Monseñor Algora ha dicho lo que casi todo el mundo piensa
El obispo de Ciudad Real, monseñor Antonio Algora, ha puesto de los nervios a los socialistas al acusar de indecentes los privilegios económicos de diputados y senadores, que como todo el mundo sabe, y al que no lo sepa se lo explico, basta con que estén siete años en sus respectivos escaños para tener derecho a la pensión máxima que da el Estado. Es decir, mientras que el resto de los ciudadanos de este país tiene que trabajar prácticamente toda la vida para obtener una pensión que en ocasiones es ridícula, nuestros máximos representantes políticos sólo tienen que aguantar dos legislaturas en sus respectivos puestos para poder retirarse con un sueldazo de pensión que ya quisieran para sí la mayor parte de los españoles.
Y claro, ahora que, en medio de la crisis, nos amenazan con retrasar la edad de jubilación o con que el cálcudo el monto total de nuestra pensión se hará con la media de los últimos 25 años de cotización (y no de los 15 actuales), que esa clase política se niegue a discutir siquiera sus privilegios, es una sinvergonzonería digna de ser denunciada. Que lo haga un obispo me parece no sólo fabuloso, sino digno de ser elogiado e imitado por el resto de obispos.
Como era de esperar, los políticos han respondido a las palabras de don Antonio, atacándole a él y a la Iglesia. Fernando Moraleda, diputado del PSOE por Ciudad Real, dice que las manifestaciones del obispo son “impropias de un representante eclesiástico“. Sin relación con la denuncia presente, el socialista recordó que el prelado llegó a llamar Calígula a Zapatero por permitir que los homosexuales pudieran casarse. Es más, este insigne demócrata acusa al obispo de no entender de democracia ya que “no es un obispo electo, como ninguno, y ni siquiera sus fieles lo eligen“. Finalmente, sentencia Moraleda, “la descalificación general que ha hecho a los parlamentarios conlleva alejar a los ciudadanos de sus representantes políticos y eso significa alejar a los ciudadanos de la democracia“.
Pues yo más bien pienso que:
- Criticar los abusos de los políticos no aleja a los ciudadanos de la democracia. Más bien son los propios abusos los que logran tal cosa.
- La actual democracia española es en realidad una partitocracia por la cual, los aparatos de los partidos, cuyo funcionamiento está lejos de ser democrático, deciden quién va en las listas, quién no va, quién entra y quién sale. ¿Acaso al señor Moraleda le han puesto como candidato a diputado tras una votación de los afiliados del PSOE en Ciudad Real?
- Demuestra muy poco talante democrático el que no admite críticas contra la clase política. Demuestra una mentalidad totalitaria quien pretende negar a los obispos su derecho a expresar sus opiniones como cualquier otro ciudadano.
- Además de oponerse a la ingeniería social zapateril, es bueno que se oiga a los obispos denunciar situaciones que atentan contra la justicia social. La misión profética de la Iglesia abarca prácticamente todas las áreas de la actividad humana, lo que incluye la política y la económica. El dar al César lo que es del César no significa que no se pueda denunciar al César cuando se comporta indignamente. Y hoy en España tenemos un César que en lo moral es absolutamente corrupto -desde una perspectiva evangélica- y nefasto como gestor de nuestra economía.
Luis Fernando Pérez
Palabras a la red: Así que ahora el Rey quiere un pacto de Estado…
7 comentarios
Se excluyen los beneficiarios del privilegio, sus familiares y los que aspiran a sustituir a los privilegiados.
El resto piensa como el obispo. Ya era hora de que alguien lo dijera.
Gracias, Monseñor.
LF:
Sí, he dejado esa parte de las declaraciones a un lado porque algunas de las cosas que dicen son, por decirlo suavemente, opinables.
¿Será que los politicos no tiene alma capacitada para pensar y sentir?
Vamos, el mundo al revés: como un calcetín vuelto del revés; como un árbol con las raíces al aire y las hojas y frutos y ramas enterrados en la tierra...
Yo tenía entendido -y lo sigo teniendo, pese a los dirigentes de la izquierda que nos gobierna-, que ser socialista exige comportarse permanentemente de forma ética, solidaria, generosa, altruista... El movimiento obrero lo entendió así: "Ser solidario es compartir hasta lo necesario para vivir, no las sobras".
El papa Juan Pablo II se hace eco de la enseñanza del movimiento obrero en uno de los números de la "Sollicitudo Rei Socialis". Los santos y santas, durane dos mil años, lo han entendido así (pobreza, desprendimiento, solidaridad, compartirlo todo: Martín de Tours, Francisco e Asís, Carlos de Foucault...). Gloriosos socialistas como Bruno Alonso y Julián Besteiro, también.
Pero no parecen entenderlo así los socialistas de hoy (llámense José Bono, Pedro Zerolo, Juan Fernando López Aguilar, Jerónimo Saavedra, Fernando Bayona, etcétera: tanto monta monta tanto...). ¿Será porque no son socialistas de verdad?
Pero como en este país nos gusta quedarnos con lo anecdótico, podemos estar meses lamentándonos por los salarios y pensiones de los diputados mientras España lleva cuarenta años hundiéndose.
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