El aborto y los presupuestos de EE.UU
Barack Obama está molesto. Los republicanos tienen la mayoría en la Cámara de Representantes y están dispuestos a poner las cosas difíciles al presidente a la hora de aprobar los presupuestos del gobierno federal de los EE.UU. Entre los principios no negociables que los republicanos están dispuestos a plantar como barrera para dicha aprobación, está el de la financiación pública de los abortos. Obama y los demócratas, salvo excepciones, están a favor de la misma. Los republicanos, empujados por su base social, están en contra.
A mí, como español y provida, me da una sana envidia que uno de los partidos mayoritarios de EE.UU sean tan firme a la hora de poner trabas a esa rama tan “frondosa” del árbol de la cultura de la muerte. Sé que dicho árbol tiene otras ramas en las que la postura republicana no es precisamente digna de alabanza, pero al menos en el tema del aborto lo tienen claro.
El mero hecho de que sea legal y común el asesinato del no nacido en el seno materno es una barbaridad que marca el juicio moral que merecen las sociedades occidentales en el último siglo. Que además se dedique el dinero de los impuestos para financiar ese holocausto continuo es la guinda infame de un pastel mortal.
En la batalla contra el aborto, la ley puede jugar un papel muy importante. Diversos estados norteamericanos, gobernados por republicanos, están empezando a poner trabas a quienes quieren abortar. InfoCatólica ha informado de ello. La última noticia nos vino de Texas, donde se obligará a las mujeres a escuchar el latido del corazón de sus hijos antes de permitir que un galeno asesino les quite la vida. Mientras esté vigente la sentencia del Supremo que declaró constitucional el aborto, no parece posible aprobar una legislación que lo prohiba del todo. Pero sí se pueden hacer muchas leyes que lo dificulten en gran medida.
En España, mientras tanto, las comunidades autónomas pagan abortos con los impuestos de los españoles. Y en eso no hay diferencia alguna entre las comunidades gobernadas por el PSOE y las del PP -o los nacionalistas-. Desde el gobierno de Esperanza Aguirre en Madrid hasta el de Griñán en Andalucía. Todos pagan la muerte de españoles no nacidos en clínicias abortivas. Todas lucran a los empresarios de la muerte. El dinero sangriento no entiende de tendencias políticas en este país. Unos y otros tienen las manos manchadas de sangre y de infamia.
Luis Fernando Pérez Bustamante