¿Qué son 309 años comparados con la eternidad?
La Fiscalía ha pedido 309 años de cárcel para el doctor Morín por 101 delitos de aborto, asociación ilícita y un delito continuado de falsedad documental. Además, ha solicitado diversas penas por las mismas razones para su esposa y el personal sanitario que colaboró en la maquinaria de picar carne humana en que se convirtieron las clínicas de ese asesino de bata blanca. Llegaron a practicar abortos a criaturas de siete meses y medio de gestación. O sea, infanticidio rampante. Ahora bien, no olvidemos que las leyes abortistas de este país permitían ese tipo de abortos en algunos supuestos. Que el doctor Morín y sus compinches falsificaran los informes médicos para que encajaran con esos supuestos, no nos exime del horror de pensar que la ley admite que se mate a su ser humano en el seno materno cuando ya puede vivir fuera.
No sabemos en qué puede acabar el juicio humano contra esos profesionales de la cultura de la muerte, pero sí sabemos cuál será el resultado del juicio al que se tendrán que enfrentar una vez mueran. A menos que, Dios lo quiera, se arrepientan de sus crímenes, lo que les espera no es una condena de siglos, sino una cadena perpetua en el sentido más literal del término.
Tuve el privilegio de conocer personalmente al doctor Nathanson, que pasó de ser un ángel caído exterminador a convertirse en un apóstol de la vida. La misericordia de Dios alcanza también a quienes han dedicado su vida a matar inocentes no nacidos. Y la gracia divina convierte a matarifes miserables en abogados ante el mundo de la dignidad de la vida humana desde su concepción.
Este tipo de crímenes son los que sirven para que se entienda la existencia del infierno. Hay quienes creen que el amor de Dios es incompatible con un lugar de condenación eterna, pero el imaginarse las manos de un médico abriendo una placenta con un bisturí, que luego es usado para matar al ser que está ahí dentro, ayuda a comprender que no hay cárcel humana capaz de castigar como se merece a quien hace tal salvajada. Es más, la madre que consiente que sea partido en trocitos el hijo que minutos antes estaba dando patadas en su tripa, merece exactamente el mismo destino eterno. Uno incluso desearía que fuera cierto lo que describe el apocalipsis apócrifo de Pedro:
“Muy cerca de allí vi otro lugar angosto, donde iban a parar el desagüe y la hediondez de los que allí sufrían tormento, y se formaba allí como un lago. Y allí había mujeres sentadas, sumergidas en aquel albañal hasta la garganta; y frente a ellas, sentados y llorando, muchos niños que habían nacido antes de tiempo; y de ellos salían unos rayos como de fuego que herían los ojos de las mujeres; éstas eran las que habían concebido fuera del matrimonio y se habían procurado aborto.”
(Ap Pedro 26)
Ahora bien, lo que para nosotros no tiene perdón de Dios, Dios lo perdona. La misericordia divina es infinita para quien se acoge a ella. En el cielo hay una gran fiesta cuando un pecador se convierte, pero creo que la fiesta será aún mayor cuando el convertido es un asesino de inocentes. Es por ello que quiero acabar este artículo con un mensaje de esperanza. Hay esperanza para el doctor Morín y su esposa. La hay para los psiquiatras y los ginecólogos que contribuyeron a perpretar su matanza. Cristo es esa esperanza. Murió en la cruz por ellos, para expiar por sus espantosos pecados. Si se postran a sus pies y le aceptan como Señor y Salvador, la Iglesia les ministrará el perdón de Dios. Lo que se ate en esta vida, queda atado en la eternidad.
Roguemos a Dios por el alma de las víctimas de Morín. Y roguemos también por su conversión.
Luis Fernando Pérez Bustamante
30 comentarios
Lo segundo, para el comentario número 1. No es cuestión de confesarse y ya está. Es cuestión de arrepentimiento sincero, de profundo arrepentimiento del mal causado, y a continuación de pedirle perdón a Dios por la culpa y de recibir el perdón a través del sacramento de la reconciliación, instaurado así por Cristo, que es Salvador. ¿Para qué crees que murió en la cruz entre tormentos indecibles? Para esto precisamente. No es tan difícil de entender ¿no?
@majovimo
http://about.me/majovimo
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-Un día me decía un doctor en Teología que el no llegaba a entender, y por ende ver, la difencia que existía de entre lo que se tenía por infinito de aquello de lo que por eterno se decía.
-Y yo no le pude responder, quizás porque él no podía comprender que:
-Lo eterno es una dimensión lineal que teniendo un principio de partida limitada es proyectado hacia un lejano externo fin. Y que lo infinito es esta misma dimensión, pero vista y comprendida en dimensión cúbica.
-Es decir que tanto es eterna, o sin fin mayor, si la proyectamos hacia su fin externo mayor; como tanto es eterna, o sin fin menor, si la pryectamos hacia su principio interno menor.
-Es decir: Dios: Que tanto Dios es infinito, como infinito mayor es; como así Dios es infinito como infinito menor es Luz y Vida y Vida en la Luz.
Si se da ese caso, se podría pensar en una larga purificación, en un duro purgatorio, pero en última instancia sabríamos que se habría salvado.
Y de esa fiesta participamos en parte aquí en la tierra, o quién no ha experimentado un vuelco en el corazón cuando ha leido, oido o vivido una conversión de alguien, algunas hasta el punto de mentalizarnos que somos nosotros mismo los que necesitamos una conversión auténtica.
Dice el Evangelio que quien blasfemare contra el EspÍritu Santo no tendrá perdón,ni en este siglo ni en el otro, es reo de pecado eterno. Por otra parte San Pablo dice que, en nuestro cuerpo, somos templo del Espíritu Santo.
¿Dónde, pues, y cómo el Espíritu Santo mora en el cuerpo del hombre? Para que éste, el hombre, si blasfema contra el Espíritu Santo no reciba ese don de fe divino capaz de pedir perdón y ser perdonado?
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Sin perdón no hay cristianismo; es una de nuestras glorias.
El amo de la viña pagó por igual a los que contrató a la mañana que a los que contrató al atardecer.
Y para el primer comentario:
---Si es usted evangélico (protestante) y le han contado la milonga de que con confesarse, como quien rellena un impreso de solicitud de entrada al cielo, basta, con toda amabilidad le contesto que la cosa no es así. La clave está en el arrepentimiento y en el dolor de los pecados. No es una fórmula para engañar a Dios.
---Si es usted el típico listillo sin amabilidad alguna le confirmo que efectivamente nuestra fe es una locura, una bendita locura de esperanza en la promesas del Señor.
¿Y por cual de ellos no pago Cristo en la cruz?
Estoy totalmente de acuerdo contigo Luis. Mi explicación se justifica en la explicación que le quiero hacer a la persona que hace el primer comentario. En relación al arrepentimiento último os quiero recomendar el libro: "Sáquennos de aquí" de María Simma, quien veían a algunas almas del purgatorio, y afirmaba que lo que ocurre entre el alma de una persona y Dios trascendía incluso la vida, y en ocasiones le permitía el arrepentimiento breve tiempo después de morir. María justificaba esta cuestión como que nadie debe juzgar a nadie, incluso en si se ha condenado o no, y en que la Misericordia de Dios es realmente infinita, y no limitada como la de nosotros, pobres pecadores. Por supuesto, este libro trata de revelaciones privadas, nadie tiene porqué creer en el si no lo cree conveniente.
@majovimo
http://about.me/majovimo
¡pufff! Ya no hay infierno. Que cosas mas raras creeis.
16/09/11 11:18 AM
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Me da la impresión de que no tienes ni remota idea de en qué creemos exactamente.
¿Podrían decirme desde cuando dejó de haberlo?
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LF:
Los que niegan que haya infierno, niegan que alguna vez lo hubiera.
No nos extrañe lo que se crea fuera de la Iglesia.
El dolor derivado del pecado por miedo al castigo que éste pueda conllevar (esto es, el llamado "dolor de atrición") no perdona por sí solo los pecados mortales. Sólo puede hacer eso el dolor de contrición, es decir, el dolor sincero por haber ofendido a Dios por ser Él Quien es, Bonda infinita, digno de ser amado sobre todas las cosas; y siempre que se tenga el sincero propósito de confesarlos.
Es lógico. Si no, ¿Qué valor real tendría el Sacramento de la Penitencia, si el acudir a Dios por solo miedo ya pudiera perdonar los pecados?
Además, el pecado de aborto no puede perdonarlo cualquier sacerdote. Es un tema que depende del Obispo o aquél en quien éste delegue, según tengo entendido. Y luego está también el cumplimiento de la penitencia que sea impuesta...
Doy gracias a Dios por la conversión de Nathanson, quien espero que haya alcanzado la gloria celestial. Pero yo no llamaría "ángel exterminador" al Nathanson abortero, Luis Fernando. Al fin y al cabo, un ángel exterminador es un ejecutor de la Justicia divina; nada que ver, por tanto, con los asesinos de bata blanca de niños inocentes. Esos monstruos a quien emulan es al mismo Satanás, más bien.
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LF:
Cambio "ángel exterminador" por "ángel caído exterminador".
Pero si llegado a este momento final, el pecador vuelve a Dios, aunque sea de modo imperfecto sin una profunda contrición, su alma no puede condenarse. El padre del hijo pródigo se lanzó a los brazos de su hijo antes de oír de él que estaba arrepentido. Que el hijo volviera porque estuviera muerto de hambre o arrepentido de corazón por haber ofendido a tan buen padre era secundario: lo más importante es que había vuelto. Y el padre no lo rechazó.
Según el Concilio de Trento, sólo la contrición, animada por la caridad, puede reconciliar al pecador con Dios aún antes de acudir al sacramento de la penitencia, pero tiene que estar el propósito de confesarse en cuanto sea posible.
En cuanto a la atrición, Trento enseña que no puede reconciliar por sí sola con Dios, pero que puede llevar al sacramento, donde se obtiene el perdón.
Eso quiere decir. entiendo, que Dios puede otorgar su misericordia a cualquier pecador en el último instante de su vida, pero solamente infundiéndole la contrición, no con la sola atrición.
Saludos cordiales.
Pero si hasta aquellos que llevan dicciendo toda su vida "señor, Señor", serán malditos del Señor, "agentes de la iniquidad" (Mateo, 7, 21). Pues imagináos que les puede pasar gentes como el individuo Morín y su esposa y a todos los "medicos" que participaban en ese chiringuito de asesinos y asesinatos.
Conozco a un médico, 38 años, de familia atea, pero él siempre tuvo inquietudes de fe. Se pasó haciendo abortos 10 años, en un hospital público de cierta ciudad de España. Un buen día viajó con un grupo de amigos (creyentes) a Medjujorge, volvió a nuestra ciudad convertido. Se reveló contra su trabajo y exigió que le enviaran a otro departamento. Estuvo suspendido de empleo y sueldo y fue un apestado del resto de médicos y enfermeras del hospital. Ganó el caso y se convirtió en un ferviente defensor de la vida y antiaborto como médico de familia de ese hospital, aconsejando a las mujeres no abortar, no tomar la píldora abortiva, etc. Yo le conocí en un viaje a Lourdes. Es consciente de que él irá al purgatorio (espera no ir al infierno) por todos sus pecados pasados (aunque ya han sido perdonados) porque sólo cuando su alma no tenga ninguna arruga y esté totalmente límpia, solo entonces entrará en el reino de los cielos.
Hablando con él sobre el alma y el pecado me puso un ejemplo, no nunca había visto así la relación entre alma y pecado: el alma es como una hoja de papel. Con cada pecado la hoja se va arrugando más y más hasta convertirse en una bola de papel. La confesión y el perdon de los pecados despliegan la hoja pero en ella quedan arrugas y esas arrugas deben desaparecer hasta que la hoja queda como antes totalmente lisa y sin ninguna marca o sombra de arruga, solo entonces el alma puede entrar en el reino de los cielos. En el purgatorio es donde podemos volver a tener el alma así de limpia.
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LF:
¿A ti que te parecieron las palabras del buen ladrón en la cruz? ¿fueron fruto de la emoción del momento o fruto de un arrepentimiento real?
Dejemos que sea Dios quien determine si el arrepentimiento es real o no. Si lo es, perdonará. Si no lo es, pues obviamente no habrá perdón. Es Él quien escudriña los corazones. Todo lo que añadamos a ese HECHO, es poco menos que hablar por hablar. No le demos más vueltas a este asunto.
Por lo que yo sé (que de esto es casi nada) la contrición no es requisito para recibir el perdón sacramental. Sin duda la atrición basta, y quizá baste también el reconocimiento objetivo de que se ha transgredido la Ley de Dios, se le ha ofendido, se ha precado, y se desprecie el pecado cometido.
Ahora bien para la valided de la confesión basta que se cumpla la materia y la forma adecuadas, la intención de la Iglesia y de parte del penitente pues ya se sabe: dolor de los pecados, propósito de enmienda...
El que tenga miedo del castigo que pueda merecer por sus pecados, que no espere a confesarse o, incluso, meramente arrepentirse a última hora, sino que lo haga cuanto antes. El Santo Cura de Ars lanzó muchas advertencias contra la manía de algunos de dejar la confesión para el último momento de la vida.
El dolor de contrición es el que puede salvar, incluso aunque uno no reciba el perdón del sacerdote. Pero es muy difícil sentirlo a última hora, si el interesado se ha pasado la vida ignorando u odiando a Dios. Mi consejo a la gente es que se confiese cuanto antes. No sabemos de qué forma vamos a morir, ni si tendremos tiempo de confesarnos o sentir siquiera sincero dolor por haber ofendido a Dios. El consejo de Nuestro Señor es velar desde ya mismo "porque no sabéis ni el día, ni la hora".
Además hay que penitenciar todo lo que se pueda - Hay montones de indulgencias plenarias "fáciles" de conseguir!- para no purificarse por el fuego en el purgatorio.
La virtud de la Penitencia es indispensable para cualquier cristiano.
"Sin santidad nadie verá a Dios"
La Biblia, gracias a Dios (i.e., a su Autor), no sostiene la aberrante doctrina del infierno.
Un fraternal saludo.
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LF:
Siento comunicarle que Cristo habló en los evangelios más veces del infierno que del cielo. Así que eso es lo que hay.
Incluso hay pasajes en el NT, como Judas 7, que desmienten una interpretación literal de la expresión “fuego eterno” o similares.
Conocemos el amor porque Dios nos lo ha revelado. Justo por ello, podemos y debemos saber que él no sería capaz –¡ni remotamente!– de una barbarie como el infierno eterno, que haría buenos los peores genocidios de la historia humana, incluidos los abortistas.
Un fraternal saludo.
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LF:
Mire, incluso dejando de lado lo del rico y Lázaro -que no está tan claro que sea una parábola- si uno lee todo lo que Cristo dice sobre el infierno, la idea que se saca es tremenda. Si el mismísimo Señor fue contundente al hablar del infierno, no podemos pintarlo como lo que no es.
Yo entiendo que la herejía origenista -la apocatastasis- es muy atrayente. Haciendo uso del libre examen de las Escrituras, estuve cerca de sostenerla cuando fui evangélico. Lo cual, curiosamente, me sirve para desmontarla bíblicamente, incluido lo de Judas 7. Y aparte de Orígenes tuvo apoyos patrísticos -p.e, algunos Capadocios-. Pero una vez que la Iglesia abordó esa cuestión, el tema quedó zanjado. Es una herejía. El infierno es un lugar de castigo y es eterno. Y no hay más que hablar del tema. Desde luegno no admito que eso implique que Dios no es un Dios de amor. Absténgase de más comentarios que vayan en ese sentido.
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