Bien por monseñor Iceta, pero...

Monseñor Iceta, obispo auxiliar de Bilbao, es un notorio ejemplo de la savia nueva episcopal que está mejorando, y no poco, el árbol episcopal de la Iglesia Católica en España. Además de obispo, don Mario es doctor en medicina -cirujano para más señas-, lo cual le ayuda para hablar no sólo como pastor católico sino como experto en temas que tengan que ver con la realidad “biológica” del ser humano. Bien sabe él que cuando el espermatozoide fecunda el óvulo, ahí surge un ser genéticamente distinto de su madre y de su padre.

El auxiliar de monseñor Blázquez ha sido entrevistado hoy por Radio Euskadi y, como era de esperar, se le ha preguntado por la nueva ley del aborto y por la postura del PNV, partido que dicen que pretendió ser católico desde sus inicios, aunque no acabo de entender cómo se puede conciliar eso con el hecho históricamente indiscutible de que su fundador, Sabino Arana, era un proto-nazi racista e indeseable.

Monseñor Iceta ha pedido al partido de Arzallus, ese que acaba de alabar el patriostimo de los batasunos, que no apoye la ley del aborto en Madrid. El partido ya había cambiado ligeramente su posición inicial de apoyo a la ley, asegurando que si no se aceptan sus enmiendas, votarán en contra. Pero esas enmiendas no van a lo esencial, o sea, a impedir que haya aborto libre en las primeras 14 semanas de embarazo. Si, como supongo, el PSOE acabará cediendo en el tema de las menores y si acaba dejando cierta puerta abierta a la objeción de conciencia para los profesionales de la salud público que se nieguen a practicar abortos, el PNV votará sí, diga lo que diga monseñor Iceta o el resto de los obispos vascos.

Está bien que don Mario diga lo que ha dicho, pero la clave es si la Iglesia en España piensa hacer algo con los políticos católicos practicantes que voten a favor de esa ley. En el continente americano, y no digo sólo en EEUU sino también al sur del Río Grande, son muchos los obispos que niegan la comunión a cualquier político católico que apoye el aborto. ¿Habrá algún obispo español que tenga el “valor” de hacer tal cosa? ¿o al menos que tenga el valor de “amenazar” con esa medida? La Iglesia no tiene capacidad legal civil alguna para cambiar el voto de un solo diputado. Pero sí la tiene para situar fuera de la comunión a quienes apoyan el mayor holocausto de todos los tiempos: el aborto. Si no lo hace, estará diciendo al mundo que la gravedad de apoyar el aborto con el voto no es tanta, pues al fin y al cabo, se puede ir a comulgar a misa al domingo siguiente. Y eso, lo diga quien lo diga, es incompatible con su firmeza al denunciar el propio aborto.

El día en que vea cómo se le niega la comunión a un político abortista de este país, me creeré de verdad que la Iglesia Católica en España habrá abandonado sus complejos en su relación con una clase política que ha incubado, desarrollado y alimentado -y lo seguirá haciendo- esa bestia satánica llamada cultura de la muerte.

Luis Fernando Pérez