existir decenas y decenas de teólogos protestantes cuya visión sobre la sexualidad y el matrimonio sea muy parecida o idéntica a la de la Iglesia Católica. Es más, podría dar algún nombre. Y, sin embargo, en la editorial han buscado a quien más alejado está no solo de la fe católica, sino de cualquier cosa que huela a fe cristiana. Y, ustedes me lo perdonarán, yo no me creo que eso sea una casualidad. Estoy convencido de que los responsables de esa decisión son tan liberales -y por tanto, tan poco católicos- como el pastor Ferrer.
¿Cómo ha sido posible que el Cardenal Levada haya enviado una carta a la editorial San Pablo para que retire el libro? “La carta se basa en una información recibida. El informante obviamente permanece en secreto…“. Así se describe lo ocurrido en un blog del progresismo eclesial argentino, donde por supuesto se quejan de la censura y tal y cual. Cuando no se entiende que una editorial católica no puede publicar obras que arrementen claramente contra la doctrina católica, es que se ha perdido toda noción del sentido común.
Lo cierto es que estamos ante una prueba evidente de que cuando alguien denuncia una barbaridad ante Roma, hay posibilidades de que sea atendido. En buena lógica deberían de haber sido los obispos argentinos los que decretaran la retirada de ese panfleto herético. La Conferencia Episcopal Argentina debe de tener su comisión para la doctrina de la fe, que para algo ha de servir. Aquí en España hay cierta editorial católica que, desde hace cierto tiempo, ya no publica una sola obra sin el visto bueno de la CEE. Esa fue la condición para que no se le retirara la condición de católica. Quizás haya que hacer lo mismo con la editorial San Pablo en Argentina -y en Perú, donde siguen vendiendo el libro-. Así se le quitaría carga de trabajo al dicasterio romano, que debe de quedar para los casos más “complicados". El ver que un pastor liberal no puede publicar un libro en una editorial católica no es complicado. Es una obviedad. Pero cuando no se profesa la fe católica, lo obvio se convierte en tiniebla, la mentira en verdad y los argumentos heréticos en la regla para formar la conciencia. Ese camino solo lleva a la condenación.
Luis Fernando Pérez Bustamante
25 comentarios
En general, yo creo que para que una editorial -la que fuera- pudiese llevar el título de Católica, sus publicaciones deberían ser supervisadas siempre por los obispos. No podemos confiar únicamente en el criterio de los editores, ni aunque sean religosos.
Ha contado con el aval tácito o la tolerancia de la CEA, una de las más inútiles conferencias del mundo, la cual esperamos mejore próximamente, si Dios lo permite y Roma ayuda. Por lo que se agradecen la mayor cantidad posible de fervorosas oraciones.
Tú lo has dicho LF...y gracias por dar la noticia.
Esto hace rato viene pasando y no solamente con una editorial.
Bendiciones!!
Y coloco un ejemplo: el anterior presidente de la Comisión "Fe y Cultura" (como se llama) era Mons. Rovai, quien aplaudió desaforado y de pie al entonces vicerrector de la Universidad ex Católica de Córdoba (no sé si lo es hoy) Carlos Schickendantz (jesuita, por supuesto) por sus tesis sobre el gaymonio, en presencia del Card. Grocholewski, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica, y del ahora Card. Karlic, -editado-, quien salió del salón de la Universidad pensando que con el Prefecto se le iba su propio capelo cardenalicio. Así estamos en Argentina...
Lo más grave del asunto es que estos libros no sólo circulan por España o por el país del autor, sino por todos los países de lengua española. El efecto es "universal".
Creo que han los paulinos (y las paulinas) han caído más de una vez en la tentación comercial de pensar primero en los dineros y luego en las calidades cristianas de sus publicaciones. Este es un punto a considerar.
Pero considero peor otro, muy manifiesto aquí: no sólo tenemos un grave problema de ortodoxia, sino también de autoridad.
Mal servicio le ofrecemos al prójimo y al Señor.
Pertenece al clero de la arquidiòcesis y estudiò en Tübingen con su tesis doctoral sobre Rahner, guiada por otro que tal : Hünnermann.
Después de su "académica" defensa y comprensiòn para con los "gays", prudentemente se retirò a Chile, donde tambièn tiene su actividad profesoral. Pero ...todavía aparece por Córdoba, dando series de conferencias.
En la pasada Navidad la Arquidiócesis de Buenos Aires sacó una especie de tarjeta virtual que transcribe un texto del Card. Carlo Mª Martino, ¡nada menos!, uno de los enemigos más jugados que tiene el Papa Benedicto. Lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta otros enemigos declarados que también tiene el papa en Argentina.
Dicen que los Evangelios se contradicen. Yo diría que más bien los Evangelios se complementan. Dicen que en la Biblia hay contradicción. Todavía la estoy leyendo, por lo que no puedo afirmar ni negar que puedan existir pequeñas contradicciones (yo mismo alguna vez he tenido la sensación de que un mismo hecho se contaba de una manera en un libro y de otra manera en otro, sensación que no he tenido tiempo de confirmar hasta qué punto está provista de fundamento). Pero lo que si observo es que la Biblia no trasluce contradicción ninguna en relación con lo que a mi me interesa fundamentalmente, como cristiano y creyente en nuestra única Iglesia: en el terreno de los deberes morales del hombre, de la delimitación de lo justo y lo injusto, de lo que está bien y lo que está mal. Evidentemente, he encontrado en ciertos momentos dificultad para casar bien unas cosas y otras (entre las que he leído hasta el momento), pero tampoco puede esperarse que el Libro Santo, la Palabra de Dios, pueda ser ni siquiera mínimamente entendida de una sola sentada.
Es por eso, entre otras razones, que me fio más de la tradición interpretativa de una Iglesia que la lleva estudiando dos mil años que de ninguna clase de "libre interpretación" por parte de cualquier hombre. Al fin y al cabo, se trataría de una empresa que un individuo, por si solo, en toda una vida, no estaría capacitado para emprender. Dicen herejes y paganos que pensamos así porque nos negamos a asumir las riendas de nuestro destino y delegamos nuestros deberes intelectuales para con Dios en un cuerpo de sacerdotes jerárquicamente organizados que no están más capacitados que nosotros. Yo más bien creo que aquí hay algunos que, aunque no sea su pretensión caer en ella, no saben poner freno a la propia soberbia humana. Razonamientos como esos dieron lugar a la caída de Satanás.
En fin, que quien no cree a menudo es porque ni siquiera le ha dado una oportunidad a la fe en lo profundo de su fuero interno. ¡Que Dios los asista a ellos y a nosotros! Y que tenga a bien seguir bendiciendo a éste portal, y a todos los hermanos que colaboran en él.
Mucho menos el ritual de sacramentos o el ritual de exorcismos. Seguramente no creen en nada de eso.
Y ni hablar del motu proprio "Summorum Pontificum". La instructio "Universae Ecclesiae" no mereciò las menores atenciones.
Si hay mexicanos que desean algùn apoyo contactar con nosotros.
Pedro Rodrìguez Ocampo.
[email protected]
Mêxico.
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LF:
¿Y quiénes son ustedes?
En muchas editoriales católicas, desgraciadamente, se busca solamente el dinero.
Simplemente, eso. Dinero.
En una sociedad tan mercantilizada, se vende DE TODO con tal de poseer ricos euros.
Debería haber un mecanismo eclesial fiable que hiciera de adecuado, necesario y correcto filtro doctrinal en toda editorial católica o retirarle el nombre.
Actualemnte, es muy fácil dar gato por liebre.
¡ Iglesia, eres Madre ¡.
¡ Ponte en guardia, y defiende a tus hijos ¡.
Señores de la editorial, no nos tomen por tontos, los católicos sabemos distinguir el "bien" del "mal"; a lo mejor pillan a algún desprevenido, pero "se les ve el plumero" (conocemos su pelaje).
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LF:
Yo creo que estamos bastante mejor en España que en Argentina. Allá no hay editorial alguna cuyos libros pasen antes por la revisión de la conferencia episcopal. Aquí sí.
Yo no acepto que una editorial católica edite libros de teólogos no católicos. Eso es confundir ecumenismo con sincretismo o un engañoso irenismo. Si una editorial lleva el apelativo de católica se le exige que todos sus libros sean estricta y ortodoxamente católicos, lo otro solo conduce a la confusión e incluso al escándalo. El ecumenismo se basa en testimoniar la verdad plena a los herejes de buena fe o hermanos separados, pero no cediendo terreno en pro de una mal entendida unidad, como si les dijéramos 'aquí cabemos todos con independencia de nuestra fe'. Una obra protestante puede tener muchos aspectos positivos y hasta un mensaje cristiano comprometido pero no deja de ser "protestante".
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LF:
Yo tampoco soy partidario de que editoriales católicas publiquen libros de autores no católicos salvo excepciones muy concretas como puede ser el caso del Peregrino ruso o alguna de las obras de C.S. Lewis. Cada vez que alguien me lea lo de "Digamos que..." es que no estoy del todo de acuerdo con lo que digo a continuación pero prefiero no entrar a fondo en el tema.
Estoy apenado porque en una excelente parroquia en la costa Argentina en la librería parroquial se mezclan excelentes libros con los panfletos de Grün y encima me encontré el otro día con el tristemente célebre libro de Pagola. Y conste que lo de excelente parroquia desde mi percepción de turista lo digo sin ironías (confesiones, templo abierto, adoración al Santìsimo, Misas generalmente cuidadas, y en muchos horarios, etc) ¿que nos pasa?
Será el veneno de gente como Schickendantz a quien escuché en un encuentro de docentes en Córdoba y del que en medio de la conferencia Grocholewsky se retiró visiblemente enojado acompañado por Carlic ante el sinnumero de tonterías que dijo?
Será que nos parece que todo es igual?
Debemos rezar para que esto cambie.
Lo peligroso no viene porque saquen ciertos libros (al fin y al cabo el que quiere comprarlos y pensar diferente a lo que la Iglesia enseña es libre de hacerlo) sino porque ellos son una editorial católica. La gente compra muchos libros y se siente segura, a mi me pasó al principio de comprar algunos y encontrarme con cada cosa... Si uno lo piensa dos veces es una locura, sobre que hay que andar lidiando con cada cosa que aparece en la librerías comunes, también hay que andar cuidandosé de las editoriales católicas! Lo último y único que compro son clásicos de espiritualidad o de autores de confianza. Es una lástima, porque tienen buenos precios, algunos libros son muy accesibles.
http://secretummeummihi.blogspot.com/
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LF:
Bueno, en España ocurre solo con una editorial, no con todas las católicas.
No voy a admitir comentarios sobre el tema de los pederastas, pero por si le sirve de algo, le diré que creo que la actitud pastoral de buena parte de la Iglesia hacia ese tema en décadas pasadas fue penosa.
Dicho lo cual, para el alma de los fieles es más peligrosa la labor de un hereje que la de un miserable depravado. Todo el mundo sabe que un depravado hace el mal. No todo el mundo entiende que un hereje lleva a otros a la perdición.
Y punto final a ese asunto.
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