Concilio Vaticano II, ¿fugaz primavera?
Mañana, Deo volente, se cumplirán y festejarán los cincuenta años del inicio del Concilio Vaticano II. Hoy, leyendo esta mañana La Vanguardia de Barcelona, no he resistido a la tentación de considerar con calma un largo artículo de opinión de un viejo conocido mío, el P. José Ignacio González Faus, a cuya cristología dediqué hace ya años un serio estudio crítico que fue mi tesis doctoral defendida en la Pontificia Universidad Gregoriana. Ciertamente, el P. González no ha cambiado. Su lema podría ser muy bien “Semper ídem”, paradójicamente para él, abogado de la reforma constante y ahora lamentando la oportunidad perdida, según él, del Concilio. El título del artículo es elocuente: “Réquiem por un concilio”.
Para el P. González, el Concilio ha sido una fugaz primavera que, sin ser perfecto, fue abortado por una curia romana que se negó a reformarse. Sabiendo que la Curia no es otra cosa que el instrumento del Papa para su misión de servicio a la comunión en la fe y la caridad de toda la Iglesia universal ya vemos hacia donde apuntan las acusaciones del viejo jesuita tan identificado con “su cuarto voto”. El tufo de lo que Von Balthasar llamaba “complejo anti-romano” es innegable.
Según González Faus, “el nuevo Código de Derecho Canónico enterró la colegialidad y las reformas conciliares quedaron desleídas en meros retoques de fachada de eficacia dudosa (el sínodo de obispos, por ejemplo). Nada nuevo bajo el sol. Hace cuarenta años que Faus y todos sus adláteres están cantando la misma palinodia. En el fondo se trata de una lectura parcial y sesgada del Concilio desde la decadente hermenéutica del 68.
Es significativo que un autor tan informado como González Faus no haga mención a un tema tan importante como es la “hermenéutica de la continuidad”, evocada por Benedicto XVI y que es la verdadera clave de lectura y comprensión del Concilio. No hace mucho, un autor como Brunero Gherardini, reclamaba una explicación auténtica y hecha con autoridad de las enseñanzas del Concilio. Sinceramente, creo que es innecesario. Cincuenta años de Magisterio posconciliar con textos de capital importancia como el Catecismo de la Iglesia Católica constituyen la mejor hermenéutica de continuidad para la comprensión de un concilio que, en palabras de Benedicto XVI, sigue siendo brújula segura que marca el norte de la Iglesia.
Desde el camino recorrido, a menudo con grandes dificultades, durante estos cincuenta años, tenemos una oportunidad magnífica para releer el Concilio y penetrar en sus enseñanzas. Es hora de releer o leer el Concilio. En un decálogo para vivir el año de la fe elaborado por un obispo de EEUU se propone como un punto firme “leer los textos del Concilio Vaticano“.
Efectivamente, se trata de ir a los textos y no tanto a reflexiones e interpretaciones de los textos y tenemos la mejor guía para comprenderlos en todo el cuerpo de enseñanzas de la Iglesia que han emanado desde la asamblea conciliar hasta llegar a nosotros. Ya el Concilio nos advertía en Dei Verbum que la misión de interpretar auténticamente la divina Revelación sólo ha sido confiada al Magisterio vivo de la Iglesia, al magisterio del Romano Pontífice y de todos los miembros del Colegio Episcopal que, por naturaleza intrínseca, están en comunión con el Sucesor de Pedro.
¿Réquiem por un concilio? No, ciertamente; más bien réquiem por una “hermenéutica de discontinuidad del concilio” que tantos sinsabores ha producido en la vida de la Iglesia estos cinco decenios y que aprovechará la efemérides para dar sus últimos coletazos.
26 comentarios
Los hubo valientes, por ejemplo en Puebla, pero, a mi entender, la gran mayoría fue "buenista" en demasía, entendiendo por "espíritu pastoral" del Concilio un "laissez faire laissez passer". Hay Universidades "católicas" (¿o caóticas?), que abiertamente se enfrentan al màs claro y serio magisterio del Papa. Se ha manoseado al concilio, tomando sólo lo que (parece) favorecer los propios puntos de vista. Ha habido demasiado "protagonismo", de "teologos" (¿-?) más preocupados por las fugaces luces de los reflectores, que de la solidez de la verdadera doctrina. Muchos mitrados han olvidado que las "Cartas Pastorales" son las que más hablan de la "recta doctrina".
De todas formas, ¿por qué pensar y repensar tanto un concilio? ¿Es que estamos todos los días hablando del Concilio de Trento o el de Nicea; se esciben artículos sobre el Concilio de Constantinopla? Mal va la cosa si parece que el centro de la fe, de la vida piadosa, es un Concilio.
Más hablar de Dios y menos de concilios, sínodos y demás histoiras que son sólo instrumentos. A mi como simple feligrés el Concilio ya me aburre, lo siento.
"...debemos tener la suficiente capacidad de autocrítica para reconocer que el ingenuo optimismo del Concilio y la presunción de muchos que lo apoyaron y propagaron han justificado de terrible manera los funestos presagios de muchos varones eclesiásticos del pasado sobre los peligros de los concilios. No todos los concilios legítimos de la historia de la Iglesia han sido concilios fructuosos. De algunos de ellos sólo queda, como resumen, un enorme «celebrado en vano» ..." (Cfr. Ratzinger, J. TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS TEOLÓGICOS. BARCELONA. HERDER, 1985. Ps. 452-453).
Y que bien puede aplicarse al Vaticano II.
Saludos.
Nos lo recuerda el mismo pontífice Benedicto XVI en el número 5 de Porta fidei "los textos dejados en herencia por los Padres Conciliares no pierden su valor ni su esplendor. Hay que leerlos de manera apropiada, que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos".
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No sé si sé escribir o usted no sabe leer. Ni coincido con Faus ni acuso al Vaticano II. Vuelva a leer el artículo.
y necesitamos ponerlo en práctiva.
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No creo que Obispos y sacerdotes estén por la labor de rezar los oficios en latín, ni de volver a implantar el latín como lengua vehicular de la Santa Misa.
Ni de eliminar guitarreos y fomentar el canto Gregoriano como la música norma de toda la liturgia de la Iglesia.
Porque eso dice el Concilio.
Vamos a ver a todos los obispos dar loas a un Concilio "pastoral" que ellos activamente se niegan a cumplir por razones "pastorales".
El que no quiera ver la confusión e incoherencia en la que viven y nos quieren hacer vivir allá ellos con su "tranquilismo"...
La Palabra de Dios sí se tiene que interpretar, porque su sentido no es evidente. Ya lo advertió San Pedro, en su segunda Carta, 3:16, haciendo alusión a los escritos de San Pablo: "casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para perdición de sí mismos." Si esto era así en la era apostólica, cuánto más ahora. Necesitamos el Magisterio de la Iglesia para leer correctamente la Escritura.
Sin embargo, los concilios son precisamente para ACLARAR doctrina, no para obfuscarla aún más. Si encima un católico tiene que saber interpretar los documentos de cada concilio, con la "clave" correcta, digo yo que estaríamos mejor sin concilios. ¿Quién no entiende el Concilio de Trento? ¿Acaso hace falta una hermeneutica especial para interpretar lo que dice? No, su sentido es evidente, porque está escrito en un lenguaje conciso y claro.
Si los documentos del Concilio Vaticano II son tan ambiguos que hace falta una "hermeneutica" especial para interpretarlos, y 50 años más tarde aún estamos con estas discusiones, seguramente lo mejor que podemos hacer ahora es olvidarnos de él.
Y en mi opinión de católico de base este el principal problema más allá del debate sobre si hay que interpretar el CVII desde la "hermenéutica de la continuidad" o desde la "hermenéutica de la ruptura" lo cual debe quedar muy bien entre otras cosas para escribir artículos académicos en sesudas revistas de teología, pero que no sé si ayuda realmente a enfocar correctamente el papel de la Iglesia Católica en estos inicios del siglo XXI.
Buen día por lo tanto para reflexionar sobre el CVII.
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Gracias por su aclaración.
Yo no soy persona sabia, ni inteligente, sin embargo, llego a comprender esas intenciones del Sagrado Concilio Vaticano II, porque sin vida de oración, y renunciar a las cosas mundanas, no es posible aceptar las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia Católica.
Esta oposición al Concilio salen de los corazones endurecidos, apegados al mundo, a los vicios y pecados, no están por la labor de la Santa Obediencia.
Si no entienden el lenguaje del Concilio Vaticano II, también sucedió en tiempos de Jesucristo,
43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi Palabra.
44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. (Jn 8, )
Los deseos del diablo es oponerse siempre a la Voluntad de Dios, y si Dios ha inspirado el Concilio Vaticano II, aquellos que se oponen, tienen los mismos deseos del enemigo de las almas. ¿Acaso no hemos pensado que es el mismo Jesucristo en el Espíritu Santo, ha dado vida al Concilio Vaticano II, y por eso, ya son 50 años que es un camino de renovación espiritual?
Ya había dicho, que la incapacidad de aceptar el Concilio Vaticano II, es la dureza de corazón, una conducta viciada y corrompida.
Si, como se comenta más arriba, que todos los concilios no han sido fructuosos, es porque no se pone en práctica, pero este Concilio nos enseña a caminar como hicieron tantos santos y santas que fundaron órdenes religiosas, instituciones aprobadas por la Iglesia, que se puede hacer incluso para el tiempo actual, pero es necesario, esa reponsabilidad dentro de la propia vocación a la que ha sido llamado por el Señor.
Hay que reconocer, que el Santo Padre Benedicto XVI, no hace rechazo al Concilio Vaticano II, pues por eso, dentro de este Concilio, tenemos el Año de la Fe, la Nueva Evangelización, la reforma de las santas costumbres de los valores del Evangelio, con el mismo sentir de la Iglesia Católica.
No hagamos desprecios al Concilio, porque nos estaríamos dañando espiritualmente. El Concilio Vaticano II es la medicina espiritual, muy saludable de nuestros tiempos actuales, tenemos que aprovecharlo para nuestra salvación eterna, practicar la caridad y la misericordia.
Si quiere decirme algo hágalo con toda libertad y sin alusiones confusas.
1. ¿Un concilio puede ser "celebrado en vano"? A juicio del teólogo Ratzinger, sí. Ejemplo: Laterano V.
2. ¿Es posible opinar que el Vaticano II "celebrado en vano"? Sí, razonando por analogía. Y eso no lleva a coincidir ni con G. Faus ni con los que creen que es la causa única de todos los males.
Saludos.
El CVII es el concilio de la modernidad (la racionalidad y la objetividad), mientras que en los años 60, y en especial, el mayo del 1968, nació la posmodernidad, el apogeo de, entre otras cosas, lo subjetivo y lo sentimental: descolonización, revolución cubana, izquierdismo latinoamericano, revuelta de Praga, Woodstock, hippies, Berkeley, Vietnam...
Teológicamente, me parece que el CVII necesita del desarrollo de encíclicas y sínodos, como el actual de la Fe, y sobretodo, requiere de su integración con todos los anteriores concilios, en especial, con el de Trento.
Así, el CVII necesita desarrollar unos aspectos: angeología y demonología (exorcismos y maleficios), el purgatorio, los carismas de sanación y liberación, los dones (de lenguas, de discernimiento), las prácticas devocionales (adoración eucarística, rosario), indulgencias y reliquias, los fenómenos místicos (revelaciones, apariciones).
Por supuesto que la valoración del Concilio Vaticano II puede variar y evidentemente será distinta de la que tienen algunos sectores tradicionalistas, pero independientemente de los frutos que pueda o no tener un Concilio Ecuménico, sus textos siempre tendrán la asistencia del Espíritu Santo.
http://tradiciondigital.es/2012/10/13/50-aniversario-del-concilio-vaticano-ii-nada-que-celebrar/
Entiendo lo que fué y a lo que nos ha llevado el Concilio Vaticano II. Por lo tanto Padre J.A.Mateo, nada que celebrar, ya ve como está la Iglesia...
Más Tradición y menos progresismo.
Ya es bueno reconocerlo.... Dice el Papa en la pg 7 del prologo de su 2º libro de Jesus de Nazaret...."en el fondo se trata de retomar ,finalmente los principios metodologicos para la exegesis formulados por el Concilio VatianoII, que desgraciadamente poco o nada se ha hecho hasta ahora...."
Y no puedo evitar pensar....¿A que estamos esperando?
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