La verdadera historia de la Facultad de Historia
Todo pura patraña de una serie de energúmenos que, ellos sí, no contentos con haberse liado a palos con varias personas, intentan manipular la opinión pública con un discurso visctimista que, gracias a Dios, ya nadie se cree, por lo que cada vez están más arrinconados, formando parte de la marginalidad más marginal. En su obsesión por imponer sus ideas trasnochadas y anacrónicas, se siguen centrando en sus “bestias negras” de siempre, entre las que destaca la Iglesia como baluarte de libertad, en oposición a los totalitarismos que predican. Así en la Capilla de la Facultad de Historia intentan amedrentar a los católicos que quieren practicar su Fe, intentando coartar la libertad de culto de todos aquellos que se acercan allí a orar.
El peligroso grupo organizado de extrema derecha que asaltó “violentamente la facultad”, estaba compuesto por dos madres de familia (por cierto numerosa) y parte de sus hijos. Al comando, que previamente había asistido a una Eucaristía en la Facultad de Políticas como desagravio por la profanación de una Capilla por una serie de demócratas convencidos, respetuosos con las creencias de los demás, le pareció una buena idea ir a rezar un rato a la Capilla de Historia, dónde sabía, se estaban produciendo incidentes y acosos similares a los que se vivieron en la Facultad de Políticas. Las madres, expertas en artes marciales que habían aprendido entre cambio y cambio de pañal de sus muchos hijos, no debieron ir suficientemente camufladas, dado que nada más entrar en la Facultad, fueron interpeladas por unos especímenes, posiblemente de raza humana, aunque esto está por contrastar, que les preguntaron si iban a la Capilla. Tras decir que sí, empezaron a ser seguidas por parte de los entes. Al llegar a la Capilla, ésta estaba totalmente rodeada de carteles insultantes hacia los usuarios de la misma, otros incitando a las ataques contra ésta, etc. Al verlo, decidieron retirarlos dado que atacaban todo aquellos que para ellas y sus hijos era lo más sagrado. Perdón, corrijo, el comando organizado, con una planificación perfecta, y en un asalto milimétricamente calculado, consiguió hacerse con el ansiado objetivo: el cartel.
Cuál fue su sorpresa cuando instantáneamente los seis integrantes del comando se vieron rodeados por un pacífico grupo de demócratas (más de 50) que en un impresionante acto de valentía la emprendieron a golpes con las peligrosas madres y sus hijos. Una de ellas de hecho intentó grabar la agresión con su móvil pero fue brutalmente atacada para intentar arrancarle el móvil y evitar la grabación (cosa que por si alguien le interesa no consiguieron). De nada le sirvieron los muchos años de entrenamiento militar. Otros fueron también golpeados, escupidos, insultados, agarrados por el pelo, hasta el punto de que una de las hijas estuvo a punto de ser precipitada por la barandilla.
Ante tan soberbio acto de democracia apareció una señora, que debe ser la vicedecana a juzgar por las informaciones, aunque no se identificó. Su intervención supuestamente para apaciguar los ánimos, se saldó con unos cuantos exabruptos hacia aquel comando maltrecho que todavía sigue en tratamiento para paliar los daños causados por el vapuleo.
Aunque sea poco digno para un comando tan profesional, salieron tan temblonas de lo vivido que una de ellas nada más salir se apoyó en un coche para fumar un cigarrillo.
Rebobino: no fue así. En un salto y tras deshacerse de los cincuenta atacantes dejándolos malheridos, el comando se esfumó por la puerta introduciéndose en unas furgonetas que les esperaban con el motor encendido, mientras escuchaban gritos de paz y libertad como “arderéis como en el 36”.
Hay que señalar, que lo de las furgonetas es cierto: es lo que tiene ser familia numerosa. Lo de esperar con el motor arrancado es más dudoso, lo primero porque el gasoil está por las nubes y no se está para derrochar (ni siquiera si la acción lo requiere) y lo segundo pq las furgonetas con más de diez años se sabe cuando se paran pero no cuando arrancan.
En definitiva, patrañas, falsedades, embustes y yo lo entiendo porque debe ser muy frustrante intentar luchar contra Dios y ver que siempre gana por mucho que hagan. A ver si va a resultar que al final existe.
Fdo.: El grupo de católicos que intentó rezar en la Capilla de la Facultad de Historia de la Univ. Complutense
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Mucha gracias por adelantado.
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