La monseñora divorciada
Para los que no conocen bien en qué consiste el protestantismo, quizás resulte sorprendente la noticia de que una “obispa” luterana divorciada puede convertirse en la presidenta del Consejo de Iglesias Evangélicas Alemanas. Para mí no. Una de las peculiaridades de ese movimiento que comenzó con Lutero -aunque hubo precursores- es que tiene como fundamento básico el libre examen de las Escrituras. Los apologetas evangélicos podrán disfrazar dicho fundamento de mil y una maneras pero en la práctica consiste en que cada cual puede interpretar la Biblia como le venga en gana. El mismísimo Lutero se dio cuenta del monstruo que había creado y llegó a escribir lo siguiente: “Hay tantas sectas y opiniones como cabezas. Este niega el bautismo; el de más allá cree que hay otro mundo en el nuestro y el día del juicio. Unos dicen que Jesucristo no es Dios; otros dicen lo que se les antoja. No hay palurdo ni patán que no considere inspiración del cielo lo que no es más que sueño y alucinación suya” (Grisar, Lutero). O sea, el “reformador” alemán hizo de pirómano sorprendido al ver que el incendio que había provocado era ciertamente destructivo. Al liberarse del “yugo papista", se encontraron con el yugo del desmadre doctrinal y la división eclesial.
Con el paso del tiempo, lo que había empezado por una rebelión contra la autoridad de la Iglesia, cuyos pastores ciertamente ayudaron a que tal desastre ocurriera, se convirtió en una rebelión contra la autoridad de la Palabra de Dios, que para los protestantes es únicamente la Escritura (sola scriptura), ya que rechazan la Tradición como parte del depósito de la fe. El protestantismo liberal llevó el libre examen hasta sus últimas consecuencias, de tal forma que se convirtió en un “acepto lo que me da la gana de la Biblia, cuya inerrancia e infalibilidad niego". Por supuesto, gran parte de los protestantes, los llamados evangélicos -aunque la terminología en Alemania varía algo-, no dieron ese paso y se conformaron con seguir su propia tradición “eclesial” de ir dividiéndose en multitud de denominaciones que se diferencian unas de otras en doctrinas ciertamente importantes (predestinación, bautismo, etc), sobre las que son absolutamente incapaces de ponerse de acuerdo. En algunas de esas denominaciones conviven diversas tendencias. El caso más claro lo tenemos en el anglicanismo, donde, al menos hasta ahora, tan pronto ordenan obispo a un hombre que comparte vida y lecho con otro señor como aparecen un grupo importante de obispos africanos diciendo que eso es una barbaridad. Cuando no hay autoridad eclesial, vale todo.
En la cuestión del papel de la mujer en el protestantismo, las diferencias son igualmente importantes. Tenemos desde grupos que obligan a las mujeres a llevar velo en la Iglesia y las impiden convertirse en pastoras o “ancianas” hasta los que ponen a las hijas de Eva al frente de comunidades eclesiales. Unos y otros usan la Biblia para apoyar sus posturas. Entre ellos no existe una voz con autoridad que pueda zanjar discusión teológica alguna. Si en alguno de sus escasos concilios llegan a imponer alguna norma doctrinal (caso del Sínodo de Dordrecht), los disidentes acaban por arreglárselas para montar su chiringuito eclesial independiente.
Dadas esas circunstancias, y sabido que el protestantismo de tipo histórico está en Europa radicalmente inclinado hacia la teología liberal, no tiene nada de particular que los luteranos alemanes decidan tener al frente a una obispa divorciada. Y si además de divorciada fuera homosexual, tampoco tendría nada de sorprendente. Al fin y al cabo, el episcopaliano (anglicano) Gene Robinson era precisamente eso cuando le “ordenaron” obispo: divorciado y gay activo.
Margot Kässmann, que así se llama esta señora, debe ser bastante “carismática", pues no en vano fue nombrada Alemana del Año en 1996, justo antes de que decidiera divorciarse de su esposo. La obispo -¿por qué no obispa u obispesa?- luterana no tiene buena opinión de lo que la Iglesia Católica enseña en materia sexual. Por ejemplo, no ve que la relación entre personas del mismo sexo sea pecado. Tampoco le parece bien que a la Iglesia no le convenza el uso del preservativo como método de frenar el avance del sida. Y, faltaría más, está en contra del celibato del clero católico de rito latino y de la no ordenación de mujeres. Ante lo cual tengo verdadera curiosidad por saber qué tal se llevará con el cardenal Kasper, que es el encargado vaticano del negociado ecuménico. Seguro que se tendrán aprecio personal, pero sinceramente me pregunto: ¿de qué hablarán ambos cuando se trate de superar la brecha que separa a los católicos de los luteranos? ¿hay alguien que de verdad piense que algún día podremos estar en comunión con quienes entienden el cristianismo de forma tan opuesta al catolicismo? Si ni entre los protestantes son capaces de ponerse de acuerdo para ser “uno", y quien piense que algún día lo conseguirán es que no conoce de verdad lo que es el protestantismo, ¿vamos a ser “uno” con ellos?
Con esto no digo que haya que abandonar todo diálogo ecuménico. A veces el mismo trae buenos frutos, como acabamos de ver con los anglocatólicos. Pero, señores míos, va siendo hora de que alguien diga que no habrá un día en que todos, protestantes, católicos y ortodoxos, compartan la misma Eucaristía. Puede que entre católicos y ortodoxos ese día llegue. Puede que algunos grupos protestantes dejen de serlo y entren en la comunión plena con la Iglesia de Cristo. Pero, volviendo a lo que dije al principio de este post, aquello que empezó con Lutero no va a acabar. Y por tanto, nunca dejará de haber monseñoras divorciadas, tulipanes predestinacionistas, “born again” baptistas y amish germano-parlantes. Seguirá habiendo, como dijo el “reformador” alemán “tantas sectas y opiniones como cabezas“. Y es que ya lo dijo Pío X, papa santo como pocos: “El Protestantismo o religión reformada, como orgullosamente la llaman sus fundadores, es el compendio de todas las herejías que hubo antes de él, que ha habido después y que pueden aún nacer para ruina de las almas” (art 129 del Catecismo de San Pío X). Sonará poco ecuménico y preconciliar, pero es una verdad como una catedral de grande.
Luis Fernando Pérez, católico por la gracia de Dios.
42 comentarios
Así, provió la represión y masacre de los campesinos influenciados por el movimiento anabaptista.
Si se reduce el luteranismo a los dos catecismos de Lutero, a la Confesión de Augsburgo y a los Artículos de Esmalkalda, aún sin dejar de ser una herejía como la copa de un pino, es un movimiento eclesial con el que se puede dialogar,se dialoga, y algo se conseguirá.
Fuera de ahí no hay diálogo posible, y mucho menos con el calvinismo que no sólo es herejía sino que además es, o me parece a mí, una blasfemia.
El calvinismo me parece más serio que el luteranismo.
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Me gustaría que explicaras, LF, un poco más esta afirmación.
Entiéndase lo de calidad no en el sentido de que sea buena, ya que la herejía no puede ser buena nunca.
Como dice LF, pues algunos protestantes entrarán en plena comunión así como muchos ortodoxos, pero la división será, a mi entender, pues siempre saldrá un iluminado con una teoría nueva.
El Calvinismo es una monstruosidad que mató la esperanza y la caridad cristiana con su teoría aberrante de la predestinación; me cuesta considerarlo cristiano por esa razón.
Que el protestantismo es el germen de los movimientos iluministas, masónicos, modernistas, lo reconocen hasta estos últimos.
Sin contar su concepto de sacramento misteryon,y mysteria,que no coincide con los sacramentos católicos.
Afirmas que has "compartido la misma Eucaristia con protestantes y ortodoxos en el noroeste de Francia".
Aun si esa Eucaristía fuera válida, su comunión sería ilícita.
"Los ministros católicos administran los sacramentos lícitamente sólo a los fieles católicos, los cuales, a su vez, sólo los reciben lícitamente de los ministros católicos" (Código de Derecho Canónico, c. 844 § 1).
"Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo" (1 Co 11,27-29).
Después del examen, ya sabes qué toca...
Hay Eucaristía católica los domingos y los jueves. Va quien quiere: a la entrada no piden un certificado de catolicidad probada, como no lo pieden en ninguna otra iglesia.
A la hora e la comunión, simultáneamente se reparte un pan bendecido para no católicos en otros lugares de la Iglesia de la Reconciliación, distintos de donde se distribuye la comunión "de verdad".
Obviamente eso no es compartir la Eucaristía sino la celebración. Pero algo es algo.
Pasa por alto:
- Los mejores y últimos estudios católicos sobre Lutero
- La postura del concilio Vaticano II, sus herramientas de diálogo (Decreto sobre el ecumenismo, Unitatis Redintegratio) y su lenguaje lejos del anatema y muy cerca de la comprensión, imprescindible, a la altura de los tiempos. A los protestantes no los llamamos más "herejes", les decimos hermanos separados. Así se puede dialogar, de la otra forma no. Y sólo con el diálogo es posible la re-unión de los cristianos. El lenguaje pre-conciliar aumenta la división.
- Las comisiones mixtas católicas-luteranas (con los calvinistas no existen) y sus documentos que marcan la posición oficial de la Iglesia Católica, entre otros, "Martín Lutero, testigo de Jesucristo"
- El nuevo enfoque papal aportado por Juan Pablo II en La verdad histórica sobre Lutero, Carta al cardenal J. Willebrands, donde afira que "se trata de llegar, por medio de una investigación sin prejuicios, movida solo por la búsqueda de la verdad, a una imagen justa del reformador, de toda la época de la Reforma y de las personas que estuvieron implicadas. La culpa, donde se encuentra, debe ser reconocida en cualquier parte en la que esté. Allí en donde la polémica ofuscó la mirada, la dirección de esa mirada debe ser corregida independientemente de una o de otra parte".
-Que el mismo Papa Juan Pablo II, con gestos y con palabras, ha expresado también la actual comprensión de la Iglesia católica hacia Lutero y hacia la Reforma. Con motivo de su primera visita a Alemania en 1980, se reunió en Mainz el 17 de noviembre con el Consejo de la Iglesia evangélico-luterana de Alemania. El acontecimiento desde ya resultaba significativo porque por PRIMERA VEZ un Papa se encontraba con representantes de la Iglesia fundada por Lutero y esto además ocurría en Alemania, el país donde nació y vivió Lutero y donde se originó la Reforma. En el discurso que Juan Pablo II pronunció ante la asamblea se refirió expresamente a Lutero con estas palabras: "Recuerdo en este momento que en 1510/11 fue a Roma Martín Lutero como peregrino al sepulcro del príncipe de los apóstoles, pero también como un hombre que busca e interpela. Hoy llego yo a ustedes, a los sucesores espirituales de Martín Lutero y vengo como peregrino; vengo para dar un signo de nuestra unidad en el misterio central de nuestra fe con esta asamblea en un mundo que ha cambiado tanto"
En resumen, con el espíritu del amistad, comprensión y busqueda de la misma fe que nos une, podemos navegar en el rumbo indispensable para la Iglesia Católica en el tercer milenio: que TODOS los cristianos seamos unidos, a través del diálogo, del ecumenismo irrenunciable. No hay otra forma.
1- ¿Es o no verdad que las fuentes de la Revelación son distintas para católicos y ortodoxos, por un lado, y protestantes por otro? De hecho, ¿es o no verdad que no tenemos siquiera la misma Biblia?
2- ¿Es o no verdad que el protestantismo ha demostrado, históricamente, su absoluta incapacidad para estar bajo una única comunión eclesial?
3- ¿Es o no verdad que las denominaciones protestantes históricas están absolutamente tomadas por la teología liberal que nació en el siglo XIX y se desarrolló en el XX?
4- ¿Es o no verdad que la inmensa mayoría de las denominaciones protestantes de carácter conservador son las únicas que crecen en número de fieles y, al mismo tiempo, son las más contrarias al diálogo ecuménico "con Roma"?
Una vez hayas respondido a eso, te pregunto:
1- ¿Tú también eres de los que piensa que Lutero y el luteranismo pinta realmente algo en el seno del protestantismo mundial hoy en día?
2- ¿Tú también eres de los que ignoras que para la inmensa mayoría de los protestantes evangélicos de principios del siglo XXI, Lutero no pasa de ser un señor del siglo XVI mientras que Calvino es el verdadero referente teológico?, ¿cuántas comunidades eclesiales de raigambre calvinista conoces tú que estén realmente implicadas en el ecumenismo?
3- ¿Eres de los que crees que se puede hablar de ecumenismo con protestantes al mismo tiempo que se les llama sectas en Hispanoamérica, siendo que los protestantes hispanoamericanos están mucho más cerca de los principios de la Reforma que los protestantes liberales europeos?
4- ¿Entra en tu cabeza que alguna vez el protestantismo aceptará en bloque los dogmas católicos que hoy nos separan? ¿se puede hablar de verdadera comunión si no se comparte la misma fe, expresada en dichos dogmas?
Sé bien, y valoro positivamente, el esfuerzo que la Iglesia ha hecho desde el Vaticano II para lograr la unidad entre todos los cristianos. Conozco los gestos de los Papas, algunos ciertamente históricos, encaminados hacia esa meta. Tras siglos de ignorancia y desprecio mútuo, hoy al menos nos respetamos. Y eso ya es un enorme avance. Pero, quizás porque he sido protestante y sé bien lo que eso significa, puedo decir, sin atisbar la más mínima duda, que no hay ni habrá jamás posibilidad alguna de que se produzca una verdadera reunificación de católicos y protestantes bajo un mismo rebaño eclesial. Que habrá grupos, como los anglocatólicos, que vendrán a la Iglesia. está claro. Que la inmensa mayoría de los protestantes seguirán fuera de la comunión con el Vicario de Cristo, también. Y quien diga lo contrario, no es que sea un buen intencionado. Es que, consciente o no de ello, falta a la verdad.
¿Significa ello que no se debe continuar por la senda ecuménica? Yo creo que sí se debe, pero siendo conscientes de que no se puede pretender lo que es imposible. El día en que el ecumenismo católico-protestante se conforme con que unos y otros podamos orar juntos y defender una serie de valores de cara a la sociedad, sin la pretensión de que vamos a poder compartir una misma Eucaristía (que para unos es la comunión del cuerpo y la sangre de Cristo y para otros es mero signo), será un día de asunción de una verdad que, en cuanto que verdad, nos hará libres.
El luteranismo, sin dejar de ser herejía, obedece al drama interior de un hombre y al drama histórico de un momento concreto de la Iglesia. Y en respuesta a este drama interno y externo fue dando vueltas, sin obviar una progresiva radicalización que le condujo a un extremo absurdo: negar no sólo la Tradición y el Magisterio, sino incluso algunas evidentes fuentes de Revelación como el Apocalipsis y la carta de Santiago. Pero en su seno cabe el filocatolicismo, por minoritario que sea, ha de ser tenido en cuenta.
El calvinismo surge como una aberración blasfema que anula su propia cualidad de "cristiano" por mucho que sus seguidores hoy día no sean, en su mayoría, ni blasfemos ni apóstatas. Aquí no cabe diálogo alguno, y si el 80% de ellos están en contra del ecumenismo sólo lamento que no sean el 100%.
"Aquéllos que se han inventado un dios hecho a imagen del hombre pecador". -Charles Dickens-
"nuestros padres, de quienes nacimos, y la patria, en que nos criamos, son principio de nuestro ser y gobierno. Y, por tanto, después de Dios, a los padres y
a la patria es a quienes más debemos."
Sto Tomás. Summa Theologica. Parte II-IIae - Cuestión 101
Aunque eso nada tenga que ver con el cristianismo.
En problema es que aquí empezamos a ir por la misma vía.
Ejemplos no muy lejanos fueron los nacionalistas vascos y catalanes, al principio de la transición, en su búsqueda de la nación-estado-lengua-religión propias.
Franco también quiso usar a la Iglesia, pero al menos era católico sincero.
1- Tenemos las mismas fuentes de Revelación (Biblia -mismo canon- y Tradición).
2- Tenemos los mismos sacramentos. De hecho, en casos especiales, de urgencia o de necesidad, un ortodoxo puede recurrir a un sacerdote católico y un católico a un sacerdote ortodoxo.
3- Tenemos una doctrina eclesial que, salvo la cuestión del papado, es esencialmente la misma.
4- Cada una de las partes sabe que la otra ha conservado la sucesión apostólica.
5- Tenemos en común los Padres de la Iglesia y todos los santos del primer milenio.
6- Tenemos, amamos y veneramos a María, Madre de Dios.
No conozco ningún libro destinado a convencer a ortodoxos de la necesidad de estar en comunión con el Obispo de Roma. Sí conozco libros destinados a convencer a católicos de los "supuestos errores" de la Iglesia Católica. De hecho, si no llega a ser por Newman, probablemente yo sería ortodoxo a día de hoy.
Ya me dirás qué no ves claro del punto 1 y del 3.
1.-El tema del canon bíblico no está claro. Muchos ortodoxos piensan que los libros griegos del AT no están inspirados. Otros (pocos)piensan que tres o cuatro libros más que existían en la Septuaginta y no pasaron al canon católico, también son inspirados. Tienen algún problema con la definición del canon por no tener papado.
3.-El tema de la eclesiología es complejo porque han elaborado una eclesiología conciliarista que a mi entender no se refiere solo al tema del papado sino que al menos en ciertos autores influye en toda la eclesiología ortodoxa, también en cierto sentido en las relaciones entre toda la jerarquía y el laicado.
Respecto a la eclesiología, el carácter sinodal es mucho más acusado que en el catolicismo, pero el principio jerárquico existe, cosa que no aparece apenas en el protestantismo.
La Fe Católica nos dice que "fuera de la Iglesia o hay salvación" y por lo tanto decir que nosotros con los anglicanos tenemos visiones distintas del cristianismo es casi igual que el "subsist in" de la Lumen Gentium.
Por eso lo que está pasando con la com anglicana tradicional no es fruto del "ecumenismo" sino todo lo contrario, ya que en los "encuentros ecuménicos" se pasa por delante de la Fe Católica y del principio de no contradicción, evidentemente. El único ecumenismo posible es el de conversión, como bien ha enseñado la Sede Apostólica
Bendito sea Nuestro señor Jesucristo por darnos la posibilidad de pensar y decidir por nosotros mismos a la Luz de su Palabra. Esto nos traerá divisiones y locura. Sí, es verdad, pero recordemos que el Evangelio y la fe en Nuestro Señor Jesucristo es locura para el Mundo. Mientras, trabajamos todos juntos, unidos en el Amor de Cristo, para llevar a todas las naciones el mensaje de esperanza y salvación que hay en Él.
Es que ustedes, con sus conciencias iluminadas por el Espíritu Santo y con la misma Escritura, no sostienen una postura común sobre esos temas tan esenciales. Y le aseguro que la culpa no es del Espíritu Santo.
Es más, los hay que leyendo la Escritura, creen que Cristo no es Dios como el Padre es Dios. Y eso me parece un problema, por mucho que el que así opine crea también que el Espíritu Santo le ilumina.
En Jerusalén también debatieron mucho sobre si éramos salvos por gracia o había que guardar la ley de Moisés. Hasta que uno se levantó y dijo que éramos salvos sólo por gracia y no por guardar la ley. Y el resto, acató su parecer. El debate puede ser necesario. La autoridad para zanjarlo y dejar patente cuál es la sana doctrina es imprescindible. Y esto último no existe en el protestantismo.
La autoridad es de Dios, no de los hombres. El episodio de Jerusalén no es tal como usted lo explica puesto que quienes allí decidieron tenían autoridad apostólica. Poseían un ministerio especial e irrepetible (Con esto abriríamos otra línea de debate que creo que se alejaría del tema principal) y sus palabras no estaban iluminadas por el Espíritu Santo; sino que ellos estaban inspirados por el Espíritu Santo (que no es lo mismo).
En cuanto que hay temas que no están claros en la Palabra de Dios así lo creo, y no porque Dios sea imperfecto o su Palabra sea imperfecta. Más bien el problema está en la debilidad de los hombres y el pecado que también afecta a sus opiniones. El Espíritu de Dios nos ilumina pero no nos hace infalibles. En cuanto al bautismo, en mi opinión sincera, creo que la Biblia deja claro que se debe administrar a aquellos que dan testimonio de su fe pero también deja la puerta abierta a administrarlo antes de dicho testimonio (cuando se es un niño) dentro del seno de la familia cristiana. Sobre la Santa Cena la Palabra de Dios deja muy clara cual es la interpretación que hay que darle y el significado que tiene. Otra cosa muy diferente es como traduzcamos teológicamente la realidad que en ella se contiene (Que no es otra que una comunión espiritual con Nuestro Señor Jesucristo y su Obra expiatoria).
Finalmente no debemos tener miedo a equivocarnos en materias de doctrina cristiana. La fe en Cristo es lo que importa, si nos equivocamos, no por orgullo, deberemos humillarnos ante Dios y confiar en la Gracia cuando comparezcamos ante Su Tribunal.
El lo pidió. Nosotros debemos procurarlo.
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