Solución para las religiosas heterodoxas: convertirse en una ONG
De la amplia entrevista que la Hna Mary Clare Millea ha concedido al National Catholic Reporter, lo que más me ha interesado son las dos preguntas, y sus respuestas, que reproduzco a continuación:
-Se ha hablado en algunos círculos de “volverse no canónico”, en referencia a cortar el vínculo con la iglesia institucional y reagruparse según las leyes civiles. ¿Está enterada de esto?
Ese tipo de gupos de estudio han sido anunciados públicamente y la gente les está prestando atención. No sé cómo de extendido está o cuantas personas estén haciendo eso. Creo que alguien que diga “voy a volverme no canónico” cae en una especie de contrasentido, porque nosotros nos hacemos canónicos por nuestro bautismo. Pero que un grupo de personas pertenecientes a cierta institución diga que oficialmente dejan de estar en sintonía con la iglesia católica, es ciertamente una posibilidad.
-Es realmente un paso dramático.
Sí lo es. Tendremos que esperar a ver qué opciones toman, pero sé que se ha hablado y que se han propuesto modelos.
Yo entiendo la reserva de la hermana Millae ante esa posibilidad, pero a mí me parece una solución fabulosa. Aquellas religiosas que no quieran someterse a la autoridad de la Iglesia, que dejen de serlo, que se secularicen y que funden las ONGs o asociaciones civiles que estimen pertinentes para seguir realizado su labor fuera de las órdenes a cuyo carisma son infieles. Por supuesto, y mientras no apostaten públicamente, seguirán bajo la autoridad de la Iglesia como todo bautizado, pero al menos no se podrán presentar a sí mismo como lo que, de hecho, no son: religiosas católicas.
Es más, si ellas toman esa medida, quizás sean imitados por los religiosos que están en una situación similar. Mataríamos dos pájaros de un tiro. Un tiro, además, que no tendría que hacer la jerarquía pues se lo darían ellos mismos. Aunque es lógico que se sostenga un discurso oficial en plan “lamento de Jeremías", en realidad Roma se vería muy aliviada de que le quitaran de encima la responsabilidad de hacer lo que tendría que haberse hecho hace lo menos 20 años. Pero más vale tarde que nunca.
Sólo quedaría un par de cuestiones fundamentales. La primera, asegurarse que las futuras ONGs o entidades civiles que surgieran de esa espantada de la condición canónica de vida consagrada, no pudieran llevar en su nombre o estatutos el nombre de católicas. Si no son católicas fieles a la Iglesia, no pueden aparecer como tales. Tanto si son religiosas como si pasan a ser “civiles". La segunda, que las propiedades de las “secularizadas” sigan siendo parte de las órdenes, siempre que en estas permanezcan religiosas dispuestas a ser fieles a la Iglesia. Es decir, salvedad sea hecha de la caridad cristiana que debe de atender a las heterodoxas en edad provecta, el dinero y la propiedad debe seguir siendo de la Iglesia y no de las que quieren abandonar su seno. Supongo que esto será bastante complejo.
En definitiva, aunque lo ideal es que se produjera una conversión real, de forma que quienes han transitado buena parte de su vida por los caminos de la disidencia eclesial regresen a la comunión efectiva con la Iglesia, creo que es preferible que los que insisten en seguir por la senda del error cojan la puerta y se larguen. Los heterodoxos pertinaces hacen mucho más daño a la Iglesia cuando quieren -e incomprensiblemente se les permite- seguir dentro de ella que cuando son honestos consigo mismo y la abandonan. Por tanto, parafraseando cierto dicho “a heterodoxo que huye, puente de plata“.
Luis Fernando Pérez
26 comentarios
Lo de ceder la propiedad de los bienes, casas, tierras o fondos de inversión, a las diócesis, cuando se extingue una congregación o una comunidad, eso no lo veo posible. Ni siquiera, habitualmente, participan con el resto de la Iglesia diocesana de las plusvalías obtenidas por la venta de conventos con sus terrenos a ayuntamientos o constructoras, así que, salvo recomendarles que lo hagan y rezar por ello, poco más podemos hacer ni laicos ni obispos.
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LF:
Lo que menos me preocupa es el dinero, aunque si se puede recuperar aquello que es de justicia recuperar, pues adelante. Ahora bien, si por eso no se van a ir, que se las dé hasta el último céntimo.
LF:
No, no sé. ¿Qué orden es?
Eso de que se queden con los bienes donados por los fieles a órdenes religiosas católicas sería ya el colmo y una injusticia hacia los donantes de generaciones que no se puede consentir. El colmo si ya ni siquiera ese deber de justicia se defiende.
LF:
Pues a pesar de que sería injusto, si ese es el precio a pagar para que dejen en paz a la Iglesia que ni respetan ni obedecen, yo lo pagaría tan ricamente.
A pesar de nuestra diferencias, no quisiera pasar la oportunidad de mandarte un abrazo a ti y a tu familia en esta fecha de tan funesto recuerdo.
LF:
Gracias, Juvenal. Fue ayer. 25 años.
Y me gustaría más si ese mismo camino tomaran en la FERE
LF:
Toda la FERE no. Los que siguen el camino de esas religiosas, sí.
Con el tiempo, y los grandes santos fundadores, la vida monástica se convirtió en una gran fuente de espiritualidad y saber, y comenzó a tomar contacto de nuevo con el mundo, participando principalmente en tareas de evangelización, también de asistencia a los más necesitados y en educación. La época de las grandes órdenes religiosas, que tanto contribuyó a la Cristiandad y a la propagación del mensaje de Cristo, se basó en carismas y reglas implantadas por los fundadores de cada orden. Una persona llamada a la vida religiosa tenía un amplio abanico de posibilidades: retiro mundano con diversos grados de reclusión, atención a enfermos, misión en tierras paganas, redención de cautivos, enseñanza escolar, tanto a pobres como a ricos... las posibilidades eran inmensas, pero siempre bajo la disciplina a los principios fundacionales de la orden y la autoridad de los superiores.
Creo que el gran problema de muchas órdenes actuales es que hay muchos hermanos y hermanas que tienen dudas o incluso fallan abiertamente a estos dos conceptos: no siguen las reglas de su orden y/o no respetan la autoridad de sus superiores. En ello no hay ninguna novedad: los malos frailes y monjas son antiguos como las órdenes. Desde siempre, estas personas han sido (o han debido ser) corregidas por sus superiores, y en casos extremos y dolorosos, expulsados.
Me da la impresión de que en la actualidad esa misión de vigilancia y corrección de los hermanos por los superiores religiosos falla en algunas o muchas congregaciones. Junto a religiosos que siguen con fidelidad la regla, hay otros que discuten algunos de sus puntos, o desobedecen la mayoría, en ocasiones argumentando que se sirve mejor a Dios modificando la regla en este o aquel punto, o interpretándola a su libre albedrío, no admitiendo por tanto una autoridad sobre ellos. Cuando los superiores no corrigen este tipo de actitudes, que no esconden sino arrogancia, se produce una desorientación general en la orden, porque ya nadie entiende muy bien en que queda el carisma del fundador. Aunque esto es muy evidente en casos muy mediáticos como los de algún que otro jesuíta, me consta que es bastante común (aunque no tan escandaloso) en muchas órdenes.
Es triste hablar de las órdenes religiosas como un grupo de personas con una actividad más o menos pastoral y con unos bienes sobre los que delimitar una jurisdicción (sólo de recordar la disputa entre dos diócesis ante la justicia ordinaria como el asunto de los bienes de la franja, se me pone el rostro rojo de vergüenza y me dan ganas de implorar misericordia al Señor por la mezquindad de los cristianos).
Las órdenes religiosas son mucho más que eso: un camino de entregarse completamente a Dios por medio de una regla establecida por un fundador (y autorizada por la Santa Sede) y bajo la autoridad de unos superiores. Cuando los miembros de una congregación empiezan a tener dudas sobre eso, entiendo que la solución no es hacer ONGs como una especie de residuo o sombra triste de lo que fue una orden. O se reforma la orden para volver a sus raíces, o se funda otra orden con nueva regla (y se somete a Roma para su aprobación canónica), o lo más honesto es abandonar esa orden religiosa y buscar la vida propia cristiana desde otra perspectiva.
Creo que el fallo principal ha estado dentro de esas órdenes, donde parece que congregaciones enteras han perdido el rumbo en ocasiones, sin que los mecanismos correctores internos hayan funcionado para devolver la cohesión de las hermanas en torno a la regla fundacional.
La visita apostólica papal podría tener que tomar cartas en el asunto, lo cual es doloroso signo de que dentro de la propia orden se ha perdido la capacidad de corregir errores. En ese caso, espero que la amonestación no recaiga únicamente sobre las hermanas que no han cumplido sus votos religiosos o su ideal de vida cristiana, sino también sobre sus superioras que lo han consentido.
Yo personalmente rezo por lo que creo la solución ideal: la vuelta de cada orden a su carisma fundacional, aunque sea mediante el abandono de algunas hermanas de la misma, aunque sea en menor número, que nunca el número ha sido equivalente de santidad. Si no puede ser así, debemos asumir que las órdenes religiosas a fin de cuentas no son más que realidades temporales (en ocasiones, muy vinculadas a una necesidad temporal concreta y pasajera), que tienen sentido mientras sirvan a Dios y al prójimo. Hay literalmente cientos y miles de órdenes religiosas, y la Iglesia no se va tambalear si algunas desaparecen por agotarse su carisma fundacional. Otras órdenes se fundarán para continuar la labor, u otras realidades eclesiales, como los movimientos laicales, servirán para dar satisfacción a la vocación cristiana de servicio. Lo único eterno es el señorío de Yahvé, y la única realidad terrenal inconmovible es la Iglesia. Lo demás (órdenes religiosas, parroquias, conferencias episcopales, templos, monatserios y santuarios, ritos y liturgias) sólo son instrumentos de la Iglesia, y pueden ser modificados o desaparecer, mientras subsista el rebaño y la palabra de Dios; mientras subsistan los sucesores de los apóstoles y los discípulos.
LF:
¿Ves? te ha salido un post, ji ji ji.
LF:
Esa asociación no es católica. De hecho, no lo pretende.
Otra cosa es que nuestros obispos actúen individualmente sobre los heterodoxos. Pero la Iglesia no puede evitar que se organicen, fuera de ella, como les dé la gana.
LF:
Hombre, reciente.... fui católico durante 16 años, luego dejé de serlo durante algo más de 10 y hace también más de 10 que regresé.
Reconozco que a veces fallo en alguna terminología -lo cual le pasa a gente que lleva más de medio siglo en la Iglesia-, pero la gente entiende lo que digo, que es lo que importa. De hecho, es un fallo hablar de exclaustración en relación a las religiosas que están siendo inspeccionadas por Roma es que ninguna de ellas están enclaustradas. Las monjas de clausura no son objeto de esta Visita apostólica. En la segunda ocasión hablé de ellas como "secularizadas", que es el término adecuado. Ahora corrijo el primero.
Y te pongas como te pongas, lo ideal es que se largen las que no aceptan someterse a la autoridad y el magisterio de la Iglesia. A las que no puedan hacerlo por edad o enfermedad, se las atiende en caridad y listos.
Al que le escandalice esa realidad (porque eso es una órden religiosa y no otra cosa), tiene muchos otros caminos para servir dentro de la Iglesia.
Si las órdenes pierden la fidelidad a su regla fundacional, y se convierten en "cualquier cosa", desaparecerán a medio plazo.
LF:
Yo sí lo entiendo. Digan lo que digan, fuera de la Iglesia "hace frío". Y dentro se puede hacer más daño, que es lo que de forma clara y nítida busca ese jesuita. Tanto que hasta otros heterodoxos lo reconocen en petit comité. Masiá les perjudica, aunque el día en que le pongan en su sitio, si es que llega tal día, saldrán a defenderle y ensalzarle en bloque.
También les pueden dar un uso en el tercer mundo, para evangelizar y ayudar en esos países, como hacen otras congregaciones, creo que muchas congregaciones, también progres, han hecho un buen uso hasta ahora del dinero obtenido con las ventas de sus propiedades vendidas en España.
Que cada palo aguante su vela y que cada perro de lama, lo que se tiene que lamer.
Y al que no esté de acuerdo, mucha y ancha calle.
Y a fundar ONGS, y sin nombre o distintivo católico.
Estamos ya hasta el gorro, de tomaduras de pelo tipo jesuítas Juan Masía y progres extrafronterizos asociados.
Saludos.
Y ello bajo la instigación y la coordinación de las fuerzas democráticas triunfantes en la IIGM, dueñas de los gobiernos, de las finanzas y de los medios de desinformación. Democracias liberales, comunistas y socialdemócratas. Y hasta socialcristianas. Todas, claro está, fuertemente masónicas.
Yo coincido con LF en que enerva ver la lentitud de la Iglesia en sacarse a estos infiltrados de encima. Pero visto está que ése es el único camino, y aquí está sobradamente demostrado : apenas Roma interviene con decisión y firmeza, los infiltrados buscan poner pies en polvorosa.
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LF:
Con infinito gusto corregiré cualquier escrito mío que el magisterio de la Iglesia considere herético. ¿Por qué no hacen lo mismo los heterodoxos de hoy?
Lo que ocurre es que la quinta columna se sabe dónde empieza pero no donde acaba, y si es evidente que estos grupos no han de pertener a la Iglesia, que alguien me explique cómo aún pertenecen: como desde Roma no se les ha exigido, hace 20/30 años, bien obediencia, bien puerta. ¿Llega la quinta columna hasta la misma Roma? ¿Hasta qué altura? ¿Es creíble que un verdadero vicario de Cristo tenga miedo a los hombres?
Ya está bien de tomarnos el pelo. Y yo no sé realmente quién hace más daño, si los herejes enquistados o los últimos Papas inoperantes y tantos obispos emboscados. Porque al hereje puedes despreciarlo, pero si el hereje es consentido por el Papa, cualquier católico ha de sentirse sólo, confundido y desamparado. Si los herejes sólo pueden ser puestos en su sitio por la autoridad, y la autoridad mira para otro lado, uno, con toda legitimidad, puede preguntarse por la complicidad entre los lobos y los pastores.
LF:
En mi opinión, no se ha actuado con contundencia por temor a un cisma abierto. Ante lo cual, nos hemos encontrado con un cisma interno, que yo pienso que es peor porque perjudica a la salud espiritual de todo el pueblo, a diferencia de los cismas abiertos, que dejan a los fieles que se quedan dentro de la Iglesia en una buena condición.
LF:
Hombre, basta echar un vistazo a la historia de la Iglesia para entender que ese temor tiene poco que ver con la falta de fe y mucho con el deseo de que las cosas no deriven en otro gran cisma, similar al del siglo XI y al del XVI. Es como si hubieran pensarado que la fuerza de la verdad tiene la capacidad de anular el cisma interno a largo plazo. Lo que pasa es que eso supone sacrificar una o dos generaciones de fieles. Creo que es un precio demasiado alto.
¿Una o dos? Más. Y, en cualquier caso, una cuerda, no importa lo larga que sea, se rompe en un solo punto. Y queda rota. A ver como enlaza la generación de la Play con la tradición católica de los padres griegos y latinos... Dejaron caer el vaso sagrado (o probablemente lo arrojaron intencionadamente) y ahora a ver cómo se recompone.
Pero todo esto son palabras. Los hechos son que la Iglesia se descompone aceleradamente. Se perdió la liturgia, el latín, se rebajaron o perdieron los sacramentos, se multiplicaron las herejías, se multiplicaron las diócesis cismáticas, los herejes y emboscados, se perdió la nitidez de la doctrina, los católicos están confusos, las iglesias vacías (300 fieles por semana en mi ciudad, de casi 60000 habitantes = 0.5%), los seminarios vacíos, las órdenes en extinción, cuando no, además, degeneradas.
El demonio ha hecho muy bien su trabajo. Porque lo ha hecho desde dentro, y porque los fieles eran obedientes a la Iglesia, y consintieron con todo.
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Pues hala, Marcial, LF: todo elk mundo fuera (menos Marcial y LF, claro). Fuera hasta el Papa... ¿llegan "los malos" hasta ekl mismíismo VaticanO? Pues, por si acaso: ¡fuera todo el mundo!
Cuando se empieza a echar a gente... se sabe donde se empieza pero no donde se acaba
Gracias por tu disposición a corregir lo que hipotéticamente no fuera ortodoxo y la Iglesia Católica te reconviniera a corregirlo.
Pero sigues, cual inquisidor del siglo XXI, anatematizando a diestro y siniestro, cuando pienso que juzgar a nuestros Hermanos corresponde a CRISTO JESUS, y como su Delegado, al Sucesor de los Apóstoles: El PAPA.
Y es que te olvidas de la CARIDAD, corregir en caridad.
¿O es que te has olvidado de que Tú fuiste un renegado,si mal no estoy informado?.¿Cómo te gustaría que entonces te hubieran expulsado de la Iglesia Católica y no te hubieran dejado volver?.
Y hay otros colegas de tu Blog, tan radicales o más que tú, un sevillano...
Yo se que es difícil que respondas a este comentario, pues te resultará molesto.
Un Saludo,en la Caridad, no he pretendido herirte.
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LF:
Mira, para comprender bien lo que hacemos y por qué lo hacemos, lo mejor que puedes hacer es leerte enterito el blog "Reforma y Apostasía". Lo que allí leerás es el alma mater de este portal.
Hablas de corregir en caridad. Pues bien, ¿qué mayor caridad que cumplir lo que dice Santiago en los dos últimos versículos de su epístola. Y si ves el trato que los apóstoles daban a los herejes de su tiempo, entenderás que no sólo no nos pasamos sino que probablemente nos quedamos corto. Nuestro servicio a la Iglesia consiste en ayudarla a librarse de quienes desde dentro apartan de la verdad a los fieles. Y así lo seguiremos haciendo mientras el Señor nos lo permita.
El demonio ha podido hacer bien su trabajo porque Dios se lo ha permitido.
Y Dios se lo ha permitido por nuestra culpa. Por la culpa de tanto católico indigno.
Estamos en tiempos de desolación, es cierto. Ya antes la Iglesia ha pasado por esto, también Israel conoció la desolación y la abominación.
Yo creo que en la hora difícil que nos toca afrontar, cada uno debe poner lo mejor de sí (ser santos) y Dios hará el resto. Él, que ha permitido el triunfo de las fuerzas democráticas por sobre los milenarios reinos católicos, democracias que han instituido la dictadura de lo "políticamente correcto" (traducido: "estrictamente anticatólico"), puede revertir esa situación y entonces la Esposa de Cristo recuperará su lozanía.
Estoy persuadido que estamos viviendo esta amarga realidad por culpa de muchas generaciones -la nuestra incluida- que desagradaron u ofendieron gravemente a Dios. Que nuestras vidas, pues, sean un constante desagravio, y confiemos esperanzados, que El nunca defrauda.
Luis Fernando: permítame una apostilla al último comentario que le hace elcharro:
cuando una persona se aleja de la Iglesia, se daña a ella misma. Es su caso, y es el mío, por casi 30 años. Pero aquí lo que denunciamos es a aquellos que han hecho la profesión de su vida el dañar desde dentro a la Iglesia. Si además se dañan a ellos, hacen uso de su libertad. Pero por lo que respecta al daño que hacen a la Iglesia, no tienen derecho alguno, se mire como se mire. Son libres de levantar su choza y ponerle el nombre que quieran. Pero no de hacer lo que están haciendo.
Ocupense de sus asuntos y dejen vivir en paz la vida cada uno desde lo que Dios le inspira.
Bueno, es posible que haya un espíritu detrás de eso, pero sin duda no es el Espíritu Santo. Es muy peligroso atribuir a Dios el mal.
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