Crisis de comunicación
No pensaba escribir nada sobre las afirmaciones del cardenal Schönborn, en las que metía la cuestión del celibato en relación con la pederastia. Pero como veo que desde la archidiócesis de Viena han salido a aclarar que su cardenal no se opone al celibato -aunque no niegan la información dada-, pues aprovecho que el Pisuerga pasa por Valladolid para hablar de los cauces fluviales.
Entiendo que estamos en un momento bastante complicado. Pareciera que en el mundo mundial sólo hubiera una institución o grupo humano con pederastas en su seno. Todos los días hay noticias sobre nuevos y viejos escándalos. En mi post “Pederastia, el escándalo que no cesa” ya di mi opinión sobre lo que la Iglesia debería de hacer con este tema, así que no voy a repetirme. Ahora bien, lo que no puedo evitar decir es que la política informativa que se está siguiendo desde la Iglesia no es precisamente la adecuada. Convendría hablar menos y hacer más. Sería necesario que antes de publicar la más mínima nota o hacer la más corta de las declaraciones sobre la cuestión, el responsable de las mismas se pensara muy bien lo que va a decir y cómo. Es imposible evitar las distorsiones de muchos medios. Pero si todos ellos, sean favorables o no a la Iglesia, coinciden en un titular que mete en problemas al causante del mismo, el problema no está en la prensa sino en la fuente de la noticia.
Hay algo infinitamente mejor que aclarar malentendidos: no provocarlos. Yo iría pensando en meter una asignatura llamada “Iglesia y prensa” en los seminarios. Es necesario que las portavocías y delegaciones de mcs de las diócesis, de las conferencias episcopales e incluso de la Santa Sede recaigan en manos de profesionales de la comunicación con experiencia. En un mundo donde internet ha cambiado todo lo referente a la información, es tan importante lo que se dice como la forma en que se dice. Y aunque lo normal es que yo, que trabajo en este medio, diga lo contrario, lo cierto es que creo mejor para la Iglesia el quedarse corto en hacer declaraciones en ruedas de prensa o entrevistas a radios, televisiones, periódicos y portales, que pasarse de largo. Ha de buscarse el equilibrio. No se trata de aguar el mensaje, algo incompatible con la labor evangélica. Se trata de no facilitar las cosas a quienes viven de causar problemas a la Iglesia, ya sea desde dentro como desde fuera.
6 comentarios
Por otra parte, siempre pensé que en los seminarios se estudiaban técnicas de comunicación y retórica: un sacerdote debe saber hablar. Claro, que visto está que sí, hace falta algo mas específico a la prensa.
¿No hay sacerdotes especializados en comunicación? Creo que los hay médicos, físicos y de distintas profesiones. Quizás algunos se pueden especializar en comunicación. Además así se ahorrarían algunos eurillos que bien irán a obra caritativa.
También opino que no solo hay que reflexionar lo que se va a decir, sino que además pedir primero la opinión de otros sacerdotes (a ser posible con criterios diferentes de entender el tema) y por último coordinar las comunicaciones, es decir, avisar y ponerse de acuerdo, en especial si lo que se va a soltar es una bomba, para que no pille desprevenidos a nadie.
En esta ocasión probablemente no me he aplicado la cita de Marx, pues reconozco mi ignorancia de como funciona el mundo de la jerarquía eclesial desde dentro.
Saludos.
De todas formas, vuelvo a dejar aquí dos links para que si alguien navegando va a dar con algún lugar repugnante, que lo denuncie:
http://www.protegeles.com/
http://www.asociacion-acpi.org/
El segundo link, cuenta además con un grupo de cibervoluntarios para perseguir, denunciar y cerrar foros de pederastas. El que quiera se puede sumar. Yo lo he intentado y, después de leer algunas cosas, no puedo, no puedo con ello.
un cordial saludo.
http://www.cibercentinelas.org/
Un cordial saludo.
http://www.kath.net/detail.php?id=25964
Un resumen es español: el obispo ha rechazado las afirmaciones que relacionan el celibato con los casos de abusos sexuales a menores, calificándolas de "tonterías". No existe en su opinión ningún argumento para cambiar la doctrina de la Iglesia en cuanto al celibato. La pedofilia, según el obispo, es un trastorno del desarrollo cuyas causas todavía no son totalmente conocidas. Los sacerdotes que sean culpables de pedofilia no pueden, por lo tanto, cumplir su función como imagen de Cristo y, de esta manera, habría que considerarlos excluídos del presbiterado.
También acusó a los medios e comunicación de cometer grandes injusticias frente a los muchos trabajadores de la Iglesia que cumplen con su misión de forma impecable.
Un saludo muy cordial.
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