Día de fiesta en la diócesis de Huesca
Ayer fue un día de gracia y alegría para la Iglesia en Huesca. John Kahuthu Mwaura y Manuel Alonso Martín recibieron la ordenación sacerdotal en la Catedral de nuestra diócesis, en una ceremonia presidida por nuestro obispo, Mons. Julián Ruiz. Ambos son un regalo de Dios para una iglesia local que sufre, como tantas otras, una crisis de vocaciones que se prolonga demasiado en el tiempo. El P. John Kahutu nos llega de Kenia, mientras que el P. Manuel Alonso es madrileño -vallecano, para más señas-. Es decir, ante la falta de vocaciones nativas, nuestro anterior obispo, Mons. Jesús Sanz Montes, decidió que tanto Huesca como Jaca debían abrir sus puertas a la llegada de seminaristas de fuera. La mayor parte vienen de Hispanoamérica, aunque también tenemos algunos de África. El caso del P. Alonso, que pertenece a Comunión y Liberación, es diferente. Él concluyó hace años sus estudios eclesiásticos en Madrid, concretamente en San Dámaso, pero decidió tomarse un tiempo de reflexión antes de recibir la ordenación. Don Jesús le ofreció venir a Huesca como profesor de religión y desde entonces se ha convertido en un oscense más.
La ceremonia fue litúrgicamente impecable. Don Julián empezó la homilía hablando en la lengua natal del P. Kahutu para alegría y jolgorio de sus muchos compatriotas allá presentes. Ya en castellano, sus primeras palabras fueron de recuerdo y agradecimiento hacia su predecesor en la sede oscense. No en vano, si hoy tenemos seminaristas en Huesca, si todavía podemos ordenar nuevos sacerdotes, es gracias a don Jesús. Tras una predicación llena de alusiones al magisterio de Benedicto XVI sobre el sacerdocio, Mons. Ruiz Martorell hizo una llamado final a los jóvenes para que estén dispuestos a decir sí a Dios si les llama al sacerdocio. Quién sabe si entre los monaguillos que sirvieron durante la Misa estarán algunos de los futuros curas de Huesca.
Entre los asistentes figuraba el P. Javier María Prades López, decano de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso. De Madrid, según me confirmó el P. Alonso, vinieron cerca de cien personas. Y de Kenia había también una representación nutrida.
Si algo no acabó de gustarme de la ceremonia de ayer es el hecho de que no estuvieran presentes todos los sacerdotes de la diócesis. Me preguntó qué otra cosa mejor tenían que hacer los ausentes en un sábado a las once de la mañana. Tampoco me hizo mucha gracia que la asistencia de los católicos oscenses no llenara la catedral. De hecho, si no llegan a asistir los madrileñós y los keniatas, el panorama habría sido bastante desolador. Que en una diócesis tan necesitada de nuevos sacerdotes se vean huecos en los bancos en una ceremonia de ordenación, debe de hacernos reflexionar. Aunque tengo mi propia opinión al respecto, la reflexión se la dejo a los responsables de mi iglesia local.
Mucho queda por hacer para cambiar el rumbo vocacional en Huesca y Jaca. Si atendemos a la respuesta de la juventud oscense a la JMJ de Madrid, es como para echarse a llorar. Dudo que haya habido alguna otra diócesis en España donde la recepción de la Cruz de la Jornada tuviera tan poca respuesta entre los jóvenes. Aquel a quien don Julián encargue la pastoral juvenil tiene por delante una tarea titánica, aunque poco puede hacer una sola persona si no conseguimos que toda la diócesis se tome en serio la tarea de evangelizar a nuestros muchachos. Está por ver si sabemos hacerlo, pero una cosa sí es segura: Dios sabe cómo. Y quiere que lo hagamos. O somos pescadores de hombres o no somos nada.
Luis Fernando Pérez Bustamante
16 comentarios
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LF:
Cuando Sanz Montes llegó a Huesca, ¿sabe usted cuántos seminaristas había? ¿sabe dónde estaban? ¿sabe cuántos hay ahora? ¿sabe dónde están?
No, no sabe. Pues cállese.
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LF:
Sin duda se pueden contar muchas cosas. Pero de poco vale lamentarse por lo que pasó antes. Lo que hay que preguntarse es cómo se arregla esto.
Venga. Sé honesto y cuéntale a la parroquia cuántos oscenses hay en el Seminario de la Santa Cruz. Maquillar las cifras con gente traída de fuera y con su vocación ya manifestada, no, no vale de mucho. Así hasta Mosén Turull llena el seminario de Barcelona...
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LF:
Por supuesto que hay que traer seminaristas de fuera. En 6 años es cai imposible revertir una situación heredada. Se recoge hoy lo sembrado durante décadas. Sin embargo, y eso lo reconoce don Julián, don Jesús al menos ha garantizado que se produzcan ordenaciones cada año. No es poco. Y quien piense que es fácil convencer a un joven de fuera para que se venga aquí... en fin, me callo.
Y vendrán muchos más sacerdotes, y vendrán de la tierra oscense, de la mano de muchos de esos jóvenes sacerdotes de "fuera". La Iglesia es CATÓLICA, UNIVERSAL, es decir que vengan de donde quieran a trabajar a la diócesis de Huesca, que vengan de Colombia, Ecuador, Perú, Kenia,... Y de esos nuevos presbíteros "extranjeros" saldrán las vocaciones del futuro.
Don Jesús hizo mucho, puso la primera piedra, gracias a Dios el nuevo Seminario se inagurará este curso lleno de futuros sacerdotes y después comenzarán a llegar los seminaristas oscenses.
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LF:
Sí, eso pienso yo. Irán llegando los seminaristas oscenses. Veremos si se animan con el seminario menor para Huesca y Jaca.
Las JMJ van a revitalizar, España, Europa y el mundo entero.
Solos no estamos si Dios está con nosotros.
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LF:
¿La que yo tengo?
Como dependa de mí, apañados van.
Hoy es la fiesta del Señor Santiago, demandamos al Excmo e Ilmo. Sr Director que rinda los debidos honores a tan gran Señor, abogado y protector de las españas.
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LF:
Ya lo haré en Misa.
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LF:
Lo de las procesiones de Semana Santa, no puedo decir nada porque yo entonces era un crío que vivía a 400 kms..
Lo de cerrar el seminario, lo cierto es que lo vendió y trasladó a los pocos seminaristas que quedaban a Zaragoza.
Lo del odio hacia los nuevos movimientos.... no me parece que don Javier fuera de los que odiara a nadie. Pero eso sí, que convirtió esta diócesis en un reducto prácticamente exclusivo de Acción Católica es indiscutible.
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LF:
Siempre hay un especialista en liturgia para sacarle punta a multitud de detalles.
A mí, que me senté en la parte de atrás, la Misa me pareció bien. Más o menos igual que en otras ordenaciones oficiadas por el anterior obispo.
Las monjas tenían permiso de quien podía darlo para salir de la clausura para ir a la ordenación. Precisamente su presencia fue un testimonio para el pueblo cristiano. Está bien que la clausura se hagA visible.
La casulla del obispo me pareció bastante digna.
El ceremoniero, el habitual del anterior obispo.
Me extraña lo que dice del agnus dei. A mi no me extrañó cuando lo oí y justo a su finalización el oficiante pronunció ”este es el cordero de Dios ..."
Quizás cuando el obispo se encAminaba a dar la comunión el pueblo se volvió a cantar.
El resto es sabido de sobra, no creo q haga falta añadir más.
soy eduardo serrano
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