Mortificación
Indagando por los archivos de mi ordenador me encuentro con una reflexión que escribí hace algunos años dando respuesta a una pregunta sobre la mortificación. En unos momentos en que muchos rehuyen el camino del esfuerzo y la abnegación y no son pocos los que se hacen un cristianismo a la carta sin sacrificio y sin cruz, me ha parecido un tema interesante para reflexionar.
MORTIFICACIÓN
Pregunta
Viendo en la televisión la vida de Santa Rosa de Lima, impresionó mucho a mi señora que esta Santa se azotara para mortificarse. Esto lo he visto también en otros santos y en los pastorcitos de Fátima. Puedo comprender el ayuno y ofrecérselo al Señor pero ¿es conveniente que castigue mi cuerpo? No lo acabo de entender. Mi mente no lo ve claro pero mi corazón me dice que ése es el camino de muchos santos y siento deseos de imitarlo.
Respuesta
La pregunta me llega desde Santiago de Chile. Mortificarse significa dar muerte a todo aquello que nos separa de Cristo y nos impide crecer en la caridad. Usted alude a ciertas mortificaciones corporales que hoy no están muy de moda. El Papa Juan Pablo II lo lamentaba en una hermosa carta que escribió con ocasión del centenario de la muerte de San Juan María Vianney: “Cuántas cruces se le presentaron al Cura de Ars en su ministerio: calumnias de la gente, incomprensiones de un vicario coadjutor o de otros sacerdotes, contradicciones, una lucha misteriosa contra los poderes del infierno y, a veces, incluso la tentación de la desesperanza en la noche espiritual del alma. No obstante, no se contentó con aceptar estas pruebas sin quejarse; salía al encuentro de la mortificación imponiéndose ayunos continuos, así como otras rigurosas maneras de «reducir su cuerpo a servidumbre», como dice San Pablo. Mas, lo que hay que ver en estas formas de penitencia a las que, por desgracia, nuestro tiempo no está acostumbrado son sus motivaciones: el amor a Dios y la conversión de los pecadores. Así interpela a un hermano sacerdote desanimado: ¿Ha rezado? . . . ¿ha gemido? . . . pero ¿ha ayunado, ha pasado noches en vela?. Es la evocación de aquella admonición de Jesús a los Apóstoles: Esta raza no puede ser lanzada sino por la oración y el ayuno”. (Juan Pablo II, Carta a los sacerdotes, Jueves Santo de 1986).
La práctica constante y meritoria del bien en una historia y en una humanidad heridas por el pecado es siempre dificultosa. Como San Pablo todos experimentamos en nosotros una tendencia al mal que es motivo de lucha constante. En nuestra naturaleza anidan pasiones rebeldes y deseos desordenados que hay que controlar con ayuda de la gracia y la cooperación de nuestro esfuerzo. Aquél que quiera seguir fielmente a Cristo le tendrá que acompañar llevando la Santa Cruz. Sin llegar de entrada a grandes mortificaciones corporales, hay que iniciarse en las mortificaciones ordinarias. Ser puntual, delicado, soportar con una sonrisa las impertinencias (que nunca faltan) del prójimo, combatir un mal deseo, privarse de ciertas comodidades, ser generoso,morderse la lengua en algunas ocasiones o hablar sin tapujos en otras…son buenas mortificaciones que nos ayudan a asociarnos al misterio de la Cruz del Señor. Estos pequeños combates nos preparan para otros mayores. Perdonar a los enemigos,devolver bien por mal, rezar por aquellos que nos detestan son ya grandes mortificaciones.
En cuanto a las mortificaciones corporales (presentes en la mayoría de Santos) como son ayunos fuertes, disciplinas y cilicios hay que ser prudentes. Estas mortificaciones no deben darse nunca sin las ordinarias antes mencionadas y sin el consejo de un buen director espiritual. Dios las suscita en el corazón de los santos a su debido momento y siempre bajo la supervisión de una persona avanzada en el camino espiritual. Podríamos iniciarnos con algunas más sencillas: moderar la calefacción en invierno y el aire acondicionado en verano, utilizar más a menudo el agua fría… Tenga en cuenta que, por otra parte, hoy muchas personas hacen enormes sacrificios para ciertos objetivos que se proponen y nunca aceptarían hacer tales cosas por penitencia.
La mortificación no deja de ser como la sal de la vida cristiana, la medida de nuestro amor y sacrificio. Nulla dies sine cruce. Ningún día sin cruz, pues la alegría cristiana tiene raíces en forma de cruz y cuando uno quiere dar lo mejor de sí mismo a Dios y a los hombres, la cruz aparece con naturalidad y es vivida con alegría.
13 comentarios
Leyendo sus textos me siento como en casa. Siempre los entiendo. Siempre me interpelan.
Querría plantearle una duda que me ha surgido en otro blog de esta misma casa.
¿Cómo conciliar la teoría científica (no las filosofías materialistas) de la evolución con el dogma del pecado original en el paraíso?
cfr. Juan Pablo II, Audiencia General del Miércoles 16 de abril de 1986, punto 7, párrafo 3:
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1986/documents/hf_jp-ii_aud_19860416_sp.html
¿De dónde salieron los cuerpos de Adán y Eva en el paraíso? ¿Del útero de uno o dos homínidos-hembra prehumanos fecundados por uno o dos homínidos-macho prehumanos?
¿Es que el paraíso sólo es un símbolo?
En otro blog, dos de mis comentarios al respecto han sido éstos:
http://religionenlibertad.com/blog/index.php?blog=10&title=el_credo_del_incredulo&more=1&c=1&tb=1&pb=1#c26249
http://religionenlibertad.com/blog/index.php?blog=10&title=el_credo_del_incredulo&more=1&c=1&tb=1&pb=1#c26292
Le agradecería su orientación.
Muchas gracias.
Un saludo.
Entonces vd. me podrá explicar cómo encaja dentro de la teoría de la evolución, basada en la mutación aleatoria por defectos de copia genética y en la selección de los individuos más aptos, ambos mecanismos graduales, la explosión de especies del Cámbrico.
También me podrá explicar porqué se produce la escasez de fósiles que documente la evolución entre distintas especies, en contraste con la abundancia que documenta la evolución dentro de las mismas especies.
También me podrá explicar por qué el estudio genético de poblaciones indica que el marcador del ADN mitocondrial se remonta a una única hembra.
Espero que el Cámbrico, el registro fósil, y el ADN mitocondríal no sean para vd. sólo símbolos.
Y que tampoco sea un símbolo el Pecado Original. Y que Dios, contrariamente a lo que dice José Antonio Marina Torres en "Por qué soy cristiano", tampoco sea un símbolo. Aunque sea -eso sí- un símbolo "muy productivo".
Un saludo.
Desgraciadamente, el libro de José Antonio Sayés, "Antropología del hombre caído", BAC, parece estar agotado.
http://www.bac-editorial.com/flota_buena.asp?id_libro=1173
Un saludo.
Inukai: No se conoce ningún mecanismo físico-químico-biológico que explique adecuadamente la evolución, las mutaciones genéticas son incapaces de producir tal cosa.
Volviendo al tema de este POST, dar las gracias a su autor porque me ha aclarado muchas cosas acerca de la penitencia, de verdad me ha parecido muy claro.
Respecto al lo del pecado original, de acuerdo en lo de "nada mas oscuro que entender" pero por otra parte es clarísima su realidad sin el pecado original (Indukai si solo somos pura materia y solo hay determinismo) ¿que es el mal? ¿porque percibir cosas "naturales" como la muerte, la violencia, el hambre, la enfermedad como cosas malas? que exista mal en el mundo habla claramente de Dios, pues cuando percibo que algo esta mal en ultima instancia me doy cuenta de que lo que falta es un bien ¿quien calmara mi sed infinita de bien infinito?...
Saludos a todos los blogueros
Yo creo sin embargo que la vida vino del espacio, vino en un cometa, en forma de protozoos, que al llegar al mar se pusieron las botas comiendo y reproducioendose a lo bestia. ¿Que es que me baso? En que el agua cayó sobre el planeta en grandes y pequeños bloques de hielo, que "llovieron" durante cientos de millones de años sin parar, y fue justo entonces cuando se tiene conocimiento de los primeros seres unicelulares (descendientes de los que cayeron en los bloques de hielo o cometas, que son lo mismo creo).
¿Que de donde vinieron los protozoos en esos bloques? De sistemas solares desaparecidos en explosiones de supernovas, supongo, ¿de donde si no? Pero lo de Dios creando protozoos.... , eso no resulta aceptable. (A no ser que el Universo entero sea un protozoo, idea esta nada desdeñable)
Por otra parte postular que la vida se creo en otro sistema planetario no hace sino aplazar la ultima respuesta: ¡vale la vida vino de fuera, de otro planeta! ¿pero como se formo en ese otro planeta?
Parece que la invasión de alienígenas que sufrimos en ReL,produce el efecto de desviar la atención a los asuntos que plantean, y consiguen aburrir y ahuyentar a posibles intervinientes.¡Cuidado!
Volviendo al tema del post, las mortificaciones voluntarias purifican el corazón, fortalecen la voluntad y hacen crecer, de manera sencilla la participación en la cruz, yo, así lo practico.
Primero aceptar la cruz de cada día, colaborando, con las personas cercanas, a que puedan sobrellevar su cruz, pero eso en pequeñas y sencillas renuncias: la verdadera mortificación está en lo pequeño hecho por amor, siguiendo a Sta. Teresita,y su Caminito de Infancia Espiritual. Las grandes mortificaciones son gracias extraordinarias, no están a mi alcance, no tengo esa altura.
Feliz Adviento.
Saludos: Ferran
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