Zapatero defendiendo el derecho a la vida es como Satanás hablando de la virtud cristiana

“El derecho a la vida es el Derecho Supremo". Esa frase, con la que prácticamente todos estamos de acuerdo, fue pronunciada ayer por una de las personas que, en estos momentos, más empeñado está en conculcar dicho derecho. Zapatero hablando del derecho a la vida es como Satanás hablando de la virtud cristiana: un completo contrasentido.

Obviamente no veremos en él un comportamiento como el de esa gentuza que hace unos días llenó de pintadas asquerosas la sede de Red Madre en Madrid. Entre ellas aparecía una frase especialmente repugnante: “Os beberéis la sangre de nuestros abortos”. Lástima no saber dónde viven los que hicieron esas pintadas para ponerles la siguiente cita del Apocalipsis apócrifo de Pedro en la puerta de sus casas: “Muy cerca de allí vi otro lugar angosto, donde iban a parar el desagüe y la hediondez de los que allí sufrían tormento, y se formaba allí como un lago. Y allí había mujeres sentadas, sumergidas en aquel albañal hasta la garganta; y frente a ellas, sentados y llorando, muchos niños que habían nacido antes de tiempo; y de ellos salían unos rayos como de fuego que herían los ojos de las mujeres; éstas eran las que habían concebido fuera del matrimonio y se habían procurado aborto” (Ap Pedro 26)

Pero, como digo, Zapatero no llega a tanto, siquiera sea por una cuestión de estética. Claro que si convierte el aborto en un derecho, no sé hasta qué punto está muy lejos de los que desprecian a los movimientos pro-vida. Estamos en un momento en que a los defensores del derecho a la vida del no nacido se les va a tachar como opositores al derecho fundamental zapateril y progresista del aborto. No faltará quien en la extrema izquierda proponga que se persiga a los pro-vida. De hecho, supongo que en la Alemania de Hitler debió ser peligroso manifestarse a favor de que no se tratara a los judíos como desecho humano.

Si alguien cree que exagero, que se lea la noticia de las tres mujeres que han denunciado a Irlanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Aunque la sentencia tardará al menos un año en producirse, es pavoroso el solo hecho de que sea posible que dicho tribunal declare el aborto como un derecho y fuerce a Irlanda a modificar su ley restrictiva del aborto. Eso aunque la población del país vote en contra. Espero que si tal cosa llega a ocurrir, los irlandeses le hagan una peineta al tribunal y, si se tercia, a Europa. Porque detrás de Irlanda irá Malta, donde también se prohíbe abortar.

Y es que a la cultura de la muerte no le vale con empatar o ir ganando por dos o tres goles. Quiere la goleada plena, el 7-0 de forma que la cultura de la vida renuncie a remontar el partido cuando se juegue en su terreno, si es que alguna vez se juega el partido de vuelta. De hecho, esa ha sido la estrategia de la izquierda en España. Avanzar hacia el mal, en el convencimiento de que la derecha parlamentaria no dará un solo paso atrás y de que la derecha extra-parlamentaria es casi inexistente, con nulo peso social, gracias entre otras razones al papel de unos católicos, jerarquía incluida, que durante el gobierno del señor Aznar no movieron un solo dedo para empujarle a retroceder por el camino hacia la muerte. Ahora ya es tarde, me temo.

Luis Fernando Pérez