Monseñor Asenjo, a la Ejecutiva de la CEE
Tras la aceptación de la renuncia presentada por el cardenal Amigo como arzobispo de Sevilla, una de las dudas que presentaba la actual Plenaria era saber quién ocuparía su lugar en la ejecutiva de la CEE. Finalmente ha ocupado su cargo el mismo que le sucedió al frente de la sede sevillana, monseñor Asenjo. Era lo previsible, aunque hay quien pensaba que el primado de España y arzobispo de Toledo, monseñor Braulio Rodríguez, podría ser el elegido. Por lo que se ve, ni siquiera se presentó su candidatura. Además del arzobispo de Sevilla, sólo recibió votos el de Santiago de Compostela, monseñor Barrio. Y más bien pocos, lo que demuestra que la candidatura de Asenjo era consensuada o, así lo pienso, que las aguas en la CEE están ya calmadas, con el cardenal Rouco más preocupado de la JMJ del 2011 que de la fontanería de Añastro.
En realidad, el episcopado que tendrá que abordar el post-rouquismo es quizás el más uniforme desde el concilio Vaticano II. Las diferencias entre “progres” y “conservadores” son cada vez más tenues, aunque es evidente que el sector conservador moderado, tachado de ultra por el “progrerío mediático", es el preeminente. El taranconianismo es ya historia pero en España no vamos a encontrar figuras como Pell, Burke o Cipriani. Estamos ante un episcopado de perfil bajo, con picos mediáticos más bien provocados por la gravedad de la situación político-social que por las ganas que tienen los pocos obispos “guerreros” de salir a la palestra. Sólo la vuelta de Cañizares a España, sobre todo si vuelve a ser el mismo de cuando era vicepresidente de la CEE, podría cambiar esa realidad.
Sin embargo, creo que el futuro de la Iglesia en España puede mejorar debido a que los obispos más jóvenes, alguno ya arzobispo, parecen empeñados en mejorar algo esencial para cualquier iglesia local. Me refiero a los seminarios. Nuestros seminaristas están siendo formados por una nueva generación de profesores, aunque todavía quede un buen remanente de los que surgieron tras el post-concilio. Tengo verdadera curiosidad, precisamente, por ver cómo afronta monseñor Asenjo la cuestión del seminario de su archidiócesis. Sospecho que van a producirse cambios de calado en su profesorado, aunque tengo dudas de cuál será el ritmo de cambio. El modelo toledano o de san Dámaso acabará imponiéndose, con todos los matices y particularidades que se quieran, en toda España. Los sacerdotes jóvenes no suelen salir precisamente transgresores y de tendencia político-social izquierdista, como ocurrió ya durante la última fase del régimen franquista. Tampoco son ultramontanos. Es posible que la Iglesia en España de dentro de un par de décadas se acerque más, ironías del destino, a lo que se supone que buscaba el Concilio Vaticano II: una renovación no rupturista con la Tradición de la Iglesia.
Luis Fernando Pérez
PD: Si alguien me pregunta cómo es posible que haya acabado hablando del futuro de la Iglesia en España tras empezar con algo tan simple como la sustitución de un cargo en la ejecutiva de la CEE, respondo que los posts a veces tienen vida propia. Sabes como empiezan pero no como acaban.
10 comentarios
Quizás la plaza definitiva de Sanz Montes esté en Roma, en un dicasterio o en otro cometido.
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