Celebración cristiana de la Navidad
Ya está perfilada la Navidad con la autenticidad de su acontecimiento central y con la actuación de sus protagonistas principales.
Es una fiesta, fiesta interior, el encuentro amoroso del inmenso Dios con la mínima criatura humana en un abrazo de salvación.
Por parte de Dios es el mayor milagro de la historia del mundo pues acerca tanto el Cielo a la tierra que convierte a los más corrompidos pecadores en hijos de Dios y ciudadanos del Cielo.
Y toda alma noble que comprenda la significación de la Navidad auténtica no piensa más que en acercarse a su Dios salvador, purificando su interior de toda basura de pecado, y al contemplar con sus ojos la majestad divina aunque esté disimulada por la pequeñez y endeblez del Nilo Dios, le adora fervorosamente, le da gracias con entusiasmo, le ofrece regalos, es como si tanto los magos como los pastores dijeran: Dios se nos ha dado entero. Démonos también con totalidad a Él.

Los protagonistas nos son familiares. La Navidad tiene sus intérpretes, pero hay que presentarlos antes del drama, para que comprendamos la función peculiar de cada uno.
La persecución es parte de la vocación de la Iglesia, se persigue a los fieles cristianos, se persigue a los misioneros, porque se persiguió a su Fundador Cristo, y en ellos se perpetúa el odio contra Jesús y su doctrina. Se les persigue, porque su predicación y su testimonio de vida puede descubrir lacras de muchas personas, que no toleran les señalen sus miserias. Se les mata por su celo de la propia religión, que no permite el derecho natural de pensar religiosamente distinto y vivir con un culto distinto.
Mientras las culturas ancestrales de la Bolivia andina, castigaron el aborto y mientras el Tribunal Constitucional de Bolivia ha reconocido la protección a la vida del nasciturus desde el momento de la concepción, este 11 de diciembre próximo pasado, la Cámara de Diputados de Bolivia ha iniciado el tratamiento legislativo de la reforma del «Código Niño, Niña y Adolescente».



