Eco Alfa Cuatro Bravo Unión Bravo
No recuerdo bien cuántos años -¿8-9?- tenía cuando los Reyes Magos dejaron en casa de mis abuelos paternos un par de walkie-talkie de juguete. Inmediatamente mi padre y yo empezamos a jugar con ellos. Y en esas estábamos cuando se nos coló una conversación procedente de alguna emisora de radioaficionado cercana. Ese fue el inicio del interés de mi papá en ese mundillo. Al poco se compró una emisora de verdad y pronto consiguió hacer un buen grupo de amigos a través de las ondas. Su primer “nick” fue el de Paloma. En Getafe habían unos cuantos radioaficionados con los que formó una especie de club.
Al cabo de los meses, decidieron colaborar con DYA (Detente Y Ayuda), una Asociación de Ayuda en Carretera que, sin ánimo de lucro, lleva más de 40 años -15 por aquel entonces- ayudando a todos los conductores a circular más seguros por las carreteras. Todos los fines de semana patrullaban durante algunas horas por la antigua carretera de Toledo y por la de Andalucía. Creo que asistieron al menos a un par de accidentes, aunque no recuerdo que ninguno fuera grave.
Sin embargo, lo que más me impactaba era el uso que le daba a la emisora cuando nos íbamos de vacaciones a la costa levantina. Un día nos fuimos con el coche a las afueras de Torrevieja (Alicante) y desde una especie de colina cercana al mar pudo contactar con gente de Italia -él chapurreaba el italiano- e incluso con alguien que decía hablar desde Albania. A mí aquello me parecía ciencia ficción y me lo pasaba pipa. Además, me hizo ilusión aprender el argot típico de los radioaficionados. Por ejemplo, yo era el “armónico” de mi padre y él era mi “primerísimo". Aun recuerdo lo que significaba QTH (estoy en casa), QTC (callen los demás), etc. Nunca me dejó hablar por la emisora pero eso no me importaba.
Al cabo del tiempo, tanto mi padre como algunos de sus amigos decidieron sacarse una especie de licencia oficial para poder hablar por otro tipo de emisoras. En este caso sí me acuerdo de la fecha, porque se tuvieron que examinar el día del golpe de Estado, 23 de febrero de 1981. Yo tenía 12 años de edad por entonces. Una vez que aprobó el examen, a mi padre le dieron el código EA4-BUB. O sea, Eco Alfa 4 Bravo Unión Bravo. La E por España, la A por el tipo de licencia, el 4 creo que por la zona del país en el que vivíamos y las otras siglas eran su identificación personal. La foto que acompaña a este post es precisamente la suya hablando ya por la emisora como EA4-BUB.
Si ya con la primera emisora no me dejaba hablar, con la nueva el que yo lo hiciera era incluso ilegal. Es decir, nadie, excepto quien tuviera licencia, podía hacer uso de ese tipo de radioemisor. Pero dado que la emisora estaba en mi habitación, una noche me dio por usarla, con la mala suerte de que un amigo de mi padre me pilló. Cuando vio que una criatura con voz de crío se presentaba con el código de su colega, supuso que era yo. Os podéis hacer una idea de la bronca que me llevé al día siguiente. Fue mi primera y última excursión adolescente por el mundo de las ondas.
Alguno de vosotros os preguntaréis a qué viene que os cuente todo esto. Pues fácil. Lo que atrajo a mi padre del mundo de la radioafición era la capacidad de establecer contacto con gente de todas partes del mundo y la posibilidad de servir a la sociedad por medio de iniciativas como la de DYA. No en vano, él acabó presidiendo la asamblea local de voluntarios de Cruz Roja y luego se convirtió en el fundador de la primera agrupación de Protección Civil en Getafe. Su labor fue premiada tras su muerte con una medalla al mérito civil. Aun me acuerdo del día en que el delegado de gobierno me la impuso en su nombre.
No tengo la menor duda de que a mi padre le habría apasionado internet. Hoy sería un internauta más, involucrado en cualquier proyecto que fuera útil para hacer el bien. Obviamente también lo utilizaría para su ocio, pero es que él encontraba el ocio en servir a los demás. Pido a Dios que lo tenga a su lado en el cielo. Y si es así, no dudo de que de vez en cuando echará un vistazo a lo que hace su único hijo y esbozará una sonrisa. No en vano, 26 años después de haberle perdido, sigue siendo un referente para mí en todo lo que hago. Es por ello que os ruego una oración por su alma.
Luis Fernando Pérez Bustamante
35 comentarios
Has sabido coger dignamente el testigo de tu padre. Gracias a ambos. Dios os lo premie.
Cuenta con mi afectuosa oración por tu padre.
@majovimo
http://about.me/majovimo
"Eco Boston Siete Whisky Papa", es lo que me queda en la memoria, jeje, yo tuve un conocido que también le dió por lo de las emisoras, y sí, en ese mundillo lo de andar ayudando y echando una mano por doquier era normal por lo que contaba.
Hay mucho de esto del espíritu de servicio que parece se está perdiendo, o no es tan acusado como antaño. Hemos pasado más al exigir, al indignarnos, al denunciar, al agit-prop etc y menos a poner manos a la obra en pequeñas cosas.
Con lo de las radios recuerdo bien una vez que se metió en las conversaciones de un piloto de aerolínea, menuda bronca se llevó, ya no sé si fue con la de licencia o con un walki potente tipo militar.
Me recuerdas a mi padre y a mi. El ha sido hombre de radio toda su vida y mírame ahora.
Un abrazo,
Y mira que salirle un hijo así...
+JMI
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LF:
Incompresible, ya ve.
:-D
También me sucede a mí que, habiendo perdido a mi padre muy pronto, aún le echo de menos. Tengo muchos poemas escritos a su figura que no publicaré jamás.
Se da la circunstancia que a mi padre también le atrajo y mucho las ondas. Hasta el punto que comíamos de ellas. Trabajó como operador de radio para Telefónica (la antigua CTNE, Compañía Telefónica Nacional de España) desde 1940 hasta su muerte en 1980, cuando su adicción al tabaco le arrasó los pulmones. Comenzó con 16 años recién cumplidos como aprendiz de empalmador (para que nos entendamos, el tío que se subía a los postes de teléfono para tender cables). Así, durante años se recorrió media España, hospedado en pensiones de mala muerte. Al final, acabó como operario de primera en trasmisión de radio (la terminología de la empresa era más compleja, pero ya no la recuerdo, algo así como Técnico Oficial de primera de radioperadores). Fue uno de los que contactaban con los antiguos barcos K, que eran los que ubicados en alta mar daban los partes meteorológicos de su zona; por ello la Compañía le obligó a que aprendiera un poco de inglés, idioma que llegó sólo a chapurrear.
Le volvía loco todo lo que tuviera circuitos. Solía ser de los primeros en aprender las nuevas máquinas; por esto le estimaban tanto los ingenieros de la compañía. De haber tenido posibilidad hubiera sido un ingeniero excelente. Quería que mi hermano y yo estudiáramos Telecomunicaciones para meternos en Telefónica. Y aunque estudiamos el bachillerato por Ciencias puras, ni Carlos ni yo dimos ese paso (él ya había muerto para cuando alcanzamos la Selectividad). A Carlos casi le cuesta una enfermedad aquel verano, pues hasta el último momento fue fiel al deseo de nuestro padre (recuerdo que era de los pocos que en COU estudiaban dibujo técnico -complicadísimo-, cosa que sólo hacían los que iban para carreras técnicas); pero optó acertadamente por lo que él quería: la Filosofía, aunque la mente analítica no la perdió. Yo sí que me perdí durante años en un túnel muy oscuro del que con no poco esfuerzo pude salir.
Perdona este rollo que he colocado aquí y que está fuera de lugar. Tu hermosísimo post me ha removido un poco.
Un abrazo, Luis Fernando.
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LF:
¿Cómo que perdone?
Muchas gracias por compartir lo de tu padre.
Se nota que de casta le viene al galgo: "Encontrar el ocio en el servicio a los demás."
P.S.: La historia del padre de LF es, en efecto, muy emocionante, pero la del padre de Eduardo tampoco está mal. A mí, por razones obvias, siempre me emocionan las historias que los hijos cuentan de sus padres fallecidos. Gracias a ambos.
Ofezco la misa de mañana por su alma y por la "radio" de su hijo, Infocatólica, que tanto bien hace y me hace.
Un abrazo fuerte, Luis Fernando.
En Cristo.
Gracias a todos por vuestras palabras y sobre todo por vuestras oraciones.
17/09/11 6:40 PM
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-Pedid y recibiréis;
-Yo aún no la he hecho; como no me lo has pedido...
-Hubiera dicho así:
-Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderoso y enanteces a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
-Auxilia a Israel, su siervo acordándose de la misericordia -como lo había prometio a nuetros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
A una oración como ésta no hay mal que se resista.
Al alma de tu padre hacia la Cruz subo en confianza de su Misericordia y los méritos de su Cuerpo injuriado y su Divinidad para que su Sangre lo envuelva.
Ya dicen eso que "de tal palo tal astilla" :-). ¡OVER!
Decía Freud, y llevaba razón, que para un varón la ausencia más profunda es la muerte del padre. Ahora se piensa que es la de la madre. No es así en condiciones normales. El padre te transmite la identidad; la madre, la confianza. Sin identidad no cabe confianza alguna; aunque sin confianza, la identidad es frágil.
Mi Padre Falleció hace un año y suscribo lo que dice Eduardo, es una grave ausencia, ¡cuánto les debemos a nuestros Padres!
Cuenta con mi oración Luis Fernando y recemos también por todos los Padres cuyos hijos no rezan por ellos, es importante!
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LF:
¿Qué?, ¿orgulloso de dar la nota?
Lo más cercano que estuvo mi padre del protestantismo sería en alguna ocasión en que pasara por delante de un templo valdense en Milán.
Eso, por un lado. Por otro, ¿quién ha dicho que no hay que rezar por los que mueren como protestantes? Pero a esto último mejor no me conteste. No es el tema del post.
Y también otra por el padre de Eduardo.
es posible por favor cambio de qsl
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LF:
:-)
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