(293) Declaración de cinco obispos sobre la ilicitud de la vacuna derivada de células de abortos
En un contexto de profunda inquietud mundial sobre el tema de las vacunas, en que ha habido opiniones contrarias incluso dentro de la Iglesia, se ha hecho pública hoy una Declaración de cinco obispos (los kazajos Mons. Peta, Mons. Schneider y Mons. Lenga, el letonio Mons. Pujats y el norteamericano Strickland) fundamentando la ilicitud de las vacunas en base a células derivadas de niños abortados, por contradecir la máxima determinación de defender la vida por nacer, considerando que “cualquier vínculo con el proceso de aborto, incluso el más remoto e implícito, ensombrecerá el deber de la Iglesia de dar testimonio inquebrantable de la verdad de que el aborto debe ser rechazado por completo”.
Se exhorta allí a no ceder a la tentación de ofrecer sacrificios a la “religión sustituta” en que se ha convertido la salud corporal, como si ésta fuese un valor absoluto.
Señalan por ello que en virtud de la gravedad del tema, las consideraciones indulgentes por parte de ciertos eclesiásticos constituyen una verdadera irresponsabilidad pastoral, ya que posiblemente se esté presagiando ya la marca de la Bestia, sobre la cual nos advierte el Apocalipsis.
Por nuestra parte, celebramos el celo y la contundencia de estos obispos, que siguen recordando la vigencia de la Palabra de Dios y no se pliegan a la obsecuencia con el mundo, ya sea a través de la colaboración explícita, o del silencio.
El texto completo, a continuación:
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Sobre la ilicitud moral del uso de vacunas
hechas de células derivadas de fetos humanos abortados
Recientemente, se ha sabido por los servicios de noticias y diversas fuentes de información que en relación con la emergencia de Covid-19, en algunos países se han producido vacunas utilizando líneas celulares de fetos humanos abortados, y en otros países se planea producir tales vacunas. Hay cada vez más voces de los eclesiásticos (conferencias episcopales, obispos individuales y sacerdotes) que dicen que en el caso de que no haya una alternativa para una vacunación con sustancias éticamente lícitas, sería moralmente permisible para los católicos usar vacunas, a pesar de las líneas celulares de bebés abortados que han sido utilizados en su desarrollo.
Los partidarios de tal vacuna invocan dos documentos de la Santa Sede (Pontificia Academia para la Vida, “Reflexiones morales sobre vacunas preparadas a partir de células derivadas de fetos humanos abortados” del 9 de junio de 2005 y Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción “Dignitas Personae, sobre ciertas cuestiones bioéticas” del 8 de septiembre de 2008), que permiten el uso de dicha vacuna en casos excepcionales y por tiempo limitado sobre la base de lo que en teología moral se denomina cooperación material remota, pasiva con el mal. Los documentos mencionados dicen que los católicos que usan tal vacuna tienen al mismo tiempo “el deber de expresar su desacuerdo al respecto y de pedir que los sistemas sanitarios pongan a disposición otros tipos de vacunas”.
En el caso de las vacunas elaboradas a partir de líneas celulares de fetos humanos abortados vemos una clara contradicción: entre la doctrina católica que rechaza categóricamente y más allá de la sombra de una ambigüedad el aborto en todos los casos como un grave mal moral que clama al cielo por venganza (ver Catecismo de la Iglesia Católica 2268, 2270 y sigs.), y la práctica de considerar las vacunas derivadas de líneas celulares fetales abortadas como moralmente aceptables en casos excepcionales de “necesidad urgente”, sobre la base de una cooperación material remota pasiva. Argumentar que tales vacunas pueden ser moralmente lícitas si no hay alternativa es en sí mismo contradictorio y no puede ser aceptable para los católicos. Cabe recordar las siguientes palabras del papa san Juan Pablo II sobre la dignidad de la vida humana por nacer:
“La inviolabilidad de la persona, reflejo de la absoluta inviolabilidad del mismo Dios, encuentra su primera y fundamental expresión en la inviolabilidad de la vida humana. Se ha hecho habitual hablar, y con razón, sobre los derechos humanos; como por ejemplo sobre el derecho a la salud, a la casa, al trabajo, a la familia y a la cultura. De todos modos, esa preocupación resulta falsa e ilusoria si no se defiende con la máxima determinación el derecho a la vida como el derecho primero y fontal, condición de todos los otros derechos de la persona” (Christifideles laici, 38).
El uso de vacunas elaboradas a partir de células de niños no nacidos asesinados contradice la máxima determinación de defender la vida por nacer.
El principio teológico de la cooperación material es ciertamente válido y puede aplicarse a una gran cantidad de casos (pago de impuestos, uso de productos del trabajo de esclavitud, etc.). Sin embargo, este principio difícilmente se puede aplicar al caso de las vacunas elaboradas a partir de líneas celulares fetales, porque quienes las reciben consciente y voluntariamente, entran en una especie de concatenación, aunque muy remota, con el proceso de la industria del aborto. El crimen del aborto es tan monstruoso que cualquier tipo de concatenación con este crimen, incluso uno muy remoto, es inmoral y no puede ser aceptado bajo ninguna circunstancia por un católico una vez que ha tomado plena conciencia de él. Quien usa estas vacunas debe darse cuenta de que su cuerpo se está beneficiando de los “frutos” de uno de los mayores crímenes de la humanidad (aunque con pasos remotos mediante una serie de procesos químicos).
Cualquier vínculo con el proceso de aborto, incluso el más remoto e implícito, ensombrecerá el deber de la Iglesia de dar testimonio inquebrantable de la verdad de que el aborto debe ser rechazado por completo. Los fines no pueden justificar los medios. Estamos viviendo uno de los peores genocidios conocidos por el hombre. Millones y millones de bebés en todo el mundo han sido sacrificados en el útero de su madre, y día tras día este genocidio oculto continúa a través de la industria del aborto y las tecnologías fetales y el impulso de gobiernos y organismos internacionales para promover tales vacunas como uno de sus objetivos. Los católicos no pueden ceder ahora; hacerlo sería tremendamente irresponsable. La aceptación de estas vacunas por parte de los católicos, sobre la base de que sólo implican una “cooperación remota, pasiva y material” con el mal, le haría el juego a sus enemigos y debilitaría el último baluarte contra el aborto.
¿Qué otra cosa puede ser el uso de líneas celulares fetales de niños abortados que la violación del orden de la creación dado por Dios, ya que se basa en la violación grave de este orden al matar a un niño por nacer? Si a este niño no se le hubiera negado el derecho a la vida, si sus células (que desde entonces se han cultivado varias veces en el tubo de ensayo) no estuvieran disponibles para la producción de una vacuna, no podrían comercializarse. Por lo tanto, hay una doble violación del orden sagrado de Dios: por un lado a través del aborto mismo y, por otro lado, a través del atroz negocio de comercializar el tejido de los niños abortados. Sin embargo, este doble desprecio del orden de la creación nunca puede justificarse, por supuesto tampoco a través de la intención de preservar la salud de una persona a través de una vacuna basada en este desprecio del orden de la creación dado por Dios. Nuestra sociedad ha creado una religión sustituta: la salud se ha convertido en el mayor bien, un dios sustituto al que se deben hacer sacrificios. En este caso con una vacuna basada en la muerte de otra vida humana.
Al examinar las cuestiones éticas que rodean a las vacunas, tenemos que preguntarnos: ¿por qué fue posible todo esto?, ¿por qué surgió en la medicina, cuyo propósito es traer vida y salud, la tecnología basada en el asesinato? La investigación biomédica que explota a los inocentes no nacidos y utiliza sus cuerpos como “materia prima” para el propósito de las vacunas parece más similar al canibalismo. También debemos considerar que, en el análisis final, para algunos en la industria biomédica, las líneas celulares de los niños no nacidos son un “producto", el abortista y el fabricante de la vacuna son el “proveedor” y los receptores de la vacuna son consumidores. La tecnología basada en el asesinato tiene sus raíces en la desesperanza y termina en la desesperación. Debemos resistir el mito de que “no hay alternativa". Al contrario, debemos proceder con la esperanza y la convicción de que existen alternativas y que el ingenio humano, con la ayuda de Dios, puede descubrirlas. Este es el único camino de la oscuridad a la luz y de la muerte a la vida.
El Señor dijo que en el fin de los tiempos incluso los elegidos serán seducidos (cf. Mc 13:22). Hoy, toda la Iglesia y todos los fieles católicos deben buscar urgentemente fortalecerse en la doctrina y la práctica de la fe. Al enfrentar el mal del aborto, más que nunca los católicos deben “abstenerse de toda apariencia de mal” (1 Tes. 5:22). La salud corporal no es un valor absoluto. La obediencia a la ley de Dios y la salvación eterna de las almas deben tener primacía. Las vacunas derivadas de las células de los niños no nacidos cruelmente asesinados son claramente de carácter apocalíptico y posiblemente presagien la marca de la bestia (cf. Apoc 13:16).
Algunos eclesiásticos de nuestros días tranquilizan a los fieles afirmando que una vacunación con una vacuna Covid-19, preparada con líneas celulares de un niño abortado es moralmente lícita, si no se dispone de alternativas, justificándola con una llamada “cooperación material y remota” con el mal. Tales afirmaciones de los eclesiásticos son altamente anti-pastorales y contraproducentes, considerando la creciente industria del aborto y las tecnologías fetales inhumanas, en un escenario casi apocalíptico. Es precisamente en este contexto actual, que probablemente aún podría agravarse, que los católicos categóricamente no pueden alentar y promover el pecado del aborto ni siquiera de una manera muy remota y leve aceptando la mencionada vacuna. Por eso, como sucesores de los Apóstoles y Pastores, responsables de la eterna salvación de las almas, consideramos imposible callar y adoptar una actitud ambigua respecto a nuestro deber de resistir con “la máxima determinación” (san Juan Pablo II) contra el “crimen indecible” del aborto (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 51)
Esta nuestra declaración fue redactada con el asesoramiento de médicos e científicos de diferentes países. Una contribución sustancial vino también de los laicos, de las abuelas, abuelos, padres y madres de familia, de los jóvenes. Todos los consultados independientemente de su edad, nacionalidad y profesión rechazaron unánime y casi instintivamente una vacuna elaborada a partir de líneas celulares embrionarias de niños abortados, al mismo tiempo que consideraron la justificación del uso de esa vacuna sobre la base de una “cooperación material a distancia” y de algunas analogías, como inadecuadas para una aplicación en este caso. Eso es reconfortante y al mismo tiempo muy revelador, pues su respuesta unánime es una demostración más de la fuerza de la razón y del sensus fidei.
Más que nunca necesitamos el espíritu de los confesores y mártires que evitaron la menor sospecha de colaboración con el mal de su época. La Palabra de Dios dice: “Sed simples como hijos de Dios sin reproche en medio de una generación depravada y perversa, en la cual debéis brillar como luces en el mundo” (Fil. 2, 15).
12 de diciembre de 2020, Memoria de la Santísima Virgen María de Guadalupe
Cardenal Janis Pujats, arzobispo emérito metropolitano de Riga (Letonia)
+ Tomash Peta, arzobispo metropolitano de la archidiócesis de María Santísima en Astana (Kazajstán)
+ Jan Pawel Lenga, arzobispo-obispo emérito de Karaganda (Kazajstán)
+ Joseph E. Strickland, obispo de Tyler (EE. UU.)
+ Athanasius Schneider, obispo auxiliar de la archidiócesis de María Santísima en Astana (Kazajstán)
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19 comentarios
Lifesitenews es un sitio provida que lleva defendiendo la vida muchisimos anos con ayuda de cientuficos..abogados..catilicos.. muchos de ellos incluso como observadores de las asambleas de la ONU....
Estos cultos y comprometidos catolicos norteamericanos conocen de primera mano todo el panorama de la cultura de la muerte..son un legado de San Juan Pablo II y estan a la vuelta del Estafo Profundo de USA..asi que ellos sobre el tema de las vacunas llevan varios reportsjes..sobre los terribles efectos secundarios como perdida de reconocimiento de seres queridos...descompensacion psicologica y neurologica...
Tambien sobre los dichos que estan gravados y audibles en esa web en el 2019 de Bill Gates sobre microchips en vacunas...se llama vacuna-pasaporte
Escuche al Cardenal Emerito de Guadalajara Mexico decir que esta pandemia es satanica y nombrando el sello de la Bestia.
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V.G.: Algunas de las vacunas empleadas actualmente para prevenir enfermedades como la rubeola, el sarampión, la rabia, la poliomielitis, la hepatitis A, la varicela o la viruela se producen utilizando tejidos de abortos humanos provocados. Lo de su uso para la supuesta vacuna contra el Covid no es una novedad en absoluto. (https://www.observatoriobioetica.org/2016/10/es-cierto-que-existen-vacunas-que-proceden-de-fetos-de-abortos-provocados/16133)
Llevo tiempo diciendo que incluso el tomismo desemboca en reconfortantes aporías especialmente cuando se trata de los temas en los que nos jugamos la vida, por ejemplo, el problema del mal, la doctrina de la gracia, etc. Aquí vemos otro ejemplo de un uso indebido del raciocinio en la ciencia moral, que como ya decía Aristóteles, no es “muy exacta” desde el punto de vista meramente racional.
Salta a la vista la ilicitud de usar una vacuna, o cualquier otra terapia, que se ha fabricado en material biológico humano procedente de un aborto, AUNQUE el aborto no se realizara con este fin.
Pero salta a la vista que quienes rechazan el raciocinio lo hacen a través de un razonamiento, razonamiento que es muy exacto según ellos, aunque su razonamiento sea que los razonamientos no son muy exactos.
“Cosas veredes amigo Sancho que non crederes”
Esto es un bulo. Infórmense.
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V.G.: El que no está informado es ud.
Pero cuando no se quieren admitir ciertas verdades, lo más fácil es acusar de "conspiranoia" a quienes las difunden, o impugnarlas diciendo que son bulos.
Demuestre ud. que son bulos, refutando todo lo demostrado y explicitado por la ciencia.
Podrá discutir si le parece, su moralidad, porque ya parece que todo es cuestión de discutir y poner en duda cuando se trata de respuestas taxativas, incluso entre católicos que se dicen bien formados, pero no niegue lo que hace rato que los propios laboratorios han admitido, y no sólo de la vacuna de Covid sino de otras que ya se producen.
Aquí tiene al azar, un art. del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, no de Doña Tota de la Esquina:
https://www.observatoriobioetica.org/2016/10/es-cierto-que-existen-vacunas-que-proceden-de-fetos-de-abortos-provocados/16133
Paz y bien
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V.G.: Así lo creemos muchos.
No es cristiano usarlas ni ético.
Esto me recuerda el pasaje de la Biblia que prohibe comer sangre.
Quería releer el post de este tema que se sacó. Igual no entiendo por qué se cerraron comentarios en una noticia del tema.
Las mismas organizaciones internacionales que promueven el aborto, la eutanasia, todos sabemos que es para reducir la población, dicen que quieren vacunar a la gente para darle salud. Es una incoherencia.
Según escuché ese Bill Gates hizo vacunas que enfermaron severamente y le cerraron el ingreso en dos países.
La lista de contradicciones que publicó en EE.UU. la Administración de medicamentos, es muy larga, y las consecuencias del remedio son peores que la enfermedad, con tasa de recuperación del 99%.
Es todo un camelo.
Ya veo a qué conclusiones tan claras en este punto lleva el empleo de categorías “racionales”.
Venga, Macho-Man, escribe al Papa como dices, y si no lo haces, razónanos por qué la ilicitud te parece tan “evidente”.
La ilicitud, Supermán, te parece evidente por una mera intuición. Intuición que es clara para ti, para mí, para Iraburu, para Olivera... con la diferencia de que Iraburu razona EN CONTRA de esa intuición, tú dices que esa intuición es FRUTO del raciocinio (jaja, jeje) y yo simplemente digo que si aceptamos UNA TERAPIA derivada de desarrollo en material biológico de fetos abortados terminaremos aceptando TODAS las que de ahí vengan.
Esto solo es el principio, Capitán América!!!
Escríbele al Papa, o es que tanto tomismo no te da para saber que tienes misión profética por tu Bautismo. ¿Eh, Batman?
La certeza racional sobre esto ha de partir de algunos principios ciertos y seguros, para luego añadir unas premisas ciertas o moralmente ciertas, de modo que se concluya algo cierto o razonablemente cierto. Por ejemplo: del principio de que todo hombre es mortal y la premisa de que Sócrates es hombre se concluye de modo cierto que Sócrates es mortal.
Para nuestra conclusión, necesitamos o bien una certeza total o bien una certeza moral, cosas todas que son suficientes para los actos morales que la prudencia debe regir.
Por ende, se ha de establecer primero el principio de que la premeditación de malos acontecimientos subsiguientes al acto moral hacen del mismo acto moral algo malo, cosa que puede leerse en la Suma teológica I-II, q. 20, a. 5. Luego se ha de establecer la premisa que, del aplicarse las vacunas en cuya fabricación se ha utilizado niños o partes de niños abortados deriva esencialmente un acontecimiento subsiguiente malo.
Son dos, pues, las proposiciones que se han de establecer para realizar un raciocinio sobre esta cuestión.
Sobre la primera proposición, el principio de la premeditación; convendría aclarar que la concatenación debe ser esencial, no accidental; aquí, pues, no importa cuán remoto sea, pues, por ejemplo, dice santo Tomás que: «El diablo, en efecto, ocasional e indirectamente, es causa de todos nuestros pecados, en cuanto que indujo a pecar al primer hombre, por cuyo pecado, de tal manera fue viciada la naturaleza humana, que todos estamos inclinados al pecado» (STh I-II, q. 80, a. 4). Por eso, bajo algún aspecto, se le imputa todos los pecados de los hombres al diablo, pues es esencial que, tras inducir al pecado se siga el vicio de la naturaleza y de este vicio se sigue esencialmente los pecados que todos los hombres han cometido por esta viciada naturaleza.
La segunda proposición es demostrar cómo de la aceptación en aplicarse tal vacuna deriva esencialmente la promoción de la industria del aborto, industria que es indudablemente mala y que promocionarla también lo es, y, por consiguiente, del aplicarse la vacuna se sigue esencialmente un acontecimiento subsiguiente malo. Según esto, se sigue que el aplicarse la vacuna es algo malo.
Esto en líneas generales, aquí no pretendo dar demostración de nada, sino simplemente dar una repasada general y rápida, un resumen resumido.
PD: El mensaje de Tulkas es más digno de perdón que de reprensión, disculpadle. Personalmente me he hechado unas risas, de hecho, dudo si lo ha hecho así a posta, porque me he reído lo suficiente. Por cierto, igual convendría haber puesto alguna superheroína al menos en alguna ocasión, porque hasta donde recuerdo no he dicho que sea varón; ¿podría ser que quién esté tras estas líneas sea una mujer?.
PD2: En defensa del padre Iraburu habrá que decir que creo sinceramente que él firmaría sin dudar el principio de los actos subsiguientes; en lo que estaría en discusión no es, pues, en los principios, sino en el caso particular de la vacuna; doy por supuesto que él considera la concatenación accidental o excepcional, y por ende, según su entender, no se seguiría que fuese un acto subsiguiente la promoción del aborto, de lo que se sigue que no sería ilícita. Por lo tanto, no es propiamente un fallo en el razonamiento, sino que no ve que sea cierta o razonable una de las premisas. Y el no ver alguna verdad, sin duda, puede darse sin culpa y de buena fe, como todos podemos comprobarlo por experiencia.
Como siempre, gracias por recordarnos lo que ya sabemos.
¿No te das cuenta de que estás haciendo el ridículo?
Lo que dices es SIMPLEMENTE, que una construcción lógica no sirve de nada cuando no se acepta una premisa.
Cierto.
Pero cuando dices que “no se ve que sea razonable” te construyes un círculo vicioso: si no se ve que sea razonable es, o porque no lo es o porque falla el razonamiento para hacerlo ver.
Y reitero: si esa argumentación “tomista” (muy biem expuesta) no puede aplicar para un caso particular tan grave, ¿de qué vale? O para nada o para derivar de ella CUALQUIER CONCLUSIÓN. Usando los mismos principios tú y yo concluimos la ilicitud, Iraburu la licitud.
Por eso te digo que eres un fantasma, y te lo llevo diciendo desde hace semanas, porque eres mera palabrabería pomposa y huera.
La licitud o ilicitud del uso de la vacuna no procede de si de este uso apoya o no la industria del aborto.
Que no, tontín, que eres un tontín y un inmaduro.
Mira, a ver si lo entiendes.
Supongamos que a partir del día 21/12/2020 ya no se produjera ningún aborto más en toda la historia del mundo.
¿Haría eso lícito el uso de terapias cualesquiera derivadas del uso de material biológico de abortos previos?
Según tu “tomismo” la respuesta es SÍ, porque ya no se daría colaboración esencial en la promoción de la industria del aborto.
Pero esta conclusión, a la que INFALIBLEMENTE conduce tu puerilidad, es aberrante.
Efectivamente, suele pasar cuando se dice que: "aquí no pretendo dar demostración de nada, sino simplemente dar una repasada general y rápida, un resumen resumido."
Por lo demás, la segunda premisa es sólo una premisa más, luego se puede añadir otras premisas como el escándalo de los fieles, la utilización de métodos ilícitos, etcétera todas las cuales refuerzan la conclusión.
Por cierto, respecto de la reciente declaración de la Congregación, no contradice la premisa de santo Tomás ni lo que he expuesto, de hecho, es compatible con ella, pero para explicarlo ello conllevaría una disertación que supera lo que puedo hacer aquí y ahora.
Matar a una persona para quedarte con su hígado es pecado pero trasplantar el hígado de una persona muerta, no. Independientemente de las causas que provocan la muerte.
En el caso de la antropofagia (en cualquier guerra ocurre) es la ofuscación de la mente la que lleva al consumo de restos humanos como alimento. La misma ofuscación la encontramos en el afán de conocer la anatomía humana por la disección de un cadáver. E igualmente ocurre con los transplantes post-mortem ante la perspectiva de la muerte inminente.
Sin embargo, sabemos que durante la eclosión de la industria del automóvil, y de los accidentes derivados, se utilizaron cadáveres para realizar las pruebas de choque. Los propios fabricantes abandonaron su uso, al poco tiempo, sustituyéndolos por los conocidos dummies. No era un trato digno para los restos de un ser humano (aun dado su consentimiento).
No sé cuál sería la respuesta de una madre embarazada si le fuese solicitada la extracción de células del hijo gestante, sin que éste quedase afectado, para obtener una vacuna. Probablemente, diría que no, por la naturaleza -individual- inherente al ser humano. La persona existe pero no es conocida hasta su nacimiento.
Quizá lo que más atemoriza no sea el trato dispensado a los muertos como especie (incineración masiva por epidemias, fosas comunes tras una guerra, arrejuntamiento de huesos en el fondo de un nicho para dar espacio al nuevo muerto...) sino la proliferación celular que se produce en los cultivos de células humanas de un individuo.
Qué hace que un cultivo de células de un adulto no resulte repugnante y sí lo sea las de un muerto. Por qué el transplante intervivos (incluidas las transfusiones) no produce alteración en la conciencia y sí el de los cadáveres. Por la diferencia entre individuo y especie. Entre donación y adquisición. Las últimas voluntades son atribuibles a los vivos en vida, no a los muertos.
Y no sólo eso. De qué vida hablamos cuando una célula adquiere pulso vital fuera de la concedida en origen, ¿de una nueva vida o de una vida que aún no había terminado? Porque eso es lo que ocurre cuando se "resucita" a una persona en parada cardiorespiratoria o se reimplanta un embrión previamente congelado.
Que un acto se aceptable moralmente no significa que sea lícito, porque en el acto moral entra en juega algo más que la propia materia del acto, y creo que es ahí donde señala la instrucción dada por el Vaticano sobre las vacunas procedentes de células humanas. Ya sea por desconocimiento o por falta de plena advertencia (valor inherente a la norma) no podría calificarse moralmente malo (no ilícito) en situaciones de excepción donde entra en juego la supervivencia.
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V.G.: Hola Lucía; hasta donde tengo entendido, no. Y por otra parte, hay que tener en cuenta que el término con que se las designa no es el apropiado, porque en realidad no inmunizan ni curan, sino que se trata de un experimento completamente inaudito hasta el momento. Hay información de sobra para quien quiera verla...
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