Mi modestísima contribución al ecumenismo

El Papa ha vuelto a decir que el compromiso de la Iglesia Católica con el ecumenismo es irrenunciable. Benedicto XVI ha augurado que “el texto resultante del diálogo contribuirá positivamente al camino que conduce a la recomposición de nuestra unidad perdida“. Y yo estoy de acuerdo. De hecho, me he puesto manos a la obra. Ayer recibí el siguiente email de un protestante evangélico chileno con quien mantuve un “diálogo” interesante en junio del año pasado y que, meses después, parece que quiere volver a dialogar. Reproduzco el intercambio de emails.

Tanto tiempo, estimado.

¿Qué me puede decir en cuanto a Romamos 11:20-21?

Saludos desde Chile,

t

Mi respuesta:

Le puedo decir que son dos versículos de la Biblia. Curiosamente contrarios a la idea mayoritariamente entre los protestantes de que “una vez salvo, siempre salvo".

Saludos desde España,
LF

Réplica del chileno:

Hahahaha. Pues muy buena la respuesta :)

En realidad no entiendo bien eso de “una vez salvo, siempre salvo". Pero sí puedo decir que no creo que la salvación se pierda (Juan 6:65; 10:28), aunque eso no quiere decir que por el hecho de cumplir con ciertos ritos uno se asegura la salvación (como por ejemplo, una ‘oración de entrega a Dios’ o de ‘aceptar a Cristo en el corazón’). Hay muchos que creen que son cristianos porque han hecho estas cosas, pero sus vidas reflejan que realmente no conocen ni aman a Dios, es decir, que no han sido regenerados.

Bueno, le mandé esos versículos porque me pareció interesante el texto a continuación (lo vi en un Twitter):

The Church of Rome teaches that she cannot apostatize. But Paul says different (Rom. 11:20-21). . . to the Church of Rome.

t

Ante lo cual, le contesté:

Sí, bueno, el caso es que nunca se dijo que las puertas del Hades no prevalecerían contra Israel, ni que fuera la columna y baluarte de la verdad, ni la plenitud de Cristo. De la Iglesia sí.
Lo cual no quiere decir que muchos de sus miembros puedan ser desgajados del árbol de la vida. Pero la Iglesia, como tal, imposible.

Y sí, se puede ser salvo (estar en el árbol) y dejar de serlo. Lo dice la Escritura en ese pasaje de romanos. Entre otros.

LF

El bueno de “t", insistió:

Le recuerdo que en ese pasaje Pablo está dirigiéndose a los gentiles receptores de la carta (o sea, a los hermanos en la iglesia de roma). Por eso, como le dije una vez (y usted me dijo que era una tontería), la iglesia–la que no cae y permanecerá firme hasta el final, y será presentada sin mancha pues ha sido lavada con la sangre del Cordero–es invisible (Dios sabe quiénes son), porque no es una institución humana, sino un pueblo formado por Dios (y aquí podemos usar Juan 6 y 10 otra vez). Por eso, como en el pasaje de Romanos y en Juan 15, hay algunos que forman parte de la Vid pero serán cortados. Es decir, parecen ser parte de la Vid, pero en realidad no lo son (Mateo 7:15-23; 1 Juan 2:19).

Saludos,

t

Y yo, imbuido de un buen espíritu ecuménico, le volví a responder, aunque se puede apreciar en mis palabras cierto interés en ir llegando a alguna conclusión:

La carta de San Pablo está dirigida a gentiles pero, en cuanto que parte de la Escritura, lo que dice vale para todos. Incluido lo de poder ser quitado del árbol. Eso de que “parecen” ser parte de la vid pero no lo son se lo inventa usted. Nadie puede ser arrancado si no forma parte de aquello de donde es arrancado.

Por otra parte, ¿cómo va a ser invisible la que es descrita por Cristo como claramente visible?
La idea de una Iglesia invisible es propia del gnosticismo y no aparece por ninguna parte ni en la Biblia ni en los escritos de los cristianos de los primeros siglos.

No insista usted. No puede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia como Madre. Y no hablo de una madre invisible, sino de una perfectamente tangible. Quien no escucha a la Iglesia es gentil y publicano.

LF

Se ve que mi respuesta exacerbó el interés ecuménico de este hermano separado, que me envió el siguiente email:

A judíos y a gentiles está escrita la carta, y primeramente se aplica a ellos y luego a nosotros. Según Romanos, entonces, ¿puede haber apostasía en la comunidad local? Claro que sí, porque en la comunidad local–nótese que no me estoy refiriendo a la Iglesia universal–hay de todos: santos y no santos, salvos y perdidos, ovejas y lobos. Y eso también es cierto hoy. ¿O usted diría que toda la gente en su comunidad son salvos y no serán cortados? Claro que no. Usted no conoce sus corazones, y el hecho de que ellos sean miembros bautizados, que cumplen devotamente con los sacramentos y con obligaciones, no significa nada si es que no creen sólo en Cristo para su salvación. Si usted niega esto, tendrá que preguntarle a Jesús mismo por qué condenó a los judíos, los cuales cumplían estrictamente la Ley. Los supuestos cristianos en una comunidad son parte de la comunidad, pero no de la Iglesia. Y por supuesto, eso también es cierto en mi comunidad local. A eso me refiero con invisible.

Eso de que “parecen” ser parte de la vid se deduce de la Escritura. Si no es así, la Escritura se contradice, y eso es imposible. Si no, ¿cómo explica los pasajes que le cité de Juan, 1 Juan y Mateo? De hecho, sin deducción no podríamos creer, por ejemplo, en la Santa Trinidad.

Y me parece curioso que me diga que lo invento, cuando usted cree cosas que derechamente no están en la Escritura y de hecho contradicen la enseñanza bíblica: salvación por obras, salvación de judíos y musulmanes que no creen en Cristo (porque eso es lo que dice el Lumen gentium aunque usted lo niegue), transustanciación, sucesión apostólica, que la tradición está al mismo nivel de la Escritura, purgatorio, ascensión de María, María como mediadora, inmaculada concepción, veneración de María, que se quita el pecado original en el rito del bautismo, que está bien rezarle a los santos, que el Papa es infalible y cuanta cosa más.

Y lo de que no puedo tener a Dios por Padre si no tengo a la Iglesia Católica Romana como Madre, eso sí que es un invento de usted que no aparece en la Escritura.

Pero bueno, todo se traduce al final a si usted confía en Cristo para su salvación y en nada más. Si confía en otras cosas, por buenas que sean, o en sí mismo, lo único que le espera es condenación (Salmo 143:2, Juan 3:16, Isaías 64:6, Romanos 1:16-17, Gálatas 2:16, Hechos 4:12, Filipenses 3:1-12, 1 Pedro 1:5, Apocalipsis 7:9-17, Romanos 3:21-31). Si la sangre de Cristo no es suficiente para usted y usted tiene que ganarse la salvación, le irá mal en el último día. Sinceramente, ese no es mi deseo, pero eso es lo que dice la Palabra del Dios Santo.

Saludos,

t

Visto lo cual, he intentado concluir por ahora este diálogo ecuménico de la siguiente manera:

Mire, vuelve usted a sacar lo de la Lumen Gentium a pesar de que le demostré que era falso lo que le atribuía. Estamos perdiendo el tiempo y a mí no me sobra. Se lo dije antes y se lo vuelvo a decir. No me interesa NADA su interpretación particular de la Escritura. No tiene ningún valor. Satanás también citó la Biblia para tentar a Cristo. Yo acato la interpretación que hace de la misma el magisterio de la Iglesia, que para eso está. Y está ahí desde tiempos del concilio de Jerusalén. Que usted acuse a la Iglesia de Cristo de desviarse de la fe no tiene nada de particular. Lo han hecho todos los herejes a lo largo de la historia. Empezando por los gnósticos, pasando por los arrianos, transitando por los “reformadores” protestantes y llegando a los actuales modernistas.

Por otra parte, fíjese si yo confío en la sangre de Cristo para mi salvación, que tengo comunión con la misma todos los domingos. Cosa que usted no puede decir, porque para usted la comunión eucarística no es comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo sino una mera cuestión de símbolos. Yo no me gano la salvación. Me la da Dios en Cristo. Ahora bien, no soy tan necio como para ignorar que el mismísimo San Pablo nos dijo que teníamos que trabajar en nuestra salvación con temor y temblor (Fil 2,12). Y es que, como también dijo san Agustín, “el Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti“. Y como dijo Santiago, “vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe“. Es una lástima que usted no lo vea. Alguien le ha cegado el entendimiento. Y lo peor de todo es que pretende ver. Pues bien, ya lo dijo Cristo: “si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís `vemos´, vuestro pecado permanece“.

Quiera Dios derribar el error en su vida para que alcance la comunión plena con la Iglesia de Cristo, con los sucesores de los apóstoles.

Luis Fernando

Supongo que no cumplo con los cánones de cierto ecumenismo oficialista de salón, pero mientras no se me diga lo contrario, para mí el ecumenismo consiste en lograr la unidad de todos los cristianos en aquella en quien subsiste (miren qué conciliar soy) la Iglesia de Cristo. Y, oh atrevimiento inaudito, también soy de los que sigo creyendo que “extra ecclesiam nulla salus", lo cual no es óbice para que esté a su vez convencido de que la ignorancia invencible está muy extendida entre los hermanos separados -¿cómo no iba a ser así si lo está entre los bautizados católicos?-, lo que me lleva a ser bastante optimista sobre la salvación de muchos de ellos. Es decir, no soy tan pesimista como San Agustín, a quien de todas formas, creo que convendría hacerle un poco más de caso en estos asuntos. He aquí algunas de sus citas:

De Baptismo III,10.13
Quien recibe el bautismo entre los herejes o en algún cisma fuera de la comunión de la Iglesia, se queda sin percibir fruto alguno en cuanto participa de la perversidad de los herejes y cismáticos.

De Baptismo 1,5.6
Por lo que se refiere a los que por ignorancia se bautizan allí (en un grupo cismático), pensando que aquella es la Iglesia de Cristo, si se les compara con los anteriores (culpables de iniciar el cisma), su pecado es menor, aunque queden malheridos por el pecado del cisma. Y no dejan de pecar gravemente porque los otros pequen todavía más gravemente“.

Sermo ad Caesariensis ecclesiae plebem 6
Fuera de la Iglesia él puede tenerlo todo menos la salvación: puede tener el honor del episcopado, puede tener los sacramentos, puede cantar el `aleluya´, puede responder `amén´, puede tener el Evangelio, puede tener y predicar la fe en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; pero nunca podrá encontrar la salvación sino en la Iglesia Católica“.

Pues eso… viva el ecumenismo. Pero el auténtico.

Luis Fernando Pérez