El otro día me llamó el Director de La Caverna y me dijo que en nuestra revista no andábamos sobrados de lectores, y que él lo atribuía a que en los titulares no teníamos garra. Yo le pregunté qué era eso de «garra», porque yo había oído siempre que garras tenían los leones, los tigres y bestias así, pero no los hombres. Y que por tanto no había ningún problema en que no tuviéramos garra los cavernícolas que escribíamos en La Caverna.
Me dió entonces un garrotazo bastante fuerte, y cuando al rato recuperé el conocimiento al echarme él un cubo de agua por la cabeza, siguió explicándome (es un hombre muy paciente) que a los titulares de La Caverna les faltaba atractivo, que no llamaban la atención, que no tenían chispa ni intención. Y que había pensado enviarme a un curso del más experimentado periodista religioso en lengua española y castellana, dice en la propaganda del curso, sobre cómo se hacen los titulares con «garra». Nada menos que don JMV.
Me dijo que el curso se hace en sesiones a convenir, y cómodos plazos. Cada sesión consiste en grabarle a don JMV, por ejemplo, una entrevista, ponerla por escrito, estudiarla bien y ver luego qué título le ponía en RD, la web que dirige, al publicarla. A través de un enchufe conseguido por la cuñada del Director, que también me ha prestado la grabadora (yo dije que si con taquigrafía no servía, pero no) y enseñado a manejarla, conseguimos que me aceptara en el curso de titulares con «garra».
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