La perfecta soledad del que defiende y predica la verdad
En un mundo bajo el poder del padre de las mentiras (Jn 8,44), en medio una generación adúltera y pecadora (Mc 8,38), aquellos que defienden y predican la verdad están encaminados a la soledad experimentada por el profeta Elías, que tras mostrar el poder del Dios verdadero sobre los falsos dioses del paganismo (1 Rey 18,18 y ss), sufrió sin embargo una crisis personal que le llevó a querer morir: “…siguió él por el desierto un día de camino y sentóse bajo una mata de retama; deseó morirse, y dijo: “¡Basta, Yahvé! Lleva ya mi alma, que no soy mejor que mis padres” (1 Rey 19,4). Sin embargo, en medio de la depresión, en medio de la desesperación, Dios le confortó y le exhortó a seguir con su misión profética:
Cuando lo oyó Elías, cubrióse el rostro con su manto, y, saliendo, se puso de piec a la entrada de la caverna y oyó una voz que le dirigía estas palabras: “¿Qué haces aquí, Elías?” Y él respondió: “He sentido vivo celo por Yahvé Sebaot, porque los hijos de Israel han roto tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas, de los que sólo quedo yo, y me buscan para quitarme la vida.” Díjole entonces Yahvé: “Vete; vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco…. Voy a dejar con vida en Israel a siete mil cuyas rodillas no se han doblado ante Baal y cuyos labios no le han besado.” (1 Rey 19, 13-18)
También hoy necesitamos hombres y mujeres de Dios que no teman enfrentarse a los baales de nuestra generación. Esos ante los que se arrodilla gran parte de nuestra sociedad. La Iglesia no debe, no puede y yo diría que hasta no sabe callar. Puede que muchos de sus miembros, pastores y fieles, prefieran vivir en la comodidad de los falsos profetas que no molestan a los gobernantes, que dicen aquello que la “massa damnata” quiere oír, que desvirtúan el mensaje de Cristo convirtiéndolo en una especie de buenismo barato, cual marca blanca de supermercado espiritual. Pero Dios nunca se queda sin testigos en los tiempos donde el pecado y la apostasía parecen triunfar. El Antiguo Testamento es testigo de ello. Y la Historia de la Iglesia también.
Ahora que Occidente reniega de la cruz y se entrega a la degeneración social y moral que, ya en su día, llevó a la desaparición del imperio romano, la Iglesia, en especial los miembros que en ella tienen el carisma profético más “desarrollado", está llamada a levantar su voz para advertir de la condenación segura hacia la que vamos, a la vez que, esto es importantísimo, para ofrecer el único camino seguro de la salvación: Cristo crucificado y resucitado.
Dice Monseñor Munilla en la entrevista que publica hoy el Abc y que nosotros reproducimos que “a la Iglesia no le importa desgastar su imagen en defensa de estos valores. No seríamos fieles a Cristo, si nos limitásemos a predicar los valores políticamente correctos, dejando en el olvido cuanto pudiera causarnos incomprensiones“. Y dice bien. Pero yo añado que los principales enemigos de esa estrategia adecuada para nuestro tiempo están en el seno de la propia Iglesia. El drama no es que desde las autoridades civiles se desprecie e incluso se persiga a los que hoy hacen de Elías. No, la verdadera tragedia está en aquellos que siguen el ejemplo del Pedro que rogaba a Cristo que no fuera a la cruz y no el del Pedro que, una ver convertido, recibió la autoridad para confirmar en la fe a sus hermanos. Hay cristianos tibios que piden a la Iglesia que no se dirija hacia la cruz. Y es a ellos a quienes tenemos que decir: “Retírate de mí, Satanás; tú me sirves de escándalo, porque no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres” (Mt 16,23). Si no van a estar a nuestro lado, codo con codo, en la tarea de ser luz del mundo y sal de la tierra, que se aparten, que se echen a un lado. Aquellos que han confundido el “vivir en el mundo” con ser del mundo, no deberían tener lugar en la Iglesia de Cristo. Sean laicos, religiosos, sacerdotes o hasta obispos.
Cristo nos lo advirtió: “Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, sino que yo os escogí del mundo, por esto el mundo os aborrece” (Jn 15,19). Es mucho mejor estar solo agarrado a la cruz, que bajarse de ella para unirse a los que se escandalizan de que la Iglesia sea hoy la voz de Dios para un mundo que se entrega a Satanás.
Luis Fernando Pérez
13 comentarios
¡Vaya acompañantes!
¿Y la oportunidad que nos está dando el Altísimo de ser sus testigos, de ganar el cielo?
"El que reina en el cielo se sonríe;
el Señor se burla de ellos. " Ps 2,4
Sursum corda!
Las similitudes de la historia espiritual de España con las del pueblo de Israel son asombrosas para quien quiera examinarlas. No en vano debe ser que "la cabeza de la Igesia de Jerusalem" esté enterrado en España y sea su Patrono. Nada es por casualidad.
Y no se aflijan, los Pedros cobardes que buscan sofocar nuestra misión no pueden tener otro fin que el aislamiento y la soledad, si es que no rechazan la Redención y eso, solo porque Cristo vive y reina.
Nada nuevo bajo el sol, por lo que se ve.
Pidamos al Padre que, además de dar testimonio, como es nuestra obligación, sepamos verdaderamente vivir nuestra vida cristiana como Cristo nos enseñó.
Unas ideas muy bien expresadas sobre las que deberían reflexionar los que disfrazan o se avergüenzan de la verdad (y de la Verdad) en nombre de una supuesta estrategia de "construcción de mayorías".
Mencionando al demonio ponemos nuestras legitimas criticas a un sistema podrido a la altura de una tira comica de periodico barato.
Al que no le guste, que no me lea.
---------------
Llevas razón, Luís Fernando. Pero por ese mismo motivo hay que agradecer y arropar a aquellos que, como Monseñor Munilla, dan muestras de no tener miedo a la cruz.
Desde que le han asignado la diócesis de San Sebastián le tengo en mis oraciones, porque el vilipendio que ha recibido un sucesor de los Apóstoles a raíz del nombramiento, no tiene calificativo.
Asi que, Monseñor Munilla, si nos lee. Gracias por sus palabras y reflexiones.
Me gustaria que los leyeran quienes se dicen catolicos en politica, y pudiendo hacer mas (o algo) por oponerse al curso de las cosas, no lo hacen.
____________________
Soledad de Uno que es uno, y es un otro. Y los que promueven esta soledad porque no se atreven a admitir que sin el Elías -el alfa primero de los tres Elías-.
No pudo venir el Elías segundo -Juan el bautista- Y sin éste, siendo venido:
No pudo venir el Elías -el tercero, el que ha venido y vendrá; el que es el omega de los tres Elías-
-Él, que es un Vivo, en modo y manera de tiempo y lugar. Y que puede hacer y dehacer; y corregir y añadir con poder y potestad: Lo puede decir mas alto -y lo hará- pero nunca más claro:
""Él respondió: Elías, en verdad, está para llegar y restablecerá todo ( para mi segunda venida). Sin embargo, yo os digo: Elías ( el tercer Elías)ha venido ya, y no le reconocieron; antes hicieron con él lo que quisieron; de la misma manera el Hijo del hombre (por falta de fe en su tabernáculo) tiene que padecer (de la falta de fe) de parte de ellos. (mis ministros)"" (Mt.17,11-12)
Y como donde hay un alfa, hay un omega que ratifica:
""Él les dijo: Cierto que Elías, viviendo primero, restablecera todas las cosas (para mi segunda venida); pero ¿cómo está escrito del Hijo del que padecerá mucho y será despreciado? (¿cómo? porque sí que está escrito que morirá y resucitará al tercero y medio día) Yo os digo que Elías (el tercer Elías) ha venido ya y que hicieron con él lo que quisieron cómo de él está escrito"" (Mc.9,12-13)
Dejar un comentario