Gara continua la campaña contra Monseñor Munilla
La llegada de Monseñor Munilla como obispo a San Sebastián sigue levantando ampollas en el sector progresista de la Iglesia. Sector que en el País Vasco está además infectado del virus del nacionalismo excluyente, anti-histórico e incluso asesino. En la edición de hoy, el diario filoetarra Gara acusa a don José Ignacio ni más ni menos que de re-introducir el nacional-catolicismo en la diócesis guipuzcoana.
Todos sabemos bien lo que implica que el mundo abertzale acuse a alguien de nacional-católico o franquista. Es más, ese dato es conocido perfectamente por aquellos medios de comunicación, como por ejemplo Religión Digital, llevan meses embarcados en una campaña de acoso y derribo contra el obispo que el Papa quiere que pastoree el rebaño católico en Guipúzcoa. Aquí nadie puede llamarse a engaño. Aquí nadie puede ahora desmarcarse de lo que ha hecho Gara. Cuando tú alimentas la bestia, y eso es lo que se ha venido haciendo desde esos medios, y concretamente desde ESTE medio, la bestia acaba pegando un zarpazo. De momento sólo asoma las garras, pero sólo Dios sabe lo que hará en el futuro.
Cuando se leen las acusaciones contra Monseñor Munilla, no se puede por menos que esbozar una sonrisa. Le acusan, ni más ni menos, que de querer recibir la Cruz Peregrina de la JMJ Madrid 2011. Qué osado es este obispo, señores míos. También de impulsar la “adoración nocturna del Santísimo, la vuelta al Sagrado Corazón, las prácticas de piedad, las cofradías, las juventudes obreras, las hijas de María…". O sea, les molesta la presencia de un obispo católico que quiere que su pueblo sea católico. Ellos quieren otro modelo de Iglesia. Una Iglesia implicada “en el movimiento de ikastolas, en las cooperativas, en la promoción de la bertsolaritza y de la cultura vasca".
Lo que está ocurriendo demuestra dos cosas. La primera, que buena parte la Iglesia en Guipúzcoa, y de paso en el resto de las diócesis vascas, estaba absolutamente separada del alma católica y se ha echado en brazos de un nacionalismo exacerbado. La segunda, que buena parte del sector progresista eclesial español, el mismo que es en parte responsable de la secularización interna de la Iglesia -digo en parte porque la responsabilidad máxima recae en los obispos que lo permitieron-, hará todo lo que esté en su mano para impedir que la Iglesia en España vuelva a la senda marcada por Roma y, para qué negarlo, por el sentido común.
Monseñor Munilla tiene por delante 25 años para conseguir que la Iglesia que peregrina en Guipúzcoa se libere de los que, desde una falsa comunión eclesial, han secuestrado el catolicismo en esa tierra. Pocas tareas hay hoy en día tan complicadas e incluso peligrosas. Es por ello que nuestro deber como católicos consiste en apoyarle al 100%. Sabemos que cometerá errores porque la condición episcopal no está separada de la condición humana. Pero lo que se juega en Guipúzcoa es el derecho de la Iglesia a corregir el rumbo cuando se han producido errores en el pasado. Es Roma, y no sólo Madrid como dicen desde los medios antes citados, quien desea que en el País Vasco haya obispos que promuevan “la adoración nocturna del Santísimo, la vuelta al Sagrado Corazón, las prácticas de piedad, las cofradías, las juventudes obreras, las hijas de María". Es el Papa quien quiere que la Iglesia sea verdaderamente Iglesia también en las diócesis vascas. Son ellos, los proetarras, los nacionalistas, los Vidales, Orioles, Bastantes, Arreguis, Pikazas y similares, quienes se unen en el común propósito de impedir que así ocurra. Ténganlo en cuenta aquellos obispos que les ríen sus gracias y colaboran con ellos.
Pues sepan todos ellos que si la bestia actúa e intenta convertir a Monseñor Munilla en un mártir, les acusaremos con el dedo. Serán cómplices de cualquier acto violento contra quien hoy recibe la acusación de ser un obispo al estilo de los obispos españoles en tiempos de Franco. Y es que ya sabemos cómo funcionan las cosas en Euskadi. Unos ponen la diana, otros disparan.
Recemos todos para que el Señor conceda al pastor Munilla la sabiduría, la valentía y el coraje necesario para saber ser pastor de todos y auténtico vicario de Cristo para el pueblo católico guipuzcoano.
Luis Fernando Pérez