El "obispo teólogo" no hubiera dado el nihil obstat al "Jesús" revisado de Pagola

Ayer prometí exclusiva sobre el caso “Pagola-Uriarte” y hoy hemos cumplido con lo prometido. Cualquiera que hubiera leído la información dada por Religión Digital hace unos días, en la que se decía que “Monseñor Uriarte encargó un dictamen pericial sobre la obra a dos cualificados teólogos y a un obispo teólogo. Este último se dijo entonces que fue Fernando Sebastián, ex arzobispo de Pamplona y con gran peso ‘político’ e influencia en el Episcopado” y “…Con el peritaje de semejante ‘troika teológica’, Uriarte se decidió a emitir un ‘nihil obstat’, un aval que declara que la obra, ya revisada por el autor, no tiene nada contra la fe y las costumbres de la Iglesia, y a poner su ‘Imprimatur’ episcopal en la publicación. Era el 18 de junio de 2008“, podría haber sacado la conclusión de que monseñor Sebastián avalaba el nihil obstat de Uriarte al libro. Pues no, señores. Todo lo contrario.

Cualquiera que conozca un poco la historia de la Iglesia en España en las últimas décadas, sabe que el arzobispo emérito de Pamplona ha sido, y sigue siendo desde la condición de emérito, una de las plumas magisteriales más brillantes del episcopado español. Por tanto, su juicio doctrinal sobre cualquier tema, y el que ha dado sobre el libro de Pagola está muy fundamentado, debe de ser muy tomado en cuenta. O sea, justo lo contrario de lo que hizo Monseñor Uriarte en relación a la obra de “su” teólogo.

Vuelve a darse la circunstancia de que los que quieren hacer un favor a los principales protagonistas de esta polémica, Pagola y Uriarte, al final acaban siendo instrumentos de su descrédito. Son inasequibles al desaliento estos muchachos. Por más que se les aconseja que dejen pasar el tema, ellos siguen dale que dale, erre que erre. Pues muy bien, que sigan por ese camino. Por más cartas de apoyo que escriban, por más declaraciones públicas que realicen, el juicio doctrinal sobre el libro de Pagola es el que es. Y si, por un casual, Roma lo confirma, ¿dónde se van a meter? ¿qué van a hacer? ¿seguir defendiendo lo indefendible? Me temo que sí.

Luis Fernando Pérez