Debemos ser positivos

Quién no ha oído decir de alguna persona que es “negativa”, que solo sabe quejarse, que ve la botella medio vacía y no medio llena como la ven las personas optimistas, las positivas.

Hoy, en España, no se admite de ningún modo una intervención directa de la Iglesia en el ámbito político y, en cambio, en nombre del pluralismo hay personas, como nuestros gobernantes, que imponen una perspectiva atea con una fuerza cercana al fundamentalismo. Ante esta actitud, deberíamos preguntarnos el por qué los cristianos nos sabemos vender mejor nuestras ideas.

Los católicos deberíamos hablar más de lo positivo, de la belleza del mensaje cristiano en el ámbito social. No basta señalar lo que está mal quejándonos en vez de hablar de lo positivo. Ya sabemos que la doctrina de la Iglesia molesta a estos “progres de la ceja”, porque se la ve como un freno al hedonismo, a la explotación del hombre… El resultado es que una élite poderosa se impone a una mayoría silenciosa callada.

En una sociedad democrática el principio racional de la ética política debería estar basado en el consenso, sin embargo vemos que es muy difícil conseguirlo en una sociedad pluralista. En una sociedad democrática, efectivamente, el principio de la ética política está basado en el consenso. Hay acuerdo en que se llegue a un consenso sobre los grandes fines, hacer el bien, ser justos, ayudar a los más desfavorecidos, etc.

Sin embargo el desacuerdo, está en los medios. Este disenso o desacuerdo, es también necesario en la política, pero es necesario mejorar la cultura política general, es decir, que el fuerte, el que tiene el poder, aprenda a escuchar y no a imponer; esté atento a valores diferentes o, al menos, conceda un espacio a la objeción de conciencia.

En el ámbito ético, hablar de dignidad humana es como entrar en un terreno resbaladizo, pues el deseo de avanzar en algunas investigaciones, por ejemplo en genética o el desarrollo, va difuminando este concepto. ¿Qué aportamos los cristianos en esta materia?

La fe cristiana puede dar una explicación transcendente de la dignidad humana, que se deriva de que el hombre es imagen de Dios. Si falta el fundamento transcendente de la dignidad humana, ésta se hace manipulable. Los cristianos debemos avisar y condenar la injusticia social.

José María Solanes Miguel

6 comentarios

  
Seneka
"En una sociedad democrática el principio racional de la ética política debería estar basado en el consenso, sin embargo vemos que es muy difícil conseguirlo en una sociedad pluralista".

El consenso nunca ha sido el principio de ordenación de una sociedad justa. Y, desde luego, no de una sociedad cristiana. El obstáculo más grande para "convencer" a los no católicos somos los propios católicos; particularmente los optimistas que creen poder llegar a una componenda con el mundo.

27/07/10 2:34 PM
  
Siderúrgico
Seneka: Bravo

Solanes: "Los cristianos debemos avisar y condenar la injusticia social". Sí, pero no sólo eso, sino los cristianos mos convertiremos en una ONG de filantropía, que es el único papel que nos quiere dejar el sistema democrático liberal.
27/07/10 4:19 PM
  
Martin Ellingham
De un sermón de Fray Rabieta:

No hay para qué decirlo, pero lo diremos igual: la mayoría de los católicos de después de la Segunda Guerra Mundial, resolvieron que había que darle a la Iglesia Católica un aspecto más atractivo, más simpático, más condescendiente, más agradable al paladar del mundo post-1945. Y entonces, desde el instante mismo en que se empeñó en volverse atractiva para el mundo, la Iglesia se mundanizó. Así fue, no me lo discutan porque es indiscutible: para seducir al mundo adoptó una axiología, un lenguaje, una liturgia, una sociología, un estilo, una apariencia y, brevemente, un modo de estar ahí, que se le antojaba no podía sino atraer a más hombres, al mundo. Por supuesto que la cosa se dio al revés, y ellos fueron los seducidos. Y lo llamaron, a fe mía un poco anticipadamente, “la primavera de la Iglesia”.

Pero en buen romance, eso se llama “colusión con el mundo” y se trata de una negociación de cosas que no son negociables, del ocultamiento de cosas inocultables, del disfraz de verdades que no admiten cosmética, del silencio sobre asuntos que nadie tiene derecho a callar. Y para hacer el negocio más digerible, la Iglesia se llenó de un torrente de palabras, neologismos, giros, mots de passe, claves y clichés con el que esconderían la traición a la Tradición, al sagrado depósito de las verdades de Fe: tolerancia, diálogo, ecumenismo, progreso, comunidades de base, teología de la liberación, aggiornamento, svolta antropologica y tutte le quanti. Y además, para los que se opusieran al Gran Proyecto echaron mano a un arsenal de adjetivos que cargaron con máxima connotación negativa: inquisitorial, medieval, oscurantista, integrista, retrógrado, son sólo algunos de los insultos progres que me vienen a la cabeza, aunque tampoco se privaron de usar los viejos denuestos de soberbio, intolerante, fariseo, loco, mentiroso o lo que viniera a mano.
28/07/10 11:54 PM
  
Vicente
ante la actual situación de la sociedad, los cristianos debemos ofrecer lo que tenemos: nuestra fe en Jesucristo.
01/08/10 7:57 PM
  
Rosario
La situación por la que atraviesa la Iglesia, los creyentes, requiere de una fe firme y fuerte, puesta en el ÚNICO que SALVA, y una actividad viva, patente que no se muestra. Ver artículos al respecto en: http://rosario-asuntosdejesucristo.blogspot.com
06/08/10 11:08 AM
  
solodoctrina
Quién no ha oído decir de alguna persona que es “negativa”, que solo sabe quejarse, que ve la botella medio vacía y no medio llena como la ven las personas optimistas, las positivas.

--------------------------------------------------
Concuerdo con el concepto de ver la (más de) media botella llena antes que la mitad vacía. Pero me temo que esta actitud certera tiene poco predicamento en el mundo de hoy, contrariando la visión que Dios tiene del mundo creado por Él. Lo hizo y vió que es bueno. Esto olvidamos los cristianos de ahora.
13/08/10 12:49 PM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.