El éxito de un buen colegio católico
Ayer publicábamos la noticia de la buena marcha del colegio Edith Stein, que la Fundación Chesterton Educación fundó el año pasado en el barrio madrileño de Orcasitas. Dicha fundación ha logrado además que la Comunidad de Madrid le conceda licencia para abrir otro centro escolar en la localidad de Meco, más conocida en España por la presencia en su término municipal de un centro penitenciario en el que han acabado personalidades “famosas” de este país.
El interés de los padres de niños pequeños en Orcasitas parece que aumenta una vez que han comprobado que el colegio va camino de asentarse. El grado de satisfacción de los que ya han mandado a sus hijos en el primer año alcanza el notable alto. Y para el próximo curso, las matriculaciones han aumentado un 150%, que no es moco de pavo.
Desde un primer momento la línea de la dirección del centro ha sido clara. Es un colegio que, siendo católico, no depende de ninguna orden o movimiento eclesial concreto. O sea, son católicos sin más, sin otro apellido que el que indica fidelidad a unos principios y a unos valores que han formado parte de la sociedad antes de que Occidente optara por recorrer el camino de la apostasía.
Lo bueno de iniciativas como esta, protagonizada por la Fundación Chesterton Educación, es que se demuestra que muchos seglares católicos saben hacer bien las cosas cuando tienen oportunidad y medios para ello. Ante las sospechas de elitismo que recaían sobre los responsables de dicha fundación, ellos han optado por crear sus primeros centros educativos en lugares donde habita sobre todo un tipo de población perteneciente a la clase media, media-baja. No se han ido al barrio de Salamanca ni a Pozuelo. En Orcasitas y Meco no abundan las familias con cochazos y chalets en la sierra. Sí mucha gente que está angustiada por la crisis, que afecta sobre todo a esa clase social. Pues bien, ellos también tienen derecho a que sus hijos reciban una educación que les facilite llegar a la vida adulta con una preparación adecuada para poder fundar familias estables y fecundas.
Desgraciadamente, la condición de escuela católica no siempre garantiza una educación católica. Le pérdida de identificación con el carisma fundador de muchas órdenes religiosas ha afectado también a sus colegios e institutos. Sin embargo, a nadie se le ocurre pensar que una iniciativa como esta puede sufrir, al menos a corto-medio plazo, de esa crisis identitaria. Es por ello que sólo cabe animar a la buena gente de dicha fundación a extender sus redes por el resto de España, aunque bien sabemos que las comunidades autónomas gobernadas por los socialistas no les facilitarán nada esa tarea. Al fin y al cabo, los valores en los que deben ser educados los niños y jóvenes de familias cristianas -e incluso no cristianas que quieren una buena formación para sus hijos- tienen poco que ver con los que se nos imponen desde el socialismo zapateril. Un estado que no facilita a los padres las cosas para que sus hijos sean educados como ellos quieren, es un estado fallido o un estado totalitario. El éxito de la Fundación Chesterton debe animar a otros católicos a tomar iniciativas similares, que serán semillas de una recuperación de la esencia católica de este país. Con la ayuda de Dios, así será.
Luis Fernando Pérez