La hora de los laicos (8) - Sectas ad intra o asociaciones eclesiales
Identidad eclesial de los seglares
A partir de la segunda mitad del siglo XIX el Espíritu Santo suscitó en la Iglesia el surgimiento de asociaciones de apostolado seglar con una clara vocación internacional que fueron extendiéndose paulatinamente en el mundo. Posteriormente a la verificación del Sacrosanto Concilio Vaticano II, se dio una nueva época asociativa que motivó al Consilium de laicis en 1971, a elaborar un Documento de orientación acerca de los criterios de definición de las organizaciones internacionales católicas, del cual se desprende que la referencia católica es la más importante, porque aporta una especificidad del todo particular y completa la definición de la organización.
El reconocimiento y la valoración de la pluralidad de las diversas experiencias asociativas –dicen los obispos peruanos- no es sólo una preocupación de estos tiempos… Ya el Papa Pío XII en 1947 decía:
«Es necesario prevenir el error que algunos impulsados de buen celo, pueden tener de querer uniformar las actividades en pro de las almas y someterlas todas en forma común, con miopía de concepción, del todo ajena a las tradiciones y al suave impulso de la Iglesia, heredera de la doctrina de San Pablo: “Unos tienen un don, y otros, otro; pero el mismo espíritu» (1 Cor 12, 4).
Es una corresponsabilidad con aquellos a quienes el mismo Señor encomendó la responsabilidad suprema: el Papa, los obispos, los sacerdotes. Las asociaciones eclesiales han de ser reconocidas por la Jerarquía y dirigidas por ésta, lo que no significa en una dirección y actitud pasiva, masiva, gregaria, sino activa; subordinada, respetuosa y obsequiosa sí, pero también personal y original, consciente, libre y creativa (Daniel Elcid, OFM).
El Sacrosanto Concilio Vaticano II afirma:
El apostolado seglar admite varias formas de relaciones con la Jerarquía, según las varias maneras y objetos de dicho apostolado (…) La Jerarquía reconoce explícitamente, de varias formas, algunos otros sistemas del apostolado seglar. Puede, además, la autoridad eclesiástica, por exigencias del bien común de la Iglesia, de entre las asociaciones y obras apostólicas, que tienden inmediatamente a un fin espiritual, elegir algunas y promoverlas de un modo peculiar en las que asume una responsabilidad especial (Apostolicam actuositatem, 24).
A ellos (la autoridad eclesiástica), compete sobre todo no apagar el Espíritu, sino examinarlo todo y quedarse con lo bueno (Lumen gentium, 12).
Termómetro asociativo
En la confusión que reina en el mundo de hoy es muy fácil equivocarse, ceder a los engaños, por ello el Sínodo pide a las nuevas asociaciones seglares y movimientos que se sometan a la autoridad eclesiástica, para su reconocimiento oficial y que se estudien los casos concretos en que se presenten dudas. La Christifideles laici, pide que se deponga toda actitud antagonista, y se canalicen fuerzas en busca de la unión de la Iglesia venciendo toda tentación y división y de contraposición que insidie la vida y el empeño apostólico de los cristianos (CL, 31). La misma Exhortación anunció la preparación a cargo del pontificio Consejo para los laicos de un repertorio de las asociaciones que tienen la aprobación oficial de la Santa Sede (CL, 31) publicado por dicho dicasterio a finales de 2004.
Por una parte uno de los aspectos que se debe cuidar en la relación de los sacerdotes con los movimientos es el peligro del clericalismo. El célebre Enviado de la Legión de María, P. Aedan McGrath dijo alguna vez que a veces no contar con la presencia del consiliario es una bendición disfrazada, ya que algunos presbíteros absorben tanto el trabajo de los seglares en las asociaciones, que las paralizan, deforman y matan. Quedan los laicos en un estado de infancia permanente.
El reconocimiento de los laicos como miembros de la Iglesia con pleno derecho, excluye la identificación de ésta son la sola Jerarquía. Pecaría de reduccionismo; más aún, sería un error antievangélico concebir la Iglesia exclusivamente como un cuerpo jerárquico: ¡una Iglesia sin pueblo! (Juan Pablo Magno, catequesis 27-10-93).
Por otra parte, tampoco está bien que por evitar el clericalismo se desdibuje la identidad propia del sacerdote.
En las organizaciones y asociaciones en que prestáis servicio -¡no os equivoquéis!- la Iglesia os quiere sacerdotes, y los laicos con quienes alternáis os quieren sacerdotes y nada más que sacerdotes. La confusión de carismas empobrece a la Iglesia, no la enriquece nada (Juan Pablo II, Discurso a los asistentes eclesiásticos de las Organizaciones y Asociaciones Católicas Internacionales, 13-XII-1979).
En algunos países como Holanda, Alemania, Suiza, Austria, Estados Unidos, Brasil, con el surgimiento de grupos y movimientos como Somos Iglesia, Comunidades de base laical y otras, los laicos tratan de alcanzar un status no propio del laicado
Sectores polarizados y sectarios que precisamente tachan de sectas intra-eclesiales a las asociaciones y movimientos apostólicos que actúan en consonancia de los criterios de eclesialidad: 1) con un espíritu que da la primacía a la vocación de cada cristiano a la santidad; 2) con la responsabilidad de confesar la fe católica; 3) viviendo el testimonio de una comunión firme y convencida: 4) en conformidad y participación en el fin apostólico de la Iglesia: 5) comprometiéndose en una presencia vivaz en la sociedad humana (CL, 30).
El Papa Pío XII afirmó que los laicos no solamente están en la Iglesia, los laicos son Iglesia. No va solo el laico, que está a su lado el Maestro. No va desnudo el laico, que lleva las armas de Cristo. No va desorientado el laico, ya que ha de ejercer la misión de Jesús. No es poco el laico, que hunde sus raíces en la divinidad de la que es floración vital.
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