¿Confesionario? ¡Sí, gracias!
¿Confesionario? ¡Sí, gracias!
“Cada confesionario es un lugar privilegiado y bendito desde el cual, canceladas las divisiones, nace nuevo e incontaminado un hombre reconciliado, un mundo reconciliado.” ( San Juan Pablo II)
Por su interés ofrezco a los lectores del blog la respuesta a una consulta sobre los confesionarios que he recibido para mi columna en el semanario “Cataluña Cristiana”.
CONFESIONARIOS
¿Por qué no hay ya confesionarios en muchas iglesias? Creo que son de gran ayuda para facilitar la confesión. He de reconocer que siempre he sido muy vergonzosa y que me cuesta mucho confesar mis pecados. Hace poco fui a una iglesia y pedí al sacerdote si me podía confesar. Me dijo que me sentara en un banco y que allí me confesaría. Yo le dije que no, que deseaba el confesionario pero se ve que no tenían ninguno… ¿Dice algo la Iglesia al respecto? A mi, personalmente no me va eso de confesarme de cara a cara…
Hace poco respondía a una consulta sobre la vergüenza, muy natural, de confesar los pecados. Yo creo que todo lo que suponga facilitar la recepción del Sacramento de la Penitencia debe ser considerado una prioridad pastoral. En este sentido se ha pronunciado muchas veces el Papa Francisco, animando a los confesores a hacer de la confesión una experiencia gozosa de liberación y perdón.
En esta perspectiva hay que decir que, efectivamente, la cuestión de la sede penitencial no es algo secundario, sino algo mucho más importante de lo que parece a primera vista. Estos días, en la Basílica de Tremp, hemos inaugurado una nueva sede penitencial que facilita la discreción y el anonimato de los fieles. Más de una persona que la ha utilizado me ha comentado que le resulta mucho más fácil la confesión. Me da la impresión que en la renovación de los espacios celebrativos realizada en los últimos decenios no se ha dado la importancia que merece a la sede penitencial o confesionario. Me pregunta usted si la Iglesia dice algo al respecto. Efectivamente. Lo dice de dos modos.
Uno, de manera preceptiva y otro a modo de recomendación. El Código de Derecho Canónico establece: “El lugar propio para oír confesiones es una iglesia u oratorio…Por lo que se refiere a la sede para oír confesiones, la Conferencia Episcopal dé normas, asegurando en todo caso que existan siempre en lugar patente confesionarios provistos de rejillas entre el penitente y el confesor que puedan utilizar libremente los fieles que así lo deseen”.
Y también que “no se deben oír confesiones fuera del confesionario, si no es por justa causa”. A nivel de exhortación dice el Papa Francisco: “Dejen las puertas abiertas de las iglesias, así la gente entra, y dejen una luz encendida en el confesionario para señalar su presencia …". Benedicto XVI hablaba de la necesidad de volver a habitar los confesionarios y decía a los sacerdotes “queridos hermanos, es necesario volver al confesionario, como lugar en el cual celebrar el Sacramento de la Reconciliación, pero también como lugar donde habitar más a menudo, para que el fiel pueda encontrar misericordia, consejo y confortación, sentirse amado y comprendido por Dios y experimentar la presencia de la Misericordia Divina…”.
9 comentarios
No sólo por la Gracia Santificante que se nos regala en cada confesión; sino porque por medio de él, podemos acercarnos con verdadera tranquilidad de conciencia al meollo, al núcleo duro de nuestra vida:
La Eucaristía.
En la que yo voy hay un confesionario pegado a los bancos sin intimidad ninguna porque la gente se sienta al lado. Confiesan media hora antes de misa algunas veces. Yo no lo uso porque soy sorda y no oigo bien al sacerdote por lo que me confieso en el despacho o donde diga el confesor.
También están de moda modernos confesionarios con puerta, pero en los que te encuentras un cómodo asiento delante de una ventana sin rejilla, cara cara con el sacerdote.
Facilitando, vamos.
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