Equivocada devoción a María
En los pueblos de Latinoamérica, la devoción a María Santísima es una nota característica, la cual empero, recibe hoy por hoy los vapuleos de las sectas, y de las nuevas espiritualidades y cosmovisiones que son artificialmente re-interpretadas y empaquetadas.
A este fin, como se ha dicho anteriormente, concurren también amplios sectores progresistas, con sus más prominentes ideólogos a la cabeza.
En esa perspectiva, juntamente con el Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II, y con el objeto de iluminar cuidadosamente la misión de la bienaventurada Virgen en el misterio del Verbo encarnado y del Cuerpo místico, así como los deberes de los redimidos para con la Madre de Dios el Beato Juan Pablo II en la Audiencia General del 3 de enero de 1996 puso los puntos sobre las íes, respecto de las distorsiones que se suelen dar en el desarrollo de la mariología, y que reza así:
Es preciso subrayar que la doctrina y el culto mariano no son frutos del sentimentalismo. El misterio de María es una verdad revelada que se impone a la inteligencia de los creyentes, y que a los que en la Iglesia tienen la misión de estudiar y de enseñar, les exige un método de reflexión doctrinal no menos riguroso que el que se usa en toda la teología.
Es que no es puro sentimentalismo la devoción a María. Recordó el Papa a los teólogos y a los predicadores, que respecto a la devoción a María se han de evitar dos distorsiones contrarias, la primera llamada maximalismo, que quisiera atribuir a María las mismas cualidades que a Dios.
Subrayó Juan Pablo II en la doctrina mariana es necesario mantener siempre la infinita diferencia existente entre la persona humana de María y la persona divina de Jesús.
El segundo peligro es el minimalismo, que puede manifestarse en posiciones doctrinales, en interpretaciones exegéticas y en actos de culto que pretenden reducir y hasta quitar importancia a María en la historia, así como a su virginidad perpetua y a su santidad sería una excesiva estrechez de espíritu.
Ya en su tiempo San Luis María de Montfort obervaba una serie de defectos que, en una y otra forma, se reviven en la historia: el Santo destaca los errores de tantos falsos devotos, que se creen buenos simplemente porque practican algunas devociones externas. De ahí que, herido por esta mentira de la vida, descubre la flojera y la equivocación de tanto falsos seguidores de la Madre de Dios y Madre nuestra.
Quien lea diligentemente el Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, (cuyo Tercer Centenario se está conmemorando), ve en ese retrato su propia falsedad, porque el Santo destaca, con pelos y señales, las características de la verdadera devoción, pero con igual claridad cuáles son las señales de una devoción equivocada.
El primer error que condena es la convicción de que María es el todo, y que si practicamos algunas devociones a la Madre de Dios, estamos salvos. No: Jesús es el modelo y no debemos detenernos en Ella y con Ella, sino acompañarla continuamente al encuentro de Jesús. Lo dice con una meridiana claridad:
Porque El es el Único Maestro que debe enseñarnos, el único Señor de quien debemos depender, la única Cabeza a la que debemos estar unidos, el único Modelo a quien debemos conformarnos, el único Médico que debe curarnos, el único Pastor que debe apacentarnos, el único Camino que debe conducirnos, la única Verdad que debemos creer, la única Vida que debe vivificarnos, el único Todo que en todo debe bastarnos.
Entonces ¿para qué necesitamos a María? Para mucho, ya que si Cristo es nuestro único Modelo, El es Dios y no solo criatura, por lo que sería difícil imitarle en todo, digo mejor imposible; pero en María vemos trasvasadas todas las virtudes de Jesús, vividas en una persona que no es Dios. María nos enseña cómo se debe amar a Dios más que a sí misma. María nos revela cómo, siendo la criatura de mayor categoría en la historia de la humanidad, se oculta en una vida pobre, sencilla, sacrificada, simplemente porque Dios así lo desea. María puede servirnos de introductora a la presencia y a la intimidad de Jesús: ninguna persona más apta que una buena y querida Madre para ganarse la amistad de un hijo. María, según el Concilio Vaticano II, es nuestra abogada, mediadora, corredentora, Madre; en cumplimiento de dichos oficios ha de preocuparse seriamente de nuestro destino.
Por tales motivos, sería una devoción equivocada la que comenzara en María con grandes obsequios y finalizara en María. Todos los obsequios tributados a María son excelentes, porque debemos mucho a Ella, tanto en nuestra orientación como en nuestra salvación. Pero ¡cuidado! que no es Ella el Dios redentor. Para no errar en el objetivo de nuestra piedad cristiana, Grignion avisa con nitidez:
Si establecemos la sólida devoción a la Santísima Virgen es solo para establecer más perfectamente la de Jesucristo y ofrecer un medio fácil y seguro para encontrar al Señor. Si la devoción a la Santísima Virgen apartase de Jesucristo, habría que rechazarla como ilusión diabólica.
También en la devoción a María y con la mejor intención se puede exagerar por menos y por más, las dos exageraciones son lamentables.
Recomendación valiosa del Papa Wojtyla que nos conduce por camino recto y por la estimación juiciosa es ésta: No sólo el afecto, sino sobre todo la luz del Espíritu debe guiarnos para comprender a la Madre de Jesús y su contribución a la historia de la salvación..
13 comentarios
Bendiciones +
¿Cuáles son?
¿Puede indicarnos libros o webs que hablen de ellas en relación con María?
¿Puede hacer un artículo sobre ellas?
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GML: en este mismo blog, puede Usted leer mis artículos recientemente pasados sobre Desconstrucción Mariana 1, 2, 3 y 4.
En todo caso faltan aún terminar el 5 y el 6. Cualquier duda, por favor escríbame confiadamente a [email protected]
Cada lugar tiene el tipo de devoción que corresponde a su carácter.
Un Sacrosanto Concilio Ecuménico de la Santa Madre Iglesia enseña lindos aportes de la masonería. Eso, mi señor, no es católico.
¿No cree en la asistencia del Espíritu Santo a la Iglesia? Infiltración eclesiástica siempre ha habido: arriana, pelagiana...
Lo que sabemos de Dios, en estos tiempos de la Nueva Alianza, es por Jesús, la Palabra hecha carne en el vientre virgen de María por virtud del Espíritu Santo.De ahí que la Virgen María, madre de Jesús y de todos los hombres por voluntad de Dios, es parte inseparable del plan redentor de Nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, debemos adorar a Dios, de Cristo para acá, en compañía de la Santísima Virgen María, hija de Dios Pade, madre de Dios Hijo, esposa de Dios Espíritu Santo. Amén.
Esto último no trata de afectos o doctrina sino que se refiere solamente a Dios.
Confundir la gimnasia con la magnesia es muy facil pera las gentes ignaras.
La masonería se jacta de tener entre sus miembros a muchos sacerdotes (¿también en el Vaticano?), al grado de que éstos celebran misas para aniversarios masónicos como en Brasil. ¿Acaso esos sacerdotes son presa de la gran confusión o son instrumentos?, ¿pueden servir al diablo y a Dios al mismo tiempo?. Y nosotros los laicos que ignoramos tanto, ¿como los identificamos?. Es real entonces que el diablo se dizfraza de oveja y hasta habla en nombre de Dios.
"Señor a quien iremos solo tu tienes palabras de vida..."
Oremos sin cesar, sin cansancio para llegar a Jesús por María, no hay otro camino. Opino: todo aquel que niega la virginidad de María, esta negando que Jesús tenga una madre como cualquier ser humano, solo que la madre de Jesús, única, exhaltada sobre toda mujer: pura, inmaculada, bienaventurada, poderosa, modelo de virtud. Entonces, quien no la reconozca, debe en principio negar a su propia madre mortal, enclaustrala en el anonimato, sin colocar fotos de ella en su casa ni nada que se refiera, tampoco celebrarle "el 10 de mayo", en otras palabras: sepultarla, ya que solo ha servido únicamente para el proceso de gestación. Claro que el Hijo del Hombre debió nacer de de una madre Divina, Extraordinaria, Sin mancha, antes, durante y después del parto.
Creo que este comentario le molestaría en gran medida a cualquiera que no acepte a la Virgen María como madre y mediadora.
PD: Si los católicos siempre estamos alegres, es porque tenemos Madre.
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