Testimonio del reinado de Cristo en Cuba
Los que nos dedicamos a esta aventura de llevar la fe católica a la red de vez en cuando recibimos en el email auténticas perlas que no podemos dejar de compartir con nuestros lectores. Esta semana he sido afortunado con un testimonio de la realeza de Cristo en la vida de quienes abren su corazón a la voluntad de Dios. Se trata de una carta privada, dirigida a los “amigos", pero el autor nos ha permitido publicarla.
Los protagonistas de esta historia viven en Cuba. Como es conocida de todos la situación socio-político-económica de esa nación tan querida para los que somos españoles, no es necesario que haga énfasis en ella:
Queridos amigos:
Un saludo muy afectuoso desde Rodas, en Cienfuegos (Cuba) para todos vosotros.
Hemos iniciado ya el nuevo curso, y en medio de múltiples ocupaciones, quisiera dedicaros un tiempo para compartir con vosotros la labor que, gracias a Dios, vamos realizando desde las comunidades parroquiales que tengo a mi cargo y con la ayuda de las Hnas. de la Congragación de Jesús, con las que hacemos un buen equipo.
Son muchas las necesidades espirituales y materiales de este pueblo cubano y a pesar de no poder llegar a todo (ni este debe ser nuestro objetivo), sí deseamos aportar nuestro granito de arena a favor de las familias o personas que más lo necesiten. Las distintas actividades parroquiales, por medio de las personas que las integran, hacen posible llevar el mensaje de Jesús a muchos rincones. Gracias a las Casas de oración establecidas en los barrios, donde semanalmente se encuentran los vecinos para escuchar la Palabra de Dios, comentarla entre todos, orar y cantar, amén de revisar las necesidades urgentes que existen entre ellos, hacen posible que nuestra comunidad cristiana vaya creciendo.
Es un regalo de Dios constatar como los más pobres saben agradecer y admirarse por aquello que es lo más sencillo. Qué diferencia con otras realidades de nuestro primer mundo, verdad?
Como ejemplo, quisiera compartir con vosotros una vivencia del todo conmovedora. Hace pocos días no dirigimos a casa de Ramón, un anciano de 80 años, al que le tuvieron que amputar la pierna izquierda pues se lo gangrenó. La otra pierna, la buena diríamos, no puede extenderla. Con el rostro alegre nos contaba que él se lo hacía todo: cocinar, fregar, lavado de ropa, etc. Él vive sólo. Le llevamos una silla de ruedas nueva llegada de Suiza gracias a un proyecto de Cáritas diocesana. Si hubierais visto la alegría con que la recibió. La silla que hasta aquel momento usaba no le corrían las ruedas pequeñas a pesar de tener de pagar un alquiler por ella. Sin embargo, de su estado de salud o de su situación actual ni una queja, ni un reproche más bien dándonos un ejemplo de aceptación admirable. El grupo de Visitadores de enfermos de la parroquia le visita con frecuencia haciéndole ver que, para el Señor, él es muy importante y le quiere mucho. Mientras nos hablaba no dejaba de sorprender como su referencia a Dios le salía como muy espontánea y convencida. Padre, me decía, el mundo no puede ir bien si nos apartamos de los mandatos del Señor. Como ésta, tantas otras que nos conmueven y nos animan a seguir trabajando por el Señor.
Os pedimos que nos sigáis apoyando con vuestra oración para que perseveremos en esta labor tan grande y tan agradecida a la vez.
Os mando un abrazo y que Dios os bendiga
Manel
PD: Os adjunto unas fotos del día de la primera comunión de dos muchachos y dos muchachas pertenecientes a una pequeña comunidad de un pueblecito (campito) que pertenece a una de mis parroquias. Presidió la celebración nuestro obispo Domingo que llego allí como todos nosotros montados en un tractor debido al fango que había en el camino y no se podía entrar de otra manera. Aprovechamos para llevar la imagen de la Virgen que en su día no pudo entrar por el mal camino que existe.
Hasta ahí la carta. Nos ha sido enviada por el P. Manel Homar. Este sacerdote catalán se formó en el seminario de Toledo cuando al frente de la archidiócesis estaba “Don Marcelo", cardenal primado de España. Y el obispo de Cienfuegos, Mons. Domingo Oropesa, es también toledano e igualmente se formó en tiempos del gran cardenal. Ambos fueron a Cuba después de desempeñar durante un tiempo su ministerio sacerdotal en España.
En InfoCatólica nos pareció oportuno saber algo más del resto de protagonistas del relato. La capilla de la primera foto está en el campo de la Lajita, que pertenece a la parroquia de Cartagena en el municipio de Rodas de la provincia y diócesis de Cienfuegos.
En la segunda foto, vemos junto a los niños a Mons. Domingo Oropesa, al P. Manel Homar y al catequista Frank Vasallo. De este sabemos que vive en ese campo y es un auténtico catequista y misionero. Recibió el bautismo hace pocos años juntamente con los demás sacramentos de la iniciación cristiana. Se casó por la Iglesia y años más tarde fue a un Cursillo de Cristiandad en Cienfuegos que le lanzo a la misión. Es un hombre de Dios. Para escribir un libro de él.
Los niños tienen en la mano una postal de la Virgen, que se les dió como recuerdo de su primera comunión, junto con un crucifijo de madera que llevan al cuello. Detrás, junto a la bandera cubana, se ve la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, que normalmente está expuesta en la Casa Piteira del Obispado de Cienfuegos.
Yo no sé a ustedes, pero a mí este tipo de testimonios me llenan el alma. Vemos la mano de Dios obrando en Cuba, en niños, matrimonios y ancianos. Vemos a una iglesia local viva, produciendo fruto y con un futuro por delante difícil pero apasionante. Vemos en la bandera cubana el sentimiento de patria integrado en el sentimiento religioso. Vemos una muestra de los frutos tan buenos prodecentes de aquellos dos seminarios, el de San Ildefonso -el conciliar de siempre- y el de Santa Leocadia, bajo la guía espiritual y reformadora de don Marcelo.
Qué menos que ayudarles con nuestra oración y nuestro agradecimiento por ser protagonistas del reinado de Cristo en esa isla tan amada.
Luis Fernando Pérez Bustamante
PD: Las fotos se ven más grandes haciendo clik en ellas.
6 comentarios
Dios bendiga al Ob. Domingo Oropesa, al P. Manel Homar, al catequista Frank Vasallo y a toda esa buena gente cristiana de Cuba.
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