La mano derecha
En el Evangelio según San Mateo, encontramos en el sermón del monte unas palabras de Jesucristo que se dirigen al oyente en particular, en singular, como un consejo personal, una confidencia individual, podríamos decir que es un mensaje para ti, particularmente, o para mí…
Cuando vayas a orar… cuando ayunes… cuando des limosna…: Hazlo en secreto. Romper ese secreto es perder… es una torpeza, buscar el aplauso y la consideración, con razones religiosas o sin ellas. Que nos alaben por nuestros éxitos, que nos admiren… Nada de presumir, señores, como decía San Juan de la Cruz: para llegar al “ser”… hay que pasar por el “no ser”… por eso la mano izquierda no debe enterarse de lo que hace la mano derecha… Es preferible pasar por la vida como un tipo raro, por un loco… a que se descubra públicamente la verdad. Hay un día previsto para la verdad, un día fantástico y glorioso donde se verán nuestras limosnas, nuestros ayunos, nuestras oraciones, el día en que “muchos primeros serán últimos”…
Si a algún obispo se le ocurriera dar todos sus bienes a los pobres y eso se hiciera público… ya tendría su paga aquí, política, pública, institucional, eclesial… aunque le hicieran Papa… todo ese dinero, ese gesto, deja de tener sentido delante de Dios… “muchos primeros serán últimos”.
Quiero decir que no debe enterarse la mano izquierda de lo que hace la derecha. Pues eso.
Queru.
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