(194) Pastoral para pobres: sincretismo, sacrilegios y ocultismo en las "misas del Gauchito Gil"
Encomendamos y dedicamos especialmente este post a Nuestra Señora de los Ángeles y Reina del Universo.
Hace unos días, en Argentina y algún otro país hermano se ha “celebrado", la fiesta del Gauchito Gil cuyo origen data aproximadamente de hace unos 20 años.
S.S. Benedicto XVI, muy poco antes de inaugurar el Año de la Fe, diagnosticaba el profundo analfabetismo religioso en medio del cual “no puede crecer la unidad entre los cristianos”.
Ya entonces, muchos nos preguntábamos cómo se puede sanar ese analfabetismo sirviendo al sincretismo o a la confusión entre la fe y la superstición.
¿Cómo hablar de opción por los pobres, si se les oculta la Verdad y Belleza completa de la fe y el culto católico, estafándolos al pactar con sus cadenas de paganismo e idolatría, ensombreciendo así el Misterio luminoso -encandilante- que se nos ha confiado?
Hoy, ante la proliferación de abominaciones eclesiales a las que algunos se han acostumbrado, uno tiende a preguntarse si tiene verdadero sentido seguir denunciando, porque no parece haber demasiada voluntad de amonestar o corregir las desviaciones doctrinales, por graves que éstas sean, empezando por las redomadas herejías de Sosa o de James Martin, o las que ya son habituales en la horda de purpurados que siguen sembrando la cizaña del error a manos llenas y cada vez más insolentemente.
Pero es que aún existen los fieles; fieles a secas, simples bautizados, y consagrados –religiosos, sacerdotes y obispos- fieles. ¿Habrá que dejar solos a los pocos -héroes y santos- que siguen dando la cara por su rebaño, aunque los caminos estén infestados de lobos sanguinarios?
Y hay ovejas robustas, que hay que seguir alimentando…Y las hay débiles, muy débiles, que exigen solicitud de sus hermanas…¿Es lícito entonces bajar los brazos, y plegarse ya resignados, ya complacientes, a la corriente que todo lo arrasa?…
Vaya pues este post para todos ellos, y en especial para los más confundidos, que personalmente, son los que más queman nuestras entrañas. Porque ciertamente es motivo de inmensa confusión que se propague el más burdo paganismo, vinculado al evidente culto del demonio, por parte de quienes tienen el sagrado oficio de combatirlo y alertar a la grey sobre sus peligros.
En otras latitudes, algún ejemplo de este proceder ya hemos sufrido y lamentado, desde la participación del Card. Ravasi en un culto a la Pachamama ; o en la complaciente inauguración del Card. Cupich, en 2016, del “Año del mono” (ver foto) ; o los obsequios idolátricos al monstruo Ganesha junto a la imagen de Nuestra Señora, o…..¿para qué seguir? Ya sabemos que el tumor es de larga data, y podríamos dar tristes ejemplos de sus raíces en más de un episodio pretendidamente “interreligioso” sobre el que no nos detendremos. Algunos breves videos más o menos recientes, dan cuenta de la nefasta propaganda sincretista con que hoy se trata de embriagar a millones de católicos para alejarlos de la única fe verdadera, con la mejor de las sonrisas que pregonan una “cultura del encuentro” (hay que ver con quién se encuentran al final del paseíto …)
En la Argentina y algunos otros países hispanoamericanos, la “ventana de Overton” (estrategia fundamentalmente política que describe como una ventana estrecha el grupo de ideas o conceptos que la opinión pública halla aceptable, para a partir de ellas, ir accediendo paulatinamente a los fines propuestos avanzando progresivamente hacia una mayor “apertura”) hace tiempo que se llama “religiosidad popular”. Con esta pantalla, y la excusa de la “inculturación” del Evangelio, lo cierto es que hace algunas décadas muchísimos bautizados ya no distinguen entre culto al Dios verdadero de cualquier espectáculo espiritualoide que nos haga sentir “como hermanos”, y si hace referencia a algo religioso, ya para ellos es más que suficiente para colocarlo junto a la mismísima imagen de Nuestra Señora o de la Cruz…y esto, “con viento a favor”.
Hace algunas décadas, paralelamente a un debilitamiento doctrinal en la catequesis y misiones populares, han ido decreciendo entre los sectores más humildes, ciertas leyendas como la “Difunta Correa”, con un desplazamiento a la “veneración” masiva de personajes reales, como cantantes fallecidos en accidentes (Rodrigo,“el rey del cuarteto”, o Gilda). El p. Guillermo Marcó, exvocero del Arzobispado de Bs.As. sintetizaba al respecto:
“…en la Difunta Correa, por ejemplo, no hay aún testimonio alguno de su vida. Es una leyenda, medio incomprobable, pero que está en la tradición popular. Bastante distinto de los casos de Rodrigo o de Gilda, que en definitiva no hicieron nada ejemplar; murieron en accidentes y eran conocidos; nada más. Eso no resiste el paso del tiempo. En el caso del Gauchito Gil, ahí está la diferencia entre la santidad y la superstición porque, al igual que con la Difunta Correa, si uno no hace determinada cosa ellos castigan…”
En efecto, el lugar de los primeros personajes fue siendo ocupado aceleradamente por otro “culto” popular, de ribetes más macabros, y extensos tolderíos de trapos rojos en homenaje al “gaucho Antonio Gil”, fueron inundando rutas y poblados argentinos. Para tener una idea aproximada del alcance de este fenómeno –cuyo número de asistentes llega a los cientos de miles- , pueden verse publicaciones como ésta, de hace sólo unos días . O también ésta, de tono tendenciosamente más “rojo” -como el color emblemático del personaje-, el cual remata un párrafo señalando que “La figura no dejó de crecer hasta convertirlo en un santo popular que no necesita ser reconocido por ninguna iglesia.”(es digno de nota que en este mismo artículo se cita como autoridad al “teólogo” Rubén Dri -sacerdote apóstata cofundador del Mov. Sacerdotes para el tercer Mundo y vinculado al Movimiento revolucionario guerrillero Todos por la Patria, que protagonizó en 1989 el intento de copamiento del Regimiento de Infantería de La Tablada).
En última instancia, allí está el meollo de la cuestión, en el que coinciden todos los que promueven a ese personaje: si se admite la validez del culto a una figura que no es reconocida como beato ni siervo de Dios por los canales ordinarios que establece la Iglesia, se está admitiendo, tácitamente, que la función de ésta como Madre y Maestra está “de más". Si la propia Jerarquía se “traga el sapo", ¿a cuento de qué se nos pedirá luego obediencia o espíritu filial frente a otras cuestiones? Se ha reducido el papel de la Esposa de Cristo al de una mera gestora de iniciativas sociales que “hagan sentir bien” a la gente, sin la menor referencia a la Verdad o a la Salvación, ni a ningún Bien objetivo.
A esto hay que agregar que la vida de Antonio Gil no tiene nada que ver con el mundo sentimental o romántico del espectáculo, como los cantantes mencionados, sino con la delincuencia y la brujería. Pero aunque parezca mentira, eso no es todavía lo más grave, sino que el incremento del “culto” no hay que atribuirlo ya a la desidia de los pastores, sino a su solicitud…por aceptarlo, justificarlo y promoverlo. Qué otro nombre tiene, si no, su presencia en templos, como en la mismísima Catedral de Corrientes, de donde era oriundo el personaje, o incluso en alguna parroquia de la Ciudad de Buenos Aires, como es el caso de la de Parroquia Resurrección del Señor (Corrientes y Concepción Arenal, en Parque Los Andes, CABA), que cuenta especialmente con una ermita en su honor (primera foto de este post) donde tradicionalmente se celebra misa en su “fiesta”, todos los 8 de enero.
O también en la capital de Bs.As., asistimos a la reiterada convocatoria que el padre Pepe di Paola -principal referente de los “curas villeros”- viene haciendo año tras año, para esa misma oportunidad, juntamente con bautismos, comuniones y confirmaciones, animado todo por un grupo de conocidos artistas musicales…
No podemos saber si quienes acuden a la cita lo hacen por su interés en la gracia sacramental, o para ocupar una tarde de vacaciones en familia con un barniz piadoso al amparo de la Iglesia, o para aprovechar un espectáculo de música popular o…para no desairar la invitación de quien en última instancia suponen que proviene, alimentando su arraigado culto idolátrico, pues claramente, la figura central es el “Gauchito”, mucho más que Jesucristo. “No podemos saber” porque no juzgamos intenciones, pero a la luz de lo que se puede notar, aventuramos que la probabilidad de las intenciones sea en orden decreciente, desde la última a la primera de las opciones.
De cualquier manera, podemos convenir en que la celebración de un sacramento de Iniciación Cristiana debería responder a un interés diametralmente opuesto a la veneración de un ídolo con profundas vinculaciones satánicas, aunque esto parece ser un detalle irrelevante para ciertos sectores eclesiales.
Que del culto al Gaucho se produzca posteriormente una progresiva iniciación del “devoto” al ocultismo, la delincuencia y el sacrilegio no parece ser un dato de alarma pastoral, como para que su figura sea admitida dentro de ciertos templos, o se imprima una Novena en su honor, como ya veremos.
¿Quién es el “Gauchito Gil”?
Yendo entonces puntualmente al fenómeno que nos ocupa, y sobre todo para clarificar mejor la situación a los lectores no argentinos, veamos de qué personaje se trata.
Su verdadero nombre al parecer sería Antonio Mamerto Gil Núñez. No se cuenta con datos fehacientes sobre su vida; ignorándose a ciencia cierta el año de su nacimiento y muerte, pudiendo suceder ésta en 1848, 1870 o 1890, aunque parece haber certeza acerca de que fue un 8 de enero.
La leyenda que se fue urdiendo alrededor de su muerte, cuenta que se había ganado la enemistad de un comisario por cortejar a su prometida, joven viuda y adinerada, y tras algunos desmanes -entre ellos asesinatos y violaciones- , pasó a vivir prófugo. Para mantenerse, formó una banda de ladrones que robaba principalmente ganado y el botín dicen que lo repartía entre los pobres, motivo por el cual lo apodarán “el santo pagano de los derrotados”. Tras una vida de pendenciero, buscado intensamente por las autoridades, murió en una emboscada, como consecuencia del enfrentamiento. Por tal motivo, desde entonces los delincuentes lo veneran por su condición de ladrón, prófugo y enfrentado a la Policía, colocándole velas antes y después de los robos, para no ser detenidos.
La versión más aceptada sobre su muerte fue la que lo convirtió en figura popular. Se dice que el sargento que lo abatió no dudó cuando el Gaucho -a quien se le adjudicaba el “don de profecía”…- le anticipó que su hijo estaba por morir, pero que “si invocaba su nombre” se iba a curar, gracias a su estrecha vinculación con “san la muerte”, cuyo tatuaje llevaba en el pecho. El policía se rió de él. Acto seguido, lo colgó cabeza abajo de un algarrobo y lo degolló. Pero el hijo del verdugo, que ciertamente estaba enfermo, se curó al poco tiempo.
Se trata, en fin, de una especie de Robin Hood a la criolla, o adalid popular del cuatrerismo, en una época en que la brutal injusticia social causada por el liberalismo, ofrece muy buen caldo de cultivo para “inspirar” a sus devotos, buscando justificación para graves pecados objetivos como el adulterio, robo, asesinato, etc..
Aquí algunos testimonios que dan cuenta del grado de confusión en que viven miles de bautizados:
Vinculación profunda con prácticas satánicas
Si la leyenda de su vida no fuese suficiente, entre las sombras que pueda haber en la vida de Antonio Gil, lo cierto es que su “culto” se vincula estrechamente con el de “San la muerte”, y éste nada menos que con la venganza y los ritos umbanda que cada vez proliferan más en nuestro país y cuya probadísima relación con el satanismo debería ser suficientemente relevante para un pastor de almas…
Ya no es extraño ver en muchos hogares de familias que asisten regularmente a Misa, altares dedicados al “Gauchito”, y en los cuales, por ejemplo, se niegan a recibir la imagen peregrina de Nuestra Señora, alegando que “él puede molestarse”… También suelen colocar imágenes del Gauchito Gil y de San La Muerte unidas y puestas dándole la espalda a una de la Santísima Virgen, como modo de ofensa a la Madre de Dios.
Agreguemos además que en los horribles “santuarios” paganos callejeros del Gauchito Gil, es común hallar imágenes católicas ultrajadas, debido a que algunos creen que serán “protegidos” con más eficacia por su ídolo si rompen o queman imágenes de la Virgen, de Nuestro Señor, de San Miguel Arcángel y ciertos santos católicos.
Por eso el “Gauchito” y “San La Muerte”, figuran como “asociados” a la hora de conceder los deseos de sus devotos, aunque pocos les advierten sobre el precio que habrán de pagar al verdadero Patrón del Gaucho, que no es otro que el que dijo a Nuestro Señor en el desierto “Te daré todo esto (todos los reinos del mundo con todo su esplendor), si te postras para adorarme". (Mt 4,9). Al culto de San la Muerte se ha acogido también un buen número de miembros del narcotráfico internacional, como es el caso del famoso mejicano “Chapo” Guzmán.
Para mayor abundancia de datos sobre el oscuro personaje, se puede hallar en internet, una gran cantidad de videos con testimonios (ver por ejemplo aquí) procedentes mayormente de grupos evangélicos, lo cual debería avergonzarnos. Es lastimoso que precisamente en uno de los puntos favoritos de su prédica, como es el de idolatría por el uso de imágenes, se les esté dando la razón, pues la presunta fe al Gaucho no es generalmente sino burda idolatría, que no puede tolerarse. Ya quisiéramos ver en más de un sacerdote u obispo católico, el celo demostrado por esos pastores, contra los peligros que conducen al ocultismo.
En las fotos y videos que presentamos pueden observarse pruebas de la abominación de alguno de sus “santuarios”, en los que se incorpora la figura de Nuestro Señor y de su Madre en un sitio de culto claramente ocultista, que conduce a notorias aberraciones de las que luego, dan cuenta las noticias policiales como esta.
A la luz de la siguiente “oración” a “san” la Muerte que se imprime al dorso de sus “estampitas” (imagen aquí abajo), nos preguntamos qué elementos de espiritualidad genuina podría rescatar la Iglesia tolerando o disimulando el hedor de esta escoria:
Espíritu esquelético poderosísimo /y fuerte por demás como un Sansón en tu majestad,/ indispensable en el momento de peligro/ yo te invoco seguro de tu bondad. Ruega a Dios Todopoderoso de concederme todo lo que te pido, /que se arrepienta por toda su vida / al que daño o mal de ojo me hizo/ y que se vuelva contra él enseguida. Para aquel que en amor me engaña pido que le hagas volver a mi ,/ y si desoye tu voz extraña/ Buen Espiritu de la Muerte/ hazle sentir el poder de tu guadaña,
en el juego y en los negocios/ Mi abogado te nombro como el mejor, y todo aquel que contra mi se viene,/ hazlo perdedor. ¡Oh, señor la Muerte , mi Angel Protector! Amén.
Propagación de su “devoción”, al amparo de la heterodoxia y negligencia eclesial
Hasta aquí parece haber material suficiente para que un católico cabal considere necesario el combate decisivo contra este tipo de fenómenos, en donde si algo resplandece, es el espíritu de confusión y división.
…¿O acaso puede hablarse de “crecimiento en la fe” cuando en vez de corregir las desviaciones, se les echa agua bendita como si fuese maquillaje, para disimularlas? Esto parece ser la edición de la “Novena a la Cruz ”, en memoria de Antonio Gil, que según dicen, podría “ayudar a su purificación y mejoramiento con la Palabra de Dios” (¿?).
Modestamente creemos que las tolderías de trapos rojos que jalonan las rutas de nuestro país tal vez podrían ser mejor “purificadas” con un fósforo y un poco de nafta, que editando nada menos que una novena en su homenaje, aprobada por un Obispo, y propagada por la agencia católica oficial del Episcopado, utilizando además a la Madre de Dios -Ntra. Señora de Itatí- en relación a su maquiavélica figura. La enemistad que existe entre la Mujer vestida de Sol y la Serpiente antigua, entre ambos linajes (Gen 3, 15), no puede ser suavizada con intenciones piadosas.
Se ha dicho que Monseñor Faifer -anterior obispo de Goya- procuraba orientar las oraciones de los fieles al gaucho a rezar por su alma, es decir, hacia el sufragio por los fieles difuntos. Pero el problema es que al “Gauchito” no sabemos si le interesaba demasiado integrar la categoría de los “fieles”, teniendo en cuenta su estrecha relación con el satanismo.
En un tiempo en que el mundo nos pide dar testimonio coherente de la fe que profesamos, este tipo de confusiones contribuyen tal vez a la idea de algunos observadores mundanos que creen que ser católico es sinónimo de armarse una religión “a la carta”, ¿así los evangelizaremos?
En el 2009, el padre Pánfilo Ortega, rector emérito del Santuario de la Vírgen de Itatí, aseguraba que el gaucho “es en definitiva solo transmisor de nuestras oraciones a Dios. Pasa con los santos o con la Virgen. Ellos llevan nuestro ruego al señor. Por eso la Iglesia no avala la santificación del gaucho, pero acompaña de alguna manera“.
Para el sacerdote, “Antonio Gil era un hombre que ayudó a la gente, robándole plata a los ricos. Eso la Iglesia no lo puede avalar. No se puede aprobar una actitud maquiavélica de lograr un bien por medio de una mala actitud”. Para el p. Pánfilo, la Iglesia “no puede avalar” hechos delictivos. Pero puede acompañarlos. ¿¿?? … ¿Es prudente “acompañar” estas manifestaciones, pasando por alto, por ejemplo, que su figura ha sido ya “elevada a los altares por la secta llamada Iglesia Católica Nacional”? El grado de incoherencia de estas declaraciones es inadmisible, por decir lo menos…
Una publicación pretendidamente religiosa admite efectivamente que “…esta devoción –con ritos propios, oraciones, estampas, fecha conmemorativa, signos y símbolos– siempre estuvo en tela de juicio porque muchos creyentes ven en el Gauchito Gil una manifestación pagana de la fe”.
Y sin embargo encontramos una entrevista del 2015, realizada por Radio María a Mons. Adolfo Canecín, obispo de Goya (pcia. de Corrientes) en la que declara respecto a la devoción a la Cruz Gil (¡¡!!):
“este tema es uno de los grandes desafíos que tengo como obispo. Lo primero que hice fue reunirme con los sacerdotes con más experiencia de la diócesis para que me cuenten la historia de la Cruz Gil (…). Le consulté durante una visita a Roma al papa Francisco sobre qué hacer para interpretar y acompañar como pastor esta expresión religiosa. Entonces el Santo Padre me dio tres consejos. Francisco me recomendó rezar por los difuntos. El Papa me recordó que cuando él era cardenal ya existía una novena para rezar por los difuntos y en honor a este gaucho correntino, que habían escrito los sacerdotes Luis Adis y Julián Zini. Puntualmente me pidió que la reeditáramos y la pusiéramos a disposición de los fieles para que la pudieran rezar”.
“(…) El papa Francisco rememoró que nuestra diócesis había adquirido, a unos 700 metros del lugar donde se manifiesta esta expresión religiosa, un terreno para erigir allí un santuario a la Santísima Cruz. Y me pidió que levantemos ese templo y así ofrezcamos a los peregrinos todo lo que la Iglesia tiene dispuesto para sus hijos. Sin embargo, por ahora hemos dado pocos pasos en este sentido. Hemos diseñado el proyecto con un arquitecto y la idea es colocar en el acceso a este templo una cruz bien alta e iluminada, que sea visible desde lejos en la ruta provincial 123”.
La publicación que cita esta entrevista concluye:
“De esta manera, han pensado en dar una respuesta creativa y necesaria para atender a esos cientos de miles de peregrinos que desde toda la Argentina viajan a la ciudad de Mercedes para rendir culto al Gauchito Gil. Si bien no hay estadísticas, muchísimas de esas personas seguramente en lo único que crean sea en el Gauchito Gil.”
Vale decir, se “soluciona” una cuestión tan grave con la yuxtaposición de un culto oscuro y el de la Santa Cruz, permitiendo que a ésta se le agregue el nombre del delincuente, que reemplaza atrevidamente con su figura la de Nuestro Señor Crucificado. Omitimos comentarios, y en cambio nos parece más elocuente acudir al Magisterio:
El Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia, es un interesante documento emitido por la Congregación para el Culto divino y la disciplina de los Sacramentos en el año 2002, que presenta ciertos Principios y orientaciones de donde extraemos algunos párrafos para tomar en consideración:
65. El Magisterio, que subraya los valores innegables de la piedad popular, no deja de indicar algunos peligros que pueden amenazarla: presencia insuficiente de elementos esenciales de la fe cristiana, como el significado salvífico de la Resurrección de Cristo, el sentido de pertenencia a la Iglesia, la persona y la acción del Espíritu divino; la desproporción entre la estima por el culto a los Santos y la conciencia de la centralidad absoluta de Jesucristo y de su misterio; el escaso contacto directo con la Sagrada Escritura; el distanciamiento respecto a la vida sacramental de la Iglesia; la tendencia a separar el momento cultual de los compromisos de la vida cristiana; la concepción utilitarista de algunas formas de piedad; la utilización de “signos, gestos y fórmulas, que a veces adquieren excesiva importancia hasta el punto de buscar lo espectacular"; el riesgo, en casos extremos, de “favorecer la entrada de las sectas y de conducir a la superstición, la magia, el fatalismo o la angustia"..
Ahora bien, el Directorio no se limita a indicar los riesgos, sino que en seguida señala lo que la Iglesia siempre ha sostenido como remedio: la revalorización de la profunda formación en la Fe:
66. Para poner remedio a estas eventuales limitaciones y defectos de la piedad popular, el Magisterio de nuestro tiempo repite con insistencia que se debe “evangelizar” la piedad popular, ponerla en contacto con la palabra del Evangelio para que sea fecunda. Esto “la liberará progresivamente de sus defectos; purificándola la consolidará, haciendo que lo ambiguo se aclare en lo que se refiere a los contenidos de fe, esperanza y caridad".
Lo que habría que delimitar clara y urgentemente, entonces, es si se trata efectivamente de una situación de “piedad popular” o de algo completamente extraño, pues no se puede encuadrar en ella cualquier superstición, aneja al ocultismo…
En su II Parte, el Directorio, brinda algunas “Orientaciones para armonizar la piedad popular y la liturgia”, y luego de referirse en detalle al Año litúrgico y a la Sma. Madre de Dios, aborda en el cap.VI la veneración a los santos y beatos. Al respecto señala sobre Las imágenes sagradas (238-244), una serie de puntos a cuya luz podemos evaluar el fenómeno que nos ocupa y sobre todo, nos preocupa:
“(…) siguiendo la doctrina divinamente inspirada de nuestros Santos Padres y la tradición de la Iglesia Católica (…)que, a semejanza de la figura de la cruz preciosa y vivificadora, las venerables y santas imágenes, ya pintadas, ya en mosaico o en cualquier otro material adecuado, deben ser expuestas en las santas iglesias de Dios, en las paredes, en cuadros, en las casas y en las calles; tanto de la imagen del Señor Dios y Salvador nuestro Jesucristo, como de la inmaculada Señora nuestra, la santa Madre de Dios, de los santos Ángeles, de todos los Santos y justos".
¿Antonio Gil es santo, o beato, o hay testimonio cierto para considerarlo entre los justos? ¿Por qué se bendicen sus imágenes y se permite su venta junto a los templos y se los tolera dentro de ellos, mientras gran cantidad de figuras de vida probadamente ejemplar, “esperan su turno", en tanto los fieles católicos pedimos al Señor le otorgue “el honor de los altares"? ¿Acaso se está haciendo acepción de personas por cuestiones de demagogia?¿Acaso no tiene importancia si el personaje venerado por miles de fieles es un condenado, o si su ejemplo es ocasión de pecado para muchos?
240. Según la enseñanza de la Iglesia, las imágenes sagradas son:
- traducción iconográfica del mensaje evangélico, en el que imagen y palabra revelada se iluminan mutuamente; la tradición eclesial exige que las imágenes “estén de acuerdo con la letra del mensaje evangélico";
- signos santos, que como todos los signos litúrgicos, tienen a Cristo como último referente; las imágenes de los Santos, de hecho, “representan a Cristo, que es glorificado en ellos";
- memoria de los hermanos Santos “que continúan participando en la historia de la salvación del mundo y a los que estamos unidos, sobre todo en la celebración sacramental";
- ayuda en la oración: la contemplación de las imágenes sagradas facilita la súplica y mueve a dar gloria a Dios por los prodigios de gracia realizados en sus Santos;
- estímulo para su imitación, porque “cuanto más frecuentemente se detienen los ojos en estas imágenes, tanto más se aviva y crece en quien lo contempla, el recuerdo y el deseo de los que allí están representados"; el fiel tiende a imprimir en su corazón lo que contempla con los ojos: una “imagen verdadera del hombre nuevo", transformado en Cristo mediante la acción del Espíritu y por la fidelidad a la propia vocación;
- una forma de catequesis, puesto que “a través de la historia de los misterios de nuestra redención, expresada en las pinturas y de otras maneras, el pueblo es instruido y confirmado en la fe, recibiendo los medios para recordar y meditar asiduamente los artículos de fe".
241. Es necesario, sobre todo, que los fieles adviertan que el culto cristiano de las imágenes es algo que dice relación a otra realidad. La imagen no se venera por ella misma, sino por lo que representa. Por eso a las imágenes “se les debe tributar el honor y la veneración debida, no porque se crea que en ellas hay cierta divinidad o poder que justifique este culto o porque se deba pedir alguna cosa a estas imágenes o poner en ellas la confianza, como hacían antiguamente los paganos, que ponían su esperanza en los ídolos, sino porque el honor que se les tributa se refiere a las personas que representan".(…)
243. Las imágenes sagradas, por su misma naturaleza, pertenecen tanto a la esfera de los signos sagrados como a la del arte. En estas, “que con frecuencia son obras de arte llenas de una intensa religiosidad, aparece el reflejo de la belleza que viene de Dios y a Dios conduce”. (…) Esto no significa que la Iglesia latina haya descuidado la atención a la producción iconográfica: más de una vez ha prohibido exponer en las iglesias imágenes contrarias a la fe, indecorosas, que podían dar lugar a errores en los fieles (…)
244. Por su significado cultual, la Iglesia bendice las imágenes de los Santos, sobre todo las que están destinadas a la veneración pública, y pide que, iluminados por el ejemplo de los Santos, “caminemos tras las huellas del Señor, hasta que se forme en nosotros el hombre perfecto según la medida de la plenitud en Cristo". Así también, la Iglesia ha emanado algunas normas sobre la colocación de las imágenes en los edificios y en los espacios sagrados, que se deben observar diligentemente; sobre el altar no se deben colocar ni estatuas ni imágenes de los Santos; ni siquiera las reliquias, expuestas a la veneración de los fieles, se deben poner sobre la mesa del altar. Corresponde al Ordinario vigilar que no se expongan a la veneración pública imágenes indignas, que induzcan a error o a prácticas supersticiosas.
Las fotos que presentamos en este post dan cuenta suficiente de hasta qué punto en las prácticas pretendidamente pastorales de algunos sujetos, se produce un absoluto distanciamiento del sentido común católico…
En el capítulo siguiente, el Directorio se refiere a “La memoria de los difuntos en la piedad popular”(256-260), tema sobre el cual vemos que se ha volcado cierta jerarquía para autorizar el culto del personaje de marras, que por cierto, si no se tiene clara constancia de su nacimiento, mucho menos habrá de su bautismo como cristiano, como tampoco de su muerte en estado de gracia…
257. Es necesario, ante todo, que la piedad popular sea educada por los principios de la fe cristiana, como el sentido pascual de la muerte de los que, mediante el Bautismo, se han incorporado al misterio de la muerte y resurrección de Cristo (cfr. Rom 6,3-10); la inmortalidad del alma (cfr. Lc 23,43); la comunión de los santos, por la que “la unión… con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo, de ninguna manera se interrumpe; antes bien, según la constante fe de la Iglesia, se fortalece con la comunicación de los bienes espirituales”: “nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor"; la resurrección de la carne; la manifestación gloriosa de Cristo, “que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos"; la retribución conforme a las obras de cada uno; la vida eterna.
En los usos y tradiciones de algunos pueblos, respecto al “culto de los muertos", aparecen elementos profundamente arraigados en la cultura y en unas determinadas concepciones antropológicas, con frecuencia determinadas por el deseo de prolongar los vínculos familiares, y por así decir, sociales, con los difuntos. Al examinar y valorar estos usos se deberá actuar con cuidado, evitando, cuando no estén en abierta oposición al Evangelio, interpretarlos apresuradamente (…).
258. Por lo que se refiere a los aspectos doctrinales, hay que evitar:
- el peligro de que permanezcan, en la piedad popular para con los difuntos, elementos o aspectos inaceptables del culto pagano a los antepasados;
- la invocación de los muertos para prácticas adivinatorias;
- la atribución a sueños, que tienen por objeto a personas difuntas, supuestos significados o consecuencias, cuyo temor condiciona el actuar de los fieles, (…)
260. La piedad popular para con los difuntos se expresa de múltiples formas, según los lugares y las tradiciones.
- la novena de los difuntos como preparación y el octavario como prolongación de la Conmemoración del 2 de Noviembre; ambos se deben celebrar respetando las normas litúrgicas (…);
- la visita al cementerio; en algunas circunstancias se realiza de forma comunitaria, como en la Conmemoración de todos los fieles difuntos, al final de las misiones populares (…)
- los sufragios frecuentes, de los que ya se ha hablado, mediante limosnas y otras obras de misericordia, ayunos, aplicación de indulgencias y sobre todo oraciones, como la recitación del salmo De profundis, de la breve fórmula Requiem aeternam, que suele acompañar con frecuencia al Ángelus, el santo Rosario, la bendición de la mesa familiar.
Ahora bien, dada la envergadura que ha tomado el tema del Gaucho Gil, se suele hablar también con bastante liviandad de sus “santuarios”, e incluso se organizan en varias parroquias verdaderas Procesiones en su honor. En el cap. VIII, al tratar de Santuarios y Peregrinaciones (262-279), se brindan algunos principios entre los que destacamos:
261. El santuario, tanto si está dedicado a la Santísima Trinidad como a Cristo el Señor, a la Virgen, a los Ángeles, a los Santos o a los Beatos, es quizá el lugar donde las relaciones entre Liturgia y piedad popular son más frecuentes y evidentes (…) principalmente mediante la celebración de la Eucaristía y la penitencia (…)”
Algunos principios (262-263)
263. El santuario, como las iglesias, tiene un gran valor simbólico: es imagen de la “morada de Dios con los hombres” (Ap 21,3) y remite al “misterio del Templo” que se ha realizado en el cuerpo de Cristo (Cfr. Jn 1,14; 2,21), en la comunidad eclesial (cfr. 1 Pe 2,5) y en cada uno de los fieles (cfr. 1 Cor 3,16-17; 6,19; 2 Cor 6,16).
A los ojos de los fieles los santuarios son:
(…) - por los frecuentes signos de misericordia que suceden en ellos, lugares privilegiados de la asistencia divina y de la intercesión de la Virgen María, de los Santos o de los Beatos; (…)
- por la predicación que allí resuena, llamada eficaz a la conversión, invitación a vivir en la caridad y aumentar las obras de misericordia, exhortación a llevar una vida caracterizada por el seguimiento de Cristo;
- por la vida sacramental que allí se desarrolla, lugar de fortalecimiento de la fe, crecimiento de gracia, refugio y esperanza en la aflicción;
- por el aspecto del mensaje evangélico que expresan, una interpretación especial y casi una prolongación de la Palabra; (…)
Reconocimiento canónico (264)
264. “Con el nombre de santuario se designa una iglesia u otro lugar sagrado al que, por un motivo peculiar de piedad, acuden en peregrinación numerosos fieles, con aprobación del Ordinario del lugar". (…) La aprobación canónica constituye un reconocimiento oficial del lugar sagrado y de su finalidad específica, que es la de acoger las peregrinaciones del pueblo de Dios que acude para adorar al Padre, profesar la fe, reconciliarse con Dios, con la Iglesia y con los hermanos, e implorar la intercesión de la Madre del Señor o de un Santo.
Aquí no podemos evitar el preguntarnos qué sucede cuando el obispo diocesano no posee, claramente, un recto sentido para erigir estos espacios…No obstante, qué hacen, y para dónde miran los obispos que sí lo han conservado, y permiten sin embargo, por negligencia este culto en parroquias y templos de su diócesis.
¿Tan poderosamente fuerte es el atractivo que ejerce sobre ellos el virus del populismo demagógico, y tan débil el celo por la salud de las almas? ¿Saben lo que significa “pequeña grey"?… Sí, sí que es poderosa la seducción del número, como lo fue para Pilatos. Por algo defienden tan celosamente el dogma democrático, más que cualquier otro Dogma.
Prosigue el Directorio, acerca del Valor ejemplar:
266. Los responsables de los santuarios deben procurar que la Liturgia que en ellos se realiza, resulte un ejemplo por la calidad de las celebraciones: (…) Los rectores de los santuarios son conscientes de su responsabilidad para alcanzar este objetivo. Comprenden que los fieles, que llegan al santuario de los más diversos lugares, deben regresar confortados en el espíritu y edificados por las celebraciones que tienen lugar allí: por su capacidad de comunicar el mensaje de salvación, por la noble sencillez de las expresiones rituales, por el fiel cumplimiento de las normas litúrgicas. (…)".
Ahora bien, teniendo en cuenta estas observaciones, llama poderosamente atención (o no…) que en todos estos años no haya habido casi –al menos en forma pública- ningún tipo de Declaración, Aclaración, Decreto, Comunicado o lo que fuera, por parte del Episcopado de nuestro país, con relación a los graves abusos que se dan como consecuencia de la propagación este “culto”, y las únicas voces con que incluso cuentan muchos sacerdotes desinformados, es la de quienes adhieren a ello y lo promueven.
Por eso seguramente tiene más valor la caridad y claridad de sacerdotes particulares como el p. Alejandro Díaz, exorcista oficial de La Plata (Bs.As.) cuando señala contundentemente que
“El culto al Gauchito Gil es el primer paso para que los católicos entren abiertamente al culto satánico por medio de san la Muerte, umbanda y kimbanda. Debe hacerse todo lo posible por erradicar esa perversión que no tiene NADA de religiosidad popular. Hay que hacerlo con delicadeza, por ejemplo, diciéndole a la gente “si no le rezamos a Belgrano, siendo un prócer, ¿cómo vamos a pedir la intercesión del gauchito?” Lamentablemente hay sacerdotes (y tal vez Obispos) que la fomentan, pero ponen en riesgo su salvación eterna y la de sus fieles, sin mencionar los peligros para la vida presente. Se puede hablar con capellanes carcelarios y se verá cómo se asocia el gauchito y san la Muerte en el culto de delincuentes“.
Más allá, pues, del repudio a la promoción de este “culto”, surgen algunas preguntas que urge responder:
-¿En qué creen estos sacerdotes y obispos? ¿A qué Iglesia pertenecen realmente?…
- ¿Cuál es el fin último de la tolerancia al error a tamaña escala?
Es evidente que hablamos otro idioma…Pero, ¿es razonable que frente a un culto idolátrico pagano, incluso satánico, haya voces disonantes en la misma Iglesia? ¿Se trata realmente de la misma Iglesia de Cristo…?
El salto mortal de uno a otro lenguaje (como el de Mons. “Tucho” Fernández y el del Card. R. Sarah), ininteligibles entre sí, que denota dos credos diferentes, fue posible gracias a décadas de sostenimiento del relativismo desde púlpitos y cátedras, y este es el resultado inevitable, que llega hoy al paroxismo.
Lo urgente y fundamental es discernir: no cuál es el que sostengan las mayorías, sino en cuál de ellos está la Verdad.
31 comentarios
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V.G.: Así es, Palas. Hay que hacer un gran esfuerzo para no descorazonarse, sobre todo teniendo en cuenta las inmensas gracias que hemos recibido por medio de María Santísima, viendo cómo se deja crecer esta maleza entre las almas...
Me quedo con esta síntesis:
"El salto mortal de uno a otro lenguaje (como el de Mons. “Tucho” Fernández y el del Card. R. Sarah), ininteligibles entre sí, que denota dos credos diferentes, fue posible gracias a décadas de sostenimiento del relativismo desde púlpitos y cátedras, y este es el resultado inevitable, que llega hoy al paroxismo."
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V.G.: Algo se puede ver por las declaraciones del obispo de Goya, que coinciden con las del p. Pepe di Paola, que trataremos en el próximo post.
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V.G.: Sí, Palas, pero aquí lo que agrava el panorama es la convocatoria de sectores de la propia Iglesia que celebran Misas, bendicen imágenes, peregrinan a pseudosantuarios...No ha tomado cartas para prevenir, pero sí toma cartas ahora para "acompañar" en el error, e incluso convocar y conducir hacia él. Es un non plus ultra...
Ayer me compré un libro de una editorial antigua en España y que era de fiar, se trata de un tratado sobre los ángeles, pero pensé que era algo similar al que tiene también Santo Tomás de Aquino. Pues nada de eso, en algún momento esa editorial dejó de ser lo que era y me encontré con una serie de cartas para "trabajar con los ángeles en busca de guía, inspiración y amor" que huele a chamusquina new age. Tendré que desprenderme de él porque no me gusta ni un pelo. Ya no te puedes fiar ni de las editoriales porque en un momento dado cambian su línea, o pasan a otras manos y te dan gato por liebre. Que el Espíritu Santo vele por los católicos inocentes porque los peligros nos rodean por todas partes.
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V.G.: Demos gracias a Dios, M. Alejandra, y no dejemos de pedir y agradecer cada gracia recibida.
Entre tantos datos alarmantes quisiera detenerme en el Padre Pepe Di Paola, algo así como el líder de los Curas Villeros en Opción por los Pobres que goza de las preferencias del Papa Francisco.
Además de su imperdonable sincretismo al incluir al Gauchito Gil en la santa Misa para escándalo y confusión de los fieles católicos sencillos, me llamaron poderosamente la atención los "comunicados políticos" que periódicamente publican estos curas con durísimos ataques al gobierno del presidente Macri y elogios a Cristina Kirchner, con quien se reunieron antes de las últimas elecciones para brindarle todo el apoyo villero a su candidatura.
La patriada en favor del Gauchito, el apoyo político a Cristina y la condena de Macri, todo con la bendición del Papa Francisco, revela que más allá del Gauchito y la Difunta Correa la Iglesia argentina está atravesada una vez más por la ideología de tinte marxista que hace 50 años enarboló el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y del cual ahora estos curas villeros se sienten orgullosos herederos.
Malos vientos están empujando a la Nave de la Iglesia en medio de una borrasca que no presagia nada bueno.
Habrá que rezar mucho para aplacar la santa ira de Dios.
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V.G.: Así es, Fuenteovejuna. Si Dios nos lo da, nos ocuparemos de algunos de estos temas en la II parte del post.
Seguro que si consultas en él previamente, no vuelves a comprar libros taaaaann nocivos.
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V.G.: Hugo, ¿por qué no se guarda la ironía en el bolsillo, si le cabe?.
Gracias a Dios, Palas tiene formado un "olfato" católico, que a otros se les ha extinguido, por no haber escuchado a quienes les adviertan claramente cuál es el tufo del veneno, para no ingerirlo.
Y ahí tenemos conventos, monasterios parroquias acogiendo cursos de reiki, yoga, mindfullness, encuentros ufológicos y todas las práctica nuevaeristas.
El martes comentando con una persona que la práctica del yoga no es compatible con ser católico, me dijo que yo no llevaba razón y que los ejercicios de yoga son buenos porque en una radio católica lo dijeron. Que los curas que permiten que se digan esas cosas en medios afines a la Iglesia, e incluso lo recomiendan, estarán más formados que yo en asuntos religiosos.
Para rematar, me dijo que no juzgue para no ser juzgada.
Me quedé de plástico.
No me extraña que esté el panorama como está...
¿Cuando vuelva Cristo encontrará fe en la tierra?
Y hay un proverbio judío muy interesante ("El hombre piensa. Dios ríe").
Recuerde que Nuestro Señor era judío y no cristiano.
;)
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V.G.: Yo no lo dudaría mucho...
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V.G.: Alfredo Sáenz, La nave y las tempestades - La epopeya de La Vendée; ed. Gladius, Bs.As. Nov.2009. Si lo desea se lo podemos conseguir.
Me permito recomendarle que no pierda el tiempo en contestar a algún comentarista que sigue a su aire, no merece la pena.
El Señor la bendiga y la guarde junto a su querida familia.
Paz y Bien en el Señor.
"Para rey nació David,
para sabio, Salomón,
para llorar Jeremías
y para quererte yo"
Hay personajes famosos en AT por lamentarse como nadie, entre ellos el mentado Jeremías y el Santo Job, pero no conozco a ninguno que haya quedado como paradigma de la risa floja. San Felipe Neri, Santo Tomás Moro o Chesterton son de una fina ironía y ninguno de ellos era judío, eso sí uno era italiano y los otros dos británicos y eso marca carácter. Seas de dónde seas lo tuyo es una ironía fallida.
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V.G.:Muchas gracias por el dato, Palas!
El que ríe es Dios. El hombre piensa.
No hay que ser licenciado en Michigan para entender lo que quieren decir nuestros primos en la fe.
Por supuesto que los judíos no se ríen todo el tiempo.
A fin de cuentas son los inventores del Muro de las Lamentaciones.
El que se ríe con tanta seriedad es Dios.
Le propongo una cosa. El día que se muera el último de los dos, el otro que pida audiencia para su juicio final (no es una cita) y ya verá como DIos viene a decir algo así: "Anda, pasa y deja de quejarte"
Con cariño.
Nota: Por cierto, soy de Cuenca y del Atleti. Pero como dijeron a Jack Lemmon en "Con faldas y a lo loco", nadie es perfecto.
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V.G.: Como siempre: un derrame de comentarios para dejar en claro su falta de fundamentos para edificar en la verdad.
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V.G.: Y por más que duela, hay que reconocerlo: eso NO es la Iglesia Católica. Tampoco los que lo promueven.
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